martes, 31 de enero de 2023

¡¡¡Buenos días martes!!!

 ¡¡¡Buenos días!!!

Decía ayer que hay personas que intentan ser buenas y tienen la confianza que, siendo buenas, pueden gustar a Dios, si es que piensen que existe; o si creen que no existe esperan tener la aprobación de otras personas buenas.

Pero yo lo veo diferente, yo creo que cualquier bien que pueda hacer proviene de esa autoridad que, como os comentaba ayer, tengo en mi interior. Yo hago el bien no para gustar a nadie sino porque esa autoridad me lleva a hacerlo y esto me hace buena persona, del mismo modo que un espejo no atrae y refleja el sol porque es brillante, sino que se vuelve brillante porque el sol brilla sobre él.

Y quiero dejar bien claro que cuando digo que esa autoridad está en mí, no me refiero simplemente a una cosa mental o moral. Lo que quiero decir también es que igual que esa autoridad actúa a través de mí lo hace del mismo modo a través de las otras personas y, aquí es cuando la veo, cuando la percibo físicamente.

Esta manera de ver la vida es esa vida nueva de la cual os hablaba hace días, una evolución de la vieja vida.

lunes, 30 de enero de 2023

¡¡¡Buenos días!!! ¡Comenzamos semana!

 ¡¡¡Buenos días!!!

Si ayer llegamos al convencimiento de que en nuestro interior existe una autoridad a la cual en muchas ocasiones le hacemos caso y que por lo tanto cuando no lo hacemos nos sentimos molestos, estaremos de acuerdo que tenemos un problema.

Mirad, si creemos que esa autoridad existe, mientras esté en nuestro cuerpo, hará mucho para cuidarlo. Si la herimos, hasta cierto punto cicatrizará la herida, lo que algo que estuviera muerto no haría. A nuestro cuerpo le sucede lo mismo, mientras esté vivo se dañará y hasta cierto punto se reparará a sí mismo. Del mismo modo, yo creo que tengo la capacidad de dañar a esa autoridad que tengo en mi interior, pero también se me ha concedido la capacidad de arrepentirme, de arreglarla y de empezar de nuevo y, lo más sorprendente de todo es que ella me ayudara siempre, cada vez que esto suceda, sin cansarse nunca.

De aquí viene que los que piensan cómo yo estemos en una posición diferente a otras personas que intentan hacer las cosas bien, y que también intentan ser buenas.

domingo, 29 de enero de 2023

¡¡¡Feliz domingo!!!

 ¡¡¡Buenos días!!! 

No pensáis, por lo que dije ayer, que estoy proponiendo que dejemos de razonar y que dejemos todas nuestras respuestas en manos de otras personas, lo que quiero decir es que hay que creer en otras personas que tienen una autoridad sobre algún tema que nosotros no tenemos.

Mirad, nuestra vida la recibimos de nuestros padres, esto no significa que seguirá aquí si no hacemos nada para cuidar de ella. Podemos perderla por negligencia, o podemos despreciarla suicidándonos. Tenemos que alimentarla y cuidar de ella, pero recordad siempre que no estamos haciéndola, que solo estamos preservando la vida que obtuvimos de alguien más.

Ni siquiera la persona más cuidadosa con su vida actúa por voluntad propia, solo está nutriendo o protegiendo una vida que nunca habría adquirido gracias a sus propios esfuerzos. Y esto tiene consecuencias prácticas.

Siempre tendremos una dependencia de alguien más, incluso una dependencia de algo que habita en nuestro interior y a la cual reconoceremos su autoridad.

sábado, 28 de enero de 2023

¡¡¡Buen sábado!!!

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Encontrar algunas respuestas no resulta sencillo, y como sucede con la pregunta de ayer, una vez encontrada sucede que no la comprendo, no entiendo por qué tiene que ser así, por lo tanto, no puedo daros una buena explicación, solo puedo deciros por qué creo en esa respuesta. En otras palabras: yo creo en esa respuesta por la autoridad de quien me la ha dado.

No os asustáis ahora por la palabra autoridad. Creer cosas por autoridad solo significa que las creemos porque nos lo ha dicho alguien a quienes tenemos por digno de confianza.

Si lo pensamos nos daremos cuenta de que casi la totalidad de las cosas que creemos lo hacemos por autoridad. Yo creo que hay una ciudad llamada Moscú. No la he visto con mis propios ojos. No podría probar por un razonamiento abstracto que tal ciudad tiene que existir. Pero creo que existe porque personas en las cuales se puede confiar me han dicho que existe. Yo creo en los átomos y en el funcionamiento del hígado porque la autoridad de los científicos dice que estas cosas existen. Todas las afirmaciones históricas del mundo son creídas por su autoridad. Ninguno de nosotros ha vivido la batalla de Lepanto. Ninguno de nosotros podría demostrarla por pura lógica como se demuestra una ecuación matemática. Creemos en ellas sencillamente porque personas que sí que las vivieron dejaron escritos que hablan de ellas; de hecho, las creemos por su autoridad.

Un hombre que desconfiara de la autoridad tendría que resignarse a no saber casi nada en toda su vida.

viernes, 27 de enero de 2023

Viernes, pues eso ¡¡¡Buenos días!!!

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Me he encontrado esta mañana con una pregunta inquietante; ¿cuándo tendrá lugar el próximo paso en la evolución del hombre? Sin embargo, enseguida me he dado cuenta de que ese paso ya lo hemos dado, al menos pienso que ya nos ha sido dado.

Existe una nueva clase de hombre con una nueva clase de vida que como la anterior nos tiene que ser dada. ¿Cómo puede suceder esto? Pensemos un poco, ¿de qué manera adquirimos la vida que disfrutamos ahora? Nos la han dado, de nuestro padre y de nuestra madre y de todos nuestros ancestros, sin consentimiento nuestro, y a través de un proceso que resulta muy curioso puesto que comporta placer, dolor y peligro. Un proceso que nos resulta casi imposible de adivinar y tienen que pasar años y dejar atrás nuestra infancia para tenerlo claro. Un proceso que es verdaderamente peculiar y que cuando lo sabemos nos cuesta incluso creerlo.

