sábado, 29 de septiembre de 2018

Sábado 29 de septiembre de 2018.

 “-El amanecer no está lejos- dijo Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo Aragon.”
“El señor de los anillos”. J.R. Tolkien. 


Ya me están gustando estas mañanas, pues la temperatura ya empieza a estar con regularidad por debajo de los 20 grados a esta hora, hoy 18,5 grados, aunque nos haga calor a lo largo del día ya no puede ser agobiante.
Me resulta muy complicado estar de acuerdo en todo lo que hacen quienes tienen una influencia moral o alguna clase de autoridad sobre mí. Siempre he pensado que la disconformidad es, entonces, una reacción automática, mezcla, muchas veces, de algún razonamiento y sentimiento.
Pretender que esta reacción desaparezca sería tanto como perder parte de mí personalidad, intentando, a la vez, que los criterios y acciones de los que por algún motivo están por encima de mí, por ejemplo, tuvieran el rango de expresión objetiva y siempre acertada de la verdad. La verdad es tan rica que nadie la posee plenamente. Nadie puede formularla de una vez para siempre sin que, con el paso del tiempo, requiera nuevas expresiones que la hagan más inteligible a la sensibilidad y a la cultura del momento. Muchas veces, hay serias discrepancias que nacen de las diferencias de lenguaje.
Cuando me surge esa sensación de disconformidad frente a formulaciones, criterios o acciones que veo en nuestra sociedad, lo primero que intento hacer es una reflexión serena y profunda. Mediante ella intento descubrir si en la discrepancia priva el sentimiento o la razón; si mí juicio está condicionado por algún tipo de partidismo, o si obedece a la defensa espontánea de mis intereses no precisamente acordes con la verdad y la justicia. 
Esta actitud, que yo considero de gran importancia siempre, y más en estos tiempos en que existe cierta fiebre de opinión y cierta carencia de pensamiento bien fundamentado, debe ser motivo para planteamientos personales y sociales que ayuden a promover una sociedad con mayor madurez, con más ecuanimidad, y con la necesaria capacidad para relativizar lo secundario o lo meramente accidental.
Esto creo que se debe aplicar a nuestra sociedad. Digo más: lo considero necesario para avanzar en la relación y colaboración de las personas e instituciones dentro del Estado.

Feliz y Dulce Día.

viernes, 28 de septiembre de 2018

Viernes 28 de septiembre de 2018.

 “-El amanecer no está lejos- dijo Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo Aragon.”
“El señor de los anillos”. J.R. Tolkien. 


Después de haberme saltado el día de ayer por unos motivos que tienen que ver más con el poder de las sábanas que por cualquier otro motivo relacionado con alguna obligación, aquí estoy un día más.
Hoy es el primer día de este otoño en que la temperatura en mi balcón baja de los 20 grados, para ser exacto tengo 19,3 grados, lo que pinta bien.
Después de todo lo que estoy leyendo no hay más remedio que admitir que la hipocresía no tiene color, sino que más bien juega con las gamas de colores. Se insinúa y seduce en “claroscuro”, con “la fascinación de la mentira”.
Al final resulta que la hipocresía es ese modo de vivir, de obrar, de hablar, que no es claro. Quizás muchas veces sonríe, tal vez está en algunas ocasiones serio, no ilumina, no ensombrece, se mueve de una manera que parece no amenazar a nadie, como la serpiente, pero tiene el atractivo del claroscuro. Tiene esa fascinación de no mostrar las cosas claras, de no decir las cosas claramente; la fascinación de la mentira, de las apariencias.
Hay tantos ejemplos que no vale la pena poner nombres pero los vemos como están llenos de sí mismos, de vanidad, y vemos como les gusta pasear por los medios de comunicación haciendo ver que son importantes y gente culta.
Sin embargo, estoy tranquilo, porque ellos deberían de saber porque se lo  enseñaron cuando eran pequeños, supongo, que «no hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido».

Feliz y Dulce Día.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Miércoles 26 de septiembre de 2018.

 “-El amanecer no está lejos- dijo Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo Aragon.”
“El señor de los anillos”. J.R. Tolkien. 


