“-El amanecer no está lejos- dijo
Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo
Aragon.”
“El señor de los anillos”.
J.R. Tolkien.
Me encuentro ahora con una
temperatura en mi balcón de 22,2, me parece bien, ya se que hoy volveremos a
tener calor pero ya no será ese agobio del que tanto no hemos quejado este
verano.
Después de lo de ayer, será
útil, aquí, decir algo acerca de la «discreción». Esta palabra, de origen latino
que deriva del verbo «discernir» y que significa separar. Por lo que hacer un
discernimiento es analizar una realidad para separar los elementos válidos de
aquellos que no lo son.
Soy «discreto» cuando soy capaz
de hacer discernimiento y de analizar con objetividad. Veamos, en el caso de la
información periodística que estamos recibiendo todos los días, se trataría de
hacer un juicio razonado y razonable acerca de qué información contribuye al
bien común, y en qué medida contribuye a él, y de evaluar las ventajas y desventajas,
siempre con miras al bien común, de dar una información objetivamente veraz y
proporcionada.
Y aquí entramos en un tema que
los periodistas supongo que estudiaran, en saber distinguir lo que es
transparencia informativa y la discreción. Se ha de presuponer que los
periodistas deben de saber que una información veraz y objetiva es una
contribución valiosa al bien común. Y que por lo tanto sería desventajoso lo
que contribuye al sensacionalismo, estimulando curiosidades que pudieran ser
enfermizas.
Tenemos la suerte de tener en
nuestro país muchos medios de comunicación y es interesante y curioso ver como
son de diferentes la forma de informar, lo paradójico es que todos, supongo,
han estudiado periodismo.
Feliz y Dulce Día.
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