jueves, 30 de noviembre de 2023

¡¡¡Buenos días!!! ... luego si la verdad no existe, la verdad existe”

 “No hay nada que a un norteamericano le guste tanto como tener una sociedad secreta y no guardarlo en secreto” (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!! 



Cuando se empieza escribiendo o hablando sobre la verdad resulta muy complicado dar por cerrado el tema, pues el relativismo obstinado en el que algunos viven permanentemente instalados lo hace muy complicado, ya que ese “todo depende del color del cristal con que se mira” los hace vivir en una gran indiferencia hacia las cosas.

Nos encontramos por lo tanto con muchas personas que se olvidan o no quieren hacer el esfuerzo de preocuparse por la verdad objetiva de las cosas y de tener la verdad como meta y como concepto ético, para preocuparse de otras cosas, como, por ejemplo, eso que ahora esta tan de moda como la llamada “posverdad” que no es otra cosa que poner más atención en las ideas personales, en las simples apariencias y en las emociones que en los hechos reales.

Casi todas las personas prefieren que se les diga la verdad a que se les mienta, la mayoría de nosotros elegimos la verdad a la falsedad o al error, preferimos tener una certeza a una duda. Todos queremos saber, pero queremos que sea verdadero.

Si lo pensamos un poco, nos daremos cuenta de que una forma para evitar que una persona piense y saque sus conclusiones es decirle continuamente que toda verdad es relativa y que casi se trata de un asunto de gustos, entonces se pierde el estímulo esencial de todo pensamiento que no es otro que el anhelo de verdad que todos poseemos, un anhelo que es consecuencia de la necesidad que tenemos de conocer lo que es verdadero.

De ahí la necesidad de estar siempre cuestionándonos las conclusiones que hemos alcanzado, para no ser manipulados, tenemos por lo tanto que estar constantemente interesados en la verdad, de lo contrario esta puede ser empañada por una falsedad conmovedora. Lo curioso del caso es que en la actualidad unas ideas pueden ser falsas o verdaderas, pueden ser sanas o perniciosas, eso no tiene importancia para que convenzan a la gente, todo depende de la eficacia de la propaganda, que si está bien conducida puede adoctrinar de cualquier cosa a prácticamente todo el mundo.

La verdad es una necesidad esencial en el hombre, es decir, una necesidad que nace de la raíz constitutiva del ser humano. El ser humano busca la verdad objetiva de las cosas porque la desea, porque quiere saber a qué atenerse en medio de su existencia, a veces caótica y falta de sentido. Es una cuestión de voluntad, pero también de inteligencia, lo que ayuda a ver la diferencia entre la verdad y la falsedad.

Hoy voy a cerrar con un párrafo que he leído en un libro sobre san Buenaventura, aunque me parece que algo parecido se encuentra también en algún escrito de San Agustín: “La luz del alma es la verdad; esta luz no conoce ocaso, porque con tal fuerza irradia sobre el alma, que ni siquiera puede pensarse su inexistencia, ni expresarla sin que el hombre se contradiga; porque, si la verdad no existe, es verdadero que la verdad no existe: luego algo es verdadero; y si algo es verdadero, es verdadero que la verdad existe: luego si la verdad no existe, la verdad existe”.

miércoles, 29 de noviembre de 2023

¡¡¡Feliz miércoles!!!

 “¿No puedo agradecer a nadie el regalo de cumpleaños de mi nacimiento?” (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!!

Una de las frases que solemos usar con asiduidad y que también solemos leer con frecuencia es la de: “La Verdad os hará libres”, y al prestarle atención siempre nos entra la duda de saber si vamos a ser capaces de identificar la verdad.

Puedo pensar que hoy en día es muy complicado saber de toda la información que circula por las redes sociales cual es la verdadera, como saber si nos dicen la verdad si quien nos la cuenta es una empresa que se mueve por intereses económicos. Pero las noticias falsas no son un fenómeno nuevo, han sucedido y se han dado a lo largo de historia.

Llama la atención que la sociedad mejor comunicada de la historia es al mismo tiempo la más desinformada y vulnerable. Muchas personas ya no confían en nada ni en nadie, han llegado a la conclusión de que su mejor amigo es posiblemente su perro, y que todas las personas se mueven por interés. Según mi opinión esto se debe a una falta de cultura, me parece que ya no se enseña casi nada de humanidades ni de filosofía con la excusa de que estas materias no son importantes porque no aportan nada en el mercado de trabajo.

Leí en algún sitio que ya no se estudia literatura universal pues no es necesaria para la mejora del lenguaje, a lo que yo entiendo que la literatura no es considerada como un hecho cultural que se sirve del lenguaje escrito. Conozco a muchos jóvenes que tienen problemas para situar a Goethe, Voltaire, Dostoyevsky, Tolstoi, Stendhal, Baudelaire, Mann, Kafka, Proust y tantos otros.

Esa falta de cultura, que a mí me parece que hay, hace que no se pueda entender lo que hoy nos pasa ya que no se ha estudiado a los que reflexionaron sobre lo que pasaba en su tiempo y en situaciones similares, así como tampoco pueden entenderse los principios de nuestra cultura occidental sin saber lo que pensaron y las conclusiones a las que llegaron los filósofos anteriores a Sócrates. No se pueden sacar conclusiones de esas cuestiones sin saber lo que sucedía en la antigua Grecia.

Ya sé que está muy bien saber inglés, informática, medio ambiente y otras disciplinas que nos puedan servir para ganarlos la vida, pero no hay que dejar de estudiar aquello es esencial para vivir de una forma decente y además hacernos felices. Se están arrinconando aspectos vitales en la formación integral de las personas. 

No quiero olvidarme de algo que también considero de vital importancia como es la cultura religiosa. Y es que ¿cómo se puede admirar lo que pinto Miguel Ángel en la Capilla Sixtina si no se sabe quiénes fueron Adán y Eva? ¿cómo se pueden entender la grandeza de las catedrales medievales si no se sabe nada de Historia Sagrada? ¿cómo se puede uno estremecer ante un Réquiem si no sabe nada de la liturgia de los difuntos? ¿de qué sirve leer esa historia desgarradora que nos cuenta Dostoievski en la Leyenda del Gran Inquisidor si no la podemos descifrar porque no sabemos nada del Nazareno? Y ahora que se acerca la Navidad ¿cómo escuchar con emoción el Oratorio de Navidad de Bach si no se sabe nada del evangelio de Lucas?  

Para mí las humanidades y la filosofía son básicas para vivir la vida de una manera honrada y feliz, y la misma función cumple también la cultura religiosa, es más la forma más efectiva de defender la dignidad humana y su transcendencia es la religión pues nos abrirá una puerta a la esperanza en nuestras vidas. 

martes, 28 de noviembre de 2023

¡¡¡Bienvenido sea este martes!!!

 “Los hombres son inferiores al cochino cuando no saben apreciar el cerdo” (G. K. Chesterton) 

¡¡¡Buenos días!!!

Durante el café vespertino de ayer comentábamos la cantidad de personas que han perdido el sentido de su vida y que sienten un vacío espiritual. Muchas de ellas no saben ni por qué ni para qué se levantan cada mañana. Personas que sustituyen el verdadero sentido de sus vidas buscando métodos de relajación, buscando estímulos, satisfacciones corporales, comidas, drogas, sexo o alcohol con la intención de encontrar algún motivo por el que empezar el día con ilusión.  

Muchas personas con las que hablo no tienen claro cuáles son sus valores. Ese puede ser el problema, han perdido los valores. No recuerdan cuáles son sus cualidades y principios que son considerados buenos. Hay que volver a aquello que nos hace crecer como personas, a lo que nos perfecciona y nos enseña el camino en esos momentos de incertidumbre. Si no conocemos nuestros valores, esos principios consistentes en orientar nuestros actos, va a ser muy complicado tener un sentido claro de nuestra vida.

Un valor muy olvidado es el de la coherencia, uno de los que afecta a nuestro sentido de la vida. Cuando decimos una cosa, pero hacemos otra distinta, sin darnos cuenta nuestra sensación de vacío existencial aumenta y eso nos provoca malestar. Cuando somos coherentes con nuestros ideales estamos más cerca de la felicidad.

Ya sé que acercarse a la felicidad es complicado, pero hay que intentar hacerlo lo más fácil posible, no es tan complicado tampoco, hay que saber querer a las personas, sentirse a la vez queridos y tener claro el sentido de nuestra vida. Hay unas sencillas preguntas que nos tenemos que hacer y buscar unas respuestas: ¿Qué queremos hacer con nuestra vida? ¿Cuál es nuestro proyecto vital? ¿Para qué trabajamos?, etc. Estas preguntas han de ser contestadas.

Nos deberíamos de detener y pensar, hay que pararse y observarnos, mirar a nuestro entorno y entender bien nuestro lugar en el mundo, esto nos debe de ayudar a encontrar el sentido de la vida. Lo habré dicho en alguna otra ocasión, estoy seguro, los que tenemos fe, el sentido de nuestra vida es consecuencia de que somos conscientes de ser seres transcendentes, que estamos más allá de los límites de cualquier conocimiento posible, somos hijos de Dios. 

lunes, 27 de noviembre de 2023

¡¡¡Buenos días, lunes!!!

 “Cuando las cosas buenas suceden, nunca son las que se daban por garantizadas. Y cuando suceden cosas malas nunca son las que parecían inevitables” (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!! 


Cuando estuve de viaje este verano pude pasar algunas semanas observando un fenómeno que en el Mediterráneo no se suele dar con tanta intensidad; las bajamares y pleamares.

Para mi durante esas semanas las mareas se convirtieron en todo un misterio. No sabía entenderlas, me desbordaba el no saber que playa iba a encontrarme, ¿Será buen momento para bajar a la playa? ¿Conviene aventurarse a dar un paseo hacia el extremo del estuario… o es una imprudencia?

Tuve que dedicar algunas horas a averiguar que las bajamares y pleamares tienen que ver con los niveles de las mareas. Me entere que son cambios que ocurren de forma regular donde hay grandes masas de agua. Desplazamientos que son causados principalmente por las fuerzas gravitacionales del sol y sobre todo de la luna.

Al final, no tenía más remedio que fiarme de los lugareños y consultar una aplicación que encontré. Basta con ser un poco razonable para comprender que hay que pedir consejo a los que tienen experiencia. Gentes que viven junto al mar y que saben bien los ritmos de las mareas, y es que, a fin de cuentas, sientes que el mar es un “ser vivo”, y conviene saber cómo actúa. Por eso, nada mejor que confiar en los que saben.

La cuestión que se me presentaba era la de si confiaba en los horarios que me daban para bajar sin peligro a pasear por la playa. ¿O no me creía que esos horarios se iban a cumplir?

No me quedaba más remedio que tener fe en los que vivían allí. Y es que una tarde mientras esperaba la puesta de sol llegue a la conclusión de que la fe es eso: confiar en los que saben. En los que han experimentado antes que nosotros por lo que estamos pasando o lo que estamos viendo. En los que tienen experiencia, que por haberlo vivido se conocen de primera mano cómo son las cosas.

Todo lo que a mí me costó unas horas aprender, los que vivían cerca de esas playas lo comprendían perfectamente, sabían sus tiempos y sus momentos. Para los que veníamos de fuera, el mar era algo igual, sin cambios. Sin embargo, para el que vive en esas costas, esos retrocesos y avances son como un reloj, como un péndulo que va y viene.

La cuestión que me estaba dando vueltas aquella tarde en la playa, era que si en realidad hubiera tenido confianza en las personas que saben no hubiera tenido que andar intentando adivinar lo que estaba haciendo el mar. No lo he vivido todo, y no lo puedo comprobar ni averiguar todo, hay personas que nos pueden hablar de lo que han visto con sus ojos, de lo que han contemplado y palpado con sus manos, y yo puedo avanzar más rápido y seguro si creo en ellos.

Y esa es la cuestión, creer o tener fe es simplemente aceptar algo como verdadero basándome en la autoridad de otro. Sin embargo, no toda certeza es fe, cuando veo y comprendo claramente cómo funcionan las mareas ya no necesito creer lo que me dicen los lugareños. Cuando veo y comprendo claramente algo no es un acto de fe. No creo que dos más dos son cuatro porque es evidente, puedo comprenderlo y comprobarlo. Esto es comprensión y no creencia.

Nunca he visto con mis propios ojos el virus del covid-19, pero como creo en lo que la ciencia dice y confío en ella es por lo que creo que el virus existe. Esto es un acto de fe: conocimientos que acepto por la autoridad de otros en quien confío. Hay tantas cosas que no comprendemos, y tan poco tiempo para comprobarlas personalmente, que la mayor parte de nuestros conocimientos se basan en la fe. A este tipo de fe es la que se le denomina fe humana.

Esto me lleva a decir que, si mi mente acepta a Dios como una autoridad, pues Dios es la Verdad, debería aceptar sin problemas todo lo que Él me dice, esa fe la podría llamar divina. Llegado a este momento es cuando se me complica el tema, veamos las autoridades humanas en un tema pueden equivocarse como sucedió con la enseñanza universal de que la Tierra era plana. Pero Dios es la Verdad y no debo dudar de las verdades que Dios ha revelado.

 En el ámbito cristiano la Fe no es simple conocimiento humano, sino que los católicos lo consideramos una virtud teológica, un don divino. 

domingo, 26 de noviembre de 2023

¡¡¡Buenos días!!! ¡Feliz domingo!

 “Un hombre no está realmente convencido de una teoría filosófica cuando encuentra que algo la prueba. Está realmente convencido cuando descubre que todo la prueba” (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!! 

 Me acosté anoche con las noticias del encendido de las luces de Navidad en numerosas ciudades, y como ya va siendo habitual cada año se hace con más antelación, pero no es esto lo que me ha hecho recapacitar sobre la Navidad que vendrá.

Yo no sé a vosotros, pero a mí me parece que el sentimiento de aversión a la Navidad ya no es algo raro ni excéntrico, sino que me encuentro cada día con más personas que manifiestan lo poco que les gusta la Navidad.

Estoy seguro de que a partir de estos días me encontraré con personas que para llevar mejor ese trauma que les va a causar la Navidad se dedicaran a escribir artículos sarcásticos o historias con una especie de terror gótico. Otras personas, directamente, van a desconectar de todo y se aislaran. Habrá también personas que pensarán más sobre el tema y buscarán palabras para explicar lo que ocurre y nos dirán que no tienen nada que celebrar y que, si ya antes tenían sus dudas sobre la existencia de lo eterno, ahora ya saben directamente que Dios no existe pues no ven por ninguna parte la buena mano de un ser bueno. Qué están sucediendo y han sucedido demasiadas cosas tristes, malas, dolorosas, guerras, epidemias y… Y que, antes de continuar viviendo con las dudas y cierta inestabilidad que les genera creer en Dios deciden descartar cualquier posibilidad de consuelo.

Hablé el año durante las navidades con amigos que fueron muy sinceros y me dijeron: he perdido la fe y con el paso de los años he llegado a la conclusión de que la vida es una tomadura de pelo. No han encontrado un Dios que les sirva.  

Estos amigos, con esa necesidad que da el paso de los años y movidos por esa postura de no perder el tiempo en razonamientos sentimentales y retóricos, me han dicho: “no comprendemos cómo puedes vivir una vida tan idealista”. La clave de esto la encuentro en que lo que ellos consideran como un exceso de idealismo para mi es el don de la fe.

Y claro, ante esto no tengo más remedio que detenerme a reflexionar e intentar llegar, con la misma sinceridad, a ciertas conclusiones. Me doy cuenta de que vivir en un lugar que no tiene un sentido, darle importancia a unas cosas que no significan nada, basar nuestra vida en algo a lo que continuamente hay que ir aportándole un relato para que tenga cierto sentido debe ser, cuanto menos, muy cansado. Y claro, es comprensible que celebrar el nacimiento de un Dios en el que no se cree hace que cada símbolo de fiesta se vea con incomodidad: como las visitas familiares, regalos, comidas, belenes, villancicos…

Me imagino que debe ser como disfrutar de un espectáculo del que solo oyes los aplausos, a los que te sumas por seguir la corriente de los que te rodean.

Vivir en un tiempo, aunque solo sea por unos días, cuyo sentido salvador no me salva de nada debe de ser agotador. Es como una especie de broma irónica de la que ya no nos apetece formar parte. A todo esto, tengo que añadir la necesidad de ser obligatoriamente felices por Navidad, de parecer felices cueste lo que cueste. Lo que lleva muchas veces a una huida hacia adelante en busca de una alegría de última hora. Lo que añade más frustración a esa frustración mal resuelta.

Y, aquí estoy yo, que después de haber reflexionado sobre las razones de mis amigos debo hacerme a mí mismo el favor de ser honesto y disfrutar de mi verdad. Como no voy a vivir con intensidad esos días si tengo mi nacimiento como un regalo, como no voy a experimentar todo lo que significa el nacimiento de Dios, que se hace a sí mismo el regalo que me ya me ha hecho a mí. Por más insignificante que pueda parecer este hecho cambia drásticamente mi forma de estar en el mundo y de interpretarlo.

Algo insignificante puede cambiarlo todo, un niño nace y lo cambia todo, y es que en Belén nació el “hombre nuevo”. Por ello no es una metáfora decir que “todos nacimos en Belén”. Desde ese día la vida humana ya no es una triste aventura llena de incertidumbres, sino de profunda esperanza.

Por eso ese malestar de algunas personas en Navidad me hace pensar que la tristeza en realidad no existe; es simplemente una falta de alegría. Y ya sabemos bien que las ausencias nos indican una presencia. Tenemos nostalgia de una felicidad que sabemos en nuestro interior que poseemos, y esto lleva a decir que toda nostalgia se refiere al futuro, tenemos nostalgia de algo que deseamos para el futuro.

Y amigos míos, el futuro existe en la medida que se acepta, en la medida que se recibe. Pero no deja de existir por el hecho de rechazarlo, lo cual es muy molesto y, honestamente, me devuelve al mejor de los puntos posibles: si soy futuro y el futuro viene a mi encuentro, tiene mí misma carne y habla mi idioma ¿qué más puedo pedir? 

viernes, 24 de noviembre de 2023

¡¡¡Buenos días!!! Mi intimidad

 “Es más sabio considerar no por qué una cosa no es gozosa sino por qué nosotros no gozamos con ella” (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!!

La costumbre de madrugar te da además de la ventaja de dormir menos la de tener más tiempo de intimidad y, si lo piensas, la intimidad es un gran tesoro que no se encuentra en nuestros días muy valorado.

Y es que, si analizamos un poco, lo más importante que intercambiamos con nuestros seres queridos son nuestras cosas más íntimas, nuestra intimidad es aquello que guardamos solo para las personas que más nos importan.

Por eso, no resulta extraño que ante tanto desamor como hay en nuestra sociedad la intimidad esté tan estropeada. Es más, me parece entender por lo que veo en ciertos medios que está de moda airear nuestra intimidad ante extraños.

¿Qué nos queda como algo nuestro si mostramos todo a todos? ¿Qué nos queda si para no ser tachados de moralistas nos despojamos de todos nuestros sentimientos?

Reflexionamos sobre nuestra vida para poder ser protagonistas de ella y así no ser utilizados por las modas. Así debe aumentar nuestro mundo interior, acudiendo a él en esos momentos de soledad y silencio que nos deben de servir para tenerlo siempre presente.

Sin embargo, nuestra intimidad necesita el apoyo exterior, necesita formarse en las conversaciones con nuestros amigos, con la familia, recibiendo consejo, enriqueciéndonos con las confidencias que son la base de la verdadera amistad. Nuestra intimidad necesita para crecer apoyarse en la cultura, pues es la base para poder interpretar nuestra realidad y todo lo que nos rodea, y nos permite despejar parte de ese misterio que somos.

La paradoja de todo esto es que lo importante es ofrecer esa intimidad a quien se ama, si lo pensáis veréis que a mayor cercanía afectiva con una persona mayor cantidad de intimidad necesitamos compartir, y en cambio nos cuidamos mucho de mostrarla a los extraños, a las personas que no valoran la suya. 

jueves, 23 de noviembre de 2023

¡¡¡Buenos días!!! Unas preguntas sencillas

 “He llegado a aceptar la antigua creencia de que la herejía es peor aún que el pecado. Un error es más amenazador que un crimen, porque un error engendra crímenes” (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!! 

Está mañana unas preguntas sencillas; ¿Basta con arroparse en procedimientos legales para actuar democráticamente? ¿Se puede utilizar la democracia para llegar al poder y luego acabar con ella?

Pues no y si, no a la primera pregunta y si a la segunda. Es fácil encontrar ahora mismo bastantes ejemplos de dictaduras que han utilizado procedimientos democráticos para poder gobernar y después le han dado la vuelta a muchas leyes para que pareciera legal lo que era un claro fraude de ley. Eso lo sabemos todos, así como tenemos ejemplos de que muchas de las dictaduras actuales presumen de procedimientos democráticos, convocan elecciones y los ciudadanos votan, ahora bien, otra cosa son las limitaciones en las opciones disponibles y el respeto a esos votos.

Lo sabemos todos y sin embargo el hombre es capaz a no querer hacer caso a hechos que sabe perfectamente como van a terminar, y olvidar lo que otros hombres han experimentado como si quisiéramos experimentarlo en primera persona.

Por eso, no entiendo que se acepte sin más el que se diga que se cumplirá la Constitución y que se respetará la legalidad cuando hay suficientes hechos que nos indican que no nos podemos fiar. No digo que nos vayan a engañar, lo que intento decir es que no nos dejemos engañar.

Todos sabemos, pues es de sentido común, que los valores de la ley son más importantes que su formulación, por eso, cuando veo que se fuerza el lenguaje o el razonamiento y se lleva la norma a donde nunca pensaron los legisladores, me pongo en alerta, pues lo que va a suceder es lo que se llama un fraude de ley. Solo una aclaración, fraude de ley: “Actuación aparentemente lícita que en realidad persigue evitar la aplicación de la norma establecida para la ocasión”. Me parece claro que estamos estos días ante un fingimiento o engaño con apariencia de verdad.

Otra vez hay que echar mano del sentido común y recordar que el “hábito no hace al monje” aunque nos pueda parecer que su vestimenta se parece a un hábito hay que fijarse en sus palabras y en sus obras para darse cuenta de que no son monjes.

Tenemos que poner a trabajar a nuestra conciencia más que nunca, creer en esa capacidad personal de reconocer lo que está bien y lo que está mal, y elegir el bien que encontremos, y que sea nuestra única guía frente a esta serie de normas inconexas, oportunistas y, muchas veces, maliciosas.  

Si una ley pierde su valor de sentido moral y su camino hacia la consecución del bien común, entonces, solo tendrá un camino para imponerse que no será otro que la fuerza bruta y la coacción física. Este camino lo hemos visto muchas veces y siempre ha llegado a un estado fallido, en el que recordáremos nuestra libertad como algo lejano.     

martes, 21 de noviembre de 2023

¡¡¡Buenos días!!! ¡Hoy voy a ser amable!

 “De todas las ideas modernas engendradas por la riqueza, la peor de todas es la idea de que la vida hogareña es monótona y pacífica” (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!! 

No os ha pasado alguna vez que estábamos haciendo algo y no había forma de hacerlo como pretendíamos, y cuando alguna persona nos ha echado una mano casi sin darnos cuenta se nos ha escapado un: ¡gracias! ¡ha sido muy amable! Y nos ha nacido a continuación una sonrisa.

Seguro que nos habrá pasado, por eso esta mañana he dedicado unos momentos para reflexionar y entender el verdadero significado de esta actitud, que no es otra cosa que la amabilidad, que está al parecer ser en desuso y bastante ausente en las actitudes que tenemos en nuestras relaciones.

Si lo miramos bien la amabilidad es una forma de expresar la caridad pues tiene que salir del amor que sentimos hacia los demás. Entonces: ¿Cómo adquirir una actitud amable? ¿Cómo cultivarla? La respuesta parece clara; amando. Es claro que la aspereza, el rencor y el sarcasmo nos van a impedir ser amables.

Cualquier cosa que hagamos si la envolvemos en amabilidad hace que la persona que la recibe lo disfrute más: no solo por lo que hemos hecho sino por el envoltorio con que lo hemos hecho y que lo enriquece. Si además somos amables con alguien que no lo merece le podemos ablandar el corazón y mostrarle el camino para que se abra a los demás.

Si prestáis atención a esos momentos y a las personas con las que sois amables notareis que hay un contagio, las personas nos volvemos amables delante de la amabilidad, como si esas acciones llevaran a otros actos también amables. Ya os habréis dado cuenta de que la amabilidad y la cortesía van unidas puesto que la amabilidad es cortés. La cortesía lleva implícita a la amabilidad ya que es una expresión educada de respeto hacia el otro tratándolo con la misma deferencia con que nos gustaría que nos tratarán.

Es fácil confundirlas, una deriva del amor y la otra del respeto.

Otra cosa curiosa que suele suceder con la amabilidad es que a veces lo somos más con las personas que no conocemos y que con las que seguramente no vamos a volver a coincidir que con nuestra propia familia o amigos y, si esto es así, nos presenta un pequeño problema que deberíamos intentar solucionar ya que es fácil que nuestra amabilidad con los de fuera pueda ser simple afectación hipócrita.

En fin, voy a intentar ser amable y para eso una solución es tener siempre a mano tres palabras fundamentales: por favor, gracias y perdón. 

domingo, 19 de noviembre de 2023

¡¡¡Feliz domingo!!!

 “Un hombre tiene que amar muchísimo una cosa para practicarla no sólo sin ninguna esperanza de fama o dinero, sino incluso sin ninguna esperanza de hacerla bien” (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!! 

No se muchas veces el motivo por el cual mis pensamientos cuando me despierto me llevan a reflexiones de lo más extrañas. Esta mañana, por ejemplo, recordaba lo sensible que era de niño, especialmente con la justicia, pues me costaba mucho olvidarme de las promesas que me hacían mis padres. Cuando me decían que, si hacia tal cosa me darían tal regalo, no podía dejar de insistir en que la cumplieran. Cuando se es niño se tiene una sensibilidad espacial para la justicia, se cree en la palabra dada y si no se cumple lo prometido se considera que se ha cometido una injustica y por lo tanto una mentira y una falsedad,

He crecido y sin embargo en ese apartado sigo igual, continúo exigiendo el cumplimiento de lo prometido. Las personas podemos perder la inocencia propia de los niños y caer en el cinismo si dejamos de creer en la justicia, si renunciamos a lo bueno y perdemos el sentido de lo verdadero.

No es fácil ser justo, pero si no lo somos, nos tornamos injustos. Es fácil ser sensibles a las injusticias sufridas, pero igual no somos conscientes de las que provocamos. Es cierto que los gobernantes y los jueces tienen una responsabilidad especial frente a esta virtud, de tal modo que, en caso de ser injustos, quedan desacreditados, pierden autoridad. Pero esta gran cualidad no queda reservada para los grandes asuntos de estado, debe estar presente en nuestro día a día: en las relaciones laborales y familiares.

Si ahora hacemos el pequeño esfuerzo de consultar el diccionario de la RAE, nos encontraremos que, en su primera acepción, la justicia se define así: “Principio moral que lleva a determinar que todos deben vivir honestamente”. Y si bajamos un poco más llegaremos a esta otra acepción: “En el cristianismo, una de las cuatro virtudes cardinales, que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido”.

“Lo que les es debido” no puede dañar a la persona, tiene que ser justo, “lo que les es debido” tiene que ser bueno, tiene que ser verdadero. Hay una línea que une la verdad, el bien y la justicia, lo que nos lleva a que solo se tiene derecho a lo bueno.

En fin, estamos en estos días necesitados de justicia, tenemos sed de justicia. Cuando nuestros dirigentes confeccionan “leyes” injustas, que las hay, no nos hacen un bien, nos aprisionan y encadenan. Quizás es lo que ocultamente procuran: apresarnos para poder manejarnos. Y muchos ingenuos corean a sus carceleros como si fueran sus liberadores. ¡Qué débil es el hombre, necesita quien le proteja de su propia necedad!

Pero quedémonos en el quehacer diario, vamos a nuestras acciones justas, a esas que nos hacen honrados. Seamos justos cuando paguemos o cobremos, no nos quedemos con lo que no es nuestro. No defraudemos en el cumplimiento de la palabra dada al otro, cuando realicemos un voto de amor y fidelidad hay que cumplirlo pues hemos adquirido un gran compromiso, no dejemos tirada a la persona que prometimos amar de por vida, que se entregó a nosotros fiada de ese compromiso.

miércoles, 15 de noviembre de 2023

!!!Buenos días a todos!!! ¡Feliz miércoles!

 Es algo espantoso soportar la risa de algo a la vez inferior y más fuerte que uno” (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!!

Me ha resultado interesante, otra vez, darme cuenta de como me resulta de sorprendente el mundo, y no sólo eso; si no que además me resulta una sorpresa mi existencia, una sorpresa que además es agradable. Por algún motivo existo y aunque me ha costado un poco averiguarlo, lo extraordinario sin embargo es que me gusta existir.

También se que ese gusto por existir lleva consigo un “si”. Resulta curioso como las cosas más sorprendentes siempre llevan consigo un pequeño y a veces incomprensible veto. El don más colosal depende de una pequeña cosa que se nos niega. Es así, no sé muy bien porque, pero es así.

La costumbre de haber escuchado muchos cuentos cuando era niño estoy seguro de que tiene algo que ver, no encontraba extraño que Cenicienta recibiera un carruaje del país de las maravillas y un cochero aparecido de la nada, pero junto a ellos recibía una obligación que cumplir; de que llegase a casa antes de las doce. No me parecía ni me parece una orden tan dura para el beneficio que otorgaba. Tendrás todo lo necesario para acudir al baile “si” vuelves a casa antes de las doce. Un “si” insignificante.

Y es que las cosas más impresionantes se sostienen en algo insignificante, son como el cristal, ese brillo del cristal y esa luminosidad se puede comparar con la felicidad que es luminosa pero frágil. Pienso que la vida es resplandeciente y frágil como el cristal. Tengo que recordar ahora que frágil no es sinónimo de efímero. Dale un golpe a un cristal y no durará nada, se romperá en mil pedazos, pero basta con no golpearlo y cuidarlo un poco y durará mil años.

Así es la felicidad, depende de no hacer algo que se puede hacer y que, muchas veces no se tiene claro por qué no se debe hacer. La clave se encuentra en que a mí no me resulta injusto que sea así. Siempre me viene a la memoria en estos casos a Adán y Eva con su insignificante veto que tenían que cumplir, tan fácil de cumplir en comparación a las ventajas que otorgaba.

Tengo la impresión de que mi existencia es un legado tan fantástico que no tengo derecho a quejarme de no entender todas las limitaciones que tengo. Tal vez por esta razón no puedo compartir con muchas personas ese sentimiento de rebeldía que se da tanto hoy en día. Por supuesto que me opongo a cualquier norma que sea injusta pero no a un hecho sólo porque sea misterioso.

Disfrutar de un hermoso amanecer bien merece madrugar, es un insignificante esfuerzo si lo ponemos delante de tan extraordinario espectáculo, ¿por qué hay que madrugar? Pues es un misterio que no me molesta tener.

Tengo claro que el mundo es un lugar muchas veces absurdo y siempre sorprendente, que hubiera podido ser sin ningún problema completamente diferente pero que a mí me resulta agradable tal como es; y ante esto más me vale ser humilde y aceptar las extrañas limitaciones de tan extraño regalo.     

 

 

lunes, 13 de noviembre de 2023

¡¡¡Buenos días, lunes!!!

 “El europeo suele adoptar un tono de superioridad, pero no acerca de las cosas en que verdaderamente es superior” (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!!

Hace unos días comente algunas cosas sobre las nacionalidades y la nación, ahora falta decir algo sobre la tierra donde hemos nacido y a la que nos sentimos ligados, o sea sobre la Patria.

No elegimos a nuestros padres como tampoco lo hacemos con nuestra Patria, no elegimos nuestro lugar de nacimiento: nos guste o no. La patria es la tierra de nuestros padres. Tenemos que pensar que de nuestros padres recibimos la vida, la educación, la crianza, la lengua, una cultura y unas tradiciones, o sea una herencia que tenemos la obligación de transmitir y si es posible engrandecer y que, lo queramos o no, va a influir en nuestra personalidad.

Si somos de los que piensan que: “de bien nacidos es ser agradecidos” no nos quedará más remedio que querer todo lo que hemos heredado, es un acto propio de la virtud de la piedad. Porque no lo olvidemos la piedad es; “amor entrañable que se consagra a los padres y a objetos venerandos”, nos dice el diccionario.

Como curiosidad añadiré que San Agustín establecía un orden en el amor y lo expreso de la siguiente manera: «Ama siempre a tu prójimo; más que a tu prójimo, a tus padres; más que a tus padres, a tu patria; y más que a tu patria, a Dios».

Lo que nos está sucediendo ahora es que no se entiende en su justa medida el término “patriotismo”, ya que no es otra cosa que “el amor y la piedad hacia la patria en cuanto tierra de nuestros padres y antepasados”.

Quiero terminar con unos párrafos que escribió el por entonces cardenal y arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio refiriéndose a la patria: “Un país es el espacio geográfico, la nación la constituye el andamiaje institucional. La patria, en cambio, es lo recibido de los padres y lo que hemos de entregar a los hijos. Un país puede ser mutilado, la nación puede transformarse (en las posguerras del siglo XX hemos visto tantos ejemplos de esto), pero la patria o mantiene su ser fundante o muere; patria dice a patrimonio, a lo recibido y que hay que entregar acrecentado, pero no adulterado.

Patria dice a paternidad y filiación… patria evoca aquella escena trágica y esperanzadora de Eneas con su padre a babuchas en la tarde de la destrucción de Troya: «et sublato patre montem petivi». Sí, patria supone soportar lo recibido no para guardarlo en conserva sino para entregarlo íntegro en su esencia, pero crecido en el camino de la historia.

Patria necesariamente entraña una tensión entre la memoria del pasado, el compromiso con la realidad del presente y la utopía que proyecta hacia el futuro. Y esta tensión es concreta, no sufre intervenciones extrañas, no se extrapola en la confusión de la realidad presente con la memoria y la utopía engendrando fugas ideológicas esencialmente infecundas.”

En fin, basta por hoy. 

domingo, 12 de noviembre de 2023

¡¡¡Feliz domingo!!!

 “Cuando el hombre está haciendo las tres o cuatro cosas para las que ha sido enviado a esta tierra, entonces habla como alguien que vivirá para siempre” (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!!

Parece que en noviembre la muerte se encuentra más presente en nuestras vidas, sin embargo, lo que está más presente es que nos acordamos de que vamos a morir, los dos primeros días del mes no hacen otra cosa que hacernos memoria, pero en realidad de lo que nos hacen memoria es de que somos eternos.

He conocido a personas que se han enfrentado a la muerte con gran ánimo, convencidas de que no han de morir, de que van a iniciar una nueva vida. Sabían que el alma no muere, no puede hacerlo, ya que es espiritual. Pero claro, para llegar a esa conclusión han tenido que darse cuenta de que somos alma y cuerpo, y que el alma vive para siempre. Lo que se queda en el cementerio es el cuerpo, lo depositamos allí, reposa y espera. La palabra cementerio deriva del griego antiguo y significa “lugar para dormir” o “lugar para descansar”.  

Se nos olvida lo que es consistente, lo duradero y perdurable, pues estamos tan acostumbrados a lo pasajero y transitorio que no nos preocupamos en dedicar un momento a pensar en lo eterno, en la eternidad. Entendemos mal el famoso “carpe diem” ese -aprovecha el tiempo- y, en lugar de aprovechar el ahora, de dar a todo lo que hacemos un toque de eternidad, ya que sabemos qué todas las cosas que ahora hacemos van configurando nuestra vida, nuestras relaciones, en lugar de eso volvemos al “comamos y bebamos que mañana moriremos”.  

No somos animales irracionales, tenemos más opciones que las de satisfacer nuestras necesidades básicas de una forma instintiva. Tenemos que ver las consecuencias de nuestras elecciones, en ver si realmente son para nuestro bien y no conformarnos en saciar los instintos. Tenemos un cuerpo y hay que cuidarlo, pero no es lo único de nuestro ser y si no le aportamos un alma se encontrará vació.

Hay que vivir la vida día a día, pero dándole eternidad, sabiendo que no vamos a morir del todo, solo nos separaremos del cuerpo, nos desprenderemos de él por un tiempo. 

viernes, 10 de noviembre de 2023

¡¡¡Feliz día!!!

 “Si un hombre escoge decir la verdad en frases interminables o en bromas rápidas es un problema análogo a si decide decirla en alemán o en francés”. (G. K. Chesterton) 

¡¡¡Buenos días!!!

Considero que tengo que decir algunas palabras sobre los nacionalismos, por supuesto es una opinión, que me ha ayudado a valorar los nacionalismos, y, viendo la incidencia política que están teniendo en la situación actual de España voy a repasarla y repensarla.

Me gusta recordar que el fundamento de toda sociedad y la prioridad de toda actuación social se encuentra en la persona. Por lo tanto, lo que sostiene el orden político y la paz social es la dignidad de la persona que es capaz de conocer y de pensar, de elegir libremente y de vivir en comunidad con los demás. Tengo claro que la persona humana solo puede vivir y sobre todo sobrevivir con la ayuda de los demás, al nacer con la familia, después con los amigos y, finalmente, con la sociedad entera.

Dicho lo cual, entiendo que la nación como una gran comunidad de hombres que se encuentran unidos por varios vínculos, donde el más importante me atrevo a decir que es la cultura. La cultura no es una cosa aislada y solitaria, es más puedo llamarla en plural pues siempre está constituida por una rica mezcla entre ellas a través de la historia. Si no hubiese existido un intenso intercambio culturar entre las diferentes regiones existentes ahora en España ninguna seria lo que es hoy. Esto no quiero olvidarlo pues conforma la identidad de cada una de ellas.

Ahora bien, tengo que ver la diferencia que existe entre lo que es una realidad eminentemente cultural como es la nación y el Estado que es una realidad en un principio política que puede coincidir con un solo contexto cultural o bien constar con diversos ámbitos culturales. Si se da la coincidencia de que varias realidades culturales se hallan unidas por lazos religiosos, económicos, históricos, familiares y políticos dentro de un mismo Estado, no puedo sacar la conclusión de que cada una de ellas goce necesariamente de un derecho a la soberanía política. En el caso de España, los diversos pueblos que hoy constituyen el Estado español comenzaron un proceso cultural común como consecuencia del cristianismo y de la romanización, dando lugar a una unidad cultural básica y a la configuración de un Estado plurisecular.

Me resulta cuestionable moralmente que los pueblos y nacionalidades que históricamente forman un Estado pretendan cada una de ellas unilateralmente tener una configuración política propia como Estado, y que reclamen la independencia en virtud de su sola voluntad, olvidándose de las muchas relaciones históricas establecidas entre los pueblos y sometiendo los derechos de las personas a proyectos nacionales o estatales personales, impuestos de alguna manera a la fuerza. Yo entiendo perfectamente un derecho real y originario de autodeterminación política en el caso, por ejemplo, de una colonización o de una invasión que sea injusta, pero no el de una secesión.

¿Qué es lo que está pasando? Si una solo idea es el principio absoluto de la acción política y es impuesta a toda costa y por cualquier medio, se está pervirtiendo el orden moral y la vida social. Esto es lo que puede pasar si se impone la voluntad de independencia de forma totalitaria sin respetar el bien común. Lo que está pasando en algunas partes de España es que ese nacionalismo pretende legitimarse presentándose como defensor de una nación cautiva y anexionada a la fuerza por poderes extranjeros de los que sería preciso liberarla. Por lo tanto, degenera en una ideología y un proyecto político excluyente que pretende imponer por la fuerza sus propias convicciones políticas pasando por encima de la libertad de los ciudadanos y eliminando a los que tienen otras legítimas opciones políticas. El nacionalismo totalitario ignora que todo proyecto político ha de ponerse al servicio de las personas y no a la inversa.

Podemos encontrar otras opciones políticas de tipo nacionalista que hacen de la defensa y del desarrollo de la propia identidad el eje de sus actividades, y se ajustan a la norma moral y a las exigencias del bien común. La opción nacionalista, como cualquier opción política, para ser legítima debe estar ordenada al bien común de todos los ciudadanos, apoyándose en argumentos verdaderos y teniendo en cuenta los derechos de los demás y los valores nacidos de la convivencia. Y debe evitar varios errores: como el de considerarse a sí misma como la única forma coherente de proteger los propios valores; así como defender esos valores excluyendo y menospreciando los de otras realidades culturales.

Vivimos en un país que es el fruto de largos procesos históricos que no pueden ser ignorados ni distorsionados o falsificados al servicio de intereses particulares. Poner en peligro la convivencia de los españoles, negando unilateralmente la soberanía de España es peligroso.

La Constitución es nuestro marco jurídico, ineludible y de referencia para la convivencia entre todos los españoles. Se trata de una norma modificable, por supuesto, pero todo cambio constitucional debe hacerse según lo previsto en el ordenamiento jurídico. Es necesario tutelar y respetar el bien común de una sociedad multi-centenaria como la española.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

¡¡¡Buenos días!!! ¡Bienvenido miércoles!

 “Cuanto más desesperada es la situación más esperanzado debe ser el hombre” (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!!

Desde hace días estoy intentando hacerme una idea de lo que nos está pasando a los españoles con nuestra Constitución y de cómo la valoramos, visto como la estamos tratando y sobre todo como se está intentando anularla por la puerta de atrás.

Es difícil si no se es un jurista tener una idea clara, pero con un poco de sentido común puedo llegar a alguna conclusión.

Si veo como se ha formado el Tribunal Constitucional, que no lo olvidemos es el garante de la Constitución, si veo que el actual presidente del Tribunal Constitucional dijo algo parecido a “las togas deben embarrarse cuando el ejecutivo de Zapatero lo necesite”, y lo dijo cuando era Fiscal General del Estado con Zapatero, y viendo como todo un Ministro de Justicia de un gobierno de España del mismo signo político se encuentra de vocal, no hay que ser muy listo para darse cuenta de que muy imparcial no debe ser ese tribunal.

Si además veo las últimas resoluciones que, para mí, son demasiado parciales en favor de una determinada idea política ya empiezo a preocuparme. Si esto es así, el ataque a la Constitución se encuentra preparado.

Lo impresionante es que se va a intentar atacarla con un Gobierno en funciones, el sentido común me lleva a pensar que eso supondría cortar por la mitad la voluntad de todos y cada uno de los españoles que la votaron y de paso, no hay que olvidarlo, de quienes no la votaron o no han podido votarla, pero que son amparados por ella sin distinción.

Los últimos acontecimientos que voy viendo para la elección del presidente de gobierno no me hacen dudar de que las cosas van a ir mal para la Constitución, me parece claro que todo está consensuado y redactado previamente, con solo el ejemplo de los viajes a Waterloo tendría suficiente,

La amnistía que se está negociando, para mí, que insisto no soy un jurista, es desleal. Sin embargo, lo que me resulta incomprensible es que esta petición de amnistía se puede realizar, no solo sin arrepentimiento, sino que además los beneficiados por ella pretenden continuar insistiendo y repitiendo que van a volver a hacer los mismos hechos.   

Si esto fuese así, sería una afrenta y una deslealtad tan burdas, que tendría consecuencias futuras para el prestigio y dignidad del Tribunal Constitucional y muy difícil ya de restaurarlas. Ya que son tan claros el espíritu y la letra del texto constitucional, que una resolución en favor de sus promotores destruiría fatalmente la confianza en dicho Tribunal, que es último defensor del Estado de Derecho.

Se me puede decir ahora que lo que no está escrito en la Constitución se puede y se debe añadir, pero si no existe en ella no tiene encaje jurídico, ya se también que con la ayuda del Tribunal Constitucional se puede reinterpretar la Constitución, pero eso sería utilizar la ley al servicio de la coyuntura política, de los intereses de este momento. No de la ley a la ley, sino la ley por encima de la ley, la ley como burla de la ley.

Tengo que recordar ahora, que esa frase: “De la ley a la ley, pasando por la ley” que dijo Fernández Miranda, hace ya algunos decenios, se utilizó en una maniobra política para desmantelar el régimen franquista convenciendo a las Cortes Franquistas para votar la Ley de Reforma Política, y que fue, no lo olvidemos refrendada en un referéndum. Lo que se está haciendo ahora se parece más a esta otra frase: “Es ley suprema el bien del pueblo alemán”, es decir, lo que decide el Gobierno que sea el bien.

Por eso cuando oigo hablar, con el desahogo que les es habitual a nuestros políticos, de aprobar una amnistía o de reformar el Código Penal para ajustar algunos conceptos de la Constitución a la realidad actual, no puedo evitar ponerme a temblar imaginando lo que puede sucedernos si estamos dispuestos a adaptar la ley a unos intereses particulares contrarios al sentido de la justicia. A retorcer la ley por dar satisfacción a quienes, fueron condenados en firme, y ahora presentan sus exigencias para ceder sus votos. De la ley a la ley. Pero no para anularla. 

martes, 7 de noviembre de 2023

¡¡¡Buenos días!!! ¡Feliz martes!

 “Por qué es educado ser impío pero impío ser descortés”. (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!!

No he podido averiguar el motivo, pero esta mañana me he levantado pensando en el tema del amor y los errores que cometemos al querer y ser queridos. Tengo pocas dudas de que necesito amar, todos lo necesitamos y queremos que nos amen, sin embargo, nos equivocamos muchas veces o al menos yo lo hago.

Cuando observo a mi alrededor veo que la cantidad de desamor es preocupante. Y, me surge la pregunta; ¿qué pasará cuando sean muchas las personas que no se hayan sentido queridas nunca? Es verdad que también veo amor y a personas que se sienten queridas. Pero, no veo que se esté cultivando ese terreno, o lo trabajamos o no vamos a sacar nada de ahí. Existen demasiados enemigos del auténtico amor para que confiemos en que sin un poco de ayuda pueda continuar existiendo.

No voy a enumerar todos los tipos de situaciones, que veo, en las que encuentro muy difícil querer y ser querido, ni como están de desestructuras muchas familias o rotas e incluso la gran cantidad de personas que viven solas, muchas son esas situaciones.

Mientras todo esto sucede, nos encontramos con que estamos hechos para amar. Es lo que deseamos, lo que tenemos en nuestro ADN. No podemos ser verdaderamente humanos si no amamos, y tal vez este sea el motivo por el cual, a pesar de todos los avances tecnológicos y médicos, el mundo está tan deshumanizado, pues no sabe muy bien que significa amar y lo necesario que es.

No es tan fácil aclarar lo que es el amor, ya que nos encontramos con varias formas de entenderlo, por ejemplo, las dos formas más comunes que nos encontramos podrían ser el amor cristiano; al que muchos consideran demasiado angelical, descarnado y poco humano, pues se trata de dar sin recibir, y por otra parte nos encontramos con el eros que mirando a nuestro alrededor es el que más triunfa, se trata de ese amor vehemente y posesivo. Yo añadiría la amistad como una clase más de amor.

