martes, 30 de abril de 2024

¡Buenos días! Con las gafas puestas.

     “El hombre es superior a todo lo que le rodea, pero está a su merced” (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

Siguiendo un poco con lo de ayer, solo me quedaría añadir que tener una visión de la realidad sin haberla visto no me parece un buen sistema, es como ver una cosa sin mirarla y defenderla con los ojos cerrados.

Si recordáis el ejemplo de ayer, se trataría de llevar siempre las gafas con la forma de un triángulo y no querer quitárselas, con lo que todo se vería enmarcado en un triángulo, o sea todo, desde como se ve el mercado económico, la lucha de clases, el racismo… Este hombre que no se quiere quitar las gafas ni cambiar su posición para ver, el cilindro de ayer, desde otra perspectiva estaría seguramente atrapado en esta posición y por lo tanto será muy complicado convencerle de su error, él, por pereza intelectual, no puede ver otra cosa y no la verá mientras siga con esas gafas puestas.

Estamos en una época llena de ideologías, y eso pone las cosas muy difíciles. No es nada fácil conseguir que una ideología se atreva por un momento a quitarse sus gafas, pues hace falta mucha paciencia y mucho amor para que pueda empezar a escuchar nuestros argumentos.

La cuestión es que si queremos enseñar la verdad no es necesario ir con ella por delante, sino intentar que se puedan mover de su posición para que tengan varias perspectivas y así después poder sacar juntos nuestras conclusiones mirando las cosas desde distintos lugares.  

Un buen lugar desde el que poder comenzar es reconocer que la verdad de la vida es mucho más grande que nosotros, que se encuentra por encima de nuestra capacidad, de la amplitud de nuestro horizonte. Es mucho más.

lunes, 29 de abril de 2024

¡Buenos días! ¿Con esto estoy defendiendo el relativismo?

     “¿El hombre es más él mismo cuando lo fundamental en él es la alegría y lo superficial la tristeza”  (G. K. Chesterton)

¡Buenos días! 

Cuantas veces ante la afirmación de que la verdad posee o se manifiesta en varias facetas nos ha preocupado y la hemos visto como una forma de que la verdad es relativa. Sin embargo, bien entendido, esta afirmación nos ofrece importantes ventajas para la comprensión de la sociedad en que vivimos.

Voy a dar ahora un ejemplo muy claro, lo he podido leer hace unos días en un articulo y pienso que muestra muy bien lo que me gustaría mostrar. No se trata de otra cosa que de la contemplación de un cilindro desde varios lugares. Veamos, en una visión perpendicular vemos la imagen de un rectángulo, esto es parece claro. Sin embargo, mirándolo longitudinalmente nos muestra un clarísimo círculo. Si nos movemos a un tercer ángulo de visión, un poco de lado, veríamos una figura que sería una especie de rectángulo con los lados menores redondeados. Desde los tres puntos de vista todos tendríamos razón, vemos cosas distintas, pero ninguno tendría una visión completa de la verdad, porque la visión es plana, pero la realidad no lo es.

A partir de aquí es cuando es cuando empieza lo interesante, si nos queremos acercar a la verdad de lo que estamos mirando, las tres personas deben intercambiar sus posiciones, ponerse en el lugar del otro y contrastar sus perspectivas. No nos tenemos que aferrar a nuestra perspectiva. Esto es el diálogo, entender al otro y sus razones. Además, resultará mucho más enriquecedor si se dialoga lentamente, cambiando de perspectiva tranquilamente. Ese cambio de nuestra posición nos dará mucha información y enriquecerá la veracidad de lo que tenemos delante.

¿Con esto estoy defendiendo el relativismo? No. Lo que hace el relativismo es que niega la verdad, no quiere que cambiemos nuestra posición para ver todo el conjunto, se conforma con lo que ve aceptando que los demás vean lo que quieran. Pero de lo que se trata es reconocer que la verdad es algo más grande que lo que nuestra vista puede captar desde un único plano y de estimular el deseo de superar esa limitación.

Para el relativismo, es un error creer en la verdad; la única corrección es el rechazo de cualquier testimonio de la verdad.  Si se piensa que la verdad es poliédrica, pueden existir errores y deben ser corregidos. Pensemos ahora que otra persona nos dice de que él ve claramente un triángulo donde nosotros hemos visto círculos y rectángulos más o menos unidos. Lo primero sería intentar ponerse en su lugar, acompañándole. Cuando comprobemos que no hay ningún objeto extraño y desconocido que le tape la visión, no quedará otra solución que corregir su error: o no ve bien, o está mirando a otro sitio, o no quiere reconocer lo que ve.

