sábado, 18 de mayo de 2024

¡Buenos días! Hay que girar.

     “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton) 

Supongo que alguna vez lo habré comentado, y a pesar de todo tengo que volver sobre el tema. Y es que, toda fiesta tiene su víspera y hasta hay quienes dicen que se disfruta más. Mis últimos viajes han estado precedidos de otro viaje más corto, a modo de preámbulo de lo que tiene que llegar.

Esta vez volverá a suceder, una excursión corta que me debe preparar para un viaje más largo. El lunes comienzo un preámbulo en los Pirineos franceses, después ya vendrán los fiordos noruegos.   

Estoy por lo tanto en unos días en los que sé que se acerca un cambio, mi rutina diaria va a cambiar completamente, básicamente va a dar un giro. Y claro, para que esto sea posible, para poder realizar un giro es necesario un eje sobre el cual poderlo realizar, de otro modo lo que estaría haciendo son una serie de movimientos deslizantes que no producirían ningún cambio. Es decir, no estaría girando, sino que me iría desparramando como plastilina que no puede recuperar su forma y que abandona el movimiento para estar como flotando, como un trozo de madera en el mar, que unas veces va a la deriva, y otras la lleva la marea.

Podría pensar que ese flotar tiene vida propia porque se mueve, pero no hay un rumbo que seguir, ni horizonte que alcanzar. Aquí no hay giro que valga, sino una desesperante disolución en el mar de la vida, del consumo, de las neurosis y demás mareas de nuestra sociedad actual.

Está claro, necesitamos un eje, ahora bien, que este no seamos nosotros mismos. Sin duda que es necesario tener un “yo” sano, bien equilibrado, capaz de llorar ante lo sublime y de gozar de los placeres de la vida. O sea, lo que siempre se ha entendido como una persona normal. Lo que sucede es que si ese eje somos nosotros mismos entonces no hay giro, solo un movimiento de nuestro cuerpo que nos lleva a una postura rara, forzada e incluso ridícula. Son actitudes no interiorizadas que terminan por desaparecer o lo que es peor todavía, por anquilosarse. Y es entonces cuando se convierten en un problema.

Es en estos días cuando me acuerdo de cual es el eje sobre el que debo girar, un eje que está fuera de mí. Y no es una manía mía lo que me cambia, sino unos valores y creencias que me conmueven y me hacen virar para seguir mi rumbo. No son ninguno de mis méritos, sino la confianza que tengo en mis principios, lo que puede hacer que por muy diferente que sea mi quehacer diario mantenga la misma línea y objetivo en mi vida.

En fin, este lunes comienzo a girar, todo a mi alrededor comenzará a cambiar poco a poco y sin embargo mis objetivos y mis principios se mantienen, son el eje, son esas “ideas” de las que nos habla Chesterton las que van a permitir que mi vida continúe por el mismo camino por muy diferente que sea el entorno en el que me este moviendo.

Es sin duda un ciclo-viaje el entorno donde más fácilmente me vaya a encontrar cara a cara con mis “ideas”, donde es fácil escuchar las quejas de nuestra sociedad y me pueda detener a analizarlas. Es una ocasión para girarme hacia el silencio de las largas jornadas encima de la bicicleta, donde sobran las palabras, los mensajes, correos electrónicos, whatsapp… es la llamada del desierto. Una perfecta ocasión para girar de la sospecha de todo lo que me rodea a la confianza. No se puede estar viendo fantasmas por todas partes, sólo lo negativo, siempre segundas intenciones. Hay que girar.

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viernes, 17 de mayo de 2024

“El que espera, desespera”

     “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton)

Supongo que a vosotros también os habrá pasado, pero a mí en las semanas previas para empezar  a pedalear me gustaría tener algún botón o alguna palanca por medio de la cual pudiera avanzar el tiempo. Como presionar ese botón de avance rápido que existe en los reproductores de música o video.

Son días incluso algunas semanas en las que todo cuesta más, momentos en que la tranquilidad de lo cotidiano se parece a una pesada piedra que tenemos que llevar a cuestas. La necesidad de tener ese botón de avance rápido se hace más acuciante ante nuestros deseos de que ese día llegue y pasar por encima de la incertidumbre que siempre lleva consigo el porvenir. Queremos que toda la vida que aun nos queda por vivir hasta ese momento de cargar la bicicleta nos quepa en un instante y que este ausente de sorpresas, de inseguridades, de miedos, de fantasmas, de titubeos y, a veces, de una parálisis que nos impide seguir adelante.

Sin embargo, con el paso de los años y de varios viajes he aprendido que el tiempo no necesariamente tiene que ser lineal, sino que puede llegar a ser circular. Y, es que no somos del tiempo, al contrario, el tiempo es nuestro. No podemos decir que “no tenemos tiempo”, no es verdad, porque el tiempo, cuando de veras hay un interés, lo hacemos nosotros.

La tentación de acelerar el tiempo y que la vida pase rápido la tenemos por el miedo a sentir todas las sensaciones existentes en nuestra vida, estados de ánimo, colores, matices, texturas, sonidos, silencios, presencias y ausencias; pero nadie nos puede ahorrar caminos, hay que caminar por todos los senderos y sentir el viento en cada momento: sentir el fresco de la mañana, el sofocante calor del mediodía, la brisa del atardecer, la silenciosa oscuridad de la noche y todos esos tiempos muertos donde parece que nada sucede, donde nos abruma el paso lento de la vida y donde la tranquila espera nos desespera.

Ya nos lo dice el refranero: “el que espera, desespera” pero esa desesperación, si lo pensáis bien, veréis que viene de la ausencia de una auténtica esperanza. Nosotros, como cristianos, sabemos de sobra  que “la esperanza no defrauda”. Es verdad de que si perdemos de vista que la esperanza cristiana es un don que nos hace capaces de superar con paciencia toda adversidad y toda impaciencia, es cuando quedaremos atrapados en nuestro laberinto de frustración.  

Recuerdo ahora una frase de santa Teresa de Jesús, que a pesar de no ser muy paciente dijo: “la paciencia todo lo alcanza”. Sin embargo, la cuestión se encuentra en saber ¿cuándo lo alcanza”. Y, es que no lo vamos a saber antes, sino después de esperar.

Entonces lo que parece claro en estos días es que tengo que estar tranquilo, pues esperar es muy educativo porque me va ayudando a que ese viaje se asiente y encuentre acomodo para que pueda mantener mi propósito y no caer desanimado al primer tropiezo que me encuentre.

Recordad, no desesperéis nunca, y es que es verdad “la esperanza no defrauda”.

