sábado, 24 de febrero de 2024

¿Buenos días! Pero ¿dónde está ese algo?

     “La mitología es simplemente creer en aquello que puedes imaginar” G. K. Chesterton) 

¡¡¡Buenos días!!!

Me he dado cuenta de que ayer no profundice lo suficiente en la necesidad de las relaciones interpersonales. De hecho, cualquier forma de encauzar nuestra vida pasa por ellas, las buscamos en nuestra familia, en nuestra pareja, amigos…

Si ahora repasamos nuestras relaciones con los demás veremos como las encontramos algo limitadas. Por supuesto, son limitadas en el tiempo por la sencilla razón de que las personas pasan: unas cambian su residencia, atrás cambian su carácter, otras nos decepcionan y está claro que todas al final mueren.

Pero, además, si profundizamos un poco más, nos damos cuenta de que esas relaciones son básicamente insuficientes. Nuestro deseo de satisfacción es ilimitado: queremos que algo dure para siempre, queremos ser amados de forma infinita, nos gusta ser aceptados como somos verdaderamente y no como a otros les gustaría que fuésemos, nos gustaría tener a alguien que pudiera compartir nuestros problemas desde dentro y no solo desde fuera. Todas las personas que tenemos a nuestro alrededor solo van a poder satisfacer esas ansias de más de una forma parcial y claramente insuficiente.

Pero ¿por qué?, cuál es el motivo. Con el paso de los años nos damos cuenta de que no nos bastan las cosas para llenar nuestras vidas, es más, sabemos por experiencia que tampoco las personas. Lo que necesitamos es a alguien que nos ame sin limitaciones, que nos aprecie para siempre, como somos y pase lo que pase, incluso más allá del dolor y de la muerte. Ese sería nuestro ideal. Necesitamos por lo tanto a alguien a quien nos podamos entregar en cuerpo y alma, sin ningún tipo de reserva.

Todo lo anterior ha sido un objetivo inalcanzable para muchos de nosotros, lo ha sido porque ha sido una búsqueda a ciegas. Si nos damos cuenta, en todo eso que queremos nos falta dónde está el final, donde está el verdadero final pues únicamente buscamos algunas características que debe de tener ese final para que sea un verdadero final, para que el sentido de todo lo encontrado nos satisfaga verdaderamente y no sea un nuevo espejismo. Sabemos que nuestra vida necesita algo que le de un sentido verdaderamente satisfactorio, pero ¿dónde está ese algo?

Hemos buscado por todos lados y cada vez se nos ha hecho más difícil y complicado. Todas las cosas materiales en las que pensábamos que podía estar han sido fácilmente superadas a pesar de que las podíamos manejar, y siempre han permanecido en el exterior de nuestras vidas. Sin embargo, las personas, son algo totalmente distinto. No son manejables, no podemos hacer con ellas lo que queremos. Tienen su propia voluntad, sus propios deseos y necesidades, que no coinciden con los nuestros. En muchas ocasiones nos resultan incomprensibles. Además, para relacionarnos de forma verdaderamente humana con otras personas, tenemos que poner en juego nuestro propio ser, arriesgarnos, dejarlas entrar en lo más profundo de nuestra propia vida. Por lo tanto, ya no estamos al mando de lo que ocurre, sino que, en parte, dependemos de lo que hagan otros.

Como estáis viendo cada vez está todo esto más complicado, pues si pasamos de las personas a ese algo o a esa Persona que buscamos, esa dificultad se hace más grande. Si podemos controlar totalmente las cosas materiales, pero con las personas ya no tenemos el control total de lo que sucede, sino sólo un control parcial y compartido, es fácil que lleguemos a la conclusión que ante la Persona de la que hablamos ya no tengamos ningún control de lo que nos pasa, sino que vamos a estar bajo su influencia, que va a tener la iniciativa en todo y que, para encontrarla, vamos a tener que poner toda nuestra vida en juego, todo lo que somos.

Es muy complicado encontrar a alguien a quien nos podamos entregar en cuerpo y alma, sin ningún tipo de reserva. Es complicado buscar a esa Persona, pero no lo es tanto decir que muchos nos hemos encontrado con esa Persona. Podemos esforzarnos, calentarnos la cabeza hasta que nos reviente, hacer lo posible y lo imposible y, la realidad es mucho más simple: esa Persona, que llevamos toda la vida buscando, ha salido a nuestro encuentro. No podíamos hacer nada, por nuestras propias fuerzas, para encontrarla, pero ha querido encontrarse con nosotros.

Tal vez la solución para esas personas que no cesan de buscar es ir a encontrase con las personas que han encontrado, dejar a un lado, por un momento, todos los razonamientos y dejar paso a la experiencia de esas personas, no nos podemos quedar solo con los argumentos pues experimentar también es muy importante.

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