lunes, 6 de mayo de 2024

¡Buenos días! Lo político y lo cotidiano.

     “Soy un hombre. En consecuencia, todos los diablos residen en mí corazón” (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

No sé si vosotros pensáis como yo, pero me atrevería a decir que es imposible que exista alguien que no esté preocupado por la situación política actual. Es verdad que la situación política está mal, pero las personas que están a mi alrededor no se pasan las horas peleándose con los vecinos. Tan poco los veo insultando continuamente ni metiéndose con la familia de los demás, y conozco a personas de todas las ideas políticas.  

Es más, las personas son amables y sonríen al menor motivo y cuentan chistes. No veo que exista una correspondencia entre la vida política y mi vida cotidiana. Y es que una cosa es el país que nos muestran los medios de comunicación, las redes sociales y nuestros políticos, y otra cosa muy diferente es la España que veo a mi alrededor.

Se nos muestra una sociedad polarizada y eso nos hace daño a las personas normales que nos movemos en la normalidad de nuestro día a día, pues se nos presiona para que elijamos un bando y lo defendamos a capa y espada, hay que ser de derechas o de izquierdas, del Madrid o del Barça, monárquico o republicano e incluso de la tortilla de patatas, con o sin cebolla.

Y esto no puede continuar así, porque nos cansamos y decidimos quedarnos en la equidistancia que no es el remedio. Ni es tampoco la solución ir estirando nuestra paciencia. La solución se encuentra en ir al fondo, donde nuestra emoción calla y la verdad gana peso. Como cuando tenemos una conversación íntima, de corazón a corazón, como cuando queremos hacer las paces con alguien al que queremos, donde escuchar es lo prioritario y donde los lemas y el resentimiento que tanto daño nos hace dan paso al acuerdo y a la reconciliación, y donde todo puede acabar con un buen apretón de manos o mejor aún con un abrazo.

En definitiva, es asumir que lo que nos une es mucho más que las diferencias que unos cuantos intentan exagerar porque, no lo olvidemos, a río revuelto ganancia de pescadores.

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