miércoles, 11 de enero de 2023

¡¡¡Buenos días!!! Ya es miércoles.

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Ya es miércoles, y con ganas de empezarlo para ver que me deparará. Pero antes tendría que aclarar algo que veo que no se entendió bien ayer. He visto que alguno de vosotros a confundido la palabra “caridad” por la de “solidaridad”.

Yo dije “se someta a la ley de la caridad” no “de la solidaridad”. ¿Por qué? Sencillamente porque la “caridad” incluye y enriquece la “solidaridad”. El diccionario nos dice de la solidaridad: “Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros”.

Según esa definición además de los que procuran ayudar a los otros, pueden vivir la solidaridad entre ellos los componentes por una banda de mafiosos, por ejemplo; y son igual de solidarios los que se confabulan para defraudar y enriquecerse a base de corrupción. Todas estas personas han borrado del horizonte de sus vidas hasta el más mínimo señal de caridad. Y es que la caridad lleva consigo un amor sincero y profundo a todos los seres humanos. ¿Merece la pena sustituir una palabra por la otra? ¿No empobrecemos profundamente el lenguaje cuando lo hacemos? Caridad- Solidaridad. Dos palabras diferentes y con diferente significado. No pretendamos dejar de hablar de Caridad y reducirlo todo a Solidaridad.

La Caridad llega al corazón de los hombres que se ocupan, en cuerpo y alma, del bien humano, material y espiritual, de los otros. Caridad, solidaridad. Cada palabra en su lugar. La caridad siempre es solidaria porque transmite el amor de Dios. La solidaridad, en la gran mayoría de los casos consigue, si quizás, transmitir un poco de amor sencillamente humano.

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