¡¡¡Buenos días!!!
Ya es miércoles,
y con ganas de empezarlo para ver que me deparará. Pero antes tendría que
aclarar algo que veo que no se entendió bien ayer. He visto que alguno de
vosotros a confundido la palabra “caridad” por la de “solidaridad”.
Yo dije “se
someta a la ley de la caridad” no “de la solidaridad”. ¿Por qué? Sencillamente
porque la “caridad” incluye y enriquece la “solidaridad”. El diccionario nos
dice de la solidaridad: “Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de
otros”.
Según esa
definición además de los que procuran ayudar a los otros, pueden vivir la
solidaridad entre ellos los componentes por una banda de mafiosos, por ejemplo;
y son igual de solidarios los que se confabulan para defraudar y enriquecerse a
base de corrupción. Todas estas personas han borrado del horizonte de sus vidas
hasta el más mínimo señal de caridad. Y es que la caridad lleva consigo un amor
sincero y profundo a todos los seres humanos. ¿Merece la pena sustituir una
palabra por la otra? ¿No empobrecemos profundamente el lenguaje cuando lo
hacemos? Caridad- Solidaridad. Dos palabras diferentes y con diferente
significado. No pretendamos dejar de hablar de Caridad y reducirlo todo a Solidaridad.
La Caridad
llega al corazón de los hombres que se ocupan, en cuerpo y alma, del bien
humano, material y espiritual, de los otros. Caridad, solidaridad. Cada palabra
en su lugar. La caridad siempre es solidaria porque transmite el amor de Dios.
La solidaridad, en la gran mayoría de los casos consigue, si quizás, transmitir
un poco de amor sencillamente humano.
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