 Por lo tanto, esta nueva vida también nos resultará extraña. No nos han consultado cuándo ni cómo empezó está vida que disfrutamos ahora y tampoco lo harán en la nueva.

Resulta interesante y clarificador el darse cuenta de que, si no conocimos el proceso, tampoco comprenderíamos como puede haber una conexión entre un placer físico en particular y la aparición de un nuevo ser humano en el mundo.

Si esto es así, es fácil que si no nos explican cómo ha empezado esa nueva vida no lo sepamos por nosotros mismos porque también será muy difícil adivinar su proceso.

¿Buscar una explicación? Será complicado, pero se intentará. 

jueves, 26 de enero de 2023

¡¡¡Buen jueves nos de Dios!!!

 ¡¡¡Buenos días!!!

Decía ayer que hay personas que se mantienen en su juventud intelectual durante toda su vida y eso no representa un problema muy grande si tienen la suerte de rodearse de buena gente y se dejan guiar por ellas. Sin embargo, si no es ese el caso, van a la deriva actuando como conservadores sin ser conservadores, como socialistas sin ser socialistas, como ateos sin ser ateos, como católicos sin ser católicos, sin ser ninguna de esas cosas. Todo según le coja o según les lleven las circunstancias.

A veces cuando se les da a entender que van dando bandazos se atrincheran en la idea de que eso prueba que son imparciales, desapasionados, moderados, que no son “hombres de partido”; cuando en realidad, son esclavos sin remedio, pues en este mundo no hay otra fuerza que el compromiso con la razón ni otra libertad que sentirse cautivos de la verdad.

No es de esperar que a los veinte años se tengan ideas muy claras en cuanto a política y religión, pero ningún hombre inteligente se permite juzgar las cosas a la ligera. Más bien, por respeto a sí mismo se obliga a tomar una u otra opinión, cierta o falsa. Y, como sabemos, hay que juzgar a la gente por lo que es y no por lo que no es. 

miércoles, 25 de enero de 2023

¡Todo incluido!

 “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton).

A pesar de que nos encontramos en el “crudo” invierno, procuro salir en bicicleta algún día de la semana, sobre todo para no perder la costumbre de estar pedaleando varias horas. También espero realizar alguna excursión de un día completo, así como estoy buscando alguna salida de fin de semana.

Solemos pasar por alto que todas esas pequeñas excursiones siguen siendo viajes, y que no por ser más cortos son menos intensos, pues en realidad cada día de pedaleo, aunque lo situemos dentro de un viaje es un viaje en sí mismo. Reúne todas las condiciones y características para serlo.  

Durante un viaje muchas veces no nos damos cuenta de que cada día es un viaje que se nos ofrece gratis, como ese tan conocido reclamo del “todo incluido”, donde se nos garantiza que no has de pagar nada, que todo lo que disfrutes será gratuito. Nos demos cuenta o no, algo parecido nos pasa en cada viaje de largo recorrido. Quizá sea la costumbre, y que la cotidianidad solo nos haga dar importancia a todo el conjunto de días que conforman un viaje, percibimos cada día como aquello que es necesario, que está incluido, y que nos impide ser conscientes de que cada jornada puede considerarse como un viaje completo.

Cada día es un viaje con “todo incluido”, donde no hemos pagado nada ni el billete, y se nos ofrecen los mismos servicios y oportunidades que existen en ese gran viaje que estamos realizando sin que hayamos hecho nada para que así sea. Desde que nos levantamos hasta que llegamos a la noche y entramos en el saco para dormir hemos realizado las mismas acciones que se realizan en todo un viaje de largo recorrido, planificación, abastecimiento, navegación…

Solemos tener en la conciencia de la gratuidad uno de esos puntos de vista que cambian sustancialmente nuestra percepción de la vida. Y es curioso el efecto de “embotamiento” que nos producen la rutina y lo cotidiano, y que nos impide ser conscientes de este carácter gratuito de gran parte de todo lo que nos rodea. No es obligado que nos presten ayuda cuando más la necesitamos, ni es “por qué sí” el contar con el apoyo de nuestra gente para poder viajar. No es ley de vida el tener una familia con la que podamos contar, ni lógico el abanico de diferentes experiencias que me va ofreciendo la vida. Nadie me debe nada, no lo he ganado ni pagado de ninguna manera… ¡pero todo está ahí! La naturaleza y su belleza, la vida y su misterioso acontecer, las relaciones personales y su viveza, el amor y su alegría.

Nos demos cuenta o no, todo está ahí, y de una u otra manera, algo se nos da… ahí está la gracia, nunca mejor dicho. Podría decir que estamos hechos para vivir agradecidos. Ser consciente de esto supone vivir, no solo cada día de un viaje sino cada día de nuestra vida como nuevo, a estrenar, como un regalo y una oportunidad. Esto nos lleva a que nuestras relaciones con las personas y con nuestras expectativas las veamos con unas posibilidades abiertas: no cabe hacer cambalaches ni pedir nada a cambio, sino dar gratis lo que me han dado, sin reglas que cumplir ni hacer cuentas que nos cuadren, supone aprender a recibir y a entregar e intentar darnos cuenta de ello.

No se trata de dejarse llevar, sino ser consciente de todo, disfrutando agradecido de lo bueno que me voy encontrando.  

Así, la manera más autentica y plena de vivir un viaje se funda en el agradecimiento por cada etapa. Por eso se ha de mantener el sentido de la gratuidad de la vida siempre despierto, separado en lo que se pueda de lo cotidiano y redescubrir la alegría en lo que nos es dado.

Es de bien nacidos ser agradecidos.

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¡¡¡Buenos días, y sigue el frío!!!

 ¡¡¡Buenos días!!!

Cuando éramos jóvenes nos sucedía que no teníamos opiniones en muchos asuntos, y menos en asuntos de política y de religión. No quiero decir con esto que no tuviéramos adoptada alguna clase de idea, sino que, no nos habíamos preocupado demasiado en echar los cimientos intelectuales de nuestras ideas. 

