¡Buenos días, amigos!
Esta mañana en la que se avecina un día triste, por
lo lluvioso y frío, estoy pensando en esa necesidad que surge en las personas
de ayudar al que lo necesita, de ese amar al prójimo que nos obliga a ser
generoso con los necesitados.
Y, entonces, me surge la pregunta de si esa labor
financiera que por ejemplo realizan los bancos es también una forma de amar al
prójimo, de cumplir esa necesidad que nos surge a las personas con los demás. De
entrada, es así, una ayuda al necesitado.
Sin embargo, tengo que admitir que para que sea así,
esa ayuda debería de ser para obtener objetivos buenos. Y aquí, en este punto
es donde comienzan las dificultades, ¿qué sucede si no se para qué se utiliza
esa ayuda? No puedo convertirme en un colaborador de unas actividades que no
van a discurrir por ese amor al prójimo.
Pues bien, en nuestra sociedad la gran mayoría de
las personas tenemos nuestro dinero en el banco o en entidades financieras, lo
que nos lleva a preguntarnos si sabemos para qué utilizan nuestro dinero, si lo
están utilizando de una manera que yo pueda saber cómo y a quien prestan ese
dinero. ¿Se está financiando con mi dinero actuaciones que no apruebo?
¿Cuál es la política financiera de la entidad en la
que tengo depositado mi dinero? Pienso que deberíamos de ser conscientes de ese
gran detalle. Tenemos que incidir en que nuestras entidades financieras sean lo
suficientemente trasparentes para conocer a quiénes están prestando mi dinero y
así decidir si estoy de acuerdo o no.
A mí me gustaría que mi banco no mirará solamente
su propio beneficio, sino que entendiera que su labor es una manera de ayudar a
los demás, como una forma de apoyar a los que lo necesitan y convertirse una
parte importante de la sociedad.
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