jueves, 29 de febrero de 2024

Empiezan los preparativos.

     “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton)

He empezado a preparar la bicicleta para comenzar una nueva excursión, corta, 4 días, pero que debe servir para comprobar cómo funcionan los arreglos que hemos hecho en nuestro material.

No he parado de salir en bicicleta, al menos lo he hecho una vez por semana, lo que significa que no estoy preocupado por la condición física sino por el material que he repuesto, con la finalidad de mejorar un poco la calidad del viaje. Sin duda, he aumentado el peso total de todo el equipaje, pero prefiero un poco más de comodidad que algún kilo de menos.

Ya sé, que ir ligero es muy cómodo, pero eso sólo será verdad si lo que quieres es mantener una determinada velocidad, pero cuando la velocidad prácticamente no cuenta el peso tampoco.

Voy a llevar luces nuevas, con más potencia y mayor duración, o sea más peso.

Voy a doblar la capacidad de la batería externa, o sea más peso.

Voy a llevar un cargador de mejor calidad y mucho más rápido, o sea más peso.

No he querido saber de cuanto peso estoy hablando, pero como he comentado antes lo que me interesa en este apartado de “electrónica” es no estar tan pendiente de estar cargando todo el material eléctrico, pues ya sabréis el tiempo que nos pasamos en los aseos de los campings y las horas que estamos en las cafeterías de los supermercados o grandes superficies. De lo que se trata es de tener un poco más de libertad y tiempo para disfrutarla.

Soy de la opinión de que hay que conservar todo el material que sea posible y mejorarlo en aquellos apartados que más nos interese. Podría haber dejado las cosas como estaban y solo haber reparado o sustituido lo que se estropeo y me hubiera ahorrado muchos dolores de cabeza. Sin embargo, no lo he hecho. Al contrario, he ido a buscar lo que espero que sean buenas soluciones a toda la lista de problemas que confeccione durante el último viaje.

Recuerdo ahora mi primer viaje, con una sencilla bicicleta y un material suficiente para viajar y descansar cada día, fue un agradable viaje, sencillamente extraordinario. Al siguiente, me di cuenta de que había que realizar algunos cambios pues el material era muy simple y se tenía que reponer, y aproveché la oportunidad y lo mejoré, y podía descansar y pedalear mejor. Al año siguiente ya no me lo pensé, directamente me fui a completar el material que tenía con otro un poco mejor, para que ese viaje fuese aún mejor.

Y así durante varios años, cada año una pequeña mejora, y hace unos cinco años, estuve buscando y estudiando cómo hacerlo durante varias semanas y que casi me volví loco, y al final lo tuve que comenzar con el mismo material que el año anterior y, el viaje resulto igual de maravilloso.

Comprendí entonces, que hay sensaciones y sentimientos que nada tienen que ver con lo material ni mucho menos con el material que llevamos, desde entonces veo el viaje en bicicleta de otra manera. Comprendí que era imposible controlar el resultado. Nunca más he vuelto a intentar controlarlo. Dejo al viaje ser viaje.

El viaje en bicicleta se cruza conmigo una o dos veces al año y en el 99% de las veces me llena de satisfacción y alegría, a veces aún tengo la tentación de controlarlo y manejarlo a mi antojo, y el recuerdo de esos diez días de julio de 1992 me dicen que no hacen falta muchas de las cosas que llevo en mis alforjas, sin embargo las llevo pues los tiempos han cambiado y no hay porque renunciar al mapa GPS si se puede tener la capacidad económica de poderlo llevar, qué la esencia del ciclo-viaje nada tiene que ver con eso, es otra cosa.

He buscado tantas veces las palabras para describir esas sensaciones, esa otra cosa, que tengo el presentimiento de que no existen, ¿qué palabras pueden describir lo que solo yo siento? Me las tendría que inventar y estoy seguro de que no tengo esa capacidad. En fin, es otro tema.

 https://sipudieramosver.blogspot.com/

martes, 27 de febrero de 2024

¡Buenos días! Autoservicio

     “Un orgullo militar sano no es algo que crece de la nada: crece de que se tiene algo que defender y algo que vale la pena defender” G. K. Chesterton) 

¡¡¡Buenos días!!!

Cuando el otro día comentaba la poca relación que tenemos con las personas cuando vamos de compras se me paso por alto comentar un aspecto que pienso que también es importante: cómo repercute económicamente en la empresa y en nosotros.

La mayoría de nosotros buscamos el precio más bajo en todo producto sin que por eso tengamos que perder mucha calidad y me parece a mi que el sistema empresarial dándose cuenta nos suministra material a un precio más económico a cambio del famoso “hágalo usted mismo”.

Lo vemos con la famosa multinacional de venta de muebles que nos los suministra sin montar o las gasolineras donde nosotros nos tenemos que servir, el famoso “autoservicio”. La pregunta que me surge es si la bajada de los precios beneficia por igual a nosotros y a las empresas o son las empresas las que al final consiguen más beneficio.  

Parece claro que esta manera de vender permite rebajar el coste del servicio que se da. Las empresas ya no necesitan personas que monten el mueble o que nos llenen el depósito, o personas que nos cobren o nos den el dinero pues hay un cajero para hacerlo. Los costes se abaratan. Parece que no nos importa mucho si esto destruye empleos, porque tenemos la esperanza de que se crearán por otro lado. Producir está resultando más barato y fácil para las empresas, menos gestión de personas, menos complicación, es más sencillo que lo hagan los propios compradores… Además, aunque esa bajada de costes pueda reducirse en una bajada de los precios, me da la impresión viendo los beneficios anuales de muchas empresas que ambos no suelen ser de la misma cuantía, lo que permite que el beneficio de la empresa se incremente.  

No voy a entrar en que si está bien o mal la relación entre la bajada del precio y el beneficio que genera, lo que me gustaría remarcar es que cada día dedicamos más tiempo para realizar unas cosas que hace unos años nos las hacían otros. Parece claro que estamos sustituyendo un trabajo de profesionales por nuestra buena voluntad y nuestro tiempo. No nos damos cuenta de lo que esto repercute en nuestro día a día ni de cuantas horas extras utilizamos en un mes para hacer cosas que antes hacían los trabajadores de las empresas.

No es descabellado pensar, si recopilamos todo el tiempo que utilizamos en realizar todas esas labores, que uno de los motivos (que no el único, por supuesto) por los que tenemos la sensación de que cada vez tenemos menos tiempo para la vida, es ese.

sábado, 24 de febrero de 2024

¿Buenos días! Pero ¿dónde está ese algo?

     “La mitología es simplemente creer en aquello que puedes imaginar” G. K. Chesterton) 

¡¡¡Buenos días!!!

Me he dado cuenta de que ayer no profundice lo suficiente en la necesidad de las relaciones interpersonales. De hecho, cualquier forma de encauzar nuestra vida pasa por ellas, las buscamos en nuestra familia, en nuestra pareja, amigos…

Si ahora repasamos nuestras relaciones con los demás veremos como las encontramos algo limitadas. Por supuesto, son limitadas en el tiempo por la sencilla razón de que las personas pasan: unas cambian su residencia, atrás cambian su carácter, otras nos decepcionan y está claro que todas al final mueren.

Pero, además, si profundizamos un poco más, nos damos cuenta de que esas relaciones son básicamente insuficientes. Nuestro deseo de satisfacción es ilimitado: queremos que algo dure para siempre, queremos ser amados de forma infinita, nos gusta ser aceptados como somos verdaderamente y no como a otros les gustaría que fuésemos, nos gustaría tener a alguien que pudiera compartir nuestros problemas desde dentro y no solo desde fuera. Todas las personas que tenemos a nuestro alrededor solo van a poder satisfacer esas ansias de más de una forma parcial y claramente insuficiente.

Pero ¿por qué?, cuál es el motivo. Con el paso de los años nos damos cuenta de que no nos bastan las cosas para llenar nuestras vidas, es más, sabemos por experiencia que tampoco las personas. Lo que necesitamos es a alguien que nos ame sin limitaciones, que nos aprecie para siempre, como somos y pase lo que pase, incluso más allá del dolor y de la muerte. Ese sería nuestro ideal. Necesitamos por lo tanto a alguien a quien nos podamos entregar en cuerpo y alma, sin ningún tipo de reserva.

Todo lo anterior ha sido un objetivo inalcanzable para muchos de nosotros, lo ha sido porque ha sido una búsqueda a ciegas. Si nos damos cuenta, en todo eso que queremos nos falta dónde está el final, donde está el verdadero final pues únicamente buscamos algunas características que debe de tener ese final para que sea un verdadero final, para que el sentido de todo lo encontrado nos satisfaga verdaderamente y no sea un nuevo espejismo. Sabemos que nuestra vida necesita algo que le de un sentido verdaderamente satisfactorio, pero ¿dónde está ese algo?

Hemos buscado por todos lados y cada vez se nos ha hecho más difícil y complicado. Todas las cosas materiales en las que pensábamos que podía estar han sido fácilmente superadas a pesar de que las podíamos manejar, y siempre han permanecido en el exterior de nuestras vidas. Sin embargo, las personas, son algo totalmente distinto. No son manejables, no podemos hacer con ellas lo que queremos. Tienen su propia voluntad, sus propios deseos y necesidades, que no coinciden con los nuestros. En muchas ocasiones nos resultan incomprensibles. Además, para relacionarnos de forma verdaderamente humana con otras personas, tenemos que poner en juego nuestro propio ser, arriesgarnos, dejarlas entrar en lo más profundo de nuestra propia vida. Por lo tanto, ya no estamos al mando de lo que ocurre, sino que, en parte, dependemos de lo que hagan otros.

Como estáis viendo cada vez está todo esto más complicado, pues si pasamos de las personas a ese algo o a esa Persona que buscamos, esa dificultad se hace más grande. Si podemos controlar totalmente las cosas materiales, pero con las personas ya no tenemos el control total de lo que sucede, sino sólo un control parcial y compartido, es fácil que lleguemos a la conclusión que ante la Persona de la que hablamos ya no tengamos ningún control de lo que nos pasa, sino que vamos a estar bajo su influencia, que va a tener la iniciativa en todo y que, para encontrarla, vamos a tener que poner toda nuestra vida en juego, todo lo que somos.

Es muy complicado encontrar a alguien a quien nos podamos entregar en cuerpo y alma, sin ningún tipo de reserva. Es complicado buscar a esa Persona, pero no lo es tanto decir que muchos nos hemos encontrado con esa Persona. Podemos esforzarnos, calentarnos la cabeza hasta que nos reviente, hacer lo posible y lo imposible y, la realidad es mucho más simple: esa Persona, que llevamos toda la vida buscando, ha salido a nuestro encuentro. No podíamos hacer nada, por nuestras propias fuerzas, para encontrarla, pero ha querido encontrarse con nosotros.

Tal vez la solución para esas personas que no cesan de buscar es ir a encontrase con las personas que han encontrado, dejar a un lado, por un momento, todos los razonamientos y dejar paso a la experiencia de esas personas, no nos podemos quedar solo con los argumentos pues experimentar también es muy importante.

viernes, 23 de febrero de 2024

¡Buenos días! Contacto personal.

     “-No puedo ver los corazones de estos hombres -respondió ella- pero puedo ver los huecos donde debieran estar sus corazones”. G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!! 

Recuerdo cuando era joven ir a comprar a la tienda de la esquina, hace años, pero no tantos. Recuerdo ver cómo los clientes tenían una relación cordial con el dueño y como se mantenían verdaderas tertulias sobre cualquier asunto. Ir a la tienda o ir al mercado siempre ha sido una excusa para relacionarse con los demás y obtener y dar información.

Pensándolo ahora lo veo como un intercambio más que como una relación mercantil, lo veo como una actividad en la que ambos salían ganando. Existía una confianza mutua que hacía que no viésemos al tendero como un competidor o un oponente, sino como alguien con el que colaborábamos para conseguir ambos vivir adecuadamente.

Todo esto prácticamente ha desaparecido, ahora no existe ese encuentro personal, nos relacionamos con la cajera o el cajero y según estoy viendo ya están también desapareciendo en algunas tiendas, sustituidos por un escáner y un tarjetero. Ahora para obtener información sobre un producto que queremos comprar ya no tenemos que preguntar al dueño o al empleado, nos basta con mirar la información que encontramos en el producto o en la estantería del supermercado.

Son dos formas completamente diferentes, es más yo diría que dos formas contrarias. Si el dirigirnos al tendero nos lleva a relacionarnos con las personas. El utilizar una máquina nos lleva una acción despersonalizada en la que no hay encuentro, nos lleva a reducir mucho el contacto personal y nuestras relaciones con las demás personas es una parte esencial de nuestra existencia.  

Las personas vamos formando nuestra personalidad al relacionarnos con otras personas, al mirarlas, quererlas, escucharlas y hablar con ellas. Si no tuviésemos esas relaciones personales, nuestra personalidad no se desarrollaría.

El mismo sentido de la realidad, de lo que en verdad sucede a nuestro alrededor, de los mecanismos de nuestro pensamiento y, en fin, todo aquello que nos hace actuar como personas sólo se puede ir desarrollando adecuadamente en un ambiente de relaciones personales. 

Parece lógico, pues, que, ya que nuestra persona sólo se desarrolla y crece en un ambiente de relaciones personales, el reducir drásticamente una de ellas tiene que afectarnos.

jueves, 22 de febrero de 2024

¡Buenos días! “Danos hoy nuestro pan de cada día”

     “El pesimismo no consiste en cansarse del mal sino del bien”. G. K. Chesterton) 

¡¡¡Buenos días!!!

