lunes, 13 de noviembre de 2023

¡¡¡Buenos días, lunes!!!

 “El europeo suele adoptar un tono de superioridad, pero no acerca de las cosas en que verdaderamente es superior” (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!!

Hace unos días comente algunas cosas sobre las nacionalidades y la nación, ahora falta decir algo sobre la tierra donde hemos nacido y a la que nos sentimos ligados, o sea sobre la Patria.

No elegimos a nuestros padres como tampoco lo hacemos con nuestra Patria, no elegimos nuestro lugar de nacimiento: nos guste o no. La patria es la tierra de nuestros padres. Tenemos que pensar que de nuestros padres recibimos la vida, la educación, la crianza, la lengua, una cultura y unas tradiciones, o sea una herencia que tenemos la obligación de transmitir y si es posible engrandecer y que, lo queramos o no, va a influir en nuestra personalidad.

Si somos de los que piensan que: “de bien nacidos es ser agradecidos” no nos quedará más remedio que querer todo lo que hemos heredado, es un acto propio de la virtud de la piedad. Porque no lo olvidemos la piedad es; “amor entrañable que se consagra a los padres y a objetos venerandos”, nos dice el diccionario.

Como curiosidad añadiré que San Agustín establecía un orden en el amor y lo expreso de la siguiente manera: «Ama siempre a tu prójimo; más que a tu prójimo, a tus padres; más que a tus padres, a tu patria; y más que a tu patria, a Dios».

Lo que nos está sucediendo ahora es que no se entiende en su justa medida el término “patriotismo”, ya que no es otra cosa que “el amor y la piedad hacia la patria en cuanto tierra de nuestros padres y antepasados”.

Quiero terminar con unos párrafos que escribió el por entonces cardenal y arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio refiriéndose a la patria: “Un país es el espacio geográfico, la nación la constituye el andamiaje institucional. La patria, en cambio, es lo recibido de los padres y lo que hemos de entregar a los hijos. Un país puede ser mutilado, la nación puede transformarse (en las posguerras del siglo XX hemos visto tantos ejemplos de esto), pero la patria o mantiene su ser fundante o muere; patria dice a patrimonio, a lo recibido y que hay que entregar acrecentado, pero no adulterado.

Patria dice a paternidad y filiación… patria evoca aquella escena trágica y esperanzadora de Eneas con su padre a babuchas en la tarde de la destrucción de Troya: «et sublato patre montem petivi». Sí, patria supone soportar lo recibido no para guardarlo en conserva sino para entregarlo íntegro en su esencia, pero crecido en el camino de la historia.

Patria necesariamente entraña una tensión entre la memoria del pasado, el compromiso con la realidad del presente y la utopía que proyecta hacia el futuro. Y esta tensión es concreta, no sufre intervenciones extrañas, no se extrapola en la confusión de la realidad presente con la memoria y la utopía engendrando fugas ideológicas esencialmente infecundas.”

En fin, basta por hoy. 

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