Hoy, con una temperatura me parece a mí un poco más adecuada para estas fechas de 21,7 grados vamos a ver como se desarrolla el día.
Como todos los días he terminado, hace unos momentos, de dar un vistazo a las principales noticias de lo periódicos en su edición digital y creo que le estoy dando demasiada importancia a los grandes problemas y no suelo reflexionar lo suficiente sobre los pequeños males, los males cotidianos de mi vida y que a menudo determinan más mi conducta que todos esos grandes problemas, que muy pocas veces me afectan directamente.
Mi vida y supongo que también la vuestra está llena de pequeñas miserias: incomodidades diarias, molestias casuales, difusas descortesías, egoísmos habituales de los que están alrededor, equivocaciones sin mucho calado, debilidades diarias, nuestros propios defectos de poca monta, que nos mortifican mucho más de lo que parecería posible y, en general, la diferencia obstinada y persistente entre cómo es el mundo y cómo nos gustaría que fuera.
Como es lógico, todos estos pequeños inconvenientes que me encuentro todos los días no tienen el dramatismo y la profundidad de los grandes males, pero, por la vía de la irritación, me introducen en la queja y la impaciencia habituales. Son pequeños males crónicos que, si no estoy alerta, producen un convencimiento práctico de que, si organizara yo las cosas, el mundo iría mucho mejor.
Por lo general me quejo constantemente porque estoy convencido de las cosas no están bien hechas, porque mi vida sería mejor si no tuviera que levantarme tan temprano, si hubiera entrenado un poco más o mejor, si no me doliera constantemente alguna parte de mis piernas, si el ayuntamiento…
De alguna manera, lo que estoy haciendo al encarar la vida de esta manera es que, si yo mandara, lo haría todo mucho mejor. Por eso lo juzgo todo, me quejo de todo, me indigno por todo, porque estoy convencido de un mundo a mi manera sería perfecto. En cuanto pienso un poco sobre ello, me doy cuenta que esa actitud tan habitual y generalizada no es más que una versión camuflada y confidencial de esa vieja tentación: “Seréis como dioses”.
Me parece a mí que lo mejor seria dejar de ver esos pequeños inconvenientes que me encuentro todos los días como una molestia y empezar a verlos como una parte de mi “vida” de mi vida “real”, en darme cuenta de que precisamente todo eso que quitaría de mí vida es lo que la hace interesante y que merezca ser vivida con intensidad.

Feliz y Dulce Día.

martes, 25 de septiembre de 2018

Martes 25 de septiembre de 2018.

 “-El amanecer no está lejos- dijo Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo Aragon.”
“El señor de los anillos”. J.R. Tolkien.  


Ayer, después de preparar y enviar los planes de entrenamiento aproveche una horas para averiguar en que quedo la cumbre de Salzburgo de la semana pasada entre jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea, ya se que parece un tema poco interesante, pero me siento europeo y procuro interesarme un poco.
De momento en mi balcón 23,4 grados, después de leer declaraciones y escuchar algunas ruedas de prensa he llegado a una conclusión bastante clara de la situación actual de mi querida Europa. Lo bueno es que lo tengo claro, lo malo que la situación es evidentemente desastrosa.
Me refiero principalmente al vacío de ideas y de perspectiva, ya se que esto no es una novedad, sino solo la confirmación de una situación que lleva años así. Hablar, como se ha hecho, principalmente solo de la cuestión de la inmigración irregular y la salida de Gran Bretaña de la Unión significa concentrarse en una pequeña parte de las dificultades que tenemos, ya se que afrontar estas dos cuestiones debe tener sin duda toda la importancia táctica que merece. Sin embargo, a pesar de todo lo que la prensa cuenta, yo creo que tenemos bien encauzados estos dos problemas.
Ya se que hay países, como los de Europa del Este, que por motivos históricos y culturales no pueden acoger en masa a inmigrantes procedentes del hemisferio Sur sin provocar en su interior impactos económicos y sociales insostenibles. Países que en cambio están acogiendo a gran número de inmigrantes procedentes de países vecinos, como Polonia o Ucrania por ejemplo, sin que el resto de la UE lo tenga en cuenta. Por eso me parece razonable no pretender que acojan también a inmigrantes del sur, pero en cambio deberían contribuir a los gastos de quien los acogemos.
Por otro lado, respecto a la salida de Gran Bretaña de la UE, es tan fuerte y vasta la integración entre la economía británica y la del resto de Europa que tanto desde Londres como desde Bruselas el problema se verá continuamente lleno de trabas que, es mi opinión, nunca terminaran con la salida de la Unión Europea.
De lo que me quejo, es que nadie ha pensado plantear la gran cuestión de fondo: el posicionamiento de la Unión Europea en el nuevo orden internacional que se está delineando. No podemos quedarnos a un lado esperando a ver qué pasará. Tiene tales dimensiones el cambio que se nos avecina que si no actuamos como un gran protagonista acabaremos convirtiéndonos en una gran presa.
Si censuramos nuestra identidad e ignoramos nuestra historia y nos presentamos como un dócil gigante económico no solo se debilitara nuestra economía sino que también nos transformaremos en un enano político. Antes de que sea demasiado tarde, conviene cambiar de rumbo.

Feliz y Dulce Día.

lunes, 24 de septiembre de 2018

Lunes 24 de septiembre de 2018.

 “-El amanecer no está lejos- dijo Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo Aragon.”
“El señor de los anillos”. J.R. Tolkien. 


Veo por vuestros comentarios que no estáis muy convencidos de lo que os dije el sábado, vamos a ver; pero antes os diré que ahora hay una temperatura en mi balcón de 24,2 grados, el otoño empieza caluroso, pero ya se le pasará.
La pretensión de alguna de vosotras de que no sólo la veracidad, sino incluso la transparencia, tutelen siempre las relaciones humanas y la organización de la sociedad es vista a menudo con recelo por muchas personas, que suelen descalificarla como un ideal adecuado quizá para la Madre Teresa de Calcuta, pero no para quienes vivimos en una sociedad tan compleja como la nuestra. Con toda seguridad no habéis caído en la cuenta de que la transparencia no sólo no está reñida con la discreción, sino que en última instancia la exige.
Esa mezcla de transparencia y discreción se advierte, por ejemplo, en los sistemas actuales para acceder a través de Internet a nuestra cuenta bancaria: necesito que el sistema informático sea del todo transparente para mí, pero pido también a mi banco que no haga público el estado de mi cuenta corriente a otras personas, pues es cosa privada. Por el contrario, todos tenemos derecho a conocer en qué invierten los gobernantes nuestros impuestos, pues la transparencia en todos los actos de la administración pública es uno de los requisitos esenciales de una sociedad democrática.
Como veis, la transparencia en el servicio público se complementa con nuestro  legítimo derecho a nuestra privacidad.  Cuando cada año voy a hacer mi declaración de renta y en el banco me muestran todos los ingresos sobre los que se me ha practicado la retención establecida, me llevo la impresión de que Hacienda me ha hecho una radiografía sin previo aviso. Afortunadamente no se hacen públicas las declaraciones a Hacienda, pues eso sólo suscitaría envidias, agravios y rencores.
No hace falta ni es deseable que todos sepamos todo de todos.

Feliz y Dulce Día.

sábado, 22 de septiembre de 2018

Sábado 22 de septiembre de 2018.

 “-El amanecer no está lejos- dijo Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo Aragon.”
“El señor de los anillos”. J.R. Tolkien.


Hoy ya me encuentro con una temperatura de 24 grados, lo que tristemente o alegremente, nos indica que nos espera otro día de verano, tal vez el último o de los últimos.
Me parece que ayer no deje bastante claro que la transparencia y la discreción son dos cualidades que a primera vista parecen opuestas, pero que, si profundizamos en ellas, no es difícil descubrir que son dos virtudes que estrictamente se exigen la una a la otra.
Estoy seguro de que si pensamos un poco todos encontraremos muchos ejemplos en los que se incurren en peligrosas indiscreciones para aparentar una transparencia de la que carecen o para lograr un protagonismo que no merecen.
Hay que defender la transparencia porque se es una persona discreta, esto es, porque se tiene la capacidad de discernir el alcance que puede tener lo que sabemos. Hay que estar enamorado de la verdad, estar comprometido en la búsqueda de las verdades realmente decisivas. Sabemos que no debemos ni podemos mentir y quizá por eso muchas veces debemos optar discretamente por el silencio.
Ya se, lo se, que la norma primera es la de decir siempre la verdad, sabiendo que ese principio no equivale a decir toda la verdad o todas las verdades en todo momento, lo que sería muy cansado, ni tampoco equivale a tener que decírsela constantemente a todo el mundo, lo que resultaría insoportable, además de injusto en algunos casos.
Cuando no pueda decirse la verdad o toda la verdad, porque ésta resulte hiriente, porque no puedan entendernos o no quieran escucharnos, o simplemente porque no tengamos derecho a decirla, si no daña a nadie, lo sabio es optar por el silencio. Esto requiere un esforzado aprendizaje y, sobre todo, una gran humildad.

Feliz y Dulce Día.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Viernes 21 de septiembre de 2018.

 “-El amanecer no está lejos- dijo Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo Aragon.”
“El señor de los anillos”. J.R. Tolkien.


