“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton).
El
día de Reyes, sus Majestades los Reyes Magos tuvieron la amabilidad de traerme
a casa las cubiertas con las que este año voy a viajar. Todos sabemos lo
importantes que son las cubiertas para un viaje cicloturista pues ¿quién no se
ha quedado tirado alguna vez en la carretera por culpa de un pinchazo?
A
todos no ha sucedido en alguna ocasión, lo hemos solucionado y adelante. La
verdad es que no recuerdo la última ocasión en la que pinche, desde luego en
esta etapa de pensionista no lo hecho. Han sido tres años en los que, durante
los viajes a Galicia, a Venecia y en este último a Nordkapp no lo he hecho.
Las
cubiertas, la suerte, no lo sé, pero no solo se pinchan las ruedas de la
bicicleta cuando viajamos, se nos pincha un sueño cuando más lo estamos
disfrutando, una ilusión se nos pincha y nos venimos abajo, pinchamos muchas
veces en nuestra vida.
Cada
pinchazo es un fiasco y un contratiempo que lo mínimo que provoca es un pequeño
ataque de rabia, por la impotencia que te deja el no poder continuar. Quizás le
podemos poner un parche y podemos seguir, sin embargo, ya sabemos que esa cámara
ya no es la misma y ya no se ha quedado igual. Es así, en la vida nos sucede lo
mismo y, cuando ocurre, vamos aprendiendo a desinflarnos sin perder la calma, a funcionar con parches
hasta que lo podemos solucionar completamente, a tirar adelante con menos aire,
pero sin parar.
No
cada vez que pinchamos se produce un problema, hay pinchazos que nos solucionan
algunas dificultades, el pinchazo que el médico nos sabe dar para cuando ya no
soportamos más el dolor, o ese pinchazo que sirve para que nos podamos vacunar.
En fin,
dentro de nada comenzaremos los rodajes con la bicicleta y las cubiertas nuevas
ya con la vista puesta en los próximos viajes.
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