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jueves, 16 de mayo de 2024

¡Buenos días! Concretar

     “Hablan del amor libre, pero se refieren a algo diferente mejor definido como lujuria libre” (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

No se si tenéis la misma impresión que yo, y es que cada vez a las personas nos cuesta más concretar, nos gusta mucho generalizar pero nos negamos a concretar. Lo podemos observar en nuestros políticos, nos hablan de que nos van a llevar a una sociedad cada vez mejor, más libre, con una mejor educación, un sistema sanitario de calidad y más servicios sociales. Y, si observamos bien veremos que todos nos lo dicen, y sin embargo les cuesta mucho concretar como lo van a conseguir.

Tenemos que andar con cuidado con las personas que nos muestran grandes principios e ideales, pero que se niegan a concretar.

Hablábamos continuamente de lo importante que es llevarse bien con las personas, de amar al prójimo y nos quedamos ahí, nos cuesta mucho mostrar acciones concretas, y sin ellas no hemos dicho nada.

Pensemos ahora, por ejemplo, en un matrimonio donde se dice: “lo importante es que nos queramos” y no se pasa de ahí, en realidad se está diciendo poco pues con esa frase se justifica cualquier infidelidad. No falla. Cuando alguien se niega a concretar y todo lo deja al discernimiento, directamente te está engañando y te va a engañar más.

En el matrimonio suele suceder bastante con la infidelidad, se justifica con mucha facilidad, algunos llegan a defender que la monogamia es un patrón artificial, y que para conseguir la felicidad no es necesario serle fiel a tu pareja.

No se puede discutir que en muchos animales existe la poligamia. Es más, sino que existen culturas donde se practica y no por ello estas culturas pierden su valor y su importancia. Sin embargo hay que recordar que el origen de la poligamia se encuentra en situaciones de supervivencia y de perpetuación de la especie. No obstante, a lo que me refiero nada tiene que ver con la procreación, sino con el sexo fácil.

No voy a negar que somos biología, es claro. Pero esto no quiere decir que las personas se comporten y se entiendan a sí mismas simplemente como animales. Los hombres y las mujeres somos mucho más que eso. Solo las personas somos capaces de amar hasta el extremo y comprometernos por el camino, y eso no es solo el deseo de placer o de supervivencia.

En nuestras relaciones de pareja y de amistad surge la confianza y el respeto. Existe una unión donde la comunicación, la transparencia y la complicidad nos permiten llegar lejos, y no solo en los temas de amor. Desgraciadamente en nuestra sociedad la convivencia en las familias ya es por sí compleja como para buscar más problemas innecesarios.

La fidelidad entre las personas no es solo una cuestión de supervivencia para mantener una familia unida, ni se trata tampoco de un valor de otra época ni el recuerdo de algún tiempo pasado. Colocar otras variables en la difícil formula de nuestras relaciones solo nos va a llevar a cambiar el resultado y nuestra experiencia ya nos avisa de que las consecuencias suelen dolorosas, especialmente para la parte débil.

En un amor profundo y libre que busque darse y entregarse a la otra persona sin hacer ningún calculo, la fidelidad es imprescindible. En cambio, la infidelidad, por mucho que sea pactada y por ambas partes, va en contra del verdadero significado del amor y causara un profundo dolor. Y es que el amor, ese amor con mayúsculas, lleva consigo una relación generosa e íntima entre las personas que es capaz de soportar la mayoría de las vicisitudes y el paso del tiempo para formar algo nuevo y crear algo bueno para todos.

martes, 14 de mayo de 2024

¿Cuándo es digno de considerarse un viaje?

     “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton)

    

Ya tenemos avanzado mayo y por lo tanto me atrevo a decir que el viaje de este verano ya es. Existe en papel, lo he visto en el ordenador, no es una realidad aún, pero tengo la esperanza qué sea.

Podría discutir mucho sobre que sea y que no sea un viaje. Podría afirmar que se trata de un viaje en potencia, pero no en acto. ¿Es correcta esta forma de verlo?

A la hora de afrontar el tema, ayuda mucho considerar un ciclo viaje como un proceso continuo, que tiene un momento de inicio y termina con la vuelta a casa.

Estoy usando las expresiones “en potencia” y “en acto”, que tienen su origen en Aristóteles y que han adquirido un uso más o menos común, no siempre filosófico, entre nosotros.

Así, se me puede decir que toda la programación que tengo hecha es un viaje en potencia, pero no lo es en acto porque todavía no lo he puesto en marcha, y sin embargo puede llegar a convertirse en un viaje si todo transcurre en las próximas semanas con normalidad. Todo esto está muy bien, pero algo no me cuadra.

Yo, ya me encuentro de viaje, ese viaje ya existe. Vamos a verlo con más detalle.

Decir que mi proyecto de viaje no es un viaje, sino que lo será cuando lo empiece, no implica decir que ese proyecto no sea un viaje. Es un viaje en una etapa de desarrollo, la planificación de un viaje normalmente conduce al siguiente paso que no es otro que un viaje.

Se me puede contestar que existe un cambio y por lo tanto pasa a ser otra cosa. Claro que existe un cambio, claro que hay un paso que tengo que realizar para que esa programación pase a ser un viaje. Pero, aquí, lo importante no es el cambio, sino la sustancia.

¿Hay cambio? Sí. Pero una semilla de lechuga no se convierte en un gato. Hay cambio, pero en la continuidad. Si hablamos de un viaje, lo sustancial es que es un viaje. ¿Cambia? Sin duda. Puede llegar a ser un viaje más largo, tal vez no exactamente por donde lo programamos. Pero sustancialmente llegará a ser un viaje, tiene la potencialidad de llegar a serlo, lo que básicamente es desde el comienzo: es un viaje.

El problema radica en si empezamos a distinguir cuándo sí y cuándo no el viaje puede considerarse un viaje. ¿Cuándo es digno de considerarse un viaje? Si se dice que “depende” cabría preguntar, de nuevo: ¿Y el primer día? Si se vuelve a decir que “depende”, la pregunta se puede volver a formular: ¿La primera semana, el primer mes, el último día?

Una castaña no es un castaño. Pero una castaña y un castaño comparten naturaleza. Un embrión humano no es un anciano, pero un embrión humano y un anciano comparten naturaleza: la naturaleza humana. Y no de modo genérico, sino individualizada. Es decir, son personas humanas. Nos guste más o menos reconocerlo.

¿Dónde están los límites? En el caso anterior nos tendríamos que continuar haciéndonos preguntas pues he tocado un tema más delicado ya que ¿No vale nada el ser humano? ¿Somos los seres humanos, en potencia de ser inhumanos, los jueces que podemos decidir cuándo un ser humano vale y cuándo no?

En el caso anterior, si no defendemos la dignidad de lo humano, el paso de la potencia al acto servirá para justificarlo todo. Quizá nunca seremos, si le interesa a quien manda, lo suficientemente dignos de ser protegidos. Quizá nos quedaremos en potencia de algo, en meras castañas, sin llegar a ser castaños, sin llegar a ser reconocidos como personas.

Volviendo al viaje, no es tan importante saber con certeza donde comienza un viaje, aunque yo lo tengo claro, ya estoy de viaje.

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miércoles, 8 de mayo de 2024

¡Buenos días! Apartarse para pensar.

     “Los sexos no pueden desear abolirse uno al otro, y si les permitimos cualquier tipo de oposición permanente, se hundirán en algo tan bobo como el sistema de partidos políticos” (G. K. Chesterton)


¡Buenos días!

Han pasado ya varios días desde que Pedro Sánchez se apartó para pensar, y creo que ahora tengo una idea de porqué sucedieron todos esos movimientos políticos. Según mi modesta opinión ha sido todo un truco político que nada tuvo que ver un hombre enamorado que se siente dolido por cómo se está acusando a su mujer. No creo tampoco que se trate de una crisis de una persona que no soporta la presión. Ni tampoco de motivos personales.

Pienso que va más bien en la dirección de hacer creer a la sociedad que nuestra sociedad está en peligro y para hacerlo se han utilizado a las instituciones sin ningún respeto, como muestra la visita al Rey cuando no iba a dimitir ni a convocar elecciones. Se ha instrumentalizado a las instituciones para hacer creer a la sociedad que solo Sánchez es capaz de salvar esta democracia y que la regeneración democrática que se debe de realizar solo la puede llevar a cabo el PSOE. Por cierto, curiosa la teoría de que hay partidos políticos que quieren que la mujer se quede en casa.

No me ha gustado que el presidente señale a medios de comunicación y a la justicia de difamación, si piensa que es así, si está convencido de que algún medio de comunicación o algún periodista ha difamado a su mujer o a él mismo tiene que ir a un juzgado y presentar una denuncia. Pues yo pienso que en una democracia un presidente del Gobierno no puede decir cómo se ejerce la libertad de expresión. Solo quiero recordar algo básico: en una democracia liberal la libertad de expresión y de prensa son derechos fundamentales que sólo están limitados por otros derechos fundamentales.

Veamos, los límites que existen entre los derechos fundamentales los establecen los tribunales. Quien esté gobernando no puede pretender que el resto de los poderes del Estado y de fuerzas sociales se auto limiten, sean empáticos o sean cordiales. La autolimitación, la empatía y la cordialidad son deseables, pero no exigibles.

En los últimos años siempre he pensado que nuestra democracia no necesita que nadie la salve. Nuestra democracia se mantiene con nuestros votos en las elecciones cuando expresamos los que pensamos y sentimos, la mantienen los jueces, los periodistas, los electricistas, los albañiles…

Lo que nos sucede es que vivimos una situación de una gran polarización política al menos desde hace unos veinte años. Las actitudes y el tono de unos y otros están muy lejos de ser ejemplares y convenientes para que la vida pública funcione con normalidad. Pero de ahí a decir que la oposición, cierta parte de la justicia y una parte de los medios de comunicación ponen en peligro la democracia hay un abismo. La democracia no ha estado ni está en riesgo ni cuando gobierna la izquierda ni cuando gobierna la derecha.

Si lo que pretende Sánchez es el ya viejo truco de acción-reacción, debemos evitar caer en este juego.

lunes, 6 de mayo de 2024

¡Buenos días! Lo político y lo cotidiano.

     “Soy un hombre. En consecuencia, todos los diablos residen en mí corazón” (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

No sé si vosotros pensáis como yo, pero me atrevería a decir que es imposible que exista alguien que no esté preocupado por la situación política actual. Es verdad que la situación política está mal, pero las personas que están a mi alrededor no se pasan las horas peleándose con los vecinos. Tan poco los veo insultando continuamente ni metiéndose con la familia de los demás, y conozco a personas de todas las ideas políticas.  

Es más, las personas son amables y sonríen al menor motivo y cuentan chistes. No veo que exista una correspondencia entre la vida política y mi vida cotidiana. Y es que una cosa es el país que nos muestran los medios de comunicación, las redes sociales y nuestros políticos, y otra cosa muy diferente es la España que veo a mi alrededor.

Se nos muestra una sociedad polarizada y eso nos hace daño a las personas normales que nos movemos en la normalidad de nuestro día a día, pues se nos presiona para que elijamos un bando y lo defendamos a capa y espada, hay que ser de derechas o de izquierdas, del Madrid o del Barça, monárquico o republicano e incluso de la tortilla de patatas, con o sin cebolla.

Y esto no puede continuar así, porque nos cansamos y decidimos quedarnos en la equidistancia que no es el remedio. Ni es tampoco la solución ir estirando nuestra paciencia. La solución se encuentra en ir al fondo, donde nuestra emoción calla y la verdad gana peso. Como cuando tenemos una conversación íntima, de corazón a corazón, como cuando queremos hacer las paces con alguien al que queremos, donde escuchar es lo prioritario y donde los lemas y el resentimiento que tanto daño nos hace dan paso al acuerdo y a la reconciliación, y donde todo puede acabar con un buen apretón de manos o mejor aún con un abrazo.

En definitiva, es asumir que lo que nos une es mucho más que las diferencias que unos cuantos intentan exagerar porque, no lo olvidemos, a río revuelto ganancia de pescadores.

martes, 30 de abril de 2024

¡Buenos días! Con las gafas puestas.

     “El hombre es superior a todo lo que le rodea, pero está a su merced” (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

Siguiendo un poco con lo de ayer, solo me quedaría añadir que tener una visión de la realidad sin haberla visto no me parece un buen sistema, es como ver una cosa sin mirarla y defenderla con los ojos cerrados.

Si recordáis el ejemplo de ayer, se trataría de llevar siempre las gafas con la forma de un triángulo y no querer quitárselas, con lo que todo se vería enmarcado en un triángulo, o sea todo, desde como se ve el mercado económico, la lucha de clases, el racismo… Este hombre que no se quiere quitar las gafas ni cambiar su posición para ver, el cilindro de ayer, desde otra perspectiva estaría seguramente atrapado en esta posición y por lo tanto será muy complicado convencerle de su error, él, por pereza intelectual, no puede ver otra cosa y no la verá mientras siga con esas gafas puestas.

Estamos en una época llena de ideologías, y eso pone las cosas muy difíciles. No es nada fácil conseguir que una ideología se atreva por un momento a quitarse sus gafas, pues hace falta mucha paciencia y mucho amor para que pueda empezar a escuchar nuestros argumentos.

La cuestión es que si queremos enseñar la verdad no es necesario ir con ella por delante, sino intentar que se puedan mover de su posición para que tengan varias perspectivas y así después poder sacar juntos nuestras conclusiones mirando las cosas desde distintos lugares.  

Un buen lugar desde el que poder comenzar es reconocer que la verdad de la vida es mucho más grande que nosotros, que se encuentra por encima de nuestra capacidad, de la amplitud de nuestro horizonte. Es mucho más.

lunes, 29 de abril de 2024

¡Buenos días! ¿Con esto estoy defendiendo el relativismo?

     “¿El hombre es más él mismo cuando lo fundamental en él es la alegría y lo superficial la tristeza”  (G. K. Chesterton)

¡Buenos días! 

Cuantas veces ante la afirmación de que la verdad posee o se manifiesta en varias facetas nos ha preocupado y la hemos visto como una forma de que la verdad es relativa. Sin embargo, bien entendido, esta afirmación nos ofrece importantes ventajas para la comprensión de la sociedad en que vivimos.

Voy a dar ahora un ejemplo muy claro, lo he podido leer hace unos días en un articulo y pienso que muestra muy bien lo que me gustaría mostrar. No se trata de otra cosa que de la contemplación de un cilindro desde varios lugares. Veamos, en una visión perpendicular vemos la imagen de un rectángulo, esto es parece claro. Sin embargo, mirándolo longitudinalmente nos muestra un clarísimo círculo. Si nos movemos a un tercer ángulo de visión, un poco de lado, veríamos una figura que sería una especie de rectángulo con los lados menores redondeados. Desde los tres puntos de vista todos tendríamos razón, vemos cosas distintas, pero ninguno tendría una visión completa de la verdad, porque la visión es plana, pero la realidad no lo es.

A partir de aquí es cuando es cuando empieza lo interesante, si nos queremos acercar a la verdad de lo que estamos mirando, las tres personas deben intercambiar sus posiciones, ponerse en el lugar del otro y contrastar sus perspectivas. No nos tenemos que aferrar a nuestra perspectiva. Esto es el diálogo, entender al otro y sus razones. Además, resultará mucho más enriquecedor si se dialoga lentamente, cambiando de perspectiva tranquilamente. Ese cambio de nuestra posición nos dará mucha información y enriquecerá la veracidad de lo que tenemos delante.

¿Con esto estoy defendiendo el relativismo? No. Lo que hace el relativismo es que niega la verdad, no quiere que cambiemos nuestra posición para ver todo el conjunto, se conforma con lo que ve aceptando que los demás vean lo que quieran. Pero de lo que se trata es reconocer que la verdad es algo más grande que lo que nuestra vista puede captar desde un único plano y de estimular el deseo de superar esa limitación.

Para el relativismo, es un error creer en la verdad; la única corrección es el rechazo de cualquier testimonio de la verdad.  Si se piensa que la verdad es poliédrica, pueden existir errores y deben ser corregidos. Pensemos ahora que otra persona nos dice de que él ve claramente un triángulo donde nosotros hemos visto círculos y rectángulos más o menos unidos. Lo primero sería intentar ponerse en su lugar, acompañándole. Cuando comprobemos que no hay ningún objeto extraño y desconocido que le tape la visión, no quedará otra solución que corregir su error: o no ve bien, o está mirando a otro sitio, o no quiere reconocer lo que ve.

Esta situación de error viene causada muchas veces por la contaminación de las ideologías.

En fin, mañana intentaré seguir.

sábado, 27 de abril de 2024

¡Buenos días! Acoger el porvenir.

     “¿Qué es lo bueno de ser un hombre si no se intenta llegar a conocer lo desconocido? (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

No habéis sentido alguna vez la necesidad de controlar el futuro, al menos el nuestro, de alguna manera. Supongo que a la mayoría de nosotros nos gusta conseguir lo que esperamos, lo que planeamos y que lo que vaya a suceder este de acuerdo con nuestras necesidades. Y es que esto no pasa siempre, es más muchas más veces de lo que desearíamos no sucede lo que nos gusta y corremos el riesgo de frustrarnos.

Por esas situaciones habremos pasado alguna vez. A veces en cosas sin importancia, otras en cambio trascendentales para nuestra vida, y en otras nos las encontramos continuamente cada día. Parece claro, nuestras ilusiones no siempre salen bien o cómo esperábamos, nuestros deseos no siempre se hacen realidad, y eso es algo con lo que tenemos que aprender a convivir.

Por eso en muchas ocasiones nos vemos obligados a cambiar nuestros planes, a variar el trayecto que pensábamos seguir. Entonces tenemos varias formas de afrontar esos momentos, nos podemos dejar arrastrar por la frustración, por el malestar de lo que no sale según queríamos, por esa añoranza de lo que hubiera podido ser y no fue, y nos hace ver la realidad deformada.

Podemos también aceptar lo que nos viene, pero aceptarlo no con resignación, sino con la expectación del que recibe lo inesperado. Las circunstancias inesperadas no siempre van a ser buenas, pero siempre vamos a poder elegir nuestra actitud ante ellas. Y la actitud buena es la que del que no se deja llevar por la vida, la del que lleva su vida adelante. Tomarse las cosas con calma es fácil que en muchas ocasiones sea suficiente. En otras no tendremos más remedio que cambiar lo que pensábamos hacer, y estar atentos y capaces para responder adecuadamente, buscando nuevas opciones y buscando ayuda…

Hay una diferencia entre vivir un futuro que se alimenta de nuestros planes y sueños o acoger el porvenir, lo inesperado de una realidad que nos desborda y nos invita a cambiar, a recibir lo imprevisible como una nueva oportunidad que se nos regala.

viernes, 26 de abril de 2024

¡Buenos días! Mirar.

     “Nunca ha habido tan poca discusión sobre la naturaleza del hombre como ahora, cuando, por primera vez, cualquiera puede discutirla”. (G. K. Chesterton) 

¡Buenos días!

Es normal que cada uno de nosotros nos pongamos delante de la realidad y la veamos según nuestro punto de vista, y esa forma de verla es la que nos guía durante nuestras conversaciones o nuestros comentarios en las redes sociales y, queramos o no, eso va a condicionar nuestra forma de ser y una parte importante de nuestros pensamientos. Podemos tener un punto de vista basado en algunas ideologías que por clasificar a las personas y dividirlas según su pensamiento político o religioso, no sea el mejor punto de vista. Es posible también que nuestros afectos y obsesiones nos hagan mirar la realidad de una forma sesgada.

Se puede ver la realidad de distintas formas, parece claro, pero nosotros como cualquiera de los mortales tenemos la nuestra, la que nos hace particulares y que no es otra, como comenté ayer, de verla desde el punto de vista de la misericordia. Y esa mirada nos hace ver a las personas más allá de las modas y de las clases. Sabemos reconocer que la dignidad humana tiene un valor crucial y que nos afecta el dolor ajeno, una mirada que no sé queda parada y que nos lleva a movernos y a actuar.

Eso sí, hay que aprender a entrenar la vista. Hay que afinar la mirada. Hay que pararse, cambiar de perspectiva, escuchar cada palabra y estar atento a los gestos de los demás, percibir el silencio y saber mirar más allá.

Sólo así nos daremos cuenta de cómo actuar y entender la realidad y, tal vez descubramos de donde nos llega esa habilidad.

jueves, 25 de abril de 2024

¡Buenos días! Es así de sencillo, pero también es así de complicado.

     “El moderno escritor no sabe lo que piensa y supone que lo averiguará si habla de cómo se siente.” (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

Nos encontramos desde hace tiempo con acontecimientos que nos persiguen y con los que tenemos que posicionarnos, nos los encontramos en todos los lugares, medios de comunicación y redes sociales que surgen continuamente en nuestras tertulias. Las guerras que tenemos activas ahora mismo son uno de ellos y posiblemente el más doloroso, y ante el que tenemos que tomar posición.

Sin duda en el que más nos cuesta tener una postura clara es lo que se vive en Tierra Santa, cuesta mucho analizar todo lo que sucede allí y sus consecuencias, sin embargo, existe un criterio que suele ser claro y a la vez más profundo de entre los que nos podemos encontrar cuando buscamos las respuestas.

Lo que pretendo decir es que tenemos que mirar el problema desde la misericordia. Esa misericordia que se compadece y que sufre por todas las personas que padecen en este mundo y que no hace distinciones entre ellas ni por supuesto sigue unos criterios políticos, económicos ni ideológicos. Esa misma misericordia que nos indica que toda vida humana vale, por lo que una guerra no debe ser la solución para ningún conflicto. Pues bien, es sufrir con el que sufre, todo lo demás, aunque necesario, es política.  

Hablar del problema de Tierra Santa, es recordar un lugar donde las religiones tienen una gran importancia, tienen un peso específico en el problema y que, por lo tanto, nosotros como cristianos al saber que todos somos hijos de Dios debemos verlo como una relación amorosa, que nos dice que el enemigo por muy distinto y malvado que pueda llegar a ser se convierte automáticamente en hermano. Al fin y al cabo, nuestra posición es la de la fraternidad, y para que esto sea posible es preciso comprender que nuestra propuesta pasa por vivir todos como hijos de un mismo Dios. Pero de un Dios que es amor y que padece por el sufrimiento de cada uno de sus hijos.

Es así de sencillo, de un Dios que es Amor, pero también es así de complicado.

sábado, 20 de abril de 2024

¡Buenos días! Dogmatismo e intolerancia.

     “El sinsentido no es mejor por ser expresado solemnemente” .(G. K. Chesterton) 

¡Buenos días!

Tenemos a muchas personas que no cesan de repetir allí donde pueden la idea de que el dogmatismo provoca intolerancia. Es más, insisten en afirmar que las personas que consideran la propia verdad como la única están haciendo imposible encontrar la verdad. Y añaden que solo la incertidumbre, la humildad, la duda, es lo que hace posible el encuentro y el diálogo entre los que son diferentes.

Las afirmaciones anteriores y otras parecidas nos hacen llegar a la conclusión de que el dogmatismo sería o es un peligro, mientras que la falta de dogmas abre lugares para poder convivir sin violencia sobre los que tienen opiniones diferentes, en especial se suele hacer referencia a las religiones.

Es muy sencillo y se suele hacer muchas veces ante estas teorías mostrar la siguiente paradoja. Cuando se afirma que solo quien reconoce no haber llegado a la verdad sería alguien tolerante y pacífico, se está diciendo esto porque se cree que es verdad. Es decir, considera que tiene una verdad, y, según su misma afirmación, sería intolerante y violento…

Todos sabemos también, que hay varias maneras más o menos hábiles para salvar esta paradoja, pero tal vez lo más sensato, ante esta cuestión de la posesión de la verdad y su posible correspondencia con la violencia, sería pararnos a pensar en dos puntos interesantes que se deberían de tener en cuenta.

Para comenzar una cosa que está clara: todas las personas estamos convencidos sobre la verdad de ciertas afirmaciones. Muchas de ellas tratan sobre asuntos sencillos y muy puntuales, veamos unos ejemplos: este es mi coche, el sol calienta e ilumina, esta es mi casa.

Otras cosas de las que estamos convencidos no son tan claras, son más complejas y, en muchos casos, muy difícil de demostrar para la mayoría de nosotros. Pensemos en lo convencidos que estamos de la existencia de los átomos, de los electrones y protones. No lo ponemos en duda, pero la mayoría de nosotros no sabe cómo demostrar que existen y que es verdad esa afirmación.

El siguiente aspecto para resaltar es de donde nace esa idea de la unión entre la intolerancia y la violencia. Acusar al dogmatismo de ser fuente de esas reacciones de las personas es, simplemente, falso, porque millones de seres humanos que creen (dogmáticamente) que han alcanzado muchas verdades, no tienen actitudes ni intolerantes ni violentas.

Es más, es fácil constatar que muchas personas, que se declaran anti-dogmáticos, que consideran la duda como mecanismo necesario para vivir pacíficamente, pueden incurrir en actitudes intolerantes, incluso violentas, hacia otros seres humanos.

Si entonces, si resulta que no es una reacción automática el ser dogmático con ser violento, ¿dónde estaría la causa de la intolerancia y la violencia? Pues, yo pienso que en algunas convicciones desde las cuales se llega a la conclusión que otros tienen menos derechos, o son inferiores, o merecen ser castigados.

Es verdad que esas convicciones pueden llegar a ser tratadas como “dogmas absolutos” por quienes las sostienen, pero no por ello se convierten en verdaderas. Porque tener una convicción, creer que es verdad lo que pienso, no garantiza la validez de esa convicción.

Por eso, hay que profundizar más en el tema de la intolerancia y reconocer que uno de los caminos para superarla radica en afirmar como verdad que todos los seres humanos somos dignos, y que la violencia gratuita no puede convertirse en instrumento válido para dirimir ciertas diferencias.

Afirmar lo anterior implica, contra la tesis de quienes ven el dogmatismo como intolerante, que la tolerancia necesita apoyarse en verdades que tienen un valor fundamental a la hora de promover la convivencia entre los seres humanas.

A la vez, para ser tolerante se necesita discutir, confrontar, aquellas tesis que consideran que hay seres humanos con derechos y otros sin derechos, lo cual es la raíz de tantas formas de intolerancia y de violencia que han llenado de sangre la historia humana.

En fin, para terminar, hay que confiar en la razón humana y en su capacidad de alcanzar verdades. Esas verdades, luego, se convertirán en guías que nos deben llevar hacia la fraternidad y la convivencia, y nos permitirán también dialogar, cuando existen puntos de vista diferentes, desde el respeto que los otros merecen como miembros de la misma familia humana.

viernes, 19 de abril de 2024

¡Buenos días! Doble vara de medir.

     “Se ha dicho con frecuencia, y con razón, que la religión es lo que hace al hombre común sentirse extraordinario. Una verdad igualmente importante es que la religión es lo que hace al hombre extraordinario sentirse común”. (G. K. Chesterton) 


¡Buenos días!

No os ha sucedido en alguna ocasión que ante el mismo hecho hemos reaccionado de diferente forma o que hemos juzgado de manera diferente según se tratase de unas personas o otras. Esto nos suele ocurrir en muchas facetas como en la cultura, en la política, en el deporte, en la religión…

Nos habremos visto justificando un hecho porque lo han realizado nuestros afines y no lo hemos tolerado cuando lo hacen los que piensan diferente. Alguna vez también habremos encontrado algún motivo para aceptar lo que hacen quienes consideramos “los nuestros”, y, sin embargo, nunca encontramos ese motivo para intentar comprender si eso mismo lo hacen “los extraños”.

Ahora, podríamos pensar que eso de ver las cosas diferentes según quien las realiza es una forma de hipocresía o sea que fingimos unas cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente sentimos o experimentamos. Sin embargo, tristemente en la mayoría de las ocasiones no lo es, muchas veces no somos hipócritas pues se trata más bien de ceguera, de no ver las cosas como son, o tal vez de esclavitud, porque cuando juzgamos de diferente forma dependiendo de la persona, somos inconscientes de ello pues nos terminamos creyendo los argumentos de nuestro partido o de nuestro líder. Y lo creemos porque nuestra ideología nos ciega, así como también lo hace nuestro posible sectarismo de turno.

Por culpa de ese doble rasero llegamos a ver como inmoral lo que es normal en nosotros. Denunciamos como insultos lo que, sin embargo, cuando los pronuncian nuestros amigos resulta que son alardes de ingenio. Exigimos a los rivales, conductas que vemos perfectamente prescindibles en los nuestros.

Lo malo de todo eso es que esa misma ceguera, que nos impide ser justos nos hace demasiado dóciles. Y es que quien nos manipula, quien los da las consignas sí que es consciente de ese doble rasero que estamos aplicando, sabe de esas contradicciones y conoce muy bien las dos varas de medir y esto sí que es hipocresía. Pero cuando nosotros nos dejamos manipular nos vamos convirtiendo, poco a poco, en forofos sin ningún atisbo de crítica, en hooligan y, sin darnos cuenta, estamos cautivos de nuestras propias decisiones.

Y las personas, todas las personas, somos mucho más capaces, podemos tener un criterio propio y no ir repitiendo lo que nos dicen o esta de moda. Para hacerlo solo tenemos que apartarnos un poco, tomar distancia, razonar un poco más, y por supuesto, negarse a dar por sentado que, suceda lo que suceda, somos de los suyos.

miércoles, 17 de abril de 2024

¡Buenos días! ¿Exagero?

     “Antes de condenar algo hay que comprenderlo”. (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

Uno de los objetivos con los que solemos empezar el día es el de ser libres, alcanzar esa libertad que nos permita vivir sin restricciones. Esperamos cada mañana que una determinada persona, una determinada circunstancia, un determinado problema no nos impida ser libres. Nos podemos pasar el día quejándonos de esa circunstancia, de esa persona, de ese problema.

Sin embargo, esa forma de entender la libertad es limitada. El planteamiento de base es falso. Tenemos que entender que la libertad perfecta a pesar de todos esos inconvenientes es accesible, pues no depende de condiciones externas, sino que brota de nuestro interior.

Para ser realmente libre debemos tener una inclinación hacia lo real. Aceptar la vida tal como es, a mí mismo tal como soy. Nos daremos cuenta de que con bastante frecuencia lo que está limitando mi libertad no es, de hecho, lo real, sino mi idea de cómo debería ser lo real. Son estas ideas las que me encierran en mí mismo y encerrado no se puede ser libre, mientras que aceptar lo real me abre a todo el un mundo real y verdadero.

Ver, juzgar y actuar es un instrumento que tenemos que utilizar en todo momento para poder elegir libremente. Ya sé que puede resultarnos más fácil dejarnos llevar por lo que nos llega por otros medios y que tengamos miedo de poder ser etiquetados como contrarios al llamado progresismo que campa a sus anchas por todas partes.

Pero ¿somos realmente libres aceptando todo lo que se nos propone? ¿Exagero si digo? que no hemos recapacitado mucho sobre cambiar de pareja cuantas veces se me ocurra, o sobre decidir si tengo el hijo concebido o lo mato antes de nacer, o sobre elegir el sexo que se me ocurra, negando el biológico, o sobre el derecho a vivir sin trabajar, o sobre el derecho a ocupar por la fuerza propiedades ajenas, o sobre el derecho a inventarse y enseñar una nueva historia de España, el derecho a proponer juegos eróticos a los niños, el derecho a enseñar a la gente joven a usar los métodos anticonceptivos para que gocen sin freno ni responsabilidad del sexo en todas sus variantes, etc. etc.

¿De verdad nos hemos puesto a pensar tranquilamente sobre todo lo anterior? si lo hemos hecho, y estamos de acuerdo, deberíamos seguir pensando el por qué vivimos en una sociedad con más viejos que niños, en una sociedad empeñada en suicidarse mientras pierde el tiempo contemplando el teléfono móvil, la pantalla del televisor o cualquier escena pornográfica. ¿Exagero?

Ya sé que se me puede contestar que estamos avanzando en conocimiento, en creación de alta tecnología, en PIB, en esperanza de vida, pero, aunque sea verdad, nada de esto elimina todo lo negativo que he señalado antes y que se nos trata de ocultar.

Cualquier momento es bueno para que examinemos con nuestra razón, todos esos nuevos “derechos” que están apareciendo, y no lo hacemos porque hemos llegado a la conclusión de que no vamos a poder detener esa tendencia. No creemos que detener esa tendencia está en nuestras y en nuestra voluntad.

Nos quejamos de los políticos, de la economía, del ayuntamiento, etc. etc. Pero la realidad es que podríamos alzar nuestra voz en contra y nos podríamos hacer oír. La verdadera cuestión es que solo sabemos quejarnos, pero aportar, lo que se dice aportar, aportamos poco.

Muchas veces da la impresión de que solo deseamos que las cosas funcionen un regular, pero tenemos una vida, solo una, y hay que llenarla de contenido, de proyectos, de ideas, de ilusiones, aunque nos cueste trabajo hacerlo.

Al final los que controlan el mundo son personas como nosotros, es verdad que a lo mejor tratan de enriquecerse a nuestra costa, de imponernos sus ideas y que utilizan cualquier medio para que no les creemos problemas. Pues por eso, nos tenemos que hacer presentes con nuevas ideas y nuevos proyectos que muestren que se puede construir un mundo nuevo y diferente, un mundo más humano en el que no entren los aprovechados ni los que piensan que sobran millones de personas a las que hay que eliminar ya sea no dejándolos nacer o aplicándoles la eutanasia sin son viejos.

No nos podemos dejar engañar por más tiempo por los medios de comunicación que están al servicio de las élites políticas y económicas, abramos nuestros ojos. Tenemos crueles guerras que no cesan de provocar muerte y destrucción, ¿ A dónde queremos llegar?

Pienso que aún estamos a tiempo de reaccionar, de tomar las riendas de nuestras vidas, de usar nuestra voluntad para buscar la verdad y la justicia, de no aceptar las sugerencias de los aprovechados de turno que nos quiere obedientes a los que mandan, sometidos a los amos del dinero…

 

lunes, 15 de abril de 2024

¡Buenos días! ¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo?

     “Hay un moderno materialismo que es solemne acerca de los deportes porque no tiene otros ritos que solemnizar”. (G. K. Chesterton)



¡Buenos días!

Hace nada, tres días, fue mi cumpleaños y desde hace unos pocos años me doy cuenta de lo importantes que son. Me pregunto en estos días lo que ya se preguntaba Nicodemo: ¿cómo puede uno nacer siendo ya viejo? La respuesta no es fácil y cada año cuesta más responderla, pero hay que hacerlo.

Cada año, mejor dicho, todos los días y por supuesto también el día de mí cumpleaños me tengo que recordar que estoy delante de una nueva oportunidad para renacer espiritualmente y aportar algo al mundo que me rodea pues tengo una vida vivida que puede servir para enviar un mensaje a los que me preceden.

Una vez que se aceptan los nuevos límites que nuestro cuerpo nos impone por el paso de los años es cuando comenzamos a experimentar que incluso en la debilidad y en la enfermedad se puede tener una vida intensa. Para ello hay que aprender a dejarnos moldear por nuestra propia fragilidad, nuestra impotencia, la dependencia de los demás e incluso deberemos acoplarnos a una nueva forma de vestir y de andar.

Si todo sigue funcionando como ahora, mi vejez es y será diferente a la de mis abuelos y un poco mejor a la de mis padres. Y como todo, en algunas cosas va a ser mejor y en otras no tanto. Van apareciendo nuevas enfermedades que me pueden afectar, pero sin embargo con ellas aparecerán nuevos tratamientos. Por ello me da rabia que esta sociedad tenga tantas contradicciones, pues la misma sociedad que está haciendo todo lo posible para alargar la vida es la misma que nos esta condenando a muchos de nosotros al confinamiento.

A la vez que se enorgullece de la longevidad de las personas como un logro social, no deja de decirnos que se tiene que vivir el momento. Mientras se buscan respuestas a todo no se quiere valorar la sabiduría y la experiencia que tenemos los mayores. Cada vez más se pone el acento en que hagamos muchas cosas y se olvida que en la vejez pesa más lo que soy que lo que puedo hacer. Es la triste paradoja de valorar más el cuerpo y menos a las personas.

Nos sé cuántos cumpleaños más voy a cumplir, pero la vida no se mide solo en años. Importa más el sentido que le queramos dar a nuestra existencia que los años que tenga la suerte de vivir. Y es que por mucha publicidad, por muchas campañas de comunicación que nos hagan para convencernos de que lo importante es el entretenimiento, la salud, el éxito o la buena comida, en realidad no lo son si seguimos poniéndolo en el centro de nuestra vida. Es posible que sea más sencillo que todo eso, quizás todo pasa por vivir cada instante poniendo toda nuestra atención en querer más a los demás y desde ahí dar sentido a nuestra vida, ya lleguemos a los 68, 70 o 75 años.

sábado, 13 de abril de 2024

¡Buenos días! Ideas extrañas.

     “Quienquiera que sea el nuevo tirano no usará el mismo uniforme del viejo tirano”. (G. K. Chesterton) 

¡Buenos días!

Hay mañanas que te levantas con la sorpresa de no entender cómo puedes encontrarte con personas que afirman cosas de lo más extrañas. Hay quien afirma que lo blanco es negro, que lo dulce es salado, que la luz es oscuridad y claro comienzas el día desconcertado.

Ya se que esta clase de personas han existido siempre, por eso es interesante buscar las raíces de esos comportamientos que llevan a tener esas ideas tan descabelladas. La primera que me viene a la cabeza es la falta de espíritu crítico ante las mentiras fáciles que los gobernantes y medios de comunicación engañosos nos muestran cada día. En este caso se suele tratar de un poco de pereza intelectual.

Otra causa que se me ocurre ahora es que no se llega a tener ideas enloquecidas de golpe, sino que se tienen poco a poco, se suele empezar por admitir un error inicial que se encuentra escondido en una propuesta que posee muchos elementos válidos y que, con un pequeño empujón, poco a poco, va produciendo sus efectos negativos en la mente de las personas.

Veamos un pequeño ejemplo: se nos pregunta ¿Qué hay más necesario que buscar la verdad? Y se nos incita a buscarla, pero el camino que nos muestran encubre un error peligroso, el de suponer que basta con analizar solo nuestras propias ideas y dejar de lado todas las demás ideas acumuladas durante toda historia.

