Molt bon dia, corredors!!!
Ayer
pudimos ver un buen mitin de Madrid, no en vano era la final del World Indoor
Tour 2025, lo vimos en el mismo escenario en el que se realizó el campeonato de
España, el Centro Deportivo Municipal de Gallur, en Madrid.
Vibramos
con Quique Llopis, nuestro vecino de Bellreguard que igualo dos veces el récord
de España de 60 metros vallas. Una gran noche.
Y
es que en esto del atletismo “A quién algo quiere, algo le cuesta”, nuestro
conocido refrán no nos engaña y eso que a pesar de ser muy conocido no nos
resulta muy popular. Todos lo hemo oído en más de una ocasión; poco popular
porque nos duele. Sí, nos cuesta aceptarlo, pero resulta es una verdad enorme;
sencilla pero enorme.
«A quién algo quiere…» Todos tenemos nuestros
objetivos, nuestras marcas que nos gustaría alcanzar y unos planes para
conseguirlas, tenemos la esperanza de que vamos a realizar unos buenos
entrenamientos y participando en carreras de una manera lo más saludable
posible. Todo esto es parte de ese “algo” que se quiere. Sin embargo, siempre
nos encontramos con el final del refrán: “algo le cuesta”. Cuesta. A cada uno
de forma distinta, pero cuesta.
Los objetivos pequeños se pagan a precios pequeños:
renuncias pequeñas, insignificantes sacrificios… Nos cuestan poco, pero es
verdad que también valen poco. En cambio, si subimos el nivel, según buscamos
ilusiones mayores, el precio resulta más alto, mayores los “gastos”. Por eso: “A
quién algo quiere, algo le cuesta”, es una gran verdad en este mundo de la
carrera a pie.
¿Ejemplos? Muchos en el día a día de todos
nosotros, nuestros entrenamientos varían según lo que queramos conseguir con
ellos, nuestro cansancio y las horas de entrenamiento aumentan en la misma
proporción que la marca que queramos conseguir o la distancia en la que lo
queremos hacer. En cambio, salir a correr con la esperanza de ponernos en forma
y disfrutar del paisaje nos va a exigir menos esfuerzo y sacrificio.
Si lo que pretendemos es competir con nuestros
compañeros de club o de entrenamiento, ganarlos en las carreras o tal vez lo
que queremos es ganarnos a nosotros mismos, entonces: ¡Ay que dolor! Eso sí que
es abnegación. Esto ya requiere sacrifico, renuncia, aguante y, muchas veces,
paciencia. Palabras sencillas, simples, demasiado simples diría yo, pero que
son las que al final hacen realidad aquellos de que “a quién algo quiere, algo
le cuesta”.
«A quién algo quiere, algo le cuesta». El caso es
querer, tener un ideal, un objetivo, el sacrificio vendrá solo y se aceptará
con alegría con tal de conseguir el que se pretende.
Así, cada fin de semana, nos vamos encontrando con
nuestras carreras que son el escaparate en que nos miran los otros corredores,
y dónde intentamos averiguar los avances o los retrocesos de nuestros
compañeros, y este fin de semana lo vamos a ver, veremos si estamos manteniendo
nuestro estado de forma, si nuestra preparación continua por el camino marcado,
en vamos a continuar viviendo en este gran mundo de la carrera a pie.
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