miércoles, 15 de noviembre de 2023

!!!Buenos días a todos!!! ¡Feliz miércoles!

 Es algo espantoso soportar la risa de algo a la vez inferior y más fuerte que uno” (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!!

Me ha resultado interesante, otra vez, darme cuenta de como me resulta de sorprendente el mundo, y no sólo eso; si no que además me resulta una sorpresa mi existencia, una sorpresa que además es agradable. Por algún motivo existo y aunque me ha costado un poco averiguarlo, lo extraordinario sin embargo es que me gusta existir.

También se que ese gusto por existir lleva consigo un “si”. Resulta curioso como las cosas más sorprendentes siempre llevan consigo un pequeño y a veces incomprensible veto. El don más colosal depende de una pequeña cosa que se nos niega. Es así, no sé muy bien porque, pero es así.

La costumbre de haber escuchado muchos cuentos cuando era niño estoy seguro de que tiene algo que ver, no encontraba extraño que Cenicienta recibiera un carruaje del país de las maravillas y un cochero aparecido de la nada, pero junto a ellos recibía una obligación que cumplir; de que llegase a casa antes de las doce. No me parecía ni me parece una orden tan dura para el beneficio que otorgaba. Tendrás todo lo necesario para acudir al baile “si” vuelves a casa antes de las doce. Un “si” insignificante.

Y es que las cosas más impresionantes se sostienen en algo insignificante, son como el cristal, ese brillo del cristal y esa luminosidad se puede comparar con la felicidad que es luminosa pero frágil. Pienso que la vida es resplandeciente y frágil como el cristal. Tengo que recordar ahora que frágil no es sinónimo de efímero. Dale un golpe a un cristal y no durará nada, se romperá en mil pedazos, pero basta con no golpearlo y cuidarlo un poco y durará mil años.

Así es la felicidad, depende de no hacer algo que se puede hacer y que, muchas veces no se tiene claro por qué no se debe hacer. La clave se encuentra en que a mí no me resulta injusto que sea así. Siempre me viene a la memoria en estos casos a Adán y Eva con su insignificante veto que tenían que cumplir, tan fácil de cumplir en comparación a las ventajas que otorgaba.

Tengo la impresión de que mi existencia es un legado tan fantástico que no tengo derecho a quejarme de no entender todas las limitaciones que tengo. Tal vez por esta razón no puedo compartir con muchas personas ese sentimiento de rebeldía que se da tanto hoy en día. Por supuesto que me opongo a cualquier norma que sea injusta pero no a un hecho sólo porque sea misterioso.

Disfrutar de un hermoso amanecer bien merece madrugar, es un insignificante esfuerzo si lo ponemos delante de tan extraordinario espectáculo, ¿por qué hay que madrugar? Pues es un misterio que no me molesta tener.

Tengo claro que el mundo es un lugar muchas veces absurdo y siempre sorprendente, que hubiera podido ser sin ningún problema completamente diferente pero que a mí me resulta agradable tal como es; y ante esto más me vale ser humilde y aceptar las extrañas limitaciones de tan extraño regalo.     

 

 

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