Esta situación de error viene causada muchas veces por la contaminación de las ideologías.

En fin, mañana intentaré seguir.

sábado, 27 de abril de 2024

¡Buenos días! Acoger el porvenir.

     “¿Qué es lo bueno de ser un hombre si no se intenta llegar a conocer lo desconocido? (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

No habéis sentido alguna vez la necesidad de controlar el futuro, al menos el nuestro, de alguna manera. Supongo que a la mayoría de nosotros nos gusta conseguir lo que esperamos, lo que planeamos y que lo que vaya a suceder este de acuerdo con nuestras necesidades. Y es que esto no pasa siempre, es más muchas más veces de lo que desearíamos no sucede lo que nos gusta y corremos el riesgo de frustrarnos.

Por esas situaciones habremos pasado alguna vez. A veces en cosas sin importancia, otras en cambio trascendentales para nuestra vida, y en otras nos las encontramos continuamente cada día. Parece claro, nuestras ilusiones no siempre salen bien o cómo esperábamos, nuestros deseos no siempre se hacen realidad, y eso es algo con lo que tenemos que aprender a convivir.

Por eso en muchas ocasiones nos vemos obligados a cambiar nuestros planes, a variar el trayecto que pensábamos seguir. Entonces tenemos varias formas de afrontar esos momentos, nos podemos dejar arrastrar por la frustración, por el malestar de lo que no sale según queríamos, por esa añoranza de lo que hubiera podido ser y no fue, y nos hace ver la realidad deformada.

Podemos también aceptar lo que nos viene, pero aceptarlo no con resignación, sino con la expectación del que recibe lo inesperado. Las circunstancias inesperadas no siempre van a ser buenas, pero siempre vamos a poder elegir nuestra actitud ante ellas. Y la actitud buena es la que del que no se deja llevar por la vida, la del que lleva su vida adelante. Tomarse las cosas con calma es fácil que en muchas ocasiones sea suficiente. En otras no tendremos más remedio que cambiar lo que pensábamos hacer, y estar atentos y capaces para responder adecuadamente, buscando nuevas opciones y buscando ayuda…

Hay una diferencia entre vivir un futuro que se alimenta de nuestros planes y sueños o acoger el porvenir, lo inesperado de una realidad que nos desborda y nos invita a cambiar, a recibir lo imprevisible como una nueva oportunidad que se nos regala.

viernes, 26 de abril de 2024

¡Buenos días! Mirar.

     “Nunca ha habido tan poca discusión sobre la naturaleza del hombre como ahora, cuando, por primera vez, cualquiera puede discutirla”. (G. K. Chesterton) 

¡Buenos días!

Es normal que cada uno de nosotros nos pongamos delante de la realidad y la veamos según nuestro punto de vista, y esa forma de verla es la que nos guía durante nuestras conversaciones o nuestros comentarios en las redes sociales y, queramos o no, eso va a condicionar nuestra forma de ser y una parte importante de nuestros pensamientos. Podemos tener un punto de vista basado en algunas ideologías que por clasificar a las personas y dividirlas según su pensamiento político o religioso, no sea el mejor punto de vista. Es posible también que nuestros afectos y obsesiones nos hagan mirar la realidad de una forma sesgada.

Se puede ver la realidad de distintas formas, parece claro, pero nosotros como cualquiera de los mortales tenemos la nuestra, la que nos hace particulares y que no es otra, como comenté ayer, de verla desde el punto de vista de la misericordia. Y esa mirada nos hace ver a las personas más allá de las modas y de las clases. Sabemos reconocer que la dignidad humana tiene un valor crucial y que nos afecta el dolor ajeno, una mirada que no sé queda parada y que nos lleva a movernos y a actuar.

Eso sí, hay que aprender a entrenar la vista. Hay que afinar la mirada. Hay que pararse, cambiar de perspectiva, escuchar cada palabra y estar atento a los gestos de los demás, percibir el silencio y saber mirar más allá.

Sólo así nos daremos cuenta de cómo actuar y entender la realidad y, tal vez descubramos de donde nos llega esa habilidad.

jueves, 25 de abril de 2024

¡Buenos días! Es así de sencillo, pero también es así de complicado.

     “El moderno escritor no sabe lo que piensa y supone que lo averiguará si habla de cómo se siente.” (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

Nos encontramos desde hace tiempo con acontecimientos que nos persiguen y con los que tenemos que posicionarnos, nos los encontramos en todos los lugares, medios de comunicación y redes sociales que surgen continuamente en nuestras tertulias. Las guerras que tenemos activas ahora mismo son uno de ellos y posiblemente el más doloroso, y ante el que tenemos que tomar posición.

Sin duda en el que más nos cuesta tener una postura clara es lo que se vive en Tierra Santa, cuesta mucho analizar todo lo que sucede allí y sus consecuencias, sin embargo, existe un criterio que suele ser claro y a la vez más profundo de entre los que nos podemos encontrar cuando buscamos las respuestas.

Lo que pretendo decir es que tenemos que mirar el problema desde la misericordia. Esa misericordia que se compadece y que sufre por todas las personas que padecen en este mundo y que no hace distinciones entre ellas ni por supuesto sigue unos criterios políticos, económicos ni ideológicos. Esa misma misericordia que nos indica que toda vida humana vale, por lo que una guerra no debe ser la solución para ningún conflicto. Pues bien, es sufrir con el que sufre, todo lo demás, aunque necesario, es política.  

Hablar del problema de Tierra Santa, es recordar un lugar donde las religiones tienen una gran importancia, tienen un peso específico en el problema y que, por lo tanto, nosotros como cristianos al saber que todos somos hijos de Dios debemos verlo como una relación amorosa, que nos dice que el enemigo por muy distinto y malvado que pueda llegar a ser se convierte automáticamente en hermano. Al fin y al cabo, nuestra posición es la de la fraternidad, y para que esto sea posible es preciso comprender que nuestra propuesta pasa por vivir todos como hijos de un mismo Dios. Pero de un Dios que es amor y que padece por el sufrimiento de cada uno de sus hijos.

Es así de sencillo, de un Dios que es Amor, pero también es así de complicado.

sábado, 20 de abril de 2024

¡Buenos días! Dogmatismo e intolerancia.

     “El sinsentido no es mejor por ser expresado solemnemente” .(G. K. Chesterton) 

¡Buenos días!

Tenemos a muchas personas que no cesan de repetir allí donde pueden la idea de que el dogmatismo provoca intolerancia. Es más, insisten en afirmar que las personas que consideran la propia verdad como la única están haciendo imposible encontrar la verdad. Y añaden que solo la incertidumbre, la humildad, la duda, es lo que hace posible el encuentro y el diálogo entre los que son diferentes.

Las afirmaciones anteriores y otras parecidas nos hacen llegar a la conclusión de que el dogmatismo sería o es un peligro, mientras que la falta de dogmas abre lugares para poder convivir sin violencia sobre los que tienen opiniones diferentes, en especial se suele hacer referencia a las religiones.

Es muy sencillo y se suele hacer muchas veces ante estas teorías mostrar la siguiente paradoja. Cuando se afirma que solo quien reconoce no haber llegado a la verdad sería alguien tolerante y pacífico, se está diciendo esto porque se cree que es verdad. Es decir, considera que tiene una verdad, y, según su misma afirmación, sería intolerante y violento…

Todos sabemos también, que hay varias maneras más o menos hábiles para salvar esta paradoja, pero tal vez lo más sensato, ante esta cuestión de la posesión de la verdad y su posible correspondencia con la violencia, sería pararnos a pensar en dos puntos interesantes que se deberían de tener en cuenta.

Para comenzar una cosa que está clara: todas las personas estamos convencidos sobre la verdad de ciertas afirmaciones. Muchas de ellas tratan sobre asuntos sencillos y muy puntuales, veamos unos ejemplos: este es mi coche, el sol calienta e ilumina, esta es mi casa.

Otras cosas de las que estamos convencidos no son tan claras, son más complejas y, en muchos casos, muy difícil de demostrar para la mayoría de nosotros. Pensemos en lo convencidos que estamos de la existencia de los átomos, de los electrones y protones. No lo ponemos en duda, pero la mayoría de nosotros no sabe cómo demostrar que existen y que es verdad esa afirmación.

El siguiente aspecto para resaltar es de donde nace esa idea de la unión entre la intolerancia y la violencia. Acusar al dogmatismo de ser fuente de esas reacciones de las personas es, simplemente, falso, porque millones de seres humanos que creen (dogmáticamente) que han alcanzado muchas verdades, no tienen actitudes ni intolerantes ni violentas.

Es más, es fácil constatar que muchas personas, que se declaran anti-dogmáticos, que consideran la duda como mecanismo necesario para vivir pacíficamente, pueden incurrir en actitudes intolerantes, incluso violentas, hacia otros seres humanos.

Si entonces, si resulta que no es una reacción automática el ser dogmático con ser violento, ¿dónde estaría la causa de la intolerancia y la violencia? Pues, yo pienso que en algunas convicciones desde las cuales se llega a la conclusión que otros tienen menos derechos, o son inferiores, o merecen ser castigados.

Es verdad que esas convicciones pueden llegar a ser tratadas como “dogmas absolutos” por quienes las sostienen, pero no por ello se convierten en verdaderas. Porque tener una convicción, creer que es verdad lo que pienso, no garantiza la validez de esa convicción.

Por eso, hay que profundizar más en el tema de la intolerancia y reconocer que uno de los caminos para superarla radica en afirmar como verdad que todos los seres humanos somos dignos, y que la violencia gratuita no puede convertirse en instrumento válido para dirimir ciertas diferencias.

Afirmar lo anterior implica, contra la tesis de quienes ven el dogmatismo como intolerante, que la tolerancia necesita apoyarse en verdades que tienen un valor fundamental a la hora de promover la convivencia entre los seres humanas.

A la vez, para ser tolerante se necesita discutir, confrontar, aquellas tesis que consideran que hay seres humanos con derechos y otros sin derechos, lo cual es la raíz de tantas formas de intolerancia y de violencia que han llenado de sangre la historia humana.

En fin, para terminar, hay que confiar en la razón humana y en su capacidad de alcanzar verdades. Esas verdades, luego, se convertirán en guías que nos deben llevar hacia la fraternidad y la convivencia, y nos permitirán también dialogar, cuando existen puntos de vista diferentes, desde el respeto que los otros merecen como miembros de la misma familia humana.

viernes, 19 de abril de 2024

¡Buenos días! Doble vara de medir.

     “Se ha dicho con frecuencia, y con razón, que la religión es lo que hace al hombre común sentirse extraordinario. Una verdad igualmente importante es que la religión es lo que hace al hombre extraordinario sentirse común”. (G. K. Chesterton) 


¡Buenos días!

No os ha sucedido en alguna ocasión que ante el mismo hecho hemos reaccionado de diferente forma o que hemos juzgado de manera diferente según se tratase de unas personas o otras. Esto nos suele ocurrir en muchas facetas como en la cultura, en la política, en el deporte, en la religión…

Nos habremos visto justificando un hecho porque lo han realizado nuestros afines y no lo hemos tolerado cuando lo hacen los que piensan diferente. Alguna vez también habremos encontrado algún motivo para aceptar lo que hacen quienes consideramos “los nuestros”, y, sin embargo, nunca encontramos ese motivo para intentar comprender si eso mismo lo hacen “los extraños”.

Ahora, podríamos pensar que eso de ver las cosas diferentes según quien las realiza es una forma de hipocresía o sea que fingimos unas cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente sentimos o experimentamos. Sin embargo, tristemente en la mayoría de las ocasiones no lo es, muchas veces no somos hipócritas pues se trata más bien de ceguera, de no ver las cosas como son, o tal vez de esclavitud, porque cuando juzgamos de diferente forma dependiendo de la persona, somos inconscientes de ello pues nos terminamos creyendo los argumentos de nuestro partido o de nuestro líder. Y lo creemos porque nuestra ideología nos ciega, así como también lo hace nuestro posible sectarismo de turno.

Por culpa de ese doble rasero llegamos a ver como inmoral lo que es normal en nosotros. Denunciamos como insultos lo que, sin embargo, cuando los pronuncian nuestros amigos resulta que son alardes de ingenio. Exigimos a los rivales, conductas que vemos perfectamente prescindibles en los nuestros.

Lo malo de todo eso es que esa misma ceguera, que nos impide ser justos nos hace demasiado dóciles. Y es que quien nos manipula, quien los da las consignas sí que es consciente de ese doble rasero que estamos aplicando, sabe de esas contradicciones y conoce muy bien las dos varas de medir y esto sí que es hipocresía. Pero cuando nosotros nos dejamos manipular nos vamos convirtiendo, poco a poco, en forofos sin ningún atisbo de crítica, en hooligan y, sin darnos cuenta, estamos cautivos de nuestras propias decisiones.

Y las personas, todas las personas, somos mucho más capaces, podemos tener un criterio propio y no ir repitiendo lo que nos dicen o esta de moda. Para hacerlo solo tenemos que apartarnos un poco, tomar distancia, razonar un poco más, y por supuesto, negarse a dar por sentado que, suceda lo que suceda, somos de los suyos.

miércoles, 17 de abril de 2024

¡Buenos días! ¿Exagero?

     “Antes de condenar algo hay que comprenderlo”. (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

Uno de los objetivos con los que solemos empezar el día es el de ser libres, alcanzar esa libertad que nos permita vivir sin restricciones. Esperamos cada mañana que una determinada persona, una determinada circunstancia, un determinado problema no nos impida ser libres. Nos podemos pasar el día quejándonos de esa circunstancia, de esa persona, de ese problema.

Sin embargo, esa forma de entender la libertad es limitada. El planteamiento de base es falso. Tenemos que entender que la libertad perfecta a pesar de todos esos inconvenientes es accesible, pues no depende de condiciones externas, sino que brota de nuestro interior.

Para ser realmente libre debemos tener una inclinación hacia lo real. Aceptar la vida tal como es, a mí mismo tal como soy. Nos daremos cuenta de que con bastante frecuencia lo que está limitando mi libertad no es, de hecho, lo real, sino mi idea de cómo debería ser lo real. Son estas ideas las que me encierran en mí mismo y encerrado no se puede ser libre, mientras que aceptar lo real me abre a todo el un mundo real y verdadero.

Ver, juzgar y actuar es un instrumento que tenemos que utilizar en todo momento para poder elegir libremente. Ya sé que puede resultarnos más fácil dejarnos llevar por lo que nos llega por otros medios y que tengamos miedo de poder ser etiquetados como contrarios al llamado progresismo que campa a sus anchas por todas partes.

Pero ¿somos realmente libres aceptando todo lo que se nos propone? ¿Exagero si digo? que no hemos recapacitado mucho sobre cambiar de pareja cuantas veces se me ocurra, o sobre decidir si tengo el hijo concebido o lo mato antes de nacer, o sobre elegir el sexo que se me ocurra, negando el biológico, o sobre el derecho a vivir sin trabajar, o sobre el derecho a ocupar por la fuerza propiedades ajenas, o sobre el derecho a inventarse y enseñar una nueva historia de España, el derecho a proponer juegos eróticos a los niños, el derecho a enseñar a la gente joven a usar los métodos anticonceptivos para que gocen sin freno ni responsabilidad del sexo en todas sus variantes, etc. etc.

¿De verdad nos hemos puesto a pensar tranquilamente sobre todo lo anterior? si lo hemos hecho, y estamos de acuerdo, deberíamos seguir pensando el por qué vivimos en una sociedad con más viejos que niños, en una sociedad empeñada en suicidarse mientras pierde el tiempo contemplando el teléfono móvil, la pantalla del televisor o cualquier escena pornográfica. ¿Exagero?

Ya sé que se me puede contestar que estamos avanzando en conocimiento, en creación de alta tecnología, en PIB, en esperanza de vida, pero, aunque sea verdad, nada de esto elimina todo lo negativo que he señalado antes y que se nos trata de ocultar.

Cualquier momento es bueno para que examinemos con nuestra razón, todos esos nuevos “derechos” que están apareciendo, y no lo hacemos porque hemos llegado a la conclusión de que no vamos a poder detener esa tendencia. No creemos que detener esa tendencia está en nuestras y en nuestra voluntad.

Nos quejamos de los políticos, de la economía, del ayuntamiento, etc. etc. Pero la realidad es que podríamos alzar nuestra voz en contra y nos podríamos hacer oír. La verdadera cuestión es que solo sabemos quejarnos, pero aportar, lo que se dice aportar, aportamos poco.

Muchas veces da la impresión de que solo deseamos que las cosas funcionen un regular, pero tenemos una vida, solo una, y hay que llenarla de contenido, de proyectos, de ideas, de ilusiones, aunque nos cueste trabajo hacerlo.

Al final los que controlan el mundo son personas como nosotros, es verdad que a lo mejor tratan de enriquecerse a nuestra costa, de imponernos sus ideas y que utilizan cualquier medio para que no les creemos problemas. Pues por eso, nos tenemos que hacer presentes con nuevas ideas y nuevos proyectos que muestren que se puede construir un mundo nuevo y diferente, un mundo más humano en el que no entren los aprovechados ni los que piensan que sobran millones de personas a las que hay que eliminar ya sea no dejándolos nacer o aplicándoles la eutanasia sin son viejos.

No nos podemos dejar engañar por más tiempo por los medios de comunicación que están al servicio de las élites políticas y económicas, abramos nuestros ojos. Tenemos crueles guerras que no cesan de provocar muerte y destrucción, ¿ A dónde queremos llegar?

Pienso que aún estamos a tiempo de reaccionar, de tomar las riendas de nuestras vidas, de usar nuestra voluntad para buscar la verdad y la justicia, de no aceptar las sugerencias de los aprovechados de turno que nos quiere obedientes a los que mandan, sometidos a los amos del dinero…

 

lunes, 15 de abril de 2024

¡Buenos días! ¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo?

     “Hay un moderno materialismo que es solemne acerca de los deportes porque no tiene otros ritos que solemnizar”. (G. K. Chesterton)



¡Buenos días!

Hace nada, tres días, fue mi cumpleaños y desde hace unos pocos años me doy cuenta de lo importantes que son. Me pregunto en estos días lo que ya se preguntaba Nicodemo: ¿cómo puede uno nacer siendo ya viejo? La respuesta no es fácil y cada año cuesta más responderla, pero hay que hacerlo.

Cada año, mejor dicho, todos los días y por supuesto también el día de mí cumpleaños me tengo que recordar que estoy delante de una nueva oportunidad para renacer espiritualmente y aportar algo al mundo que me rodea pues tengo una vida vivida que puede servir para enviar un mensaje a los que me preceden.

Una vez que se aceptan los nuevos límites que nuestro cuerpo nos impone por el paso de los años es cuando comenzamos a experimentar que incluso en la debilidad y en la enfermedad se puede tener una vida intensa. Para ello hay que aprender a dejarnos moldear por nuestra propia fragilidad, nuestra impotencia, la dependencia de los demás e incluso deberemos acoplarnos a una nueva forma de vestir y de andar.

Si todo sigue funcionando como ahora, mi vejez es y será diferente a la de mis abuelos y un poco mejor a la de mis padres. Y como todo, en algunas cosas va a ser mejor y en otras no tanto. Van apareciendo nuevas enfermedades que me pueden afectar, pero sin embargo con ellas aparecerán nuevos tratamientos. Por ello me da rabia que esta sociedad tenga tantas contradicciones, pues la misma sociedad que está haciendo todo lo posible para alargar la vida es la misma que nos esta condenando a muchos de nosotros al confinamiento.

A la vez que se enorgullece de la longevidad de las personas como un logro social, no deja de decirnos que se tiene que vivir el momento. Mientras se buscan respuestas a todo no se quiere valorar la sabiduría y la experiencia que tenemos los mayores. Cada vez más se pone el acento en que hagamos muchas cosas y se olvida que en la vejez pesa más lo que soy que lo que puedo hacer. Es la triste paradoja de valorar más el cuerpo y menos a las personas.

Nos sé cuántos cumpleaños más voy a cumplir, pero la vida no se mide solo en años. Importa más el sentido que le queramos dar a nuestra existencia que los años que tenga la suerte de vivir. Y es que por mucha publicidad, por muchas campañas de comunicación que nos hagan para convencernos de que lo importante es el entretenimiento, la salud, el éxito o la buena comida, en realidad no lo son si seguimos poniéndolo en el centro de nuestra vida. Es posible que sea más sencillo que todo eso, quizás todo pasa por vivir cada instante poniendo toda nuestra atención en querer más a los demás y desde ahí dar sentido a nuestra vida, ya lleguemos a los 68, 70 o 75 años.

sábado, 13 de abril de 2024

¡Buenos días! Ideas extrañas.

     “Quienquiera que sea el nuevo tirano no usará el mismo uniforme del viejo tirano”. (G. K. Chesterton) 

¡Buenos días!

Hay mañanas que te levantas con la sorpresa de no entender cómo puedes encontrarte con personas que afirman cosas de lo más extrañas. Hay quien afirma que lo blanco es negro, que lo dulce es salado, que la luz es oscuridad y claro comienzas el día desconcertado.

Ya se que esta clase de personas han existido siempre, por eso es interesante buscar las raíces de esos comportamientos que llevan a tener esas ideas tan descabelladas. La primera que me viene a la cabeza es la falta de espíritu crítico ante las mentiras fáciles que los gobernantes y medios de comunicación engañosos nos muestran cada día. En este caso se suele tratar de un poco de pereza intelectual.

Otra causa que se me ocurre ahora es que no se llega a tener ideas enloquecidas de golpe, sino que se tienen poco a poco, se suele empezar por admitir un error inicial que se encuentra escondido en una propuesta que posee muchos elementos válidos y que, con un pequeño empujón, poco a poco, va produciendo sus efectos negativos en la mente de las personas.

Veamos un pequeño ejemplo: se nos pregunta ¿Qué hay más necesario que buscar la verdad? Y se nos incita a buscarla, pero el camino que nos muestran encubre un error peligroso, el de suponer que basta con analizar solo nuestras propias ideas y dejar de lado todas las demás ideas acumuladas durante toda historia.

Otro motivo por el cual se pueden tener esas locas ideas es buscar alcanzar un gran proyecto utilizando acciones injustas y llenas de tergiversaciones. Un ejemplo ya muy manido de esto es recordar cómo por una parte se prometía una gran regeneración de Alemania mientras se discriminaban a miles de personas por su “raza”; o el caso de otros que se lanzaban a la conquista de justicia “para el pueblo” mientras se encarcelaban y asesinaban arbitrariamente a miles de “posibles” enemigos de la revolución.

Este tipo de ideas una vez que son aceptadas por los gobernantes y por grandes agentes de opinión se propagan entre la gente, que muchas veces se convierte en su gran defensor al caer en su engaño.  

Cuando estas mentiras no cesan de aparecer sin cesar en una sociedad la suelen arrasar pues llevan a que se discrimine cualquier clase de pensamiento diferente, utilizando para ello los vocablos: “fascista”, “intolerante”, “retrógrado” y otras descalificaciones por el estilo. Resulta entonces muy difícil ir contra corriente y decir o escribir algo tan sencillo como que el negro no es blanco, o que uno no puede convertirse en cualquier cosa que desee.

Es necesario mantener la mente abierta y alerta, para ver cuándo empieza a expandirse una idea loca para podernos poner en actitud de defensa.

De este modo, evitaremos caer en el error y empezaremos pronto a ponerla en duda cuando aún se encuentre en sus inicios, y ayudaremos a otros a estar prevenidos y a adoptar una actitud sencilla y asequible a casi todos: una mirada abierta y serena que respete a las cosas como lo que son…

viernes, 12 de abril de 2024

¡Buenos días! ¿Cómo construimos esos cimientos?

     “Las nuevas religiones perdonan tus pecados diciendo que no los tienes”. (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

Cada mañana al levantarnos queremos hacer todo lo posible para ser felices, pero la realidad siempre termina imponiéndose. Nuestra felicidad cuando la alcanzamos nunca es constante o, por lo menos, la tenemos que compaginar con momentos de sufrimiento. Y es que muchas veces al encontrarnos con cualquier tipo de sufrimiento, de dolor o ante un problema un poco serio pensamos: “Soy infeliz”.

En esos momentos ya no nos acordamos o nos cuesta mucho recordar esos momentos de felicidad que hemos experimentado, porque el dolor y la infelicidad cubre cualquier momento de alegría que hayamos tenido.

Todos, todas las personas hemos tenido heridas. Yo no conozco a nadie que no las haya tenido, o al menos no recuerdo ahora a ninguna sin ellas. Toda vida va acompañada de momentos de dificultad, de sufrimiento. Por eso creo que no es una buena idea tratar de intentar por todos los medios ser feliz sin sufrir ningún tipo de sufrimiento. Por eso, soy de la opinión que en vez de desesperarse es mejor que aprendamos a ser felices en el sufrimiento.

Vale, eso está muy bien me diréis, pero no es fácil conseguirlo, el truco se encuentra en cómo afrontemos el sufrimiento. Se trata de nuestra capacidad de adaptación ante una situación adversa, y esa actitