“-El amanecer no está lejos- dijo
Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo
Aragon.”
“El señor de los anillos”.
J.R. Tolkien.
Ayer, después de preparar y
enviar los planes de entrenamiento aproveche una horas para averiguar en que
quedo la cumbre de Salzburgo de la semana pasada entre jefes de Estado y de
gobierno de la Unión Europea, ya se que parece un tema poco interesante, pero
me siento europeo y procuro interesarme un poco.
De momento en mi balcón 23,4
grados, después de leer declaraciones y escuchar algunas ruedas de prensa he
llegado a una conclusión bastante clara de la situación actual de mi querida
Europa. Lo bueno es que lo tengo claro, lo malo que la situación es evidentemente
desastrosa.
Me refiero principalmente al
vacío de ideas y de perspectiva, ya se que esto no es una novedad, sino solo la
confirmación de una situación que lleva años así. Hablar, como se ha hecho, principalmente
solo de la cuestión de la inmigración irregular y la salida de Gran Bretaña de
la Unión significa concentrarse en una pequeña parte de las dificultades que
tenemos, ya se que afrontar estas dos cuestiones debe tener sin duda toda la
importancia táctica que merece. Sin embargo, a pesar de todo lo que la prensa
cuenta, yo creo que tenemos bien encauzados estos dos problemas.
Ya se que hay países, como los
de Europa del Este, que por motivos históricos y culturales no pueden acoger en
masa a inmigrantes procedentes del hemisferio Sur sin provocar en su interior
impactos económicos y sociales insostenibles. Países que en cambio están
acogiendo a gran número de inmigrantes procedentes de países vecinos, como
Polonia o Ucrania por ejemplo, sin que el resto de la UE lo tenga en cuenta.
Por eso me parece razonable no pretender que acojan también a inmigrantes del
sur, pero en cambio deberían contribuir a los gastos de quien los acogemos.
Por otro lado, respecto a la
salida de Gran Bretaña de la UE, es tan fuerte y vasta la integración entre la
economía británica y la del resto de Europa que tanto desde Londres como desde
Bruselas el problema se verá continuamente lleno de trabas que, es mi opinión, nunca
terminaran con la salida de la Unión Europea.
De lo que me quejo, es que nadie
ha pensado plantear la gran cuestión de fondo: el posicionamiento de la Unión
Europea en el nuevo orden internacional que se está delineando. No podemos
quedarnos a un lado esperando a ver qué pasará. Tiene tales dimensiones el
cambio que se nos avecina que si no actuamos como un gran protagonista acabaremos
convirtiéndonos en una gran presa.
Si censuramos nuestra identidad
e ignoramos nuestra historia y nos presentamos como un dócil gigante económico
no solo se debilitara nuestra economía sino que también nos transformaremos en
un enano político. Antes de que sea demasiado tarde, conviene cambiar de rumbo.
Feliz y Dulce Día.
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