A estas horas de la mañana también nos podemos dar cuenta de la diferencia que existe entre “tener” opiniones, “hacer” opiniones y no tener opinión ninguna. Cuando alguna persona se acerca por primera vez al mundo de la política o de la religión, se coloca de frente y de golpe con algo completamente nuevo, le sucede como a un ciego que al recuperar la vista ve por primera vez un paisaje. Lo encuentra todo tan nuevo e impresionante que no sabe dónde centrar su atención, no diferencia lo importante de lo superfluo. No conoce la conexión de una cosa con otra, de un hecho con otro, de una verdad con otra, la influencia de unos hechos sobre las verdades y de las verdades sobre los hechos, quién va antes de quién, qué puntos son primordiales y cuáles secundarios, todo eso todavía lo tendríamos que aprender. Y algo también importante, ni siquiera éramos conscientes de nuestra ignorancia.  

Si hacemos memoria, recordaremos que para nosotros el mundo que vivíamos no tenía ningún tipo de relación con el mundo pasado. No sabíamos lo que había sucedido hacia diez años y mucho menos lo que hacía cien. Para nosotros el pasado no vivía en nuestro presente; muchos nombres no nos decían nada, ni las personas nos traían ningún recuerdo.

Oíamos hablar de gentes, cosas, proyectos, luchas, doctrinas, pero todo nos pasaba por delante, como el viento, sin dejar rastro, sin empapar. Nada quedaba en nuestras cabezas, no situábamos nada, no teníamos ningún “sistema”. Oíamos y olvidábamos; como mucho, recordábamos haber oído, pero no sabíamos dónde. Y tampoco teníamos solidez en nuestro modo de razonar. Éramos jóvenes. Un día teníamos una idea y mañana otra que no era necesariamente la contraria, sino al azar. Nuestra línea de pensamiento se extraviaba, no teníamos ni un fin determinado ni un punto de partida sobre el que asentar un juicio sobre las personas y las cosas.

Hemos crecido y espero haber solucionado todas esas deficiencias, sin embargo, nuestra sociedad está llena de personas que llevan pensado de esa manera durante toda su vida, se mantienen en su juventud intelectual y pueden tener dificultades.

En fin, mañana intentaré mostrar donde pueden estar esos problemas.  

martes, 24 de enero de 2023

¡¡¡Buen y frío día!!!

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Estoy viendo cada día como cada vez con más frecuencia se están tomando decisiones con el corazón cuando se tienen que tomar con el cerebro. Ya sé que los sentimientos son muy importantes, pero no tienen que ocupar el terreno de la razón. Está claro que es bueno tener un gran corazón, siempre que no se dedique a pensar en lugar de la cabeza.

Vemos a muchas personas que son de la opinión de que dejarse llevar por los sentimientos los hacen más sinceros y auténticos, y este es un malentendido muy peligroso. Puede ser o no puede ser que sean más sinceros y auténticos, pero el camino para buscar la verdad y la sinceridad nunca es el sentimiento.

Es muy corriente que la gente piense que cuando uno está enfadado es cuando es sincero de verdad. Y no hay nada más lejos de la realidad. Cuando uno está enfadado dice precisamente lo que no piensa porque no piensa lo que dice. Echa mano de lo primero que le viene a la mente y, si es posible, que sea lo que más haga daño, porque el sentimiento se ha impuesto a la razón y decide por ella sin pensar en las consecuencias.

Otro falso dogma en esto de los sentimientos es la idea de que los sentimientos tienen que salir. Una cosa es que se tenga que hablar de todo y otra muy diferente es que se tenga que hacer en un estado sentimental determinado.

Hablar de todo, sí, pero una vez se haya pasado el enojo, cuando haya paz y tranquilidad. Entonces, sin enojos, sin levantar la voz, con mucho de respeto, sin humillar y con espíritu autocrítico se puede y se aconseja vivamente hablar de todo.

lunes, 23 de enero de 2023

¡¡¡Frío, frío este Buenos Días de lunes!!!

 ¡¡¡Buenos días!!!


Querría, en esta fría mañana de lunes, comentar algo de lo que se está hablando mucho en estos días, como es que estamos siendo colonizados por otra cultura que está introduciendo sus tradiciones y maneras de ser en la nuestra.

La mayoría de la gente echa la culpa de todo esto a la cultura norteamericana y, a pesar de que tienen un poco de razón, pienso que es una explicación demasiado simple y por tanto no llega al centro del asunto. Y es que, si miramos un poco, nos daremos cuenta enseguida, que hay tradiciones y maneras de ser americanas que no han hecho ni siquiera la amenaza de acercarse a nuestras tradiciones. Nadie se ha preguntado nunca por qué una tradición tan americana como la fiesta de Thanksgiving no ha entrado en nuestras costumbres.

Os recuerdo que la fiesta de Thanksgiving, es el momento en el cual las familias se juntan para dar gracias por todo lo vivido a lo largo del año, mientras comen el famoso pavo. La respuesta es simple: porque se trata de una fiesta marcada por la gratuidad, en la cual, excepto en la compra del pavo, no se obtienen muchos beneficios económicos

Por eso, creo que lo que se esconde detrás de estas nuevas tradiciones o muchos de los días internacionales de las chorradas varias, no es la cultura norteamericana, si no la colonización del consumismo. Ese es el verdadero enemigo peligroso que se esconde detrás de esas aparentemente inocentes celebraciones.

domingo, 22 de enero de 2023

¡¡¡Vamos a calentar este frío domingo!!!

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Me estoy dando cuenta que a todos nos gusta el progreso y por eso concretaré algunas cosas. Y es que el progreso significa acercarse más al lugar donde queremos estar, en esto estaremos de acuerdo. Por lo tanto, también estaremos de acuerdo de que, si por algún motivo nos hemos desviado, avanzar hacia delante no nos acercará más a él. Si estamos en el camino equivocado, progresar significa dar un giro de ciento ochenta grados y volver al camino correcto, en este caso el hombre que se gira antes es el hombre más progresista. Ser testarudo y negarse a admitir un error no es para nada progresista.

Si vemos como se encuentra la sociedad es bastante claro que la humanidad ha estado cometiendo un error. Y si esto es así, tenemos que volver atrás. Volver atrás es la manera más rápida de seguir adelante.

sábado, 21 de enero de 2023

¡¡¡Adelante sábado!!!

 ¡¡¡Buenos días!!!

A pesar de todos los problemas que está atravesando nuestra civilización estoy seguro de que el mundo anda hacia mejor, con muchas dificultades, pero avanza, aunque lo esté haciendo muy lentamente. Avanzamos despacio porque sin darnos cuenta estamos ligados a muchas más esclavitudes de las que pensamos.

Nos encontramos con que tenemos libertad, sin embargo, al no saber para qué sirve somos sus prisioneros. Se tiene la idea que la libertad que tenemos nos hace libres, pero la libertad es la base sobre la cual tenemos que construir nuestras libertades. No sirve de nada ser libre para pensar si después no somos capaces de pensar; de poco nos sirve ser libre para opinar si solo somos capaces de opinar del mundial de fútbol.

Una libertad mal entendida puede llegar a esclavizarnos, no podemos pensar que ser libre es la capacidad para hacer el que me venga en gana, porque la libertad solo puede ser la posibilidad de hacer aquello que me permita ser más persona.

viernes, 20 de enero de 2023

¡¡¡Frío, pero intenso viernes el que nos espera!!!

 ¡¡¡Buenos días!!!

Algunas veces, espero, habré tenido razón en algunos de los comentarios que estoy haciendo por las mañanas y, no me enorgullezco de eso. Aquí no se trata de tener razón o no ante un error, se trata solo de tener razón, no vale únicamente aguantar los problemas, es necesario vencerlos, puesto que solo aguantarlos no justifica nada.

Es más, cuando a veces me examino como desearía que vosotros os examinarais a vosotros mismos, me veo una persona muy parecida a vosotros, cometiendo los mismos errores, asumiendo las mismas mentiras. Hay un poco de mediocridad en cada uno de nosotros, en cada uno de los hombres de nuestra desafortunada generación y lo veo incluso en los más preparados.

Si no somos una generación frustrada nos falta seguramente algo, pero ¿qué? ¿Qué hemos perdido que no hemos sabido nunca encontrar?

Se duda constantemente de nuestra fuerza. Pero nadie duda de nuestro derecho. Es una lástima, pero de lo que se duda es del derecho mismo. No se trata ahora de estar ocultando al resto de la sociedad lo que salta a la vista, sino de revelarle lo que no ve.

jueves, 19 de enero de 2023

¡¡¡Qué gran jueves nos espera!!!

 ¡¡¡Buenos días!!!

Sí ahora sigo con el tema de estos días, me puedo dar cuenta con más facilidad que hacemos aquello que podemos y no aquello que queremos. Vivimos en una sociedad democrática y con nuestro voto hacemos lo que podemos, y muchas veces no se verá reflejado en el resultado lo que queremos.

Puede pasar en una monarquía que a veces tenga un rey mediocre o malo, pero ya sea por azar o por suerte, quizás tiene un buen ministro o jefe de gobierno; no obstante, en una democracia mediocre, no puede haber nada más que ministros mediocres, puesto que no exagero si digo que son los mediocres los que los eligen, los sacan de esta sociedad mediocre, los engendran.

Pues eso, ponemos toda nuestra mejor voluntad en hacer y que se hagan las cosas bien y, solo conseguimos aquello que podemos y casi nunca aquello que desearíamos.

miércoles, 18 de enero de 2023

Parar el tiempo.

 “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton).

Cuando viajamos una de nuestras actividades preferidas es hacer fotos y videos, se ha vuelto normal, no solo en los viajes sino también en nuestro día a día. De alguna manera conseguimos dividir nuestra realidad y convertirla en un instante, somos capaces de tomar solo una parte de ella, la que nos interesa o más nos llama la atención y guardarla. Si lo pensamos veremos que “creamos” un mundo a partir del que existe.

Puedo ver a través de las imágenes que capte durante el viaje a Nordkapp, un viaje, lo puedo crear a partir de unas fotografías que solo mostraran una clase de viaje, una experiencia, la que en definitiva más me interese mostrar.

Puedo contar una historia, mentir, expresar unos sentimientos que tal vez ni siquiera experimente y que configurarán un viaje que puede ser muy diferente al que realice.

Cuantas veces no hemos visto la realidad de un viaje a partir de un objetivo. Detenemos el tiempo, el espacio y lo guardamos en nuestro teléfono. Tenemos cientos de archivos que son como instantes muertos, objetos y personas congelados en un presente inmóvil que se actualiza cada vez que los miramos.

Al hacer fotos estamos creando mundos; es mostrar muchas veces la realidad que en ese instante no vimos o no sentimos. Nos permite que en un segundo seamos capaces de parar la realidad, enfocar con el corazón, y ver cómo de maravilloso puede resultar nuestro mundo y como de doloroso.   

Lo maravilloso del mundo es muy difícil de abarcar y de resumir, pero nuestras fotos pueden ser efecto y reflejo de ello.

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¡¡¡Buenos miércoles!!!

 ¡¡¡Buenos días!!! 

En fin, no sirve de nada negar que nuestra civilización y además nuestra democracia, corren el mayor riesgo de su historia. Tenemos que afrontarlo y afrontarlo con todas nuestras fuerzas, esto es el que nuestra sociedad espera de nosotros.

Cómo que nosotros no somos la sociedad, a lo máximo que podemos llegar, es a ser una parte de esta sociedad que es efímera y perecedera, que pronto estará bajo tierra; la prueba de que no somos esta sociedad es que ella continuará sin nosotros, ¿no es verdad?

Me encuentro continuamente en las tertulias cada vez a más personas que empiezan a dudar de esta sociedad, cuando realmente solo dudan de nosotros. Creen dudar de la fuerza de la sociedad, cuando lo único que hacen es preguntarse si todavía somos capaces de utilizarla, si está fuerza no corre el riesgo de agotarse entre nuestras débiles manos.

