“Cuando el hombre está haciendo las tres o cuatro cosas para las que ha sido enviado a esta tierra, entonces habla como alguien que vivirá para siempre” (G. K. Chesterton)
¡¡¡Buenos días!!!
Parece que en noviembre la muerte se
encuentra más presente en nuestras vidas, sin embargo, lo que está más presente
es que nos acordamos de que vamos a morir, los dos primeros días del mes no
hacen otra cosa que hacernos memoria, pero en realidad de lo que nos hacen
memoria es de que somos eternos.
He conocido a personas que se han
enfrentado a la muerte con gran ánimo, convencidas de que no han de morir, de
que van a iniciar una nueva vida. Sabían que el alma no muere, no puede
hacerlo, ya que es espiritual. Pero claro, para llegar a esa conclusión han tenido
que darse cuenta de que somos alma y cuerpo, y que el alma vive para siempre. Lo
que se queda en el cementerio es el cuerpo, lo depositamos allí, reposa y
espera. La palabra cementerio deriva del griego antiguo y significa “lugar para
dormir” o “lugar para descansar”.
Se nos olvida lo que es consistente, lo
duradero y perdurable, pues estamos tan acostumbrados a lo pasajero y
transitorio que no nos preocupamos en dedicar un momento a pensar en lo eterno,
en la eternidad. Entendemos mal el famoso “carpe diem” ese -aprovecha el
tiempo- y, en lugar de aprovechar el ahora, de dar a todo lo que hacemos un
toque de eternidad, ya que sabemos qué todas las cosas que ahora hacemos van
configurando nuestra vida, nuestras relaciones, en lugar de eso volvemos al
“comamos y bebamos que mañana moriremos”.
No somos animales irracionales, tenemos
más opciones que las de satisfacer nuestras necesidades básicas de una forma
instintiva. Tenemos que ver las consecuencias de nuestras elecciones, en ver si
realmente son para nuestro bien y no conformarnos en saciar los instintos.
Tenemos un cuerpo y hay que cuidarlo, pero no es lo único de nuestro ser y si
no le aportamos un alma se encontrará vació.
Hay que vivir la vida día a día, pero dándole
eternidad, sabiendo que no vamos a morir del todo, solo nos separaremos del
cuerpo, nos desprenderemos de él por un tiempo.
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