martes, 30 de abril de 2024

¡Buenos días! Con las gafas puestas.

     “El hombre es superior a todo lo que le rodea, pero está a su merced” (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

Siguiendo un poco con lo de ayer, solo me quedaría añadir que tener una visión de la realidad sin haberla visto no me parece un buen sistema, es como ver una cosa sin mirarla y defenderla con los ojos cerrados.

Si recordáis el ejemplo de ayer, se trataría de llevar siempre las gafas con la forma de un triángulo y no querer quitárselas, con lo que todo se vería enmarcado en un triángulo, o sea todo, desde como se ve el mercado económico, la lucha de clases, el racismo… Este hombre que no se quiere quitar las gafas ni cambiar su posición para ver, el cilindro de ayer, desde otra perspectiva estaría seguramente atrapado en esta posición y por lo tanto será muy complicado convencerle de su error, él, por pereza intelectual, no puede ver otra cosa y no la verá mientras siga con esas gafas puestas.

Estamos en una época llena de ideologías, y eso pone las cosas muy difíciles. No es nada fácil conseguir que una ideología se atreva por un momento a quitarse sus gafas, pues hace falta mucha paciencia y mucho amor para que pueda empezar a escuchar nuestros argumentos.

La cuestión es que si queremos enseñar la verdad no es necesario ir con ella por delante, sino intentar que se puedan mover de su posición para que tengan varias perspectivas y así después poder sacar juntos nuestras conclusiones mirando las cosas desde distintos lugares.  

Un buen lugar desde el que poder comenzar es reconocer que la verdad de la vida es mucho más grande que nosotros, que se encuentra por encima de nuestra capacidad, de la amplitud de nuestro horizonte. Es mucho más.

lunes, 29 de abril de 2024

¡Buenos días! ¿Con esto estoy defendiendo el relativismo?

     “¿El hombre es más él mismo cuando lo fundamental en él es la alegría y lo superficial la tristeza”  (G. K. Chesterton)

¡Buenos días! 

Cuantas veces ante la afirmación de que la verdad posee o se manifiesta en varias facetas nos ha preocupado y la hemos visto como una forma de que la verdad es relativa. Sin embargo, bien entendido, esta afirmación nos ofrece importantes ventajas para la comprensión de la sociedad en que vivimos.

Voy a dar ahora un ejemplo muy claro, lo he podido leer hace unos días en un articulo y pienso que muestra muy bien lo que me gustaría mostrar. No se trata de otra cosa que de la contemplación de un cilindro desde varios lugares. Veamos, en una visión perpendicular vemos la imagen de un rectángulo, esto es parece claro. Sin embargo, mirándolo longitudinalmente nos muestra un clarísimo círculo. Si nos movemos a un tercer ángulo de visión, un poco de lado, veríamos una figura que sería una especie de rectángulo con los lados menores redondeados. Desde los tres puntos de vista todos tendríamos razón, vemos cosas distintas, pero ninguno tendría una visión completa de la verdad, porque la visión es plana, pero la realidad no lo es.

A partir de aquí es cuando es cuando empieza lo interesante, si nos queremos acercar a la verdad de lo que estamos mirando, las tres personas deben intercambiar sus posiciones, ponerse en el lugar del otro y contrastar sus perspectivas. No nos tenemos que aferrar a nuestra perspectiva. Esto es el diálogo, entender al otro y sus razones. Además, resultará mucho más enriquecedor si se dialoga lentamente, cambiando de perspectiva tranquilamente. Ese cambio de nuestra posición nos dará mucha información y enriquecerá la veracidad de lo que tenemos delante.

¿Con esto estoy defendiendo el relativismo? No. Lo que hace el relativismo es que niega la verdad, no quiere que cambiemos nuestra posición para ver todo el conjunto, se conforma con lo que ve aceptando que los demás vean lo que quieran. Pero de lo que se trata es reconocer que la verdad es algo más grande que lo que nuestra vista puede captar desde un único plano y de estimular el deseo de superar esa limitación.

Para el relativismo, es un error creer en la verdad; la única corrección es el rechazo de cualquier testimonio de la verdad.  Si se piensa que la verdad es poliédrica, pueden existir errores y deben ser corregidos. Pensemos ahora que otra persona nos dice de que él ve claramente un triángulo donde nosotros hemos visto círculos y rectángulos más o menos unidos. Lo primero sería intentar ponerse en su lugar, acompañándole. Cuando comprobemos que no hay ningún objeto extraño y desconocido que le tape la visión, no quedará otra solución que corregir su error: o no ve bien, o está mirando a otro sitio, o no quiere reconocer lo que ve.

Esta situación de error viene causada muchas veces por la contaminación de las ideologías.

En fin, mañana intentaré seguir.

sábado, 27 de abril de 2024

¡Buenos días! Acoger el porvenir.

     “¿Qué es lo bueno de ser un hombre si no se intenta llegar a conocer lo desconocido? (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

No habéis sentido alguna vez la necesidad de controlar el futuro, al menos el nuestro, de alguna manera. Supongo que a la mayoría de nosotros nos gusta conseguir lo que esperamos, lo que planeamos y que lo que vaya a suceder este de acuerdo con nuestras necesidades. Y es que esto no pasa siempre, es más muchas más veces de lo que desearíamos no sucede lo que nos gusta y corremos el riesgo de frustrarnos.

Por esas situaciones habremos pasado alguna vez. A veces en cosas sin importancia, otras en cambio trascendentales para nuestra vida, y en otras nos las encontramos continuamente cada día. Parece claro, nuestras ilusiones no siempre salen bien o cómo esperábamos, nuestros deseos no siempre se hacen realidad, y eso es algo con lo que tenemos que aprender a convivir.

Por eso en muchas ocasiones nos vemos obligados a cambiar nuestros planes, a variar el trayecto que pensábamos seguir. Entonces tenemos varias formas de afrontar esos momentos, nos podemos dejar arrastrar por la frustración, por el malestar de lo que no sale según queríamos, por esa añoranza de lo que hubiera podido ser y no fue, y nos hace ver la realidad deformada.

Podemos también aceptar lo que nos viene, pero aceptarlo no con resignación, sino con la expectación del que recibe lo inesperado. Las circunstancias inesperadas no siempre van a ser buenas, pero siempre vamos a poder elegir nuestra actitud ante ellas. Y la actitud buena es la que del que no se deja llevar por la vida, la del que lleva su vida adelante. Tomarse las cosas con calma es fácil que en muchas ocasiones sea suficiente. En otras no tendremos más remedio que cambiar lo que pensábamos hacer, y estar atentos y capaces para responder adecuadamente, buscando nuevas opciones y buscando ayuda…

Hay una diferencia entre vivir un futuro que se alimenta de nuestros planes y sueños o acoger el porvenir, lo inesperado de una realidad que nos desborda y nos invita a cambiar, a recibir lo imprevisible como una nueva oportunidad que se nos regala.