“Podemos creer lo que queramos. Somos responsables de aquello en que elegimos
creer.” (J.H. Newman)
Llevo una mañana un poco
ajetreado pues tenia que ir temprano a hacer lo que se dice ahora unas “gestiones”,
en fin, aunque ya esta avanzada la mañana ya estoy aquí. Por eso se me han
adelantado Maribel y Reme.
Por cierto, las “gestiones” no
han sido otras que ingresar dinero en la cuenta bancaria en la que me van
cobrar el IBI, como mañana me voy todo el fin de semana a realizar otras “gestiones”,
lo tenia que hacer hoy. Y mientras esta esperando mi turno estaba pensando en
que hay algo alarmante en nuestra sociedad que nunca denunciare bastante.
Haciendo cola en la caja de un
banco es donde más nos damos cuenta que vivimos en una civilización que tiene
como eje de pensamiento y criterio para moverse la secreta convicción de que lo
importante y decisivo no es lo que uno es, sino lo que uno tiene.
Estoy casi seguro que la gran mayoría
de los que estábamos mirando la pantalla para ver aparecer nuestro numero, sin
atreverse a confesarlo, saben que en su vida, en un grado u otro, lo decisivo,
lo importante y definitivo, es ganar dinero, adquirir un bienestar material,
lograr un prestigio económico.
He salido del banco con la impresión
que aquí está sin duda una de las quiebras más graves de nuestra civilización. Nos
hemos hecho en buena parte materialistas y, a pesar de nuestras grandes
proclamas sobre libertad, la justicia o la solidaridad, apenas creemos en otra
cosa que no sea el dinero.
Seguramente la gran mayoría de
los que estábamos en el banco esta mañana somos felices pero sería una lastima
que solo lo fuéramos porque tenemos dinero en nuestra cuenta.
Feliz y Dulce Día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario