“El europeo suele adoptar un tono de superioridad, pero no acerca de las cosas en que verdaderamente es superior” (G. K. Chesterton)
¡¡¡Buenos días!!!
Hace unos días comente algunas cosas sobre
las nacionalidades y la nación, ahora falta decir algo sobre la tierra donde
hemos nacido y a la que nos sentimos ligados, o sea sobre la Patria.
No elegimos a nuestros padres como
tampoco lo hacemos con nuestra Patria, no elegimos nuestro lugar de nacimiento:
nos guste o no. La patria es la tierra de nuestros padres. Tenemos que pensar que
de nuestros padres recibimos la vida, la educación, la crianza, la lengua, una
cultura y unas tradiciones, o sea una herencia que tenemos la obligación de
transmitir y si es posible engrandecer y que, lo queramos o no, va a influir en
nuestra personalidad.
Si somos de los que piensan que: “de
bien nacidos es ser agradecidos” no nos quedará más remedio que querer todo lo
que hemos heredado, es un acto propio de la virtud de la piedad. Porque no lo
olvidemos la piedad es; “amor entrañable que se consagra a los padres y a
objetos venerandos”, nos dice el diccionario.
Como curiosidad añadiré que San Agustín
establecía un orden en el amor y lo expreso de la siguiente manera: «Ama
siempre a tu prójimo; más que a tu prójimo, a tus padres; más que a tus padres,
a tu patria; y más que a tu patria, a Dios».
Lo que nos está sucediendo ahora es que no
se entiende en su justa medida el término “patriotismo”, ya que no es otra cosa
que “el amor y la piedad hacia la patria en cuanto tierra de nuestros padres y
antepasados”.
Quiero terminar con unos párrafos que escribió
el por entonces cardenal y arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio refiriéndose
a la patria: “Un país es el espacio geográfico, la nación la constituye el
andamiaje institucional. La patria, en cambio, es lo recibido de los padres y
lo que hemos de entregar a los hijos. Un país puede ser mutilado, la nación
puede transformarse (en las posguerras del siglo XX hemos visto tantos ejemplos
de esto), pero la patria o mantiene su ser fundante o muere; patria dice a
patrimonio, a lo recibido y que hay que entregar acrecentado, pero no
adulterado.
Patria dice a paternidad y filiación…
patria evoca aquella escena trágica y esperanzadora de Eneas con su padre a
babuchas en la tarde de la destrucción de Troya: «et sublato patre montem
petivi». Sí, patria supone soportar lo recibido no para guardarlo en conserva
sino para entregarlo íntegro en su esencia, pero crecido en el camino de la
historia.
Patria necesariamente entraña una
tensión entre la memoria del pasado, el compromiso con la realidad del presente
y la utopía que proyecta hacia el futuro. Y esta tensión es concreta, no sufre
intervenciones extrañas, no se extrapola en la confusión de la realidad
presente con la memoria y la utopía engendrando fugas ideológicas esencialmente
infecundas.”
En fin, basta por hoy.
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