Esta distinción me ha parecido siempre muy importante.

martes, 17 de enero de 2023

¡¡¡Qué gran martes nos espera!!!

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Decía ayer que yo apostaba por el hombre, y tengo mis razones. Mirad, la enfermedad de esta civilización es que se procura de mantener el hombre desespiritualizado, es cómo si le sacaran las vitaminas y le produjeran el bocio. Los que la defienden, que son muchos, lo saben muy bien. Por eso no osan hacer de esta civilización una conspiración constante contra la vida interior de las personas.

Os puede parecer esto una contradicción, pero es que, si esta civilización nos llevara de catástrofe en catástrofe, con un ataque directo y continuo a nuestra dignidad como personas, estaría a la vez reconstruyendo en el hombre, por el sufrimiento, esta vida interior que se creía capaz de abolir. Nosotros sabemos muy bien que el sufrimiento es una fuerza de redención, una verdadera sobre-creación.

Por eso tenemos una responsabilidad tan grande. Pues sabemos que nuestra manera de entender y ver la vida no capitulará.

lunes, 16 de enero de 2023

¡¡¡Feliz lunes!!!

 ¡¡¡Buenos días!!!

No sé si daré una explicación simple, tal vez para algunos es demasiado simple y tenga que ampliarla dentro de unos días y a la vez estoy seguro de que para otros es incluso innecesaria, en fin, haré lo que pueda.

He buscado una formula equivalente: pensamos que el hombre, como cualquier otro animal, no vive nada más que para su bienestar, no hay nada más importante para él que la vida, y nada en la vida le es más preciado que disfrutar. Esto para muchas personas es así, estaremos de acuerdo. Pero si esto no fuera verdad solo una vez entre un millón o cientos de millones, será suficiente para probar que el hombre es un ser capaz de ir más allá de sí mismo, y desde entonces, el mundo capitalista o socialista no será más que una experiencia falseada. Porque parte de una falsa definición del hombre.

Esa manera de entender al hombre fracasará o lo degradará hasta el punto qué haga falta para que esta civilización pueda continuar. Se trata, por lo tanto, de averiguar quién ganará, si esta sociedad desvinculada o el hombre.

Yo apuesto por el hombre.

domingo, 15 de enero de 2023

¡¡¡Buenos días!!! domingo

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Lo siento, he releído lo que dije ayer y me dejé muchas cosas por decir. Me preguntaba ayer, por qué tendría que solidarizarme hoy con una civilización como la nuestra y comprometer en ese proyecto insensato, insensato porque es irreversible, toda mi cultura y pensamiento que, precisamente, se oponen absoluta y totalmente a ese pensamiento de la vida.

Aunque nos pueda parecer que algunas veces cuesta y se nos hace duro, el mañana suele llegar, así que en nombre de los que piensan cómo yo, tengo que decir que continuaré con el mismo tema en el cual estoy insistiendo estos días, y es que una civilización como esta no merece sin más, el nombre de una nueva-civilización, sino que es una enfermedad de la civilización en general. No puedo negarle el nombre de civilización porque sería absurdo. No se puede dejar de dar el nombre de corazón a un corazón que causa la muerte de una persona. Un corazón enfermo es siempre un corazón, aunque se pueda morir por su culpa.

El exceso de una tecnología inhumana y totalitaria, y todos los males que lleva consigo, es una consecuencia de esa enfermedad funcional de la civilización actual, y no es culpa mía si se pretende dar a esta enfermedad el nombre de civilización, es decir el mismo nombre de aquello que está destruyendo.

No me perderé, de ninguna forma, en el terreno de la política. No intento en absoluto poner el socialismo frente al capitalismo, por la sencilla razón de que capitalismo y socialismo son los dos aspectos, o si preferís, dos consecuencias del mismo problema de la misma civilización materialista. El liberalismo capitalista como el colectivismo socialista hacen del hombre una especie de animal industrial sometido a la dictadura de las leyes económicas.

Ya sé que, “sometido a la dictadura de las leyes económicas” le da rápidamente un toque intelectual, filosófico y repelente que os puede distraer y tal vez aburrir. También sé que es una formulación muy simple y que sin duda tendré que explicar.

En fin, para mañana intentaré pensar una explicación que sea lo más sencilla posible. Tengo toda una tarde de domingo para ello.

sábado, 14 de enero de 2023

Es hora de empezar.

 “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton).

Es hora de empezar a preparar nuestra vuelta a la península Ibérica, y lo primero que voy a empezar a poner en su sitio es no solo la bicicleta sino a mí y todo el material que hay que llevar. A la bicicleta hay que empezar por ponerle los portaequipajes, cambiarle las cubiertas e ir acostumbrándose al cambio en las manetas, por lo que la tengo que utilizar un poco para moverme por aquí.

Hay tiempo, sobre todo cuando aún no tengo una fecha decidida y que puede ser en verano. La cuestión ahora es: ¿Cómo afrontar la víspera de algo bueno? Cuando algo que anhelamos aún no llega. Cuando sabemos que ese día se va acercando y aunque tarde llegará. Van a empezar muchos días cargados de ilusión. Es un privilegio, algo profundamente humano, este poder anticipar lo bueno que viene.

Es verdad que también hay vísperas impredecibles. Cómo ahora que el viaje está por llegar, pero no sé exactamente cuándo. ¿Antes del verano? ¿Al principio del verano? Me gusta pensar en la semana antes de comenzar, es bonito poder desear, aun sin tener claro cuándo llegará ese día. Hay también algo profundamente humano en este poder desear sin controlar el cómo y el cuándo. Y a eso es lo que se llama esperanza.

Pues bien, estoy en enero. Y confluyen, para mí, el saber y el no saber, el planear y el ignorar, el deseo, la promesa y la esperanza. Se que dentro de unos meses comenzaré. Probablemente, de forma diferente a como lo estoy imaginando ahora. Por las circunstancias. Pero también sé que esos días van a llegar. No hay nada que lo pare.