Me encuentro ahora con una temperatura en mi balcón de 22,2, me parece bien, ya se que hoy volveremos a tener calor pero ya no será ese agobio del que tanto no hemos quejado este verano.
Después de lo de ayer, será útil, aquí, decir algo acerca de la «discreción». Esta palabra, de origen latino que deriva del verbo «discernir» y que significa separar. Por lo que hacer un discernimiento es analizar una realidad para separar los elementos válidos de aquellos que no lo son.
Soy «discreto» cuando soy capaz de hacer discernimiento y de analizar con objetividad. Veamos, en el caso de la información periodística que estamos recibiendo todos los días, se trataría de hacer un juicio razonado y razonable acerca de qué información contribuye al bien común, y en qué medida contribuye a él, y de evaluar las ventajas y desventajas, siempre con miras al bien común, de dar una información objetivamente veraz y proporcionada.
Y aquí entramos en un tema que los periodistas supongo que estudiaran, en saber distinguir lo que es transparencia informativa y la discreción. Se ha de presuponer que los periodistas deben de saber que una información veraz y objetiva es una contribución valiosa al bien común. Y que por lo tanto sería desventajoso lo que contribuye al sensacionalismo, estimulando curiosidades que pudieran ser enfermizas.
Tenemos la suerte de tener en nuestro país muchos medios de comunicación y es interesante y curioso ver como son de diferentes la forma de informar, lo paradójico es que todos, supongo, han estudiado periodismo.

Feliz y Dulce Día.

jueves, 20 de septiembre de 2018

Jueves 20 de septiembre de 2018.

 “-El amanecer no está lejos- dijo Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo Aragon.”
“El señor de los anillos”. J.R. Tolkien.


Anoche, después de entrenar y mientras me hacía la cena me preguntaba; ¿todo el mundo tiene derecho a saber todo acerca de todo? Me parece que la respuesta negativa es obvia pienso yo.
Me he dado cuenta que existe una diferencia, que a veces puede ser de dos grados entre la temperatura de mi balcón cuando la escribo y la que suele haber cuando termino de escribir el “Feliz y Dulce Día”, sabed que la temperatura es la de cuando empiezo y no cuando termino. He intentado rectificarla al final pero se me olvida.
Bueno, voy a continuar, ahora en mi balcón 21,3 grados. Si nos viéramos en la necesidad de hacer públicos determinados aspectos de nuestra vida, creo que significaría tener un sometimiento y un desconocimiento de la libertad de cada uno.  
Ya se que hay casos en que la “reserva” o incluso el “secreto” son exigidos para salvaguardar el bien común. Todos conocemos muchos ejemplos de profesiones y cargos públicos que lo exigen. Me refiero a cuando se oculta la verdad en una relación contractual, como es el caso en que una persona confía a otra una información bajo la condición de que no la revele a nadie.
Este caso es muy parecido al del llamado “secreto profesional” en el que una persona se entera, porque alguien se lo confía en virtud de su competencia profesional. Pero hay muchas materias en que la «reserva» es exigida por la naturaleza misma de las cosas, por el respeto a la dignidad de las personas y a su legítima privacidad. Pues de lo contrario prevalecería un ambiente de desconfianza que terminaría por ahogar la convivencia social.
Creo que me he liado un poco, adonde quiero llegar es a que yo veo diferencias entre no decir la verdad por mantener un “secreto”, a no decirla por mantener una “reserva” y sobre todo por tener “discreción”. Como no se como desenredar este tema ahora será mejor que me termine el “cortado” y ya mañana lo intente de nuevo.

Feliz y Dulce Día.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Miércoles 19 de septiembre de 2018.

 “-El amanecer no está lejos- dijo Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo Aragon.”
“El señor de los anillos”. J.R. Tolkien.


Antes de que se me olvide, en mi balcón ahora me encuentro con que la temperatura es de 21,9 grados, creo otra vez que demasiado fresca, y es que aun estamos en verano.
Una de las quejas sobre las que suelo escribir con más asiduidad es la de los postulados por lo que se rige nuestro sistema de vida: el beneficio como fin y no como medio, la obsesión, el paso a un segundo plano de la dignidad del trabajo.
Creo que se están equivocando los que piensan que el dinero se hace con dinero. Pero es con trabajo con lo que se hace el dinero, ya que confiere dignidad al hombre. Nos estamos olvidando que es la persona, cada persona en singular, lo que debe ser el fin de un sistema económico y además también debe ser su protagonista.
La economía de una sociedad debe utilizarse para que las personas puedan estar mejor, cuantas más mejor, y no se vive bien si no se trabaja.  ¿Qué hacer entonces? ¿Llamar a la puerta de los pocos grupos financieros que detentan la mayor parte de la riqueza de todo el mundo y poner en marcha una protesta coral para que cambien las cosas?
Yo tengo la opinión que no es buena una revolución de tenga su actividad en las calles sino en las conciencias. Hay que ir a las conciencias de las personas y que comprueben quien tiene razón o las empresas o los profesiones que explotan a los jóvenes durante las practicas para luego mandarlos a su casa, o los que invierten en ellos. Si tiene razón la empresa que quiere desvincular a la persona de su contexto vital, con horarios y condiciones laborales inhumanas o aquella que comprenda que el resultado final no es simplemente la suma de las ganancias.

Feliz y Dulce Día.

martes, 18 de septiembre de 2018

Martes 18 de septiembre de 2018.

