viernes, 7 de septiembre de 2018

Viernes 7 de septiembre de 2018.

“Podemos creer lo que queramos. Somos responsables de aquello en que elegimos creer.” (J.H. Newman)


He podido ver en muchos de vuestros comentarios, cuando escribía sobre democracia, que se le pide mucho a la palabra democracia. Parece como si fuera la perfección y, por eso, siempre estamos insatisfechos.
Por tanto, sin intentar responder de manera ordenada a las preguntas que proponéis, sino de manera desordenada, para que después cada uno haga sus reflexiones, creo que una primera idea que se podría poner sobre la mesa es la siguiente: ¿Por qué le pedimos a la palabra democracia que siempre sea tan perfecta? Queremos una democracia perfecta. Pero, ¿por qué queremos esta perfección en la democracia? Creo que básicamente por varias razones.
Vamos a ver, la democracia es una forma de organizar la convivencia, que es el gran problema de la humanidad, y de trasladar la propia vida hacia los otros, que es un tema profundamente político. Como el tema de la convivencia no lo tenemos resuelto, recurrimos a la democracia para ver si nos ayuda.
Otro motivo por el que también queremos que la democracia sea perfecta es porque afecta una cuestión política, la vida en común, y su máxima aspiración, que es que haya un gobierno de los aspectos comunes a partir de una idea que no siempre tiene presente; y que es que aquello que es político puede serlo por dos motivos: porque forma parte de la vida en común o porque nos lo han impuesto como político.
En otras palabras, tenemos una concepción aristotélico-tomista de la política (el hombre como animal político que busca la convivencia), ante una concepción maquiavélica, que es la dominante, que busca el poder y, en consecuencia, traslada los centros de interés hacia los otros. Dicho de otra manera: yo mando, por tanto, yo hago que los otros se ocupen de las cosas que a mí me interesen. Eso es político, eso es común.
Mañana tal vez pueda continuar, me llevo el ordenador y si hay “wifi” podré escribir algo.

Feliz y Dulce Día.

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