Otro motivo por el cual se pueden tener esas locas ideas es buscar alcanzar un gran proyecto utilizando acciones injustas y llenas de tergiversaciones. Un ejemplo ya muy manido de esto es recordar cómo por una parte se prometía una gran regeneración de Alemania mientras se discriminaban a miles de personas por su “raza”; o el caso de otros que se lanzaban a la conquista de justicia “para el pueblo” mientras se encarcelaban y asesinaban arbitrariamente a miles de “posibles” enemigos de la revolución.

Este tipo de ideas una vez que son aceptadas por los gobernantes y por grandes agentes de opinión se propagan entre la gente, que muchas veces se convierte en su gran defensor al caer en su engaño.  

Cuando estas mentiras no cesan de aparecer sin cesar en una sociedad la suelen arrasar pues llevan a que se discrimine cualquier clase de pensamiento diferente, utilizando para ello los vocablos: “fascista”, “intolerante”, “retrógrado” y otras descalificaciones por el estilo. Resulta entonces muy difícil ir contra corriente y decir o escribir algo tan sencillo como que el negro no es blanco, o que uno no puede convertirse en cualquier cosa que desee.

Es necesario mantener la mente abierta y alerta, para ver cuándo empieza a expandirse una idea loca para podernos poner en actitud de defensa.

De este modo, evitaremos caer en el error y empezaremos pronto a ponerla en duda cuando aún se encuentre en sus inicios, y ayudaremos a otros a estar prevenidos y a adoptar una actitud sencilla y asequible a casi todos: una mirada abierta y serena que respete a las cosas como lo que son…

viernes, 12 de abril de 2024

¡Buenos días! ¿Cómo construimos esos cimientos?

     “Las nuevas religiones perdonan tus pecados diciendo que no los tienes”. (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

Cada mañana al levantarnos queremos hacer todo lo posible para ser felices, pero la realidad siempre termina imponiéndose. Nuestra felicidad cuando la alcanzamos nunca es constante o, por lo menos, la tenemos que compaginar con momentos de sufrimiento. Y es que muchas veces al encontrarnos con cualquier tipo de sufrimiento, de dolor o ante un problema un poco serio pensamos: “Soy infeliz”.

En esos momentos ya no nos acordamos o nos cuesta mucho recordar esos momentos de felicidad que hemos experimentado, porque el dolor y la infelicidad cubre cualquier momento de alegría que hayamos tenido.

Todos, todas las personas hemos tenido heridas. Yo no conozco a nadie que no las haya tenido, o al menos no recuerdo ahora a ninguna sin ellas. Toda vida va acompañada de momentos de dificultad, de sufrimiento. Por eso creo que no es una buena idea tratar de intentar por todos los medios ser feliz sin sufrir ningún tipo de sufrimiento. Por eso, soy de la opinión que en vez de desesperarse es mejor que aprendamos a ser felices en el sufrimiento.

Vale, eso está muy bien me diréis, pero no es fácil conseguirlo, el truco se encuentra en cómo afrontemos el sufrimiento. Se trata de nuestra capacidad de adaptación ante una situación adversa, y esa actitud tiene que salir de nuestro interior. Sentirse feliz muchas veces no es otra cosa que ser capaces de superar nuestros problemas y volver a nuestro estado anterior. O sea, a pesar del sufrimiento, cuando somos capaces de superarlo y levantarnos, ya sea cansados, heridos, pero si nos levantamos, seremos felices.

Por lo tanto, la felicidad no es carecer de problemas, sino que esos problemas no lleguen a trastocar nuestra serenidad interior. De ahí la importancia de tener una base sólida en la que se apoye nuestra alegría interior. Cuando uno tiene los cimientos bien hechos, cuando uno se apoya en esa base sólida llena de la seguridad de que sabe adónde va su vida y para qué sirve, entonces, ningún dolor, ningún sufrimiento van a conseguir derribarla.

¿Cómo construimos esos cimientos? Puede parecer complicado, pero en realidad no lo es tanto, para empezar, hay que quererse, hay que amarse en cualquier momento. A pesar de estar herido, de estar sufriendo sabes que lo has hecho lo mejor que sabías, con el conocimiento que tenías en ese momento, no podías hacer más. Así que levántate y sigue caminando.

Otra cosa interesante es mirar y admirar la enorme cantidad de cosas buenas que nos encontramos en este mundo, la multitud de personas buenas que nos rodean y que nos pueden ayudar y a las que también podemos ayudar.

En fin, sonreírle a la vida a pesar de las dificultades y de los problemas. 

miércoles, 10 de abril de 2024

¡Buenos días! Un dilema enorme.

     “El verdadero rebelde es el optimista, que vive y muere en un esfuerzo desesperado y suicida de persuadir a los demás de lo buenos que son”. (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

Ayer fue un día interesante, del que me quedo una pequeña preocupación, que según voy pensando en ella me doy cuenta de que es muy interesante ya que nuestra sociedad no responde a ella con facilidad. Nuestra sociedad se enfrenta en demasiadas situaciones a una enorme disyuntiva.

Veamos, por una parte, se apoya la tolerancia y la diversidad y por otro vemos, como ayer, que crece una preocupante polarización. Se nos dice sin parar que tenemos que respetar las diferencias y estar abiertos a ellas y, sin casi mover la cabeza vemos como existe una gran intolerancia hacia las ideas que no se alinean con la ideología dominante.

Estoy seguro de que a más de uno le habrá sucedido, al menos a mí sí. Hace nada que termino la Semana Santa y la Pascua, y claro, a un católico se le nota, no se puede ocultar, y en más de una ocasión me han dicho: “son tus creencias, no me hables de ellas”. ¿Qué hay de malo en defender mis creencias? Si lo hago con respeto en una conversación y sin imponerlas ni obligando a seguirlas.

Y claro cuando te encuentras con frases como esta: “Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre”, que dejo escrita Platón, te pones a pensar. Si creo en mis ideas, si sirven, yo no quiero ser el que no sirva. Tengo que defender mis ideas y arriesgarme en un mundo donde la intolerancia te etiqueta y estigmatiza.

Nos encontramos en unos días donde la ideología reinante nos muestra una intolerancia disfrazada de tolerancia que se pude sentir si nos identificamos con las ideas católicas y, que no hay que tener miedo a defenderlas y expresarlas si lo hacemos con respeto y empatía.

Lo reconozco, a veces te sientes cansado de esta intolerancia que esconde su cara detrás de una máscara de tolerancia.