 Quizás sea hoy una víspera de esas en que puedo imaginar, anticipar, y hasta planear un poco cómo será. Sería bonito que esta sea una víspera ilusionante. Que no pase sin más. Que no la viva con rutina, prisas y abstraídos. Que el mañana lo empiece a anticipar, desear y esperar ya hoy. Con la ilusión de las cosas grandes de la vida. Ojalá me llegue ese mañana.

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Comienza el fin de semana. ¡¡¡Bienvenido!!!

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Veo que os complico un poco las mañanas con mi insistencia de que estamos en una crisis de civilización, así que intentaré aclararlo algo más, y así dejar el tema, al menos durante unos días.

Esa expresión se puede enfocar desde dos sentidos. ¿Estamos en medio de una nueva clase de civilización que tiene una crisis de crecimiento? O se trata de una crisis de la civilización humana, es decir de una enfermedad de la civilización. Entre estas dos posibilidades los tontos están todos de acuerdo con la primera. A ver, no digo que todos los que la eligen son tontos, digo que los tontos la eligen, hay una pequeña diferencia. Los tontos la prefieren porque es la más fácil, mejor dicho, la más perezosa.

Está claro que si se quiere nadar contra la corriente hay que hacer un esfuerzo, si no, te puedes meter en el centro del río y dejarte llevar por la corriente que inexorablemente te llevara hacia un mar aprisionador y totalitario de lo políticamente correcto, y consecuentemente triunfaras en esa sociedad, puesto que iras más rápido y llegaras primero. Otros prefieren meterse en el río y acercarse lo más posible a la orilla donde la corriente no es tan rápida, se dejan enredar adrede por las hierbas para disimular que siguen la corriente, pero llegan al mismo mar.

Yo no me dejo llevar por la corriente. Creo que las civilizaciones están hechas para los hombres y no los hombres para las civilizaciones. Esta civilización ahora no pretende ser un refugio para el hombre, se sirve de él. Hay desconfianza hacia esta civilización porque no se encuentran respuestas razonadas a: ¿De dónde viene? ¿Dónde va? ¿Dónde nos lleva? Esta civilización tan mecanizada, tan técnica, tan informatizada y deshumanizada que se llama global, para todo el mundo y que posee en estos momentos, con el armamento nuclear, el mayor instrumento de destrucción de masas que el ser humano haya podido soñar nunca. ¿Con ese poder de destrucción se puede hablar realmente de democracia? ¡dejad que me ría!

Me pregunto por qué tendría que seguirle la corriente a una civilización que me llevara a ese mar.

viernes, 13 de enero de 2023

También ¡¡¡Buenos días¡¡¡ a este viernes 13

 ¡¡¡Buenos días!!!

Muchas mañanas tengo la impresión, a la hora de escribir mi opinión sobre algún tema, una cierta prudencia que a veces puede rozar el miedo. Ya que, después de publicarlo, algún amigo o conocido hará un comentario hostil u ofensivo sobre ello, que dará ocasión a una discusión en la que otros también expondrán sus razones a favor o en contra, provocando en definitiva algo de polémica y hostilidad. Estas discusiones, en muchos casos, se prolongan, haciéndome perder no solo mucho tiempo, sino también paciencia, al ver que, por muchos argumentos que exponga, estos no convencen ni producen un diálogo con aquellos que tienen una opinión diferente a la mía.

Una vez en esta situación, algunas veces me pregunto si es mejor evitar todos los temas polémicos ya que crean división, o, por el contrario, entrar a todos los trapos para defender ante los demás mi posición. Pienso que este punto es importante en lo que se refiere a la presencia de mis ideas en las redes.

Recuerdo que hace unos años me plantee el tema de la necesidad de discernir mi silencio. Ya que, hay silencios que, tienen su origen en el miedo, silencios que se vuelven cómplices de aquello contra lo que deberían hablar. Y otros que, por tener su origen en el deseo de vencer contra aquel que piensa diferente, genera lucha y división.

Por ello, creo que es importante pensar antes de publicar información y provocar debates en las redes. Ya que pienso que no se puede callar delante de las injusticias ni dejar que estas pisoteen los derechos de los demás (ni los míos). Pero a la vez, tampoco puedo desgastarme en discusiones y debates inútiles, en las que no solo no logro nada, sino que acaban robándome las energías que podría utilizar para mostrar mis opiniones sobre otros temas.

La conclusión que saco es que necesito algunas cualidades que no se si poseo, como la valentía, la inteligencia y la calma. Digo valentía para que no sea el miedo a las descalificaciones el que decida el contenido de los “Buenos días”, sino que sea más bien mi mirada sobre este mundo y sobre mi vida. Digo inteligencia para saber en qué debates merece la pena meterse y en cuáles no, a la vez que saber cuándo es el momento de parar de discutir defendiendo mi idea, para dedicarme a mostrarla. Y digo calma para no tomarme todo de manera personal y no escribir buscando triunfar, sino hacer pensar.

En el fondo se trata del ejercicio difícil, pero no imposible, de saber cuándo se debe hablar y cuándo callar, sin confundir estos dos momentos.

jueves, 12 de enero de 2023

¡¡¡Buen jueves nos espera!!!

 ¡¡¡Buenos días!!!

Perfecto, buen jueves nos espera, supongo. Como cada mañana nos levantamos con la mente clara, salvo la improbable resaca que con esta edad ya nos resulta casi inimaginable, y preparados para pensar, pero, me da la impresión de que el simple ejercicio de pensar se está convirtiendo en una acción más difícil cada día, en el sentido de que vemos que cada vez es una tarea más inútil, ya que esta sociedad en que vivimos nos está imponiendo pensar en grupo o en masa, gracias al enorme desarrollo de la propaganda oficial ante la cual nuestro pensamiento libre se encuentra en una situación de desventaja tal que nos sentimos ridículos.

Dentro de poco, si no tomamos medidas, la pretensión de una persona de pensar libremente parecerá tan absurda como la ilusión de un vendedor ambulante esforzándose para hacer la competencia a una gran cadena de supermercados como Mercadona. Y, además, por la misma razón. Y es que el pensamiento libre ya es muy caro, y en algunos lugares no tiene precio, cuesta la vida.