Te levantas una mañana preocupado por la economía, empiezas a leer, una cosa lleva otra, vas tirando del hilo y casi sin darte cuenta ha pasado una semana y solo te has preocupado de lo bueno y malo que tiene la economía. Y no te has dado cuenta de que todos los días te encuentras con la posible solución a todos esos dolores de cabeza económicos. Tal vez en esa frase que repetimos tanto de “Danos hoy nuestro pan de cada día” estamos expresando el deseo de tener lo que necesitamos para vivir. Que solo con eso ya tenemos lo suficiente para poder vivir dignamente.  

Si voy tirando de ese hilo me doy cuenta de que ese es el mejor objetivo económico que pueda plantearme y, no solo a nivel personal sino también para toda la sociedad. Si muchos de nosotros pensamos que lo mejor que podemos pedir es tener lo suficiente para vivir, entonces porque queremos tener más y más. ¿Por qué nos desesperamos en tener siempre más?

Una buena opción económica podría ser entonces anhelar lo suficiente, lo que nos permita vivir de una manera digna y organizar nuestra sociedad y nuestra vida para que esto sea posible, para que todos podamos tener al menos lo suficiente. De lo que se trataría es de poner todo el sistema económico al servicio de ese objetivo.

La mayoría de nosotros tenemos más o menos un proyecto de vida que nos inspira y nos muestra la dirección hacia la que encaminar nuestros pasos. Este horizonte que marca todos los aspectos de nuestra vida también lo debería hacer en la parte económica. Y es que, la economía es una actividad humana y, como todo lo que forma parte de nuestro ser nos debe ayudar a encontrar la mejor manera de afrontar los desafíos de nuestra existencia.

Muchas personas pueden pensar que la economía y nuestro proyecto de vida son cuestiones totalmente separadas, que no tienen nada que ver entre sí, que nuestras ideas morales no pueden aportar ninguna pista sobre cómo funciona o debería funcionar la economía, y que esta no influye nada en nuestros ideales porque tiene una entidad propia que es independiente de los valores que tengamos y que no interactúa con ellos.

Si miramos en las corrientes económicas que nos encontramos en el mundo hoy en día, veremos que tienen esa opinión, pues todas consideran a la economía como una ciencia en la que no tiene cabida la ética, en la que los valores o la opinión son irrelevantes. Esto ha conseguido que nosotros pensemos que nuestras sencillas opciones económicas deben acoplarse a las grandes “leyes económicas” que rigen nuestro mundo. Se nos asegura y casi nos convencen de que solo con esas “leyes económicas” pueden garantizarse unos resultados adecuados. Y que fuera de esas normas solo hay desastres económicos, por lo que nuestra forma de entender la vida debería de enmarcarse fuera de los asuntos económicos, y no en ellos.

 No estoy de acuerdo, si la economía está dirigida a mejorar la vida de las personas, todo aquello que hacemos los hombres no puede apartarse de esa dimensión ética. Por lo tanto, la economía tiene, en su propia raíz, una dimensión humana que hace que no se pueda desligar de los valores, de la visión del mundo que se tiene y de las cuestiones éticas en su conjunto.

Por ello, una buena pregunta sería si mis valores éticos aportan algo a la manera en la que se organizan los asuntos económicos. Pero no solo es importante saber si pueden aportar algo sino también si va a ser bueno para la sociedad y las personas que la componen. Pienso que sí, aunque debería de profundizar más en el tema para dar una mejor explicación. 

miércoles, 21 de febrero de 2024

¡Buenos días! El bien común.

     “Un hombre se cansará de una cosa cuando la escuche dos veces. Y otro empezará a comprenderla cuando la oiga veinte veces”.  G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!!

Aunque nos pueda parecer bastante claro la idea o el concepto del bien común no lo es tanto a simple vista, sin embargo, es fundamental que lo tengamos claro para la toma de decisiones con el fin de conseguir una sociedad justa y mejor.

Si yo digo que el bien común es un conjunto de condiciones en nuestra vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros puedan alcanzar más fácilmente su propia mejora, es fácil que la mayoría de nosotros la aceptáramos pues sus puntos esenciales son sencillos y razonables.

Como veis se refiere a la manera de organizar la sociedad. O sea, cuando hablamos de bien común no me estoy refiriendo a un concepto abstracto, sino de todo lo que hacemos para gestionar nuestra convivencia, de las leyes, costumbres y formas de actuar que utilizamos en la sociedad.

La organización de la sociedad no es neutra. Dependiendo de cómo la utilicemos estará fomentando una manera u otra de proceder de las personas, ayudará o no a la promoción de la libertad y ayudará o no en la mejora de las personas y sus asociaciones.

Sin embargo, el bien común no solo es la manera en que nos organizamos, sino también el objetivo final que perseguimos. Por lo tanto, todas nuestras asociaciones, grupos y comunidades también tienen que ser un medio y un lugar en el que todos podamos sacar lo mejor de nosotros. Se tienen que apoyar y respaldar las organizaciones que están realmente al servicio integral de las personas.

Con el bien común lo que se pretende es ayudar a las personas y ponerse a su servicio, lo que significa que solamente hay que definirlo en referencia a las personas. La sociedad y toda su organización deben tener en su centro a las personas. Su pretensión es que tengamos las mejores condiciones para alcanzar nuestros objetivos y nuestros deseos, para ser felices, humanos y libres.  

Tengo que añadir algo que considero importante, cuando un hombre, siguiendo su instinto natural, busca un bien particular, al mismo tiempo esta contribuyendo al bien común, o sea, el bien particular cuando es auténticamente un bien y el bien común no se contraponen. Veamos, lo bueno para la persona es bueno para el bien común y lo que es bueno para todos, es bueno para la persona. El bien particular y el bien común no son incompatibles.  

Todo lo anterior está muy bien, pero esto nos lleva a que sólo el hombre íntegro, honrado, honesto, decente, bueno, bondadoso, ético, puro, moral, puede conseguir que se establezca el bien común en la sociedad a la que pertenece: resultara imposible conseguir el bien común de una sociedad si los ciudadanos no presentan esas cualidades. Sólo en la medida en que seamos virtuosos podremos cambiar el mundo.  

martes, 20 de febrero de 2024

¡Buenos días! No solo crecimiento económico.

     “Es considerablemente más barato sentarse en un prado y ver pasar coches que sentarse en un coche y ver pasar prados”.  G. K. Chesterton) 


¡¡¡Buenos días!!!

Ayer cuando escribí un poco sobre economía se me olvidó comentar que nos solemos concentrar en el crecimiento económico para estimar el desarrollo de una sociedad, sin embargo, me gustaría añadir que no es necesariamente así.

Pienso que no podemos relacionar de una forma directa el desarrollo de una sociedad que para ser real debe de ser integral, o sea, mejorar a todos los hombres y a toda la persona, con el crecimiento económico.  