 “-El amanecer no está lejos- dijo Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo. -Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo Aragon.” “El señor de los anillos”. J.R. Tolkien.


Han pasado tres días desde el último “Feliz y Dulce Día” y en el poco tiempo que he tenido para no hacer nada y no pensar en nada me he dado cuenta que es justamente cuando más se piensa y es que no se puede dejar la mente en blanco o al menos yo no puedo.
Entre las conclusiones a las que he llegado esta la de volver a dar la temperatura que marca el termómetro en mi balcón pues estamos en la ultima semana del verano y ya empieza a ser interesante ver como van bajando las temperaturas, así que empiezo.
Hoy en mi balcón 22,3 grados, para mí un poco fresca para la fecha en la que estamos, pero no puedo hacer nada y como en otras muchas cosas hay que sobrellevarlo. También estoy en un mundo y una sociedad que me agradan, pero que no me gustan en demasiadas ocasiones.
Ya se que la simple protesta o la denuncia no arreglan mucho, pero espero que sirvan para algo. Tal vez pueda aportar algo que solucione los males que nos rodean, ocasionados por mi o por otros. Para ello, he de convencerme de que existen alternativas a esta civilización que se esta estropeando. Solo hay que mirarnos a nosotros mismos y hacerlo también con nuestros políticos, el mundo del pensamiento, la investigación científica, etc., para darnos cuenta que, junto a tantos aspectos positivos, hay un cierto hundimiento de valores profundos que desvirtúan la esencia de la persona. Y si reflexionamos, seremos conscientes de que este mundo necesita algunos cambios.
Para los que nos sentimos un poco inconformistas y rebeldes, hay otra alternativa diversa del seguimiento en manada, que nos imponen las modas en el vestir, el hablar, el pensar o el sentir. En ocasiones parecemos libres y nos falta un mínimo de reflexión para evitar el seguimiento acrítico de esas dictaduras. Pienso que cada mañana el ver como amanece me invita a soñar en una sociedad en la que pueda realizar algunos cambios para que sea un poco mejor.
Hemos de cambiar y evitar algunas cosas y comportamientos; un poco cada día.

Feliz y Dulce Día.

sábado, 15 de septiembre de 2018

Sábado 15 de septiembre de 2018.

“Podemos creer lo que queramos. Somos responsables de aquello en que elegimos creer.” (J.H. Newman) 


Ya veo que estamos ya todos despiertos y que no utilizamos el sábado para disfrutar un poco más de la cama, pero es lo que tiene el tener una cierta edad que dormimos poco.
No he tenido durante mi vida la ocasión de asistir a la universidad y no puedo hablar por experiencia propia, pero viendo todo lo que esta sucediendo empiezo a pensar que la universidad es una institución que se encuentra sobrevalorada.
Siempre había oído que la universidad es donde se salvaguarda la razón, pero me estoy dando cuenta que en ella nacen muchas clases de extremismos, de intolerancias y de prejuicios y donde los profesores se preocupan mucho por transmitir a sus estudiantes sus propios pecados de orgullo a los que tenemos que añadir los de corrupción académica.
Lo sorprendente es que tantos estudiantes salgan con capacidad para encontrar trabajo, aunque estamos viendo que una significativa minoría sale bien preparada para una vida de trastadas en la función publica.
El problema no es que se puede salir de la universidad con menos preparación de la que se supone, sino que se sale habiendo recibido el mensaje de que se pueden hacer trampas y que no pasa nada.
Para colmo, después de ver los títulos de algunos masters sospecho que no tienen el menor sentido por no decir de algunas de las ideas que se plasman en algunos cursos de masters.
En fin, voy a tener que obtener más información sobre el tema.

Feliz y Dulce Día.

viernes, 14 de septiembre de 2018

Viernes 14 de septiembre de 2018.

“Podemos creer lo que queramos. Somos responsables de aquello en que elegimos creer.” (J.H. Newman)


Después del lío que hay montado con la dimisión de la ministra de sanidad por plagio y del problema que parece que también tiene Pedro Sánchez con el posible plagio de su tesis algo hay que decir sobre todo esto.
Si nos vamos al diccionario de la Real Academia de la Lengua veremos que nos dice; “1. tr. Copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias.”
A los que nos gusta lo medieval sabemos que en aquellos siglos ser copiado o plagiado era un honor. Pues, que alguien copie lo que yo he hecho implica que lo habré hecho bien y eso me debe enorgullecer.
Aunque claro, en aquella época el saber se consideraba un bien público, universal sin que tuviera importancia lo que ahora se llaman derechos de autor, por ejemplo la mayoría de las obras románicas no están firmadas.
Pero, claro, ahora las cosas han cambiado, ya no se piensa igual, nos hemos hecho más egoístas y queremos que se nos reconozca públicamente nuestros logros, todo esto ya empezó en el renacimiento por lo que no es nuevo. Nos hemos convertido en unos defensores a ultranza de los derechos de autor y sin embargo mucha gente en Twitter cuando algo le gusta pulsa retuitear  y en whatsapp se “reenvía” sin añadir el nombre del autor o de donde procede.
No estoy diciendo que estoy a favor de que en la universidad se plagie en una tesis pues esto es otra cosa, es un examen, y en un examen no se debe copiar, lo que creo es que reproducir las buenas ideas o las cosas positivas que nos encontramos en esta vida es más bien enseñar y educar.

Feliz y Dulce Día. 

jueves, 13 de septiembre de 2018

Jueves 13 de septiembre de 2018.

“Podemos creer lo que queramos. Somos responsables de aquello en que elegimos creer.” (J.H. Newman) 


Aunque sea a “toro pasado” voy a felicitar a Maribel; ¡FELICIDADES!
He perdido la costumbre de visitar el calendario para ver el santoral, y eso produce muchas veces ausencias y retrasos en desear que se pase un buen día. A pesar de que nos encontramos en una época en que sobreabunda el sentimentalismo, y eso que muchas veces nos las demos de vivir en una sociedad científica y racional.
Alguna vez lo habré dicho, el sentimentalismo consiste en sobreponer los sentimientos a la razón. Aristóteles lo advertía ya hace 24 siglos como una anomalía en las cortes de justicia griegas.
Es un tema difícil de entender este del sentimentalismo, por ejemplo; este sentimentalismo falsifica el amor. Por este sentimentalismo se reduce el amor a mero afecto, incluso a mero deseo. Quien verdaderamente ama no se queda en disfrutar sentimientos bonitos. Quien verdaderamente ama procura el bien del ser amado, sienta maripositas en el corazón o no. El verdadero amor exige generosidad y servicio hacia los demás. Exige incluso sacrificios. Sin ellos, no hay amor.
Voy a ser un poco más concreto; el sentimentalismo ha falsificado tanto el amor que su opuesto se identifica con un sentimiento, el odio. Y ya supondréis a donde nos lleva el odio, pero lo que se opone de lleno al amor no es el odio sino el egoísmo. El egoísta en vez de dar quiere todo para sí, quiere que le sirvan.  Ojo, algunos que se dicen enamorados, cegados por los deseos de sentirse amados, en vez de amar pueden ser unos simples egoístas: “¡Quiero que me amen a míííííí!”
Un poco más, el sentimentalismo incluso confunde la felicidad con el contento. El contento es un sentimiento de gozo y alegría que sigue del conseguir lo que uno quiere o lo que uno le place. Puede uno obtenerlo aun con deleites ilícitos. En cambio, la felicidad consiste, con sentimientos o no, en autorrealizarse. Y autorrealizarse consiste en crecer en la perfección.
Os he contado todo esto no por ser enemigo de los sentimientos o de las emociones. De hecho, me gustan. Pero ni los sentimientos ni las emociones, algo subjetivo, debemos confundirlas con los hechos, con la realidad, a la cual debemos acercarnos con la razón, y tenemos que llegar a descubrir en esa realidad misma los valores del bien, la verdad y la belleza.
El problema que me encuentro es que para todo eso las ciencias modernas no están preparadas, pues son ciegas a los valores.

Feliz y Dulce Día.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Miércoles 12 de septiembre de 2018.

“Podemos creer lo que queramos. Somos responsables de aquello en que elegimos creer.” (J.H. Newman) 


Ayer fue un día muy intenso pues coincidían varias celebraciones y algunos hechos políticos de cierta importancia, fue un día de muchas declaraciones y entre tantas opiniones vertidas me di cuenta que no tenemos lideres, note una ausencia de lideres, de personas que puedan ser un referente.
¿Tenemos buenos líderes en política? Ante esta pregunta se podría decir que tal como van las cosas en este país nuestro, no los hay. Al menos no encuentro a personas que sean respetados por todos, con capacidad de tender puentes, buscar consensos, acercar posiciones, evitar conflictos.
Lo que veo por todas partes es que lo que tenemos son políticos ambiciosos que convencen a los ya convencidos y desagradan a los no convencidos de sus propuestas (por cierto, propuestas muchas veces irrealizables). Este tipo de liderazgo, suele terminar convirtiéndose en dictadura. Así la política se reduce a una búsqueda del poder, de todo el poder.
Un líder, según mi pobre opinión, es una persona capaz de influir en los demás. Dicho de otra manera: es aquel que “lleva la voz cantante” dentro de un grupo, aquel cuya opinión es la más valorada. El liderazgo no tiene porque coincidir forzosamente con la jefatura. Una persona puede ser jefe de un grupo y no ser su líder, y puede ser el líder sin ser el jefe.
Me explicare un poco mejor; el jefe tiene poder, bien porque la ley se lo ha otorgado o bien porque impone sus decisiones mediante el miedo o la fuerza. El líder tiene capacidad de influencia, que viene determinada por la autoridad moral que ejerce sobre los miembros de un grupo. O sea, el líder tiene capacidad de conducir, orientar, e incluso provocar cambios en el poder. A veces, los mejores líderes prefieren no ejercer el poder, para así influir mejor en los demás.
Si repasamos un poco la historia nos encontraremos con personas que han sido respetadas por unos y por otros con capacidad de influencia y arrastre, no hace muchos años nos encontramos con Mahatma Gandhi y con Martin Luther King que no tuvieron ningún poder político pero que su influencia era tal que sus oponentes no encontraron otra solución para limitar su influencia que hacerlos callar no solo políticamente sino físicamente.  
Mucho podría escribir sobre los lideres y su ausencia hoy en día, pero por hoy ya hay bastante.

