lunes, 10 de marzo de 2025

¡¡¡Buenos días, amigos!!! 10/03/25

     ¡¡¡Buenos días, amigos!!! 

No creo que vaya a extrañar a nadie que realice muchas compras por internet, lo llevo haciendo bastante tiempo y me parece que la situación no va a cambiar mucho en los próximos años. Me he acostumbrado y de momento no he tenido ningún problema lo que me ha llevado a no plantearme ninguna duda sobre el sistema.

Sin embargo, sí que hay una cuestión a la que le estoy dando vueltas, el componente medioambiental, no sé si a vosotros ya se os ha pasado por la cabeza, pero a mí empieza ahora. No he oído hablar mucho sobre el tema por eso no se si voy a ser una rara excepción.

Realizo las compras por internet principalmente por el mínimo esfuerzo que conlleva, me llega el producto en un breve espacio de tiempo y no tengo que entretenerme yendo a la tienda a buscarlo. No encuentro nada raro en todo esto porque me parece que las ventajas son imbatibles.

Pero es conveniente que analicemos con un poco más de profundidad y desde otra perspectiva la compra a distancia.

Veamos un ejemplo; voy a adquirir unas gafas de sol y veamos un poco sus consecuencias ecológicas.

En la calle Mayor de Pego hay una óptica, esto supone que para acceder a ella, y a mis gafas, tengo que realizar un trayecto de 10 minutos andando y otros 10 para volver, bien. Normalmente la dueña de la óptica recibe una caja con una cantidad de gafas para vender, lo que supone que el transportista utiliza un solo viaje, y un solo embalaje para una gran cantidad de gafas. Yo no tengo que realizar ningún viaje para comprar esas gafas, solo caminar unos minutos. Si varios de mis amigos hacen lo mismo, esto supone que la compra de varias gafas por mis amigos solo tiene un impacto ambiental añadido de un viaje del transportista y de un embalaje.

Si esos, pongamos, veinte amigos compran las gafas por internet se producen 20 viajes a sus respectivas casas y veinte embalajes individuales para cada gafa. Esto no solamente trae problemas de incremento de circulación en las calles de nuestras ciudades, sino que supone un consumo de recursos superior para vender el mismo número de gafas. ¿Cuál de los dos modelos es más ecológico? ¿Cuál supone menos desgaste para el medioambiente? Parece (y salvo que alguien demuestre lo contrario) que el sistema de distribución tradicional es más respetuoso con el medio ambiente.

Creo que tenemos que empezar a pensar en ello.

No hay comentarios: