martes, 25 de septiembre de 2018

Martes 25 de septiembre de 2018.

 “-El amanecer no está lejos- dijo Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo Aragon.”
“El señor de los anillos”. J.R. Tolkien.  


Ayer, después de preparar y enviar los planes de entrenamiento aproveche una horas para averiguar en que quedo la cumbre de Salzburgo de la semana pasada entre jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea, ya se que parece un tema poco interesante, pero me siento europeo y procuro interesarme un poco.
De momento en mi balcón 23,4 grados, después de leer declaraciones y escuchar algunas ruedas de prensa he llegado a una conclusión bastante clara de la situación actual de mi querida Europa. Lo bueno es que lo tengo claro, lo malo que la situación es evidentemente desastrosa.
Me refiero principalmente al vacío de ideas y de perspectiva, ya se que esto no es una novedad, sino solo la confirmación de una situación que lleva años así. Hablar, como se ha hecho, principalmente solo de la cuestión de la inmigración irregular y la salida de Gran Bretaña de la Unión significa concentrarse en una pequeña parte de las dificultades que tenemos, ya se que afrontar estas dos cuestiones debe tener sin duda toda la importancia táctica que merece. Sin embargo, a pesar de todo lo que la prensa cuenta, yo creo que tenemos bien encauzados estos dos problemas.
Ya se que hay países, como los de Europa del Este, que por motivos históricos y culturales no pueden acoger en masa a inmigrantes procedentes del hemisferio Sur sin provocar en su interior impactos económicos y sociales insostenibles. Países que en cambio están acogiendo a gran número de inmigrantes procedentes de países vecinos, como Polonia o Ucrania por ejemplo, sin que el resto de la UE lo tenga en cuenta. Por eso me parece razonable no pretender que acojan también a inmigrantes del sur, pero en cambio deberían contribuir a los gastos de quien los acogemos.
Por otro lado, respecto a la salida de Gran Bretaña de la UE, es tan fuerte y vasta la integración entre la economía británica y la del resto de Europa que tanto desde Londres como desde Bruselas el problema se verá continuamente lleno de trabas que, es mi opinión, nunca terminaran con la salida de la Unión Europea.
De lo que me quejo, es que nadie ha pensado plantear la gran cuestión de fondo: el posicionamiento de la Unión Europea en el nuevo orden internacional que se está delineando. No podemos quedarnos a un lado esperando a ver qué pasará. Tiene tales dimensiones el cambio que se nos avecina que si no actuamos como un gran protagonista acabaremos convirtiéndonos en una gran presa.
Si censuramos nuestra identidad e ignoramos nuestra historia y nos presentamos como un dócil gigante económico no solo se debilitara nuestra economía sino que también nos transformaremos en un enano político. Antes de que sea demasiado tarde, conviene cambiar de rumbo.

Feliz y Dulce Día.

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