jueves, 28 de noviembre de 2019

Dijous 28 de novembre del 2019.

"Una cosa morta pot anar amb el corrent, però només un ser viu pot anar en contra seu." (G. K. Chesterton). 

Bon Dia: Ens enfrontarem hui al sol a partir de les 07:58 hores i no serà fins a les 17:40 hores quan ens abandonarà. En este dijous que promet ser d'allò més interessant, ja que celebrem la festivitat, entre altres, de santa Caterina Labouré.
Em comentaven anit que tal vegada m'estic passant amb la meua insistència en què cal pensar i raonar, em remarcaven que molts dels mals que han afligit a la humanitat en el segle passat, el XX, es troben en l'aplicació de la filosofia moderna. Em recordaven que ja siga per l'individualisme de Descartes, el col·lectivisme de Marx o el nihilisme de Nietzshe, totes ens han portat a desastres. Em feien veure que el problema més greu hui en dia és que la cultura ha adoptat una mala filosofia, o siga que es tenia un sistema erroni de pensament. Anit em pareixia que tenien prou raó, però este matí ja no ho veig tan clar.
Donant-li voltes al tema, veig que eixa posició resulta relativament còmoda, perquè trasllada la solució de tots els problemes del pensament actual al treball d'uns especialistes, els filòsofs, que són els que haurien de proporcionar les solucions, mentres que es creu que l'individu de peu, lamentablement no pot fer res.
No obstant això, esta manera d'enfocar les coses, de considerar que hi ha filosofies bones i roïnes com si foren productes de consum, em pareix que no és la millor manera d'abordar esta qüestió tan important. No és que no sapiem el que ens passa, com Deia Ortega, ni tampoc que pensem malament o que hàgem optat per una mala filosofia. El que ens passa és més aïna que en la nostra societat s'ha renunciat a pensar. Qui es para un moment a reflexionar es dóna compte de seguida que en este món global qualsevol forma de pensament lliure i creatiu ha caigut víctima de l'ensordidor soroll general.
Recorde ara aquella frase que va escriure Pascal que “tota la desgràcia dels hòmens ve d'una sola cosa: el no saber quedar-se a soles en la seua habitació” em pareix que és ara més veritat que mai. Pensar és difícil. No proporciona una gratificació instantània com la major part de les coses que consumixen els jóvens. Qui pensa és considerat sovint com un ser estrany, com un extraterrestre.
Precisament són els filòsofs els que tenen com a professió recordar a la gent que no es pot viure sense pensar, que no podem traslladar les nostres decisions a altres, siguen les modes, les majories o la tradició. Si veiem la història de la filosofia ens trobem amb Sòcrates, el primer dels filòsofs, que es veia a si mateix com un borinot posat sobre la seua ciutat, Atenes, perquè no s'ensopira. La seua tasca era ensenyar a pensar amb llibertat. “Val més patir el mal que cometre'l”, deia, i afirmacions com esta li van portar a ser condemnat a mort. Possiblement mai ha estat de moda pensar.
La conflictivitat és un tret inevitable de la convivència humana en tots els seus nivells: des de la família fins a la comunitat internacional, passant per la comunitat de veïns, l'organització professional o, per descomptat, el Congrés. Molts renuncien a pensar precisament per a evitar-se conflictes: basta de fer el que fa la majoria. “Ho fan tots” és l'argument moral definitiu en favor d'una posició qualsevol perquè ens eximix de pensar.
Quan era jove, recorde que jo usava este argument davant dels meus pares, sobretot davant de ma mare, ella sempre em responia amb enorme convicció “si tots es tiraren per la finestra, tu et tiraries?”. Davant d'eixa pregunta, jo sempre considerava l'altura, “per si de cas”, deia, però només vaig arribar a entendre la força del seu argument molts anys després.
L'important era el convenciment de ma mare i potser es trobe en ella l'origen de la meua vocació filosòfica. Ma mare em donava les seues raons perquè estava convençuda de la veritat de la seua posició, però sobretot perquè volia ensenyar-me a pensar pel meu compte. Transferir les decisions personals a “el que fan tots” equival a tirar-se per la finestra, açò és, a deixar de pensar.

Feliç Dia.

Jueves 28 de noviembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton). 

Buenos Días: Nos enfrentaremos hoy al sol a partir de las 07:58 horas y no será hasta las 17:40 horas cuando nos abandonará. En este jueves que promete ser de lo más interesante, ya que celebramos la festividad, entre otros, de santa Catalina Labouré.
Me comentaban anoche que tal vez me estoy pasando con mi insistencia en que hay que pensar y razonar, me remarcaban que muchos de los males que han afligido a la humanidad en el siglo pasado, el XX, se encuentran en la aplicación de la filosofía moderna. Me recordaban que ya sea por el individualismo de Descartes, el colectivismo de Marx o el nihilismo de Nietzshe, todas nos han llevado a desastres. Me hacían ver que el problema más grave hoy en día es que la cultura ha adoptado una mala filosofía, o sea que se tenía un sistema erróneo de pensamiento. Anoche me parecía que tenían bastante razón, pero esta mañana ya no lo veo tan claro.
Dándole vueltas al tema, veo que esa posición resulta relativamente cómoda, pues traslada la solución de todos los problemas del pensamiento actual al trabajo de unos especialistas, los filósofos, que son quienes deberían proporcionar las soluciones, mientras que se cree que el individuo de a pie, lamentablemente no puede hacer nada.
Sin embargo, esta manera de enfocar las cosas, de considerar que hay filosofías buenas y malas como si fueran productos de consumo, me parece que no es la mejor manera de abordar esta cuestión tan importante. No es que no sepamos lo que nos pasa, como decía Ortega, ni tampoco que pensemos mal o que hayamos optado por una mala filosofía. Lo que nos pasa es más bien que en nuestra sociedad se ha renunciado a pensar. Quien se para un momento a reflexionar se da cuenta enseguida que en este mundo global cualquier forma de pensamiento libre y creativo ha caído víctima del ensordecedor ruido general.
Recuerdo ahora aquella frase que escribió Pascal de que “toda la desgracia de los hombres viene de una sola cosa: el no saber quedarse a solas en su habitación” me parece que es ahora más verdad que nunca. Pensar es difícil. No proporciona una gratificación instantánea como la mayor parte de las cosas que consumen los jóvenes. Quien piensa es considerado a menudo como un ser extraño, como un extraterrestre.
Precisamente son los filósofos quienes tienen como profesión recordar a la gente que no se puede vivir sin pensar, que no podemos trasladar nuestras decisiones a otros, sean las modas, las mayorías o la tradición. Si vemos la historia de la filosofía nos encontramos con Sócrates, el primero de los filósofos, que se veía a sí mismo como un moscardón puesto sobre su ciudad, Atenas, para que no se amodorrara. Su tarea era enseñar a pensar con libertad. “Más vale padecer el mal que cometerlo”, decía, y afirmaciones como ésta le llevaron a ser condenado a muerte. Posiblemente nunca ha estado de moda pensar.
La conflictividad es un rasgo inevitable de la convivencia humana en todos sus niveles: desde la familia hasta la comunidad internacional, pasando por la comunidad de vecinos, la organización profesional o, por supuesto, el Congreso. Muchos renuncian a pensar precisamente para evitarse conflictos: basta con hacer lo que hace la mayoría. “Lo hacen todos” es el argumento moral definitivo en favor de una posición cualquiera porque nos exime de pensar.
Cuando era joven, recuerdo que yo usaba este argumento ante mis padres, sobre todo ante mi madre, ella siempre me respondía con enorme convicción “¿si todos se tiraran por la ventana, tú te tirarías?”. Ante esa pregunta, yo siempre consideraba la altura, “por si acaso”, decía, pero sólo llegué a entender la fuerza de su argumento muchos años después.
Lo importante era el convencimiento de mi madre y quizá se encuentre en ella el origen de mi vocación filosófica. Mi madre me daba sus razones porque estaba convencida de la verdad de su posición, pero sobre todo porque quería enseñarme a pensar por mi cuenta. Transferir las decisiones personales a “lo que hacen todos” equivale a tirarse por la ventana, esto es, a dejar de pensar.

Feliz Día.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

Miércoles 27 de noviembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton). 

Buenos Días: Comenzamos este miércoles con una buena temperatura para las fechas en que nos encontramos, así vamos a disfrutarlo en lo meteorológicamente hasta las 17:40 horas, cuando del sol nos abandone.
Me lo dijeron ayer, pero estoy seguro que lo habremos oído muchas veces, que por mera cortesía, no debemos hablar sobre religión ni política. Y, el resultado de esta costumbre, si la llevamos a la práctica, es que nunca discutiríamos de nada que tuviera importancia alguna. Nuestras conversaciones se limitarían, “en agradable compañía” a temas insustanciales cuando mucho, y a chismes cuando menos. Sin embargo, conversar sobre religión y la política con la gente es de mucha importancia para la vida de una sociedad que se quiera considerar auténticamente libre. Ya sea porque tengamos miedo a decir algo ilegal la causa de nuestro silencio, ya lo sea el temor a que nos traten descortésmente, el resultado viene a ser el mismo: silenciar la libre discusión de los dos temas más importantes de rigen la vida de la humanidad.
Para mí, son dos temas inseparables dado la inseparabilidad en que se resume el decálogo por el que me guío, por eso no me gusta que se intente separar la religión de la política pues me impide, de alguna forma, participar en la vida política. Ya se, que esto no es nada nuevo y que se llevan muchos años intentando excluir cualquier aspecto religioso de la vida publica invocando, curiosamente, la igualdad y la tolerancia en nombre de la libertad.  
¿Por qué tanta insistencia? Si nos paramos a pensar, llegaremos a la conclusión que si el teísmo constituye una posición religiosa, también lo es el ateísmo. Y es que, mantener como dogma que Dios no existe o debe excluirse del ámbito público constituye una posición religiosa. Creamos o no que Dios existe, su existencia está al centro, de la discusión. Para el teísta, la presencia real de Dios es el principio principal que se encuentra en el centro de la realidad: para el ateo ese principio es la ausencia real de Dios. Dios es crucial en ambos casos, y por lo tanto, en ambos, irónicamente, está presente.
 El hecho es que toda política tiene sus raíces en las premisas metafísicas sobre la existencia o la no-existencia de Dios y que estas son las de mayor importancia. Sería muy largo empezar a enumerar las consecuencias que han tenido en la historia la aplicación de algunas ideas basadas en extraer de la vida política el tema religioso y como se ha llenado ese vacío.
Pero, hay que recordar que las ideas traen consecuencias, e ideas perversas traen consecuencias perversas. Y como nos repitiera incansablemente G. K. Chesterton, cuando la gente deja de creer en Dios, no es que entonces crean en Nada, sino que ahora creen en cualquier cosa. Como consecuencia, la gente puede creer en Dios, pero nadie puede creer en Nada. Es imposible para un ateo ser simple y llanamente un ateo: tiene que convertirse en algo más, y ese algo más es casi siempre algo peor.
Las lecciones de la historia son lo suficientemente claras para que cualquiera que tenga ojos pueda verlas. La separación forzada de la religión y la política conduce a un mal divorcio: la única alternativa para una nación con espíritu religioso, es la de una  nación bajo un espíritu; “Dios-sabe-qué”.

Feliz Día.

martes, 26 de noviembre de 2019

Dimarts 26 de novembre del 2019.

"Una cosa morta pot anar amb el corrent, però només un ser viu pot anar en contra seu." (G. K. Chesterton). 

Bon Dia: Ja estem en el dia de sant Gonçal, així que disfrutem-lo, ho farem amb el sol des de les 07:55 hores fins a les 17:41 hores, en un dimarts que promet una bona temperatura.
Em pareix que ahir no deixe les coses molt clares, tal vegada perquè no vaig tornar a explicar el que entenc per una societat lliure i oberta; les societats obertes són la causa i al mateix temps l'efecte de la llibertat d'informar i d'informar-se. És així, ha d'existir la llibertat d'informació i per tant llibertat per a poder informar-se. 
No obstant això, veiem una gran quantitat de casos en què els que arrepleguen la informació pareixen tindre com a premissa el falsificar-la, i els que la rebem de no preocupar-nos. Els professionals de la informació es mostren tan predisposats a trair el deure de donar informació verdadera com els que la rebem estem tan desinteressats a disfrutar d'eixe dret.
A més, el que em crida més l'atenció és: com poden actuar, els uns i els altres, fins a tal punt contra el seu propi interés? Perquè la democràcia no pot viure sense una certa dosi de veritat. No pot sobreviure si eixa veritat queda per davall d'un nivell mínim. La democràcia, basada en la lliure elecció de les grans opcions per la majoria, es condemna a si mateixa a mort si els ciutadans que efectuen tals opcions es pronuncien quasi tots en la ignorància de les realitats, la ceguera d'una passió o la il·lusió d'una impressió passatgera.
La informació en la democràcia és tan lliure, tan sagrada, per haver-se fet càrrec de la funció de contrarestar tot el que enfosquix el juí dels ciutadans, últims decisors i jutges de l'interés general. Però què succeïx si és la mateixa informació la que se les enginya per a enfosquir el juí dels jutges? Ara bé, no observem que els periòdics, revistes o debats televisius, campanyes de premsa que remouen les consciències i originen les més poderoses mostres de rebuig, es caracteritzen, llevat d'excepcions, per un contingut informatiu la pobresa del qual corre parella amb la seua falsedat?
Inclús el que anomenem periodisme d'investigació, presentat com un exemple típic de valentia i d'intransigència, obeïx en gran manera a mòbils no sempre dictats pel culte desinteressat a la informació, encara que esta fóra autèntica. Sovint es posa en relleu una informació perquè és susceptible, per exemple, de destruir a un alcalde, i no per la seua importància intrínseca; es deixa de costat o es minimitza tal altra informació, molt més interessant per a l'interés general, però desproveïda d'utilitat personal o sectària a curt termini.
Des de fora, el lector, l'espectador o l'oient, distingix a penes, o en absolut, l'operació noble de l'operació mesquina. Però diga's el que es vullga del periodisme hem de guardar-nos d'incriminar als periodistes. Si un nombre massa reduït d'ells, en efecte, servix realment a l'ideal teòric de la seua professió és perquè, repetisc, el públic a penes els incita a això; i és, doncs, en el públic, en cada un de nosaltres, on cal buscar la causa de la supremacia dels periodistes poc competents o poc escrupolosos. L'oferta s'explica per la demanda. Però la demanda, en matèria d'informació i d'anàlisi, emana de les nostres conviccions. I com es formen estes?
En fi, una bona pregunta per a respondre durant tot este dia.

Feliç Dia.

Martes 26 de noviembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton). 

Buenos Días: Ya estamos en el día de san Gonzalo, así que disfrutémoslo, lo haremos con el sol desde las 07:55 horas hasta las 17:41 horas, en un martes que promete una buena temperatura.
Me parece que ayer no deje las cosas muy claras, tal vez porque no volví a explicar lo que entiendo por una sociedad libre y abierta; las sociedades abiertas son la causa y a la vez el efecto de la libertad de informar y de informarse. Es así, debe existir la libertad de información y por lo tanto libertad para poder informarse. 
Sin embargo, vemos una gran cantidad de casos en que los que recogen la información parecen tener como premisa el falsificarla, y los que la recibimos de no preocuparnos. Los profesionales de la información se muestran tan predispuestos a traicionar el deber de dar información verdadera como los que la recibimos estamos tan desinteresados en disfrutar de ese derecho.
Además, lo que me llama más la atención es: ¿cómo pueden actuar, unos y otros, hasta tal punto contra su propio interés? Pues la democracia no puede vivir sin una cierta dosis de verdad. No puede sobrevivir si esa verdad queda por debajo de un nivel mínimo. La democracia, basada en la libre elección de las grandes opciones por la mayoría, se condena a sí misma a muerte si los ciudadanos que efectúan tales opciones se pronuncian casi todos en la ignorancia de las realidades, la ceguera de una pasión o la ilusión de una impresión pasajera.
La información en la democracia es tan libre, tan sagrada, por haberse hecho cargo de la función de contrarrestar todo lo que oscurece el juicio de los ciudadanos, últimos decisores y jueces del interés general. Pero ¿qué sucede si es la misma información la que se las ingenia para oscurecer el juicio de los jueces? Ahora bien, ¿no observamos que los periódicos, revistas o debates televisivos, campañas de prensa que remueven las conciencias y originan las más poderosas muestras de rechazo, se caracterizan, salvo excepciones, por un contenido informativo cuya pobreza corre pareja con su falsedad?
Incluso lo que llamamos periodismo de investigación, presentado como un ejemplo típico de valentía y de intransigencia, obedece en buena medida a móviles no siempre dictados por el culto desinteresado a la información, aunque ésta fuera auténtica. Frecuentemente se pone de relieve una información porque es susceptible, por ejemplo, de destruir a un alcalde, y no por su importancia intrínseca; se deja de lado o se minimiza tal otra información, mucho más interesante para el interés general, pero desprovista de utilidad personal o sectaria a corto plazo.
Desde fuera, el lector, el espectador o el oyente, distingue apenas, o en absoluto, la operación noble de la operación mezquina. Pero dígase lo que se quiera del periodismo debemos guardarnos de incriminar a los periodistas. Si un número demasiado reducido de ellos, en efecto, sirve realmente al ideal teórico de su profesión es porque, repito, el público apenas los incita a ello; y es, pues, en el público, en cada uno de nosotros, donde hay que buscar la causa de la supremacía de los periodistas poco competentes o poco escrupulosos. La oferta se explica por la demanda. Pero la demanda, en materia de información y de análisis, emana de nuestras convicciones. ¿Y cómo se forman éstas?
En fin, una buena pregunta para responder durante todo este día.

Feliz Día.

lunes, 25 de noviembre de 2019

Dilluns 25 de novembre de 2019.


"Una cosa morta pot anar amb el corrent, però només un ser viu pot anar en contra seu." (G. K. Chesterton). 

Bon Dia: Per fi és dilluns, intentarem tornar al costum de tots els dies, el sol farà la seua aparició a les 07:54 hores i ens acompanyara fins a les 17:41 hores, mentrestant podrem celebrar la festivitat de sant Moisés.
Pareixia complicat poder tindre unes hores tranquil·les durant el cap de setmana, però els llargs moments d'espera en la calma de la muntanya ho han aconseguit, només el fort vent hi ha trencat un poc la concentració.
Acabàvem la setmana passada dient que és ara, en estos anys, on es troben al mateix temps més coneixements i més hòmens que coneixen eixos coneixements. Dient-ho d'una altra forma, el coneixement ha progressat, i aparentment ha sigut seguit en el seu progrés per la informació, que és la forma de repartir-ho entre la gent.
Si observem al nostre voltant nos en adonarem que l'ensenyança es prolonga cada vegada més temps i que no es para d'assistir a qualsevol classe de cursos, a açò hem d'afegir que les ferramentes que s'utilitzen per a la comunicació de masses es multipliquen i estem rodejats de qualsevol classe de missatges en una forma inconcebible en la nostra joventut. Ara la informació es fa més i més igualitària i generosa, de manera que anul·la la vella discriminació entre l'elit en el poder que sabia molt poc i el comú dels governats que no sabia res. Hui, els dos saben o poden saber molt.
 La superioritat del segle XXI sobre els precedents pareix, doncs, fundar-se en que els dirigents o responsables en tots els terrenys disposen de coneixements més assortits i més exactes per a preparar les seues decisions, mentres que la gent, per la seua banda, rep amb abundància les informacions que li situen en posició de jutjar allò que s'ha encertat d'eixes decisions.
Si açò és així, en bona lògica deuria d'haver-hi una millora de la condició humana. Seria frívol afirmar-ho. Estes dos primeres dècades d'este segle se singularitzen per l'augment de les guerres, de l'augment d'immigrants i de refugiats… tots estos esdeveniments pareixen desmentir l'opinió general segons la qual el nostre temps hauria sigut el del triomf de la democràcia i el d'una millora substancial en la nostra societat. I, no obstant això, ho ha sigut, a pesar de tot, per una doble raó. Estem amb un nombre més gran de democràcies, les quals estan en millor estat de funcionament que en cap altre moment de la història. A més, inclús escarnida, la democràcia s'ha imposat a tots com a valor teòric de referència.
Les úniques divergències al seu respecte es referixen a la manera d'aplicar-la, a la «falsa» i a la «verdadera» posada en marxa del principi democràtic. Inclús si es denuncia la mentira de les tiranies que pretenen obrar en nom d'una pretesa democràcia «autèntica», o en l'espera d'una democràcia perfecta però eternament futura, ha de reconéixer-se que l'espècie dels règims dictatorials fundats en un rebuig declarat, explícit, doctrinal del principi mateix de la democràcia va desaparéixer amb l'afonament del nazisme i del feixisme en 1945, i després del franquisme en 1975. Les supervivències són marginals.
A pesar de tot cal reconéixer que els dirigents no democràtics disposen de la informació a títol professional el mateix que els dirigents democràtics, inclús si s'obstinen a negar-se-la als seus súbdits, sense, d'altra banda, aconseguir-ho per complet. Els fracassos econòmics dels països comunistes, per exemple, no procedixen de que els seus caps ignoren les causes. Generalment, les coneixen prou bé i ho deixen entreveure de tant en tant. Però no volen o no poden suprimir-les, almenys totalment, i es limiten, el més sovint, a combatre els símptomes per por de posar en perill un orde polític i social més preciós als seus ulls que l'èxit econòmic.
En estos casos comprenc el motiu pel qual la informació ha sigut ineficaç per a millorar eixa societat. Potser, a conseqüència d'un càlcul per complet racional, s'abstinguen d'utilitzar el que saben.
No obstant això, la impotència de la informació per a millorar la societat seria una desgràcia insignificant si no fóra conseqüència més que de la censura, de la hipocresia i de la mentira. Encara continuaria sent comprensible si s'afegiren a estes causes els mecanismes mitjanament sincers de la mala fe. No obstant això, em sorprenc al veure com considerem la mala fe com una segona naturalesa en la majoria de les persones la missió de la qual és informar, dirigir, pensar, parlar.
I ara, em pregunte: Podria ser que eixes persones amb eixa abundància de coneixements assequibles i d'informacions disponibles excitara el desig d'amagar-los més aïna que d'utilitzar-los? Podria ser que l'accés a la veritat desencadenara més ressentiment que satisfacció, la sensació d'un perill més que la d'un poder? Com explicar, doncs, l'escassetat d'informació exacta en la nostra societat, en la que ha desaparegut en gran part els obstacles materials per a la seua difusió, de manera que podem conéixer-la fàcilment si sentim curiositat per ella o simplement si no la rebutgem? Sí, és per estes preguntes com s'arriba a la clau del problema.
Però, eixes respostes necessiten un poc més de reflexió.
Feliç Dia.

Lunes 25 de noviembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton). 

Buenos Días: Por fin es lunes, vamos a intentar volver a la costumbre de todos los días, el sol hará su aparición a las 07:54 horas y nos acompañara hasta las 17:41 horas, mientras tanto podremos celebrar la festividad de san Moisés.
Parecía complicado poder tener unas horas tranquilas durante el fin de semana, pero los largos momentos de espera en la calma de la montaña lo han conseguido, solo el fuerte viento ha roto un poco la concentración.
Terminábamos la semana pasada diciendo que es ahora, en estos años, donde se encuentran a la vez más conocimientos y más hombres que conocen esos conocimientos. Diciéndolo de otra forma, el conocimiento ha progresado, y aparentemente ha sido seguido en su progreso por la información, que es la forma de repartirlo entre el público.
Si observamos a nuestro alrededor nos daremos cuenta que la enseñanza se prolonga cada vez más tiempo y que no se para de asistir a toda clase de cursos, a esto tenemos que añadir que las herramientas que se utilizan para la comunicación de masas se multiplican y estamos rodeados de toda clase de mensajes en una forma inconcebible en nuestra juventud. Ahora la información se hace más y más igualitaria y generosa, de modo que anula la vieja discriminación entre la élite en el poder que sabía muy poco y el común de los gobernados que no sabía nada. Hoy, los dos saben o pueden saber mucho.
 La superioridad del siglo XXI sobre los precedentes parece, pues, fundarse en que los dirigentes o responsables en todos los terrenos disponen de conocimientos más surtidos y más exactos para preparar sus decisiones, mientras que el público, por su parte, recibe con abundancia las informaciones que le sitúan en posición de juzgar lo acertado de esas decisiones.
Si esto es así, en buena lógica debería de haber una mejora de la condición humana. Sería frívolo afirmarlo. Estas dos primeras décadas de este siglo se singularizan por el aumento de las guerras, del aumento de inmigrantes y de refugiados… todos estos acontecimientos parecen desmentir la opinión general según la cual nuestro tiempo habría sido el del triunfo de la democracia y el de una mejora sustancial en nuestra sociedad. Y, no obstante, lo ha sido, a pesar de todo, por una doble razón. Estamos con un mayor número de democracias, las cuales están en mejor estado de funcionamiento que en ningún otro momento de la historia. Además, incluso escarnecida, la democracia se ha impuesto a todos como valor teórico de referencia.
Las únicas divergencias a su respecto se refieren a la manera de aplicarla, a la «falsa» y a la «verdadera» puesta en marcha del principio democrático. Incluso si se denuncia la mentira de las tiranías que pretenden obrar en nombre de una pretendida democracia «auténtica», o en la espera de una democracia perfecta pero eternamente futura, debe reconocerse que la especie de los regímenes dictatoriales fundados en un rechazo declarado, explícito, doctrinal del principio mismo de la democracia desapareció con el hundimiento del nazismo y del fascismo en 1945, y luego del franquismo en 1975. Las supervivencias son marginales.
A pesar de todo hay que reconocer que los dirigentes no democráticos disponen de la información a título profesional lo mismo que los dirigentes democráticos, incluso si se obstinan en negársela a sus súbditos, sin, por otra parte, conseguirlo por completo. Los fracasos económicos de los países comunistas, por ejemplo, no proceden de que sus jefes ignoren las causas. Por lo general, las conocen bastante bien y lo dejan entrever de vez en cuando. Pero no quieren o no pueden suprimirlas, por lo menos totalmente, y se limitan, lo más a menudo, a combatir los síntomas por miedo a poner en peligro un orden político y social más precioso a sus ojos que el éxito económico.
En estos casos comprendo el motivo por el cual la información ha sido ineficaz para mejorar esa sociedad. Puede que, a consecuencia de un cálculo por completo racional, se abstengan de utilizar lo que saben.
No obstante, la impotencia de la información para mejorar la sociedad sería una desgracia insignificante si no fuera consecuencia más que de la censura, de la hipocresía y de la mentira. Aún continuaría siendo comprensible si se añadieran a estas causas los mecanismos medianamente sinceros de la mala fe. Sin embargo, me sorprendo al ver como consideramos la mala fe como una segunda naturaleza en la mayoría de las personas cuya misión es informar, dirigir, pensar, hablar.
Y ahora, me pregunto: ¿Podría ser que esas personas con esa abundancia de conocimientos asequibles y de informaciones disponibles excitara el deseo de esconderlos más bien que de utilizarlos? ¿Podría ser que el acceso a la verdad desencadenara más resentimiento que satisfacción, la sensación de un peligro más que la de un poder? ¿Cómo explicar, pues, la escasez de información exacta en nuestra sociedad, en la que ha desaparecido en gran parte los obstáculos materiales para su difusión, de manera que podamos conocerla fácilmente si sentimos curiosidad por ella o simplemente si no la rechazamos? Sí, es por estas preguntas como se llega a la clave del problema.
Pero, esas respuestas necesitan un poco más de reflexión.

Feliz Día.

viernes, 22 de noviembre de 2019

Divendres 22 de novembre del 2019.

"Una cosa morta pot anar amb la corrent, però només un ser viu pot anar en contra seua." (G. K. Chesterton). 

Bon Dia: Se m'han passat les hores ràpidament, la quantitat de coses que he de fer durant este “cap de setmana”, que pose en marxa este divendres, m'ha obligat a retardar este “Bon Dia” fins a un més que probable "Bon Resta del Dia". El sol ja fa hores que camina il·luminant-nos i intentant fer el seu treball sense importar-li molt els meus tràfecs per a poder acudir a tots “els meus” compromisos.
A pesar de les meues presses, hui és un dia interessant en què se celebra la festivitat de santa Cecília i de sant Esteve, per la qual cosa hi haurà molts actes que ens ho recordaran i molts concerts a què es deuria acudir, només de mirar un poc la informació que trobem al nostre voltant ens bastara per a poder triar i donar-nos compte de la sort que tenim de viure en estos temps en què és tan fàcil accedir a tot tipus d'informació. 
Venim del segle XX, almenys jo, venim d'una societat que més que cap altra abans d'ella a tingut en el seu poder tanta informació, venim d'un segle que s'ha basat en l'ensenyança, la ciència, la cultura; en una paraula, en el coneixement, tenim la sort de tindre un sistema de govern que per vocació dóna accés a tots eixos avantatges: la democràcia. 
Sens dubte, ja es que igual que la democràcia, la llibertat d'informació i la llibertat de coneixement estan en la practica repartides d'una manera molt desigual per tot el planeta. Però, a pesar d'açò, el paper que exercix la informació en els hòmens que decidixen els assumptes del món contemporani, i en les reaccions del altres ant eixos assumptes, és incontestablement més important, més constant i més general que en èpoques anteriors. Els que actuen tenen millors mitjans per a saber sobre quines dades recolzar la seua acció, i els que experimenten eixa acció estan molt millor informats sobre el que fan els que actuen.
Si açò és així, ens deuria portar a la conclusió que la gestió que s'ha fet del món és per si mateixa més judiciosa que abans. És interessant per tant, pensar un poc si tot eixe coneixement, la seua riquesa, la seua difusió cada vegada a més gent ha donat els seus fruits. És una qüestió que importa sobretot quan sabem que hi ha hagut, en este segle XXI, un perfeccionament accelerat de les tècniques de transmissió de la informació i de l'augment continu de persones que d'ella s'aprofiten.
Anem a raonar-ho en este cap de setmana, i ja veurem el dilluns si hem tingut temps per a pensar i tindre alguna conclusió que valga la pena posar per escrit.

Feliç Dia.

Viernes 22 de noviembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton).  

Buenos Días: Se me han pasado las horas rápidamente, la cantidad de cosas que tengo que hacer durante este “fin de semana”, que pongo en marcha este viernes, me ha obligado a retrasar este “Buenos Días” hasta un más que probable Buen Resto del Día. El sol ya hace horas que anda iluminándonos e intentando hacer su trabajo sin importarle mucho mis ajetreos para poder acudir a todos “mis” compromisos.
A pesar de mis prisas, hoy es un día interesante en el que se celebra la festividad de santa Cecilia y de san Esteban, por lo que habrá muchos actos que nos lo recordarán y muchos conciertos a los que se debería de acudir, solo con mirar un poco la información que encontramos a nuestro alrededor nos bastara para poder elegir y darnos cuenta de la suerte que tenemos de vivir en estos tiempos en los que es tan fácil acceder a todo tipo de información.  
Venimos del siglo XX, al menos yo, venimos de una sociedad que más que ninguna otra antes de ella a tenido en su poder tanta información, venimos de un siglo que se ha basado en la enseñanza, la ciencia, la cultura; en una palabra, en el conocimiento, tenemos la suerte de tener un sistema de gobierno que por vocación da acceso a todas esas ventajas: la democracia.  
Sin duda, ya se que igual que la democracia, la libertad de información y la libertad de conocimiento están en la practica repartidas de una manera muy desigual por todo el planeta. Pero, a pesar de esto, el papel que desempeña la información en los hombres que deciden los asuntos del mundo contemporáneo, y en las reacciones de los demás ante esos asuntos, es incontestablemente más importante, más constante y más general que en épocas anteriores. Los que actúan tienen mejores medios para saber sobre qué datos apoyar su acción, y los que experimentan esa acción están mucho mejor informados sobre lo que hacen los que actúan.
Si esto es así, nos debería de llevar a la conclusión de que la gestión que se ha hecho del mundo es por sí misma más juiciosa que antes. Es interesante pues, pensar un poco si todo ese conocimiento, su riqueza, su difusión cada vez a más gente ha dado sus frutos. Es una cuestión que importa sobre todo cuando sabemos que ha habido, en este siglo XXI, un perfeccionamiento acelerado de las técnicas de transmisión de la información y del aumento continuo de personas que de ella se aprovechan.
Vamos a razonarlo en este fin de semana, y ya veremos el lunes si hemos tenido tiempo para pensar y tener alguna conclusión que valga la pena poner por escrito.

Feliz Día.

jueves, 21 de noviembre de 2019

Dijous 21 de novembre del 2019.

"Una cosa morta pot anar amb el corrent, però només un ser viu pot anar en contra seu." (G. K. Chesterton). 

Bon Dia: Comencem este dijous, com ha de ser normal un 21 de novembre, amb fred, 9,8 graus en el balcó. Amb el sol endevinant-se en l'horitzó i amb l'esperança que ens acompanye fins a les 17:43 hores, intentarem que este siga un dia inoblidable.
Amb el fred torna el café de mitja vesprada, i amb ell, una altra oportunitat per a la xarrada i la conversació, així que, ahir vaig tindre l'ocasió d'aclarir un poc més alguns aspectes de l'ultime “Bon Dia” que, pareix, té algunes coses per aclarir.
Em comentaven en la conversació que no és fàcil trobar la veritat de les coses perquè cada un de nosaltres pot tindre una “veritat”, la seua “veritat”. Però clar, perquè açò succeïsca s'ha de pensar que el ser humà és la màxima autoritat que existix, que no hem de respondre davant de ningú superior a nosaltres i que en conseqüència no hi ha regles generals, per la qual cosa han d'existir una gran varietat de posicions sobre un tema totes elles legítimament i igualment vàlides.
És a dir, no hi ha una “veritat” objectiva, el Bé i el Mal són intercanviables, com veiem en tants casos. Es tractaria de viure la nostra vida sense obligacions i gaudir sense traves. Però, tot açò té un gran problema, com la meua llibertat xoca amb la llibertat dels altres, en molt poc de temps s'acaben imposant les lleis dels més forts i les tiranies totalitàries, com hem vist, també, tantes vegades.
El que significa, si pensem un poc, que la idea que fa nàixer els meus drets de les lleis que ens dictem, deixa l'individu sense defensa enfront dels possibles abusos de l'Estat. I si hi ha diners per mig, panoli sóc si no el repartisc amb qui em de la gana o m'l'apropie, com hem vist a Andalusia amb els diners destinats als parats.
En canvi, per a molta gent, entre la qual m'incloc, hi ha una moral original que permet a l'home discernir per mitjà de la raó el que són el bé i el mal, la veritat i la mentida. El primer principi ètic amb què ens trobem és el que cal fer el bé i evitar el mal. Però com distingir el bé del mal? Esta és una resposta que no la té clara molta gent.
La dignitat de la persona o siga la dignitat humana exigix que es tinga una fidelitat a uns principis fonamentals de la naturalesa, uns principis que siguen comprensibles per la raó. Però açò és quelcom que molta gent, la rebutjar la Llei Natural i una part de la Declaració dels Drets Humans, no poden acceptar.
Això no significa, ni de bon tros, que seguint la Llei Natural tingam que a ser perfectes ni que la societat serà ideal, ni que no tinguem fallades i escàndols. Al contrari, qui no té principis, qui no sap distingir el Bé del Mal, la Veritat i la Mentida, i si ho saben, encara pitjor, són capaços de fer lleis oblidant-se del dret a la vida o declaracions oblidant-se del dret dels pares a educar els seus fills segons les seues pròpies conviccions.
Feliç Dia.

Jueves 21 de noviembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton).  

Buenos Días: Empezamos este jueves, como debe ser normal un 21 de noviembre, con frío, 9,8 grados en el balcón. Con el sol adivinándose en el horizonte y con la esperanza que nos acompañe hasta las 17:43 horas, vamos a intentar que este sea un día inolvidable.
Con el frío vuelve el café de media tarde, y con él, otra oportunidad para la charla y la conversación, así que, ayer tuve la ocasión de aclarar un poco más algunos aspectos del ultimo “Buenos Días” que, parece ser, tiene algunas cosas por esclarecer.
Me comentaban en la conversación que no es fácil encontrar la verdad de las cosas pues cada uno de nosotros puede tener una “verdad”, su “verdad”. Pero claro, para que esto suceda se tiene que pensar que el ser humano es la máxima autoridad que existe, que no tenemos que responder ante nadie superior a nosotros y que en consecuencia no existen reglas generales, por lo que deben existir una gran variedad de posiciones sobre un tema todas ellas legítimas e igualmente válidas.
Es decir, no hay una “verdad” objetiva, el Bien y el Mal son intercambiables, como vemos en tantos casos. Se trataría de vivir nuestra vida sin obligaciones y gozar sin trabas. Pero, todo esto tiene un gran problema, como mi libertad choca con la libertad de los demás, en muy poco tiempo se acaban imponiendo las leyes de los más fuertes y las tiranías totalitarias, como hemos visto, también, tantas veces.
Lo que significa, si pensamos un poco, que la idea que hace nacer mis derechos de las leyes que nos dictamos, deja al individuo sin defensa frente a los posibles abusos del Estado. Y si hay dinero por medio, tonto soy si no lo reparto con quien me de la gana o me lo apropio, como hemos visto en Andalucía con el dinero destinado a los parados.
En cambio, para mucha gente, entre la que me incluyo, existe una moral original que permite al hombre discernir mediante la razón lo que son el bien y el mal, la verdad y la mentira. El primer principio ético con el que nos encontramos es el de que hay que hacer el bien y evitar el mal. ¿Pero cómo distinguir el bien del mal? Esta es una respuesta que no la tiene clara mucha gente.
La dignidad de la persona o sea la dignidad humana exige que se tenga una fidelidad a unos principios fundamentales de la naturaleza, unos principios que sean comprensibles por la razón. Pero esto es algo que mucha gente, la rechazar la Ley Natural y una parte de la Declaración de los Derechos Humanos, no pueden aceptar.
Ello no significa, ni mucho menos, que siguiendo la Ley Natural vayamos a ser perfectos ni que la sociedad será ideal, ni que no tengamos fallos y escándalos. Por el contrario, quien no tiene principios, quien no sabe distinguir el Bien del Mal, la Verdad y la Mentira, y si lo saben, todavía peor, son capaces de hacer leyes olvidándose del derecho a la vida o declaraciones olvidándose del derecho de los padres a educar a sus hijos según sus propias convicciones.

Feliz Día.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Miércoles 20 de noviembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton). 

Buenos Días: Me nos mal que el sol acaba de empezar su trabajo y que calentara el ambiente hasta las 17:44 horas, porque al “romper el día” hacía frío, al menos en el balcón el termómetro marcaba 9,7 grados y para un pegolino eso es frío.
He estado repasando, como todas las mañanas, la prensa digital, y me he dado cuenta de la falta de respeto que se tiene a las palabras que se dijeron y a su significado. Tendría que tener yo un valor muy grande para decir públicamente o escribirlo que la velocidad de la luz es de 120 km/h, porque aunque no se me contestará ni se protestase ante semejante disparate, no parece probable que tal error pudiera generalizarse, y menos todavía influir en la vida de un hombre o de una nación.
Por el contrario, parece ser que no se necesita un valor especial para dar una versión de un acontecimiento en el que solo un veinte por ciento sean datos seguros y el ochenta restante interpretaciones, comentarios, supuestos, valoraciones y deducciones a partir de los datos y en torno a ellos. Y esto sí que puede influir, y de hecho influye, en la vida de los hombres, y también en la de la sociedad.
Lo podemos ver casi todos los días, unos pocos datos pueden no ser todos los datos, y aun siendo ciertos pueden dar lugar a una visión falsa, una breve información se puede comentar o interpretar de tal modo que induzca al lector a formar una idea equivocada.
Salvo en algún caso muy especial, es muy difícil que para un físico los intereses del partido a que pertenece, sus ideas políticas, el afán de éxito o de originalidad: ninguno de estos factores pudiera empañar el error de dar por cierta la velocidad de la luz a 120 km/k. Pero todos esos factores que antes he mencionado, y algunos otros, se infiltran sutilmente en el trabajo de la mayoría de nuestros políticos, y en ocasiones desfiguran de tal modo la verdad que resulta una mentira. Los hombres de ciencia escriben y dicen menos cosas que nuestros políticos, porque sólo escriben lo que saben, lo que está ciertamente averiguado. Pero nuestros políticos escriben lo que opinan y, desgraciadamente, no siempre se molestan en fundar su opinión sobre algún cimiento sólido, lo suficientemente sólido para merecer crédito. 
Existe una gran diferencia entre los que hacen afirmaciones porque tienen argumentos ciertos y aquellos que no tienen otros argumentos que sus propias afirmaciones. Llama la atención ver el cuidado que ponía Tomás de Aquino en examinar las opiniones ajenas para incorporar lo que de verdadero encontrara en ellas, al tiempo que rechazaba con argumentos lo que era falso.
Lo mismo hacía Aristóteles, y no en vano ambos han venido siendo ejemplos de honradez intelectual, es decir, de un escrupuloso respeto a la verdad. Pues no es lo mismo exponer lo que después de un paciente trabajo y un examen detenido hemos encontrado como cierto, que afirmar sin argumentos, como si fuera una verdad comprobada, lo que tan sólo es una opinión todavía no fundada.
Lo que no es verdadero no es real. La mentira y el error, más aún la primera que el segundo, por estar en desacuerdo con la realidad, con lo que es, acaban provocando daños a la corta o a la larga. Y cuando nuestros políticos construyen una sociedad  contra la realidad, sin tener en cuenta el ser de las cosas, esa sociedad, según mi opinión,  está abocada a la ruina, y mientras ésta llega va arruinando a los hombres. Las mentiras o sea, la violencia al ser de las cosas, nunca pueden servir para edificar una sociedad, toda vez que edificar sobre una mentira es edificar sobre arena.
Estoy casi seguro que lo que les falta a muchas de las personas que se dedican a la política es que sean intelectualmente honrados, para respetar la verdad dondequiera que la encuentren y esto es tan sólo valor moral. No tener miedo a las consecuencias, no querer convertir la historia, el periódico, las ideas, las estadísticas, en herramientas para construir tal o cual modelo de sociedad que se piensa va a resolverlo todo.
Basta sólo el valor moral, basta tan sólo negarse a mentir, no participando personalmente en la mentira. Que cada uno deje de colaborar con la mentira en todos los sitios donde la vea, negarse a que le obliguen a decirla, a escribirla, citarla o firmarla, o a votarla. Claro que esto no es una idea nueva pues ya lleva más de dos mil años con nosotros.
Pienso que, teniendo en cuenta que la enseñanza tiene como objeto el cultivo y la enseñanza de las ciencias, y que todas las ciencias tienen por objeto el hallazgo de la verdad, quizá el mayor servicio que hoy podrían prestar nuestras escuelas, acaso fuera el hacer de sus alumnos hombres intelectualmente honrados. O lo que es lo mismo: hombres que profesaran un tan escrupuloso respeto a la verdad que no se dejaran torcer por ideologías ni por intereses. Y como la verdad hace libre al hombre, hay que estar siempre preparados a ceder ante la verdad, resueltos a adheriros a ella; y ella nos ahorrará la pesadumbre de ceder ante cualquier otra persona o cosa.

Feliz Día.

martes, 19 de noviembre de 2019

Martes 19 de noviembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton).  

Buenos Días: Ha sido un “visto y no visto”, nos ha pasado el sábado, el domingo y el lunes en un “abrir y cerrar de ojos”, no hemos tenido tiempo para nada, un lapsus es lo que han durado estos tres días, y lo bueno o lo malo, ¡vaya usted a saber!, es que esta semana se nos presenta igual.
De momento hoy el sol nos acompañará desde las 07:48 horas hasta las 17:44 horas, en un día que esta amaneciendo fresco, 9,7 grados en el balcón, lo que ya podréis imaginar que para mí ya considero que es frío.
Cuando se nos pasan los días sin un respiro es fácil imaginar que no haya tiempo para continuar pensando o preparando nuestros sueños, pero no es cierto, si que es cierto que no son días para soñar pero siempre lo son para mantener los sueños que ya tenemos, sobre todo si son sueños largos, esos sueños que mantenemos por mucho tiempo y que se alargan durante años. Me refiero a esos grandes sueños a los que llegamos poco a poco, sin prisa, a pasos cortos pero constantes. Aunque hay que saber que para mantener estos pasos cortos necesitamos también de la constancia con que tiran de nosotros los grandes sueños.
Es importante tener la imaginación siempre presente en nuestra vida y, como no podía ser de otra forma, poseer un gran sentido común para poder manejarla. Alguna vez me han preguntado si me siento un revolucionario o un evolucionista, y, suelo contestar que me gusta tener ideas revolucionarias y ser evolucionista como táctica; idealista en los fines pero posibilista en los medios. O sea, tener la locura como meta y caminar hacia lo imposible con una gran cantidad de posibles pequeñitos.
Incluso en los días en que andamos ajetreados es importante darle importancia a las formas con las que afrontamos las cosas. Estoy seguro de que, muchas personas chocan con nuestras ideas y nosotros con las de ellos por falta de imaginación a la hora de exponerlas. Tal vez por eso doy tanta importancia a las formas.
Creo que fue Chesterton quien decía que “una herejía es siempre una verdad que se ha vuelto loca”, o lo que es lo mismo una idea expresada locamente. 0 a destiempo. Si repasamos la historia nos encontraremos con innumerables casos de grandes personajes que hubieran tenido mucho más éxito con sus ideas si hubieran intentado acomodar sus proyectos a su tiempo en lugar de querer reformar su tiempo, según sus ideas.
Aunque, de momento, yo no estoy dispuesto a modificar mis ideas por mucho que los tiempos cambien. Pero estoy dispuesto a intentar expresarlas con las formas de hoy en día, ya que si las expreso con un lenguaje muerto o un enfoque antiguo, lo que estaré haciendo es sepultándolas y no conseguiré comunicárselas a nadie.  
Y es que tener un sentido de la realidad no quiere decir que se este  cambiando siempre de ideas, sino que hay que ser conscientes del terreno que pisamos. Siempre he desconfiado de los que cambian constantemente de ideas, pero también he desconfiado de quienes carecen del sentido común de revisarlas y adaptarlas en todo lo no sustancial.
En fin, no he cambiado mucho en estos tres días de ausencia.