Feliz y Dulce Día.

martes, 11 de septiembre de 2018

Martes 11 de septiembre de 2018.

“Podemos creer lo que queramos. Somos responsables de aquello en que elegimos creer.” (J.H. Newman) 


Supongo que a Encarna no le debe sorprender el caos circulatorio, pues es una de las atracciones turísticas, un desbarajuste circulatorio que les gusta y que esta unido a la imagen que todos tenemos de Vietnam, junto con su exotismo y de una belleza natural solemne, pero que sea Encarna la que nos lo cuente.
Lo que si que puede notar en falta es, como os decía ayer, una democracia como a la que estamos acostumbrados aquí, aunque en Vietnam también hay democracia, y posee algunos de los vicios que también tiene la nuestra.
Por ejemplo, creo que también tendrán el problema de la erótica del poder, o sea cuando alguien llega al poder le coge gusto, porque manda. Es fácil que también sus políticos o gobernantes se vayan convirtiendo en soberbios con el tiempo y que necesiten una dosis de humildad para volver a la idea clásica del servicio público.
Ya se que desde aquí, desde nuestro punto de vista o por lo menos del mío la democracia no se reduce a un sistema político de gobierno, sino que se trata de una forma de vida, de educación, de realización personal.
Si profundizamos sobre la persona como un sujeto político nos encontramos en que en ella está el fundamento de este salto hacia adelante, frente al cual se encuentran la democracias, un fundamento que consiste en el derecho de todo ser humano de vivir su vida en este mundo conforme a su conciencia en materia política.
El meollo del asunto tal vez se encuentre en que la razón humana, como tal, es limitada, y por ello tiene más posibilidades de equivocarse que de acertar. De aquí que cada persona deba tener una actitud de “plaza abierta” al diálogo con el fin de acercarse más, entre todos, a la verdad.

Feliz y Dulce Día.

lunes, 10 de septiembre de 2018

Lunes 10 de septiembre de 2018.

“Podemos creer lo que queramos. Somos responsables de aquello en que elegimos creer.” (J.H. Newman) 


Después de dos días de ausencia, vuelvo, y lo voy a hacer saludando a Encarna, que seguro que desde Vietnam en los pocos momentos que tendrá conexión con nuestra querida tierra espero nos mande un pequeño saludo.
Seguro que cuando vuelva nos podrá dar un poco de información de cómo se entiende allí la democracia, una democracia que como todas las democracias tiene la virtud de ser de ser perfectible: y como siempre es perfectible, siempre podemos estar insatisfechos y nos planteamos ciertas preguntas.
¿Por qué siempre debemos estar insatisfechos con la sociedad que tenemos? ¿Por qué siempre pensamos que el pasado fue mejor? De esto, tiene un poco de culpa la misma democracia, que se convierte en un problema.
Como podrá comprobar Encarna, la democracia tiene muchas acepciones: siempre hablamos de democracias pluralistas, democracias mayoritarias… Pero cuando hablamos de democracia, nos referimos a aspectos que no siempre se alcanzan; buscamos una forma de gobierno, de escoger a los gobernantes por elección popular para cubrir los cargos públicos pero entonces nos surge la pregunta de si puede existir una democracia en la que haya instituciones políticas perfectamente escogidas por los ciudadanos.
Hay un alto grado de asociacionismo, de pluralismo, de vida social, pero sin una cultura democrática, lo que quiero decir es que el hombre no es del todo demócrata y que las democracias pueden ser una forma de organizar la sociedad, pero también han de ser humanas, porque la democracia o es humana o no es nada (una democracia que no fuera humana no tendría ninguna trascendencia, porque no legaría a aquello esencial de las personas.
Nuestra democracia es una democracia constitucional, no al estilo de la del Vietnam, sino una democracia que comporta una manera de gobierno que se ejerce de acuerdo con un contrato que es la Constitución. Eso tiene consecuencias importantes desde el punto de vista democrático; por ejemplo, es incompati-ble con la revolución.
La democracia constitucional comporta un régimen de derechos fundamentales; comporta unos derechos básicos, como la libertad de expresión y, por tanto, está relacionada con los medios de comunicación, que tienen una tarea fundamental dentro de la democracia constitucional, la de crear una opinión pública libre. Por eso, la democracia se fundamenta en la concepción de que el ser humano es un ser racional, es decir, que piensa, presunción sobre la cual se ha montado el esquema democrático y que iría muy bien demostrar.