Esto no es como podríamos pensar una crisis política o social, sino una crisis de civilización. Es incluso inútil, oponer un fuerte control a nuestras democracias, siendo ya cómo son las democracias unas dictaduras económicas, de las cuales no espero nada bueno. Y es que empiezo a sentir cierta molestia al pronunciar la palabra democracia.

En fin, empecemos como es debido este día, con alegría.

miércoles, 11 de enero de 2023

¡¡¡Buenos días!!! Ya es miércoles.

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Ya es miércoles, y con ganas de empezarlo para ver que me deparará. Pero antes tendría que aclarar algo que veo que no se entendió bien ayer. He visto que alguno de vosotros a confundido la palabra “caridad” por la de “solidaridad”.

Yo dije “se someta a la ley de la caridad” no “de la solidaridad”. ¿Por qué? Sencillamente porque la “caridad” incluye y enriquece la “solidaridad”. El diccionario nos dice de la solidaridad: “Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros”.

Según esa definición además de los que procuran ayudar a los otros, pueden vivir la solidaridad entre ellos los componentes por una banda de mafiosos, por ejemplo; y son igual de solidarios los que se confabulan para defraudar y enriquecerse a base de corrupción. Todas estas personas han borrado del horizonte de sus vidas hasta el más mínimo señal de caridad. Y es que la caridad lleva consigo un amor sincero y profundo a todos los seres humanos. ¿Merece la pena sustituir una palabra por la otra? ¿No empobrecemos profundamente el lenguaje cuando lo hacemos? Caridad- Solidaridad. Dos palabras diferentes y con diferente significado. No pretendamos dejar de hablar de Caridad y reducirlo todo a Solidaridad.

La Caridad llega al corazón de los hombres que se ocupan, en cuerpo y alma, del bien humano, material y espiritual, de los otros. Caridad, solidaridad. Cada palabra en su lugar. La caridad siempre es solidaria porque transmite el amor de Dios. La solidaridad, en la gran mayoría de los casos consigue, si quizás, transmitir un poco de amor sencillamente humano.

martes, 10 de enero de 2023

A quien corresponda:

 A quien corresponda:

La única excusa que hay para escribir esta larga nota es que se trata de la respuesta a un reto. Cuando hace ya un tiempo escribí algunas entradas en este blog se me hicieron algunas aclaraciones. Tal vez, esas personas, pecaron de incautas al hacerle semejantes aclaraciones a alguien dispuesto a escribir una larga contestación a la mínima sugerencia. En fin, aunque esas personas han inspirado las siguientes líneas no tienen por qué leerlas. Si lo hacen, se darán cuenta de que en mis párrafos intento ampliar nuestros puntos en común más que mostrar nuestras diferencias…

Si algo tengo que agradecer a toda esta larga colección de líneas es que me ha permitido repasar y repetirme cosas que ya sabía, y que estoy seguro de que debería de repasar con más asiduidad. Y es que por muy clara que tengas una idea siempre hay que estar repasándola.

Mirad, como ya sabéis, existe una diferencia entre hacer una cosa justa y ser un hombre justo. Existe una diferencia entre hacer una cosa bien y ser una buena persona. Podría seguir, pero me parece que no hace falta.

Aclaro un poco más, un hombre que insiste en hacer no una sino muchas buenas acciones, adquiere al final una cierta cualidad de carácter y puede llegar a ser una buena persona. Y entonces es esa cualidad, antes que, a sus acciones en concreto, lo que le hace ser un hombre bueno. Lo mismo sucede con la justicia.

Si yo pensara solamente en lo que hago bien, podría estar dando a entender varias ideas equivocadas: Podría pensar que, siempre que hiciera lo correcto, no importara el cómo o el por qué lo hago: si lo hiciera voluntaria o involuntariamente, alegre o disgustado, por miedo a la opinión pública o por el hecho en sí mismo.

Pero la verdad es que las buenas acciones que ya hago si las realizo por motivos equivocados no me ayudan a construir la cualidad interna que me hace ser buena persona, y es esta cualidad o característica la que importa realmente.

Puedes pensar que Dios solo quiere la simple obediencia a un conjunto de reglas que nos ha dado, pero lo que quiere es una persona de una determinada manera de ser, que tenga una serie de cualidades.

Y esto me lleva al siguiente punto. Mucha gente a menudo piensa en la moral cristiana como una especie de trato en el que Dios dice: “Si guardáis una serie de reglas os recompensaré, y si no las guardáis haré lo contrario”, pero yo no creo que esta sea la mejor manera de verlo.  

Yo prefiero decir que cada vez que tomamos una decisión, cada vez que hacemos una elección estamos trasformando nuestra cualidad interior de lo que somos en algo ligeramente diferente de lo que éramos antes. Y si consideramos nuestra vida como un todo, con todas sus innumerables elecciones y decisiones, a lo largo de toda ella estamos transformando nuestro ser interior en una criatura buena o en una criatura mala: en una criatura que está en armonía con Dios, con las demás criaturas y consigo misma, o en una criatura que está en un estado de guerra con Dios, con sus congéneres y con ella misma. Cada uno de nosotros, en cada momento, avanza hacia un estado o hacia otro.

Lo que hace la cuestión realmente interesante es que nosotros no podemos averiguar en cada acción que realizan las personas hacia donde se dirigen, pues nosotros solo vemos el resultado de esa decisión no vemos en su interior que marca ha dejado, si buena o mala.

Mirad, un hombre puede estar situado en una posición que, si sufre un ataque de rabia o de ira cause el mal a miles de personas, y otro puede estar situado de otra posición que su ataque de rabia o de ira solo consiga que se rían de él. Pero la marca en su alma podría ser más o menos la misma en ambos casos. Cada uno de ellos ha sido incapaz de controlar su rabia, y según se arrepienta o no, hará que su marca interior le dirija en una dirección o en otra. De ahí que se nos diga que no juzguemos pues las personas solo vemos el resultado exterior. La importancia o insignificancia de lo que hacemos, vista desde fuera, no es lo que realmente importa.