Pero, tengo que admitir que la mayoría de las naciones y de economistas utilizan el indicador del crecimiento económico para valorar el estado de un país. A mí, no me parece que, si la renta per cápita aumenta, voy a estar mejor y que mi país está progresando. Estar mejor no siempre está relacionado con tener más.

De hecho, cuando se gana mucho dinero, las obligaciones que imponen esos trabajos o negocios pueden provocar que nuestra vida empeore en lugar de mejorar. Si miramos a nuestro alrededor, seguro que encontramos a alguien que a pesar de tener mucho no es feliz.

¡Ah!, y por lógica, es imposible un crecimiento indefinido. No pienso que exista mucha gente que piense que la producción mundial puede crecer todos los años pues nuestros recursos naturales no son infinitos. Y menos aun cuando cada vez vemos como el crecimiento en la utilización de estos recursos está siendo muy elevado por mucho que hayamos aumentado nuestra productividad.

En fin, leí en algún lugar que: “tener más entre todos no equivale que todos tengamos más”, podemos ver como tenemos países con un gran crecimiento económico y que a su vez su índice de pobreza es cada día más elevado.

No nos queda más remedio que intentar ir más allá del crecimiento económico para buscar sistemas de desarrollo económico que no solo sean posibles a largo plazo, sino que mejoren realmente a todas las personas.   

 

lunes, 19 de febrero de 2024

¡Buenos días! Una economía ilógica.

     “Hay gente incapaz de distinguir entre la instintiva omisión de lo irrelevante, que es simplemente el arte de contar historias, y la introducción de ingeniosos y muy elaborados detalles que es el arte de contar mentiras”. G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!! 


Tengo claro que la economía no entra entre una de mis pocas habilidades, sin embargo, administro como puedo mis bienes, así como la pensión que recibo cada mes, por eso puedo atreverme a hacer algún comentario muy básico sobre la economía que nos envuelve a la mayoría de nosotros.

Lo primero que observo es que estamos en una economía ilógica, a primera vista me resulta llamativo que mientras se desperdician alimentos y mucha gente padece de obesidad, no muy lejos, hay personas que mueren de hambre o tienen una alimentación de supervivencia. Solo por eso ya creo que se puede llamar, al menos, que nuestra economía es irracional.

Si ahora me voy al diccionario y busco la palabra economía me encuentro, que, resumiendo, viene a decirme que se trata de administrar los recursos que sean escasos para satisfacer las necesidades de las personas. Esa es un economía lógica y racional: administrar recursos para satisfacer necesidades. Pero la mayoría de los que estáis leyendo esto sabéis que en gran parte de nuestro sistema económico no sucede esto. Lo que vemos es que se están creando necesidades para aumentar las ventas de productos. Y este me atrevo a decir que es un orden irracional, o sea, administrar las necesidades para vender recursos.

Ya se que se me puede replicar con mucha facilidad, y que, los economistas de carrera van a poder usar la repetida teoría de que las necesidades de las personas son ilimitadas y por eso nunca puede decirse que existen recursos en abundancia, ya que siempre serán escasos con relación a las interminables necesidades de las personas.

Pero me surge rápidamente una pregunta ¿cómo se sabe que las necesidades de las personas son interminables? No hay duda de que cualquier respuesta tiene que ser atentamente examinada.

La respuesta que más se lee es que las necesidades de las personas son infinitas porque no tienen fin, o sea, se repiten. Por ejemplo: yo puedo comer una barra de pan ahora, pero mañana volveré a tener hambre y necesitaré comprar otra. Esto es verdad, pero lo cierto es que sí tiene fin, pues los muertos no comen. Ya se que puede haber sido un ejemplo muy tonto, pero pensemos en lo siguiente: en toda mi vida llegaré a sumar una cantidad infinita de consumo. De hecho, en cada momento solo podré consumir una cantidad determinada de bienes. No necesito infinidad de comida para estar satisfecho. Con uno o dos platos de comida bien servidos voy a tener suficiente.

Me he encontrado con otra respuesta, me han dicho que las necesidades son ilimitadas en número por su gran variedad, pues necesito comida, ropa, casa, educación, sanidad, etc. Pero esto no resulta elemental. Si bien hay muchas clases de necesidades, no veo clara la justificación de que la diversidad de categorías es interminable. Y si a lo que me quieren decir es que las necesidades espirituales del hombre son infinitas, no tengo más remedio que responder que: en tanto nuestro sistema económico se orienta en una dinámica materialista de satisfacciones materiales bien se le puede calificar de irracional por despreciar las espirituales.

Ahora bien, es importante que haga una aclaración: no estoy diciendo que el 100% de la economía, en cada transacción, es irracional. Es claro que es racional que una familia vaya a comprar pan cada día. A lo que me refiero con una economía ilógica es a esa manipulación de mis necesidades para vender más. Lo que quiero decir es que se pone a las personas al servicio de las cosas. Por supuesto, que existe una economía racional donde se administran los recursos para satisfacer las necesidades. Pero lo que quiero resaltar es que esa economía ilógica cada día tiene más influencia y relevancia en nuestra economía de cada día, especialmente a partir del fenómeno de la globalización.  

En fin, si tuviera más conocimientos de economía podría seguir pues el tema es inagotable y sin duda hay varios sistemas económicos, así que lo dejo por hoy para no complicarme mucho más en este espinoso tema.

Aunque volveré sobre él, estoy seguro.

domingo, 18 de febrero de 2024

¡Buenos días! ¡Conmigo que no se cuente!

     “No discutamos si es mejor ir hacia adelante o hacia atrás, sino discutamos cuál es el mejor sitio al que debemos ir. No discutamos si es mejor permanecer donde estamos sino si realmente hemos encontrado el mejor lugar para permanecer en él”. G. K. Chesterton)


¡¡¡Buenos días!!!

Tenemos la impresión, al menos yo la tengo, de que los remedios que se están tomando en muchos de los problemas que padecemos son insuficientes o inadecuados.

Nos damos cuenta, a veces con un poco de exageración, de los males que nos acechan, pero los remedios suelen ser poco eficaces. Podemos ver como cada día se hacen protestas, manifestaciones, se condenan hechos, lo que, por supuesto puede estar bien y ser digno de elogio, pero su eficacia está lejos de ser evidente.

Se nos dice y vemos que hay graves problemas sociales, muchos de ellos, me atrevería a decir que son morales, pero se los estudia, se los analiza y se intentan superar casi sin buscar el origen, el lugar en el que aparecen y nacen, y donde podría estar el remedio. En ese lugar no se mira, es más se aparta la vista y me atrevo a decir que por miedo a descubrir las verdaderas causas, o a molestar a los que participan en ellas. O sea, buscamos las soluciones en un lugar donde nunca han estado los problemas.

Sabemos que existen muchas conductas indebidas, inconvenientes, que son dañinos y resueltamente inmorales que se deben a una pérdida de la moralidad; pero poca gente se atreve a hablar de ello, por miedo a enfrentarse con la verdadera cuestión y darse cuenta de que no están de acuerdo con las ideas que defienden. Habría que pasar algún tiempo mirando algunas actitudes que son aceptadas por la mayoría de la opinión pública pero que son constantemente puestas en ridículo por grupos que cuentan muy poco, pero que imponen sus criterios.

Si se quiere lograr la solución de muchos de esos problemas tendríamos que dirigir nuestros esfuerzos en centrarnos en las personas, en su realidad, sobre su inteligencia, su capacidad de razonar, su ignorancia, que por muy inmensa que pueda ser siempre es superable, su sentido moral que seguramente se encuentre adormecido o aletargado por la propaganda. Es desde aquí donde se puede hacer que cada persona sea capaz de ver su realidad, llevarla a que se descubra a sí misma, a que sepa rectificar, a vivir desde sí misma y no desde lo que le dicen a través de los grandes recursos de propaganda, que dicho sea de paso son los más grandes que han existido nunca para manipular a las personas.  

Ya sé que las personas organizamos y acudimos a protestas multitudinarias, y que son difícilmente objetables, pero nos tendríamos que preguntar si sirven de mucho, o al menos de algo y, si no son muchas veces una fiesta que sirve para adormecer nuestra sensibilidad o conciencia moral e intelectual.

Cuando analizamos las causas de muchos problemas sociales pensamos en las personas o grupos que los “hacen” y se nos olvida lo que puede ser más importantes: los que “los hacen posibles”. Se nos pasa por alto, se olvida lo está en el centro del problema. Hay que evitar relacionarse con lo que es la causa de lo que nos hace daño, de lo que nos causa problemas, nos oprime o nos destruye. Este debería se el punto de partida para solucionar el problema. Cada una de nuestras vidas, por poca importancia que parezca que tenga, tiene que evitar toda conexión, participación o apoyo con lo que nos parece indeseable.

Aislar las causas, y personalmente no relacionarnos con ellas y sus orígenes es de las pocas cosas que pueden eliminar las consecuencias. No sirve decir que no somos importantes, estoy convencido de que la mía tiene una importancia casi nula, pero al menos no voy a colaborar, conmigo que no se cuente.

viernes, 16 de febrero de 2024

¡Buenos días! ¿Cómo saber quién es de fiar?

     “No discutamos si es mejor ir hacia adelante o hacia atrás, sino discutamos cuál es el mejor sitio al que debemos ir. No discutamos si es mejor permanecer donde estamos sino si realmente hemos encontrado el mejor lugar para permanecer en él”. G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!!

Aunque intentemos que cada día sea diferente al anterior la verdad es que tenemos algunas costumbres y pensamientos que vuelen a aparecer con cierta rutina. Uno de ellos, que aparece muchas mañanas es mi convencimiento de que este mundo no esta tan mal como nos parece a veces y que muchas personas no cesan de admitir y repetir que estamos mal.  

Pienso que no es casualidad que yo tenga un cierto optimismo, estoy casi seguro de que se debe a la calidad más que aceptable de todas las personas que me rodean, aunque generalizar puede resultar un poco peligroso.

Siempre he sido de la opinión que la capacidad y por supuesto la voluntad de diferenciar a las personas es clave. En realidad, no resulta tan complicado, solo hay que prestar atención y tomar en serio lo que se ve y obrar en consecuencia. Claro, por supuesto que se tienen decepciones, seguramente debido al no haber hecho el suficiente caso a lo que estábamos viendo, también puede haberse dado el caso de habernos dejado llevar por opiniones dominantes que no hemos querido analizar. Se me olvidaba mencionar otras decepciones que se debieron al cambio producido en las personas, ya sea para bien o para mal.

En nuestro círculo más cercano todo lo anterior es esencial, pues ahí se encuentra en cierta forma el haber conseguido un cierto grado de felicidad. Pero, en cambio, en lo que se refiere a nuestra vida pública se trata de algo más importante. ¿Cómo saber quién es de fiar? ¿Qué persona tiene el suficiente talento o decencia?

Aquí no contamos con el trato personal para sacar conclusiones, nos tenemos que contentar con los medios que tenemos a nuestro alcance, televisión, redes sociales, opinión publica… Es verdad que en muchos de ellos podemos ver los rostros, los gestos y oír sus voces, y podemos sacar alguna conclusión, sin embargo, es mucho más complicado.

Lo que tengo claro es que cuando veo a alguien que trasmite serenidad, educación, claridad de pensamiento y palabra, noto una confianza y esperanza, y cuando alguna de estas cualidades falta, empiezo a ponerme nervioso y mi inquietud aumenta. Pero cuando me encuentro con alguien que miente, que falta a la verdad, que falsea los hechos o lo que otros han dicho, que calumnia e insulta, mi descalificación es rápida e inmediata pues se trata de alguien de quien no puedo fiarme, en quien no voy a poner mi confianza.

Algo muy parecido me sucede cuando me encuentro con personas dominadas por el odio, por el rencor. La grosería, la mala educación, la cólera desatada contra los adversarios o contra los que no piensan como ellos, indica una calidad humana lamentable.

A veces vemos cambios en las personas que nos resultan poco explicables: algún escritor o político que me había demostrado ser competente de repente vuelve la espalda a todo lo que pensaba antes y empieza a decir o hacer cosas que nada tienen que ver con lo que yo esperaba de él. Y sin embargo nos cuesta quitarle nuestra confianza.

La cuestión está en que, si yo pudiera exigir una “calidad personal”, si tomara en serio lo que veo, lo que sé, me equivocaría menos con las personas. Conozco personas que se ganaron mi estima a primera vista, otras a las que he excluido por haberlas visto mentir, insultar, calumniar o ser patentemente hipócritas.

Ahora pensemos como sería nuestro país si tuviéramos en cuenta lo que vemos cada día y lo que sabemos por haberlo visto, si dejáramos que esos sentimientos se expresaran libremente en vez de quedarse dentro de nosotros. Está claro que no ocurre así, nuestro criterio en lo que podríamos llamar la vida real o público no coincide muchas veces con nuestro criterio íntimo, personal.

Y, ¿Por qué sucede esto? Buena pregunta y muchas respuestas. Una podría ser nuestra falta de atención en lo que vemos y oímos, nos da igual, no le damos importancia; también parece que tengamos muy mala memoria, ya no nos acordamos de la buena o la mal impresión que nos causó una actuación o una declaración. Damos por supuesto muchas veces que “todo vale”; igualamos lo que es “frecuente” con lo “normal”, lo “normal” con lo que es “licito” y esto con lo “moral”.

Tenemos un lio tremendo con nuestras ideas, vamos desorientados y por eso es tan difícil ver con claridad como son las personas en realidad y tenerlo en cuenta a la hora de tomar decisiones es muy importante.

miércoles, 14 de febrero de 2024

¡Buenos días! Nos “hacemos” a través de nuestros actos.

     “No discutamos si es mejor ir hacia adelante o hacia atrás, sino discutamos cuál es el mejor sitio al que debemos ir. No discutamos si es mejor permanecer donde estamos sino si realmente hemos encontrado el mejor lugar para permanecer en él”. G. K. Chesterton) 

¡¡¡Buenos días!!!

Si sigo por la misma senda que viene de la entrada de ayer tengo la impresión de que me llevará a cuestionarme el: ¿Para qué utilizo mi libertad? Una libertad que poseo por ser dueño de mí mismo y, en consecuencia, ser dueño de mis manifestaciones y acciones, que al final son guiadas por mi voluntad. Cuando aplico mi voluntad lo que estoy haciendo es ejercer mi libertad.

Veamos, tengo la capacidad de decidir, de hacer planes y cumplirlos, pero, en cambio, si evito tomar decisiones concretas y comprometedoras, no soy yo quien escribo mi historia ya que me dejo llevar por las circunstancias, no ejerzo mi libertad.

Todos tenemos alguna idea general sobre nuestra vida, aunque nunca nos hayamos parado a reflexionar sobre ella. Todos, de alguna manera, tenemos un proyecto existencial, puede darse el caso de que sea muy profundo o tal vez superficial, pero en él figuran nuestras ideas sobre la familia, la cultura y la política, nuestros principios morales y creencias religiosas.

Entonces lo que solemos hacer es utilizar nuestra libertad para alcanzar nuestro proyecto existencial, pues en caso contrario solo la utilizaremos para cosas insignificantes. Una libertad cuyo único argumento consiste en la posibilidad de satisfacer necesidades inmediatas, no es una libertad humana, se parece más a unas tomas de decisiones que se quedan en el ámbito animal y que solo se usan para sobrevivir. O sea, nuestra libertad, la libertad en general se mide por aquello a lo cual van dirigidas todas sus decisiones. Por lo tanto, cuánto más grande sean nuestras aspiraciones, más grande es la libertad.

Somos felices y nos sentimos realizados cuando hemos conseguido acercarnos a nuestra verdad personal, a nuestro proyecto de vida. Nos “hacemos” a través de nuestros actos, pero de nuestros actos libres. Nosotros pintamos el cuadro de nuestra vida, no solo hacemos cosas, sino que nos hacemos a nosotros mismos.

Si lo pensamos, veremos que nuestra vida no es algo que nos han regalado una vez y ya está. Es un quehacer diario, un proyecto, que tenemos que conseguir alcanzar. Por eso es tan importante tener un buen proyecto de vida o mejor dicho un gran proyecto de vida. Y un gran proyecto de vida implica hacer las cosas bien y hacer el bien no solo para nosotros si no para todos los que nos rodean y por lógica cuanto más hacemos el bien, nos hacemos más libres.

lunes, 12 de febrero de 2024

¡Buenos días! ¿Qué pinto ahí fuera?

     “No discutamos si es mejor ir hacia adelante o hacia atrás, sino discutamos cuál es el mejor sitio al que debemos ir. No discutamos si es mejor permanecer donde estamos sino si realmente hemos encontrado el mejor lugar para permanecer en él”. G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!!

Las primeras horas del día suelen ser generadoras de preguntas si consigues relajarte antes de ver todo lo que tienes que hacer. Si puedes sentarte tranquilamente con un café en la mano sin ninguna pantalla delante y puedes mirar por una ventana como va apareciendo el día, puedes, si te escuchas, hacerte muchas preguntas que por lo general son bastante difíciles de responder en ese momento.

Una que aparece bastantes veces es la de ¿qué pinto ahí fuera? ¿soy uno más? Se trata de esa sensación de no importar mucho, de ser del montón y de pensar de que si desapareciera el mundo seguiría funcionando con normalidad.

Creo que es una situación normal si aparece de vez en cuando y de la que no hay que preocuparse salvo que vivas tu vida son esa continua sensación. Si no nos quitamos esa sensación de encima estamos cometiendo un error al entender el sentido de nuestra vida, habremos perdido la alegría de sabernos pensados. Si pensamos que tenemos que estudiar porque así nos lo dice la sociedad o que trabajamos sólo porque necesitamos ganar dinero para vivir, es que no hemos comprendido nada.

No hemos comprendido que la persona no se reproduce, sino que se procrea y, esto es importante para seguir con el tema. Cada uno de nosotros nos tendríamos que recordar cada día cual es la gran diferencia que hay entre reproducir y procrear, nosotros no nos reproducimos, sino que nos procreamos.

Si lo pensamos un poco veremos que cuando hablo de “procreación” no hablo de una simple reproducción. Es otra cosa, existe tanta diferencia que son dos palabras distintas y con distinto significado. Y tiene un porqué.

Veamos, al reproducir lo que estoy haciendo es realizar una copia de algo, duplicarlo, producir algo igual que lo que ya estaba. Con las personas, la situación es muy distinta: yo no soy una copia de mi madre o de mi padre, aunque, claro está, tengo mucho en común con ellos. Mi cuerpo es una unión del material genético de mis padres; pero mi espíritu, mi personalidad, mi modo de ser, es peculiar, es único. Por eso el ser humano procrea, no se reproduce.

Si entendemos esto, si vemos desde esta perspectiva lo que significa estar vivos nos daremos cuenta de la grandeza de cada persona. Llegaremos a conclusión que no somos una posesión de nadie. Ni siquiera somos un bien de nuestros padres, sino más bien lo contrario, somos un bien para ellos pues somos un regalo que les han hecho.

Por lo tanto, si nuestro ser es único solo puede ser libre, fuimos creados libres pues es la única manera de ser un regalo. Lo nuevo, y cada persona lo es, siempre aparece como un milagro. No sabemos como vamos a ir evolucionando en nuestra vida, qué llegaremos a ser o para qué utilizaremos nuestras capacidades. Va a ser complicado, pues no sólo estamos dotados de la capacidad de proponernos un objetivo, sino también de ser nuestro propio objetivo: estamos llamados a hacernos a nosotros mismos.  

Pero no podemos olvidar que también cada uno de nosotros tiene la misión de mostrar algo nuevo. Con cada nacimiento, algo singularmente nuevo comienza en el mundo. Podemos convertir nuestra existencia y a nosotros mismos en algo realmente grande. Cabe esperar de nosotros lo inaudito, lo inesperable.

El mundo va a ser lo que nosotros hagamos de él. Al menos, el mundo que nos rodea es lo que hacemos de él. Nuestra vida es lo que hacemos de ella.

No debemos convertirnos en robots, sin rostro ni originalidad. Nadie ha nacido para ser un “hombre del montón”. Hoy, en estos días, es más urgente que adquiramos conciencia de lo grande que es la vida humana y nos centremos en buscar las formas de ser “más” personas, y no unos hombres remisos, asustados y tristes.

sábado, 10 de febrero de 2024

¡Buenos días! El fantasma del totalitarismo.

     “No discutamos si es mejor ir hacia adelante o hacia atrás, sino discutamos cuál es el mejor sitio al que debemos ir. No discutamos si es mejor permanecer donde estamos sino si realmente hemos encontrado el mejor lugar para permanecer en él”. G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!! 

Algunos días al levantarme miro con cierta preocupación el presente y todas las nuevas ideas populistas junto con la crisis de los valores democráticos que nos llevan a las crisis institucionales y sociales que estamos padeciendo, y, veo un posible y creciente establecimiento de un cierto totalitarismo, lo aprecio en sus primeros síntomas como en la creciente polarización y la sacralización del Estado.

Me parece recordar haber leído en alguna parte que los totalitarismos se establecen en sociedades que previamente ya presentan unos rasgos y características para su implantación y mantenimiento. Entre esas condiciones previas podríamos destacar el declive de la esfera pública que nos lleva a un creciente aislamiento social y a unas vidas superficiales sin ningún sentido.

No hay duda, lo vemos cada día, tenemos un crecimiento del individualismo que ya supera en importancia a la esfera pública y a la acción ciudadana. Es normal ver cada día a más personas despreocupadas de la vida pública y centradas en sus intereses privados, preocupados solo por su seguridad a cualquier precio. Esta persona es indiferente hacia la vida política, se queda en sus intereses de confort y consumo, lo que la convierte en el terreno adecuado para que se instale en un lamentable conformismo social y político.  

Este exceso de individualismo está llevando a las personas a la más absoluta soledad y aislamiento, perdidos y sin los otros, sumergidos en el alienante anonimato de la masa y viviendo solo para sí. Esta forma tan individualista de vivir está curiosamente llevándonos a que nos encontremos con la contradicción de tener que vivir juntas, pero sin tener nada en común, sin ningún interés que compartir y este aislamiento hace desaparecer la pluralidad, pues ya no existe una vida en común donde poder relacionarse con los demás y compartir una vida común siendo distintos.

El resultado es una sociedad triste, desoladora, que ya no es plural y por lo tanto se ve como si toda la realidad fuese homogénea. Y es que cuando renunciamos a la vida con los demás, a hacernos cargo de lo que nos es común estamos entregando nuestra libertad para no perder nuestra seguridad personal, y es en esta situación cuando es fácil terminar con la vida pública.

Cuando se aísla a las personas lo que se esta haciendo es conseguir que renuncien a su libertad de pensamiento pues su razonamiento no va más lejos de ellos. Lo vemos en los emigrantes que no consiguen pertenecer al lugar donde viven.

Pertenecer a la sociedad en la que se vive es un paso más para encontrar un sentido para vivir, es el principio para formar nuestra identidad y con ello llevarnos a tener esperanza. Por ello, sin pertenencia, sin sentirnos parte de una comunidad, todo lo que vamos a encontrarnos nos resultará absurdo. Una vez que nos acostumbramos a mirar a los demás como si no fueran seres humanos, como si no fueran personas, como si tuvieran menos dignidad, es fácil tratarlos como cosas, como vidas sin valor, o valorarlos según su utilidad. Qué es lo mismo que decir que no tienen dignidad. Y será esta forma de superficialidad la que nos encontramos ya en muchas partes de nuestra sociedad.  

Cuando nuestra sociedad termine con la solidaridad habrá logrado una complicidad con la violencia hacia los que no importan a nadie, se habrá destruido la singularidad de cada persona y su dignidad y a partir de aquí el valor de la vida humana ya no importará y el fantasma del totalitarismo se nos aparecerá por las esquinas.

jueves, 8 de febrero de 2024

¡Buenos días!!! ¿Progresismo?

     “No discutamos si es mejor ir hacia adelante o hacia atrás, sino discutamos cuál es el mejor sitio al que debemos ir. No discutamos si es mejor permanecer donde estamos sino si realmente hemos encontrado el mejor lugar para permanecer en él”. G. K. Chesterton) 


¡¡¡Buenos días!!!

Es muy fácil y recurrente hablar de “progresismo” ya que parece que es una palabra mágica, una especie de llave maestra que sirve para muchas cerraduras. Parece normal que todos nos queramos subir al tren del progreso y de lo que supone un avance. El “pero” nos aparece cuando intentamos averiguar si es verdaderamente progresivo, y no lo contrario, y si aumenta también en perfección.

El ejemplo del precipicio me viene bien, si estuviera al borde de un precipicio lo normal y lógico sería no dar un paso al frente y por lo tanto retroceder, por lo que no debería de progresar hacia el abismo si no retroceder si quiero progresar. Lo que nos sucede es que, si el poder que tiene en nosotros el lenguaje nos dijera que un retroceso nunca puede ser progresista, entonces, muchos, no harían caso de su sentido común y se despeñarían.  

Y es que las palabras tienen mucha importancia si se juntan con otras que nos llenan la cabeza de ideas confusas, sobre todo si se asocian con el bienestar. Y la palabra “progresismo” es una de ellas. Nos seduce, nos lleva a imaginar cosas buenas pues suponemos que siempre nos vamos a dirigir hacia situaciones que consignan que las cosas sean mejores, más buenas para todos.

Muchas ideas que se autodenominan progresistas no aportan nada bueno ni a esta sociedad ni a la que aspiran más adelante, tenemos que estar atentos, pues el adjetivo progresismo se nos ha colado, como de estraperlo en nuestras conciencias y va adormeciendo nuestro conocimiento sobre el bien y el mal, va anestesiando nuestra capacidad de reflexionar sobre la bondad y la verdad de las cosas.

Y, corremos el peligro de que nos empujen a dejarnos caer en el abismo.

miércoles, 7 de febrero de 2024

¡Buenos días! ¿Somos libres al elegir?

     “La riqueza y el poder es lo que consideran respetable aquellos que no tienen otra cosa que respetar”. G. K. Chesterton)


¡¡¡Buenos días!!!

Hay un tema que he visto que me resulta muy recurrente por las mañanas, me pregunto muchos días si realmente en el mundo occidental las elecciones son libres. La pregunta, aunque recurrente no deja por eso de ser retórica. ¿Cuándo votamos somos libres al elegir?

Parece a primera vista que nuestra libertad es real, pero en cambio nuestra capacidad para ejercer nuestra libertad no lo es tanto, ya que la capacidad de nuestra mente para conocer y comprender todas las leyes y cuestiones que nos rodean no lo es tanto. Hay quien insinúa que no tenemos capacidad para provocar nada pues somos una consecuencia de todo lo que nos rodea, como puede ser nuestra infancia o los factores medioambientales que nos rodean y que explican nuestro comportamiento. Por lo que resulta que nuestras elecciones no son en realidad elecciones, son consecuencias necesarias de situaciones previas.

