“Entre todos los cuentos de hadas no existe ninguno que contenga una verdad moral tan vital como esa vieja historia de La Bella y la Bestia. En ella ha quedado escrita la verdad eterna y esencial que consiste en que hasta que no amamos una cosa en toda si fealdad no podemos convertirla en algo bello” (G. K. Chesterton.)
22
de mayo de 2024.
Bagneres
de Bigorre – Lourdes – Luz-Saint-Sauveur – Lourdes – Bagneres de Bigorre.
Distancia:
115,91 km.
Media:
17,68 km/h.
Desnivel
positivo: 1246 m.
Con la frase de Chesterton he
querido resaltar lo importante que resulta saber reconocer lo hermoso de un
viaje en bicicleta cuando se está sufriendo para subir un puerto de montaña.
Los que recuerden el cuento de La
Bella y la Bestia sabrán que se trata de una alegoría del amor. Y esto hay que
comprenderlo bien, ya que en el instante en que Bella se enamora de la Bestia y
esta comprende que es amada, es el momento en el que empieza a convertirse una
persona normal.
Aquí no se trata de que lo
hermoso y atractivo de un viaje en bicicleta es lo que nos lleva a querer realizarlo,
si no el reconocer primero el esfuerzo que hay que realizar para subir
cualquiera de estos puertos para después amar la bicicleta.
En nuestra vida sucede lo mismo,
solo después de saber y experimentar el ser amado incondicionalmente, es a
partir de entonces cuando empezamos a darnos cuenta de nuestra propia dignidad
y cuando podemos empezar a dar lo mejor de nosotros mismos.
Ya se que la moraleja más común
de La Bella y la Bestia es que la belleza, cómo no, está en el interior, pero
me gusta resaltar que para ser bello hay que ser amado primero y, esto nosotros
lo sabemos muy bien y lo deberíamos de tener presente en cada una de nuestras
acciones.
A los que nos gusta viajar en
bicicleta también sabemos que la bicicleta nos hará disfrutar cuando sepamos
apreciarla en su conjunto. Si estoy siendo capaz de divertirme subiendo estos
puertos de los Pirineos como van a ser todos los días de un viaje en bicicleta,
pues eso.
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