Feliz Día.

viernes, 15 de noviembre de 2019

Viernes 15 de noviembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton). 

Buenos Días: Nos encontramos ya con el viernes de esta semana, el día que se celebra la festividad de san Alberto Magno y en el día en que el sol nos alumbrará a partir de las 07:44 horas, un sol que deberá hacer muy bien su trabajo si quiere que la temperatura suba lo suficiente para que nos resulte agradable salir a la calle, después a las 17:47 horas, cuando nos abandone, ya será otra historia.
Entre los muchos problemas que nos encontramos cada día, uno de los más complicados de tratar, y como se puede comprobar, también de resolver es la agresividad sexual que estoy viendo en nuestra juventud hacia las mujeres. Una agresividad que se puede comprobar fácilmente en el lenguaje que se está utilizando y que puede llegar al abuso y su consecuencia que suele ser la agresión física.  
Todos nos damos cuenta que este problema va cada día a más, y que es una señal clara del fracaso de todo el enfoque legal que se está aplicando y de toda la cultura que teóricamente se está utilizando para proteger a la mujer.
Existe una manifiesta diferencia con los tiempos de mi juventud, y sin ir tan lejos, solo basta con retroceder unos quince o veinte años. Ya se que algunos de vosotros me vais a decir que “no existen ahora más casos, sino que se denuncia más”, para no reconocer que estamos ahora mucho peor, pero yo no lo veo así, porque además del aumento de las denuncias, sucede que la mayoría de las agresiones siguen sin denunciarse, porque no son trágicas, ya que son formas de lascivia y menosprecio, como que le han tocado los pechos o han metido mano bajo la falda. Son hechos, los de este tipo que se repiten constantemente y que se propagan como una plaga.
Se están haciendo muchas cosas desde la Administración para solucionar las cosas, y lo primero que se tendría que hacer es reconocer que algo radical ha cambiado, que nuestra sociedad esta cambiando, y lo hace a peor en este tema de la agresión sexual contra la mujer, y en particular a las adolescentes y jóvenes.
Según mi opinión si no admitimos esto nada se arreglará, porque no se actúa sobre las causas. Un ejemplo: las instituciones no cesan de poner lazos y utilizar el color violeta para denunciar los abusos y agresiones, pero a la vez, como sucedió hace pocas semanas en Barcelona, se acoge y se normaliza la mayor promoción del porno de España y una de las más grandes de Europa, en lugar de dificultarlo.
Otra cosa que encuentro que falla es el enfoque que se da a las relaciones humanas del feminismo de género, que todo lo basa en una represión policial y penal. Lo que curiosamente niega en otra clase de delitos, de los que resalta las causas sociales que los provocan, y que no aplica en la cuestión de la violencia sexual.  
Por supuesto existe también una rotura de la cultura moral, me refiero a la pérdida del sentido del bien, que el tan nombrado progresismo y el liberalismo evitan atender. Existe una desaparición de las virtudes que deben estar presentes en el proceso educativo de la juventud. Hay un abandono de muchos padres por impotencia porque la situación les supera y nadie ayuda, o simplemente por omisión cómoda o por ideología progre. 
Solamente hay que salir a la calle para darse cuenta de que existe una sexualización brutal de la sociedad. Cada vez más hombres confunden el deseo sexual con la condición viril, y ser hombre es en primer término poseer autocontrol, un autocontrol sexual que una parte del feminismo de género critica.
Y es que no hay que olvidar que ser hombre es respetar especialmente al más débil. Ser hombre es no provocar ni caer en la provocación. Ser hombre es amar con plenitud y no solo desear sexualmente. Y es que tener una moral sana se pone en práctica al elegir entre diversas opciones moralmente buenas, y no cuando se eligen fines malos o vacíos.
Los poderes públicos deben ayudar a que las opciones moralmente valiosas estén a disposición de las personas para que puedan ser conocidas y asumidas con facilidad. Porque ellas lejos de disminuir la autonomía personal y la libertad, la promueven al favorecer opciones moralmente valiosas para la elección.
La neutralidad que estamos viendo de los poderes públicos ante las opciones de bien no es deseable, incluso en la práctica es dudoso que resulte posible. Lo que sucede es que nuestros gobiernos favorecen opciones moralmente rechazables y marginan otras realmente buenas.
Seamos claros: las leyes en estos casos son una respuesta limitada e imperfecta, que sirve, sobre todo, para castigar el daño causado pero que raramente lo evita. La respuesta completa, porque disuade el mal es buscar el bien. Es la donación, en la libertad y en el bien del otro, empezando obviamente por lo más básico, su bienestar físico, todo lo contrario al amor lascivo que se satisface con la posesión.
La rutina, delito, ley, sanción, policía, fiscal, juez, cárcel y volver a empezar no tiene fin. Es un absurdo. Solo la ceguera estigmatiza a una moral sana, cuando en ella está la respuesta, y no querer reconocer que en todo caso son las prácticas humanas las que nos pervierten, es un atentado a la razón.
 La respuesta a la violencia contra la mujer, de hecho, a toda violencia, no es la ley. Es el Amor.

Feliz Día.