Feliz y Dulce Día.

viernes, 7 de septiembre de 2018

Viernes 7 de septiembre de 2018.

“Podemos creer lo que queramos. Somos responsables de aquello en que elegimos creer.” (J.H. Newman)


He podido ver en muchos de vuestros comentarios, cuando escribía sobre democracia, que se le pide mucho a la palabra democracia. Parece como si fuera la perfección y, por eso, siempre estamos insatisfechos.
Por tanto, sin intentar responder de manera ordenada a las preguntas que proponéis, sino de manera desordenada, para que después cada uno haga sus reflexiones, creo que una primera idea que se podría poner sobre la mesa es la siguiente: ¿Por qué le pedimos a la palabra democracia que siempre sea tan perfecta? Queremos una democracia perfecta. Pero, ¿por qué queremos esta perfección en la democracia? Creo que básicamente por varias razones.
Vamos a ver, la democracia es una forma de organizar la convivencia, que es el gran problema de la humanidad, y de trasladar la propia vida hacia los otros, que es un tema profundamente político. Como el tema de la convivencia no lo tenemos resuelto, recurrimos a la democracia para ver si nos ayuda.
Otro motivo por el que también queremos que la democracia sea perfecta es porque afecta una cuestión política, la vida en común, y su máxima aspiración, que es que haya un gobierno de los aspectos comunes a partir de una idea que no siempre tiene presente; y que es que aquello que es político puede serlo por dos motivos: porque forma parte de la vida en común o porque nos lo han impuesto como político.
En otras palabras, tenemos una concepción aristotélico-tomista de la política (el hombre como animal político que busca la convivencia), ante una concepción maquiavélica, que es la dominante, que busca el poder y, en consecuencia, traslada los centros de interés hacia los otros. Dicho de otra manera: yo mando, por tanto, yo hago que los otros se ocupen de las cosas que a mí me interesen. Eso es político, eso es común.
Mañana tal vez pueda continuar, me llevo el ordenador y si hay “wifi” podré escribir algo.

Feliz y Dulce Día.

jueves, 6 de septiembre de 2018

Jueves 6 de septiembre de 2018.

“Podemos creer lo que queramos. Somos responsables de aquello en que elegimos creer.” (J.H. Newman) 


Llevo una mañana un poco ajetreado pues tenia que ir temprano a hacer lo que se dice ahora unas “gestiones”, en fin, aunque ya esta avanzada la mañana ya estoy aquí. Por eso se me han adelantado Maribel y Reme.
Por cierto, las “gestiones” no han sido otras que ingresar dinero en la cuenta bancaria en la que me van cobrar el IBI, como mañana me voy todo el fin de semana a realizar otras “gestiones”, lo tenia que hacer hoy. Y mientras esta esperando mi turno estaba pensando en que hay algo alarmante en nuestra sociedad que nunca denunciare bastante.
Haciendo cola en la caja de un banco es donde más nos damos cuenta que vivimos en una civilización que tiene como eje de pensamiento y criterio para moverse la secreta convicción de que lo importante y decisivo no es lo que uno es, sino lo que uno tiene.
Estoy casi seguro que la gran mayoría de los que estábamos mirando la pantalla para ver aparecer nuestro numero, sin atreverse a confesarlo, saben que en su vida, en un grado u otro, lo decisivo, lo importante y definitivo, es ganar dinero, adquirir un bienestar material, lograr un prestigio económico.
He salido del banco con la impresión que aquí está sin duda una de las quiebras más graves de nuestra civilización. Nos hemos hecho en buena parte materialistas y, a pesar de nuestras grandes proclamas sobre libertad, la justicia o la solidaridad, apenas creemos en otra cosa que no sea el dinero.
Seguramente la gran mayoría de los que estábamos en el banco esta mañana somos felices pero sería una lastima que solo lo fuéramos porque tenemos dinero en nuestra cuenta.

Feliz y Dulce Día.