No hay que olvidar que el amor se trata de una emoción, un sentimiento que está al margen de la razón o de la voluntad. Algo que viene lo disfruto y desaparece. Si lo identificamos como el eros lo entenderemos como una pasión, un simple goce de nuestro cuerpo y que nada tiene que ver con nuestro espíritu o sea algo simplemente animal que solo está buscando utilizar al otro para quedárselo para sí, lo podría rebajar a un mero mercantilismo de ayuda mutua: mientras me sirvas, te aguanto.

Lo característico del amor, según mi parecer, es salir de uno mismo para enriquecer al amado, busca el bien del otro y así me alegra y enriquece, me hace feliz. Nada tiene que ver con el egoísmo, con el simple sentimiento. Hay un revoltijo entre esos amores que nombraba unas líneas atrás y que lo eleva, lo sube de nivel. No se trata solamente un salir de uno mismo, entregarse y solamente buscar el bien del amado; es también eros, disfrute, enriquecimiento. Para dar amor debemos, a su vez, recibirlo como un don. El amor verdadero nos va a enriquecer al igual que lo hará con el otro y además es paciente y lleno de esperanza pues sabe que acabará recibiéndolo.

Para hacer este tema más interesante si cabe los cristianos nos encontramos con ese: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas.» Todo lo anterior nos lo encontramos los cristianos en el evangelio y que nos viene a decir que el amor es el origen y el fin de todo. El amor es único: el divino y el humano.

Veamos pues, esto nos viene a decir que el amor implica a toda la persona, compromete cuerpo y alma, a los sentidos y a las emociones. Afecta al hombre entero. A diferencia del simple enamoramiento, de la mera pasión, el amor implica a toda la persona. Nos exige estar preparados por lo que debemos capacitarnos para amar. Exige estar preparado, debemos capacitarnos para amar, aprender el arte de amar.

Visto lo anterior resulta que no parece tan complicado, lo hemos leído hace un momento: “El amor es único: el divino y el humano” o sea, si amamos a Dios podemos decir que nos va a capacitar para querer a los demás. Ese amor a Dios nos va a llevar al próximo. Hay que creer en el amor. 

sábado, 4 de noviembre de 2023

¡¡¡Buenos días!!! Feliz sábado.

 “La gente amable de todos los tiempos y lugares siente compasión por los malvados; pero solo una nueva teoría insiste en que no son malvados”. (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!!

Me he dado cuenta estos días que está de moda vapulear a las iglesias, ya sea la católica o la protestante, incluso a la anglicana. Veo, que se hace esto en la mayoría de los casos pensando que así se tiene una mentalidad abierta, y resulta, que es el único prejuicio que intelectualmente se tolera sin ningún problema. Si se dice algo despectivo sobre cualquier otro grupo de la sociedad se tiene que rendir cuentas por delito de discurso de odio, en cambio mofarse de la iglesia no trae ninguna consecuencia.

Yo como católico me hago una pregunta; ¿Cuál debe ser mi respuesta? ¿Cuál es la respuesta correcta? Pues bien, le he estado dando algunas vueltas al tema y, aunque algunas veces me siento ofendido no debería preocuparme, no debería sentirme amenazado.

Y ahora, debería de dar alguna explicación del ¿Por qué no debería sentirme ofendido?

Tengo que decir que en muchas ocasiones tener alguna crítica es bueno y a veces muy útil. A decir verdad, los católicos tenemos muchos fallos y nuestros críticos se alimentan de ellos y podemos agradecerles que nos los muestren, aunque a veces lo hagan en demasía. Para mí, la crítica hecha a la iglesia está obligándome a ser más reflexivo y concienzudo. Por cierto, he visto y vivido épocas en que la Iglesia Católica gozaba de una situación de privilegio y para mí no ha sido bueno para la iglesia. Tengo la opinión que los cristianos nos movemos mejor en un tiempo de postergación que en uno de privilegio. Además, en nuestra reacción hay algunas cosas importantes que debemos tener en cuenta.  

Ante la tendencia anticlerical de este momento tengo que prestar atención a no reaccionar impropiamente porque me puede llevar a ponerme a la ultradefensiva y situarme en una malsana posición en contra de la cultura dominante, y no creo que ese sea el lugar donde un cristiano debe estar. Creo que nuestro lugar es asimilar la crítica, aunque nos duela, y pedir perdón, pero no caer en la tentación de estar a la defensiva. ¿Por qué no defenderse airadamente? Lo tengo claro, porque somos lo suficientemente fuertes para no hacerlo.

Puedo oponerme sin tener que volverme duro ni defensivo. Por mucho que esté de moda criticar a la iglesia, no va a caer ni a desaparecer dentro de un momento. Hay muchos cristianos en el mundo con una tradición de dos mil años, tenemos entre nosotros una escritura que es acogida por todos, una doctrina que nos guía y entre nosotros existen grandes instituciones centenarias que están arraigadas en las raíces de la cultura y tecnología occidental. No vamos a ser como una caña que es golpeada por el viento a punto de romperse. Somos fuertes y estables, y además estamos bendecidos por Dios, y por este motivo estoy obligado a ajustar mi madurez y comprensión.

Teniendo en cuenta todo esto, creo que es justo decir que puedo asimilar un buen grado de crítica sin temor a perder mi identidad. Además, no debo dejar que esta crítica, en primer lugar, me haga perder de vista la razón por la que existe la iglesia. Hay que recordar ese motivo. Nuestra iglesia existe no por su propia causa ni por asegurar su propia supervivencia, sino por la causa del mundo.

Veamos, si aclaro esto último pues se suele olvidar con facilidad y perder de vista lo que nos pide el evangelio. Voy a poner dos ejemplos, si me preguntan ahora ¿cuál es la principal tarea que está afrontando la iglesia hoy?, yo podría responder: “La necesidad de intentar salvar este planeta” o también; ¿Defender la fe”, ¿Qué respuesta se acerca más al evangelio?  

Según mi opinión y estoy seguro de que muchos católicos pensarán en la contraria y, precisamente por estas cosas es por las que ser católico obliga a estar siempre razonando y pensando para estar no en el punto medio entre dos posiciones sino estar en el punto es que se mantenga un equilibrio entre ellas. Según mi humilde opinión la primera respuesta está más cerca del evangelio. La iglesia existe para salvar al mundo, no por su propia causa.

Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo dio como salvación para todos, como Pan que constituye el alimento para tener la vida. Nos lo recuerda Jesús; "El pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo" (Jn 6,51) Creo tener algo de razón si digo que lo que nos está diciendo es que la tarea primera de la iglesia no es defenderse, ni asegurar su continuidad, ni protegerse de ser aplastada por el mundo.

La iglesia está llamada a entregarse como comida por el mundo y, como todos los cuerpos vivientes, a veces necesita protegerse, pero nunca a costa de perder su verdadera razón de estar aquí.

Hay algo dentro de los Evangelios que de alguna manera me lleva a asimilar las críticas, aunque sean injustas sin tener que saltar para defenderme de ellas, lo veo por ejemplo en el tan conocido:” Perdónalos, porque no saben lo que hacen”.