Pero eso no impide constatar que las decisiones que se toman en una misma situación no se limitan a responder de una forma previsible. Tomamos decisiones a veces de forma impulsiva, otras las meditamos con cuidado y, es verdad que a veces nos viene predeterminada por alguna circunstancia especial. Tomamos muchas decisiones en función de lo que los entendidos suelen llamar “necesidades electivas”, o sea en función del deseo que pensamos que es más importante o prometedor por lo que hemos vivido, por nuestra experiencia ya sea por nuestras alegrías o nuestras penas. Lo que pienso es que no somos como las máquinas que respondemos automáticamente ya que comprendemos significados y sobre todo porque somos capaces de ayudar a otras personas con nuestras decisiones. 

Si lo pensamos, nos daremos cuenta de que tomamos nuestras decisiones por lo que conocemos y lo que amamos. Y, amamos lo que nos satisface. Nuestra decisión se basa en lo que aparece ante nuestra libertad como deseable, buscamos aquello que ya nos ha producido satisfacción, buscamos lo que nos puede dar satisfacción. Resumiendo, deseamos.

Si queremos que nuestra respuesta a la primera pregunta sea positiva, vamos a tener que ser irreductibles, es decir personas que se muevan en la búsqueda de los significados, que sepan cooperar y sobre todo personas que tengan los deseos bien educados.  

viernes, 2 de febrero de 2024

¡Buenos días! Salir de nuestra comodidad.

     


“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton) 

¡¡¡Buenos días!!!

Han pasado varios meses desde que escribí algunas palabras sobre viajar, sobre todo en bicicleta y, va siendo hora de volver a pedalear para ir preparando los viajes que podamos hacer esta primavera y sobre todo en verano.

Por mucho que lo preparemos un ciclo-viaje siempre estará envuelto en el misterio. Entre las circunstancias que hay en cada viaje y aquellas cosas que no dependen de nosotros siempre hay un algo desconocido que hace que el viaje y que el mundo que lo rodea tenga su propio encanto.  

Todos los viajes van a ser así. Viajamos en un espacio que ya ha sido dispuesto por otros, y a nosotros nos toca descubrirlo. Lo averiguamos en nuestra primera excursión, y el asombro ante el encanto de lo real nos maravilló, disfrutamos más que cuando lo imaginábamos, era real. Cada uno de nosotros tiene ante un recorrido un viaje propio que le toca descubrir. Esos caminos, esas carreteras, los senderos, todos esos kilómetros que combinamos para formar nuestros itinerarios, están dispuestos para todos los ciclo-viajeros, pero de tal manera que hasta habría valido la pena crearlos para que tan solo un ciclista los recorriera.  

El encanto que trae el misterio de nuestro viaje, del viaje personal, es algo que el ciclo-viajero siempre está buscando porque su viaje, además de suceder en un lugar ya establecido, también discurre en un tiempo limitado en el que se enfrenta a sufrimientos, a situaciones abiertas a lo que no esperábamos, y en ese tiempo, en esas circunstancias el ciclo-viajero tiene la tarea de realizar su propio viaje.

La actitud de descubridor que aprendimos en nuestro, ya lejano, primer viaje, puede ir menguando con los años y corremos el peligro de dejarlo un poco de lado. Si lo propio de esta actitud consiste en estar abierto a conocer lo insospechado, estar dispuesto a la aventura, con el tiempo el ciclo-viajero puede abocarse hacia todo aquello que domine, que le de confort y seguridad.

La confianza que teníamos en el misterio de cada viaje, que estaba por descubrir, corre el peligro de ser reemplazado por la confianza en la razón. El ciclo-viajero moderno parece que ya no quiere pensar en lo que escapa de sus manos, ya no se abandona ante su insignificancia. Pero cuando todo depende de nosotros se escapan de nuestro radar aquellas situaciones que superan nuestra razón y, qué al mismo tiempo, encantan nuestra vida.

Lo que tenemos que hacer es salir de nuestra comodidad, desafiar nuestra razón y nuestro afán de seguridad y comenzar a confiar en que encontraremos al què me ayude a descubrir lo que le da encanto al mundo y a mi propia vida.

jueves, 1 de febrero de 2024

¡Buenos días! ¿Persona mayor?

     “La mujer es solo inferior a un hombre en la materia de no ser tan masculina. No es inferior en nada más. Si todo intentase ser verde, algunas cosas serían verdes que otras, pero hay una igualdad inmortal e indestructible entre el verde y el rojo”. G. K. Chesterton) 


¡¡¡Buenos días!!!

Tengo una edad en la que me encuentro en una categoría tan vaga como la de los “mayores”, es tan amplia y diversa que necesito poner mucha atención para situarme y apreciar las diferencias. Nuestra sociedad tiene unos convencionalismos y prejuicios que tiende a contemplarnos de una forma muy generalizada.

Cuando hablamos de nuestro padre, por ejemplo, en que categoría lo colocamos, una persona mayor. Una persona mayor no es una categoría. ¿No es una categoría relativa? ¿Mayor que quién? ¿Acaso queremos decir jubilado? Es verdad que la edad de jubilación responde a un criterio bastante claro. Sin embargo, una gran mayoría de personas cuando se jubilan gozan de buena salud y son perfectamente autónomos y cuentan con la energía e ilusión suficiente para seguir participando en la vida social.

No tenemos dudas de que la discriminación por edad persiste, algunas diferencias como las de raza o de género han dejado de constituir criterios públicamente determinantes en la mayoría de los puestos y profesiones. Sin embargo, la edad se mantiene como uno de los últimos reductos donde la igualdad y libertad no se aplican como debería.

Es cierto que existen llamadas a eliminar las barreras que puedan impedir la discriminación social de los “mayores”. Sin embargo, en la medida en que en nuestra sociedad todo lo que es moderno nos habla del prestigio de lo nuevo frente a lo antiguo, la relación de lo moderno con la edad es bastante más complicada. Tenemos que fijarnos en que algunas maneras de entender y promover el “envejecimiento activo”, se entiende, como normal, que lo ideal es mantener la juventud durante el mayor tiempo posible. Ahora bien, ¿no es esto también una forma implícita de discriminación? Pues se elige la edad joven como pauta a seguir y la ancianidad como objetivo a combatir.

Tarde o temprano vamos a morir y, lo normal, en la última fase de nuestra vida es que vamos a ser muy frágiles y vulnerables, lo que contradice el optimismo moderno que ya no se puede entender en términos de “envejecimiento activo”. Por eso, en esa edad en la que percibimos que nuestro tiempo es un bien escaso hay que dotarlo de contenido y de sentido. Vamos a ser frágiles, pero no es necesariamente algo negativo pues puede ir acompañado de una mejora en otros aspectos que nos hagan más humanos, como la comprensión o la gratitud, la serenidad o la sabiduría.

Aunque la vejez puede experimentarse con pesadumbre, esa edad conlleva unas ganancias como la sabiduría, prudencia, autoridad, y que deben prepararse desde la juventud.

En fin, veo que el tema da para mucho más, mañana si es posible, intentaré continuar.