Yo puedo ver que estás realizando una buena acción con una persona, pero al final, no vas a ser juzgado por lo que yo he visto si no por la marca o señal que esa acción está marcando en tu interior.

Y, a partir de aquí voy a referirme a los últimos comentarios que se me hicieron, y no tengo más remedio que escribir que alegremente puedo trasmitir estos conceptos a todos, sean creyentes o no, tengan Fe o no la tengan, y creo que puedo hacer algo más que dar buen ejemplo. Y lo voy a hacer desde el punto de vista cristiano y acerca de lo que los cristianos llamamos la fe.

Si después del párrafo anterior veis que no hay nada interesante ni significativo para vosotros, si tenéis la impresión de que voy a intentar dar respuestas a unas preguntas que nunca os habéis hecho, es mejor que lo dejéis aquí.

Por lo general los cristianos utilizamos la palabra fe en varios sentidos. El sentido más fácil de entender es el que significa simplemente creencia: “yo creo”, aceptar o considerar como verdad las doctrinas del cristianismo. Pero lo que confunde a la gente es el hecho de que los cristianos consideren a la fe en este sentido como una virtud. Como un Don.

Se preguntan: ¿cómo puede ser una virtud? ¿Qué hay de moral o inmoral en creer o en no creer un conjunto de afirmaciones? Son buenas preguntas. Pues se puede pensar que un hombre cuerdo acepta o rechaza cualquier afirmación, no porque quiera o no quiera, sino porque tiene evidencias suficientes o insuficientes. Si esa persona se equivoca acerca de la validez o invalidez de esas evidencias, eso no significaría que era un mal hombre, sino solo que no era muy inteligente. Y es que, si pensará que esa evidencia era insuficiente, pero intentará obligarse a creer en ella a pesar de todo, eso sería simplemente una estupidez.

Es así, pero lo que mucha gente no ve y no se da cuenta pues piensa que si asumimos una vez que algo es verdad seguiremos automáticamente considerándolo como verdad, hasta que aparezca alguna razón para reconsiderarlo. De hecho, se asume que la mente está completamente regida por la razón. Pero esto no es así. 

Por ejemplo, yo puedo estar completamente convencido porque mi razón me lo dice por las evidencias válidas que ha comprobado; veo todos los días a ciclistas pasando por delante de mí y que se puede mantener el equilibrio sobre dos ruedas. Mi razón sabe perfectamente que el cuerpo humano puede mantener el equilibrio sobre la bicicleta. Pero la cuestión está en si seguiré creyéndolo cuando la persona que me esté enseñando me suelte y me deje solo encima de la bicicleta… o si dejaré súbitamente de creerlo, me asustaré y caeré.

No ha sido la razón lo que me ha quitado mi fe en el equilibrio: por el contrario, mi fe está basada en la razón que poseía. Han sido mi imaginación y mis emociones las causantes de mi perdida de fe. El enfrentamiento se ha producido entre la fe y la razón por un lado y la imaginación por el otro.

Si pensáis un poco en lo anterior os encontrareis con muchos ejemplos. Como el nadar o el enfrentarse a una operación y dejarlo todo en manos del anestesista y del cirujano.

Con el cristianismo ocurre lo mismo. Yo no le pido a nadie que acepte el cristianismo si su mejor razonamiento está contra él y si dice que tiene las suficientes evidencias para ello. Ese no es el punto en el que entra la fe.

Vamos a suponer que alguno de vosotros basándose en sus evidencias decide que está a favor del cristianismo. Yo puedo decirle lo que le pasará dentro de algunas semanas. Llegará un momento en que tenga un problema, o se encuentre viviendo entre personas que no creen en cristianismo, y de pronto sus sentimientos se rebelarán y empezarán a atacar su creencia, o tal vez vea la oportunidad de ganar un poco de dinero de una manera que no es del todo ortodoxa: un momento, de hecho, en el que sería muy conveniente que el cristianismo no fuera verdad. Y una vez más sus deseos y aspiraciones se rebelarán contra él.

No estoy refiriendo a momentos en lo que aparecen auténticas razones en contra del cristianismo. Esos momentos ha de ser enfrentados y eso es un asunto diferente. Estoy hablando de momentos en los que un simple cambio de humor se rebela contra él.

Pues bien, la fe, en el sentido en el que utilizo ahora esa palabra, es el arte de aferrarse a las cosas que nuestra razón ha aceptado una vez, a pesar de nuestros cambios de ánimo. Ya que el ánimo cambiará, os diga lo que os diga vuestra razón. Lo sé por experiencia. Esta rebelión de los estados de ánimo contra nuestro autentico yo va a ocurrir de todas maneras. Y precisamente por eso la fe es una virtud tan necesaria.

Pero claro para que esto suceda primero tendremos que reconocer el hecho de que nuestros estados de ánimo cambian y de que, si hemos aceptado el cristianismo, algunas de sus principales doctrinas van a ser deliberadamente puestas en duda a nuestras mentes todos los días. Y tendremos que recordarnos continuamente aquello en lo que creemos. Ni el cristianismo ni ninguna otra creencia permanecerá automáticamente viva en nuestra mente, hay que alimentarla.

Voy terminando, hay ciertas cosas en el cristianismo que pueden ser comprendidas desde fuera, antes de ser cristiano. Pero hay muchísimas otras que no pueden ser comprendidas hasta que no se lleve caminando por este camino cristiano durante algún tiempo. Son cosas sencillamente prácticas, aunque no lo parecen. Son instrucciones para tratar con diferentes problemas y obstáculos, y que no tienen sentido hasta que no hemos llegado a ellos.

Cada vez que me he encontrado con algún escrito cristiano o con una afirmación que no he comprendido, he llegado a la conclusión de que no debo preocuparme. La dejo reposar. Y siempre ha llegado el día, en que súbitamente me he dado cuenta de lo que significaba, y tengo algunas en que ese momento aún no ha llegado.

Se que ha sido largo, pero no se reducirlo más y también se que hay muchas cosas por aclarar, y eso es lo que lo hace más interesante, pues el cristianismo no es la solución para todos los problemas pero creo que es la herramienta que nos permite afrontarlos con una cierta garantía.