miércoles, 14 de febrero de 2024

¡Buenos días! Nos “hacemos” a través de nuestros actos.

     “No discutamos si es mejor ir hacia adelante o hacia atrás, sino discutamos cuál es el mejor sitio al que debemos ir. No discutamos si es mejor permanecer donde estamos sino si realmente hemos encontrado el mejor lugar para permanecer en él”. G. K. Chesterton) 

¡¡¡Buenos días!!!

Si sigo por la misma senda que viene de la entrada de ayer tengo la impresión de que me llevará a cuestionarme el: ¿Para qué utilizo mi libertad? Una libertad que poseo por ser dueño de mí mismo y, en consecuencia, ser dueño de mis manifestaciones y acciones, que al final son guiadas por mi voluntad. Cuando aplico mi voluntad lo que estoy haciendo es ejercer mi libertad.

Veamos, tengo la capacidad de decidir, de hacer planes y cumplirlos, pero, en cambio, si evito tomar decisiones concretas y comprometedoras, no soy yo quien escribo mi historia ya que me dejo llevar por las circunstancias, no ejerzo mi libertad.

Todos tenemos alguna idea general sobre nuestra vida, aunque nunca nos hayamos parado a reflexionar sobre ella. Todos, de alguna manera, tenemos un proyecto existencial, puede darse el caso de que sea muy profundo o tal vez superficial, pero en él figuran nuestras ideas sobre la familia, la cultura y la política, nuestros principios morales y creencias religiosas.

Entonces lo que solemos hacer es utilizar nuestra libertad para alcanzar nuestro proyecto existencial, pues en caso contrario solo la utilizaremos para cosas insignificantes. Una libertad cuyo único argumento consiste en la posibilidad de satisfacer necesidades inmediatas, no es una libertad humana, se parece más a unas tomas de decisiones que se quedan en el ámbito animal y que solo se usan para sobrevivir. O sea, nuestra libertad, la libertad en general se mide por aquello a lo cual van dirigidas todas sus decisiones. Por lo tanto, cuánto más grande sean nuestras aspiraciones, más grande es la libertad.

Somos felices y nos sentimos realizados cuando hemos conseguido acercarnos a nuestra verdad personal, a nuestro proyecto de vida. Nos “hacemos” a través de nuestros actos, pero de nuestros actos libres. Nosotros pintamos el cuadro de nuestra vida, no solo hacemos cosas, sino que nos hacemos a nosotros mismos.

Si lo pensamos, veremos que nuestra vida no es algo que nos han regalado una vez y ya está. Es un quehacer diario, un proyecto, que tenemos que conseguir alcanzar. Por eso es tan importante tener un buen proyecto de vida o mejor dicho un gran proyecto de vida. Y un gran proyecto de vida implica hacer las cosas bien y hacer el bien no solo para nosotros si no para todos los que nos rodean y por lógica cuanto más hacemos el bien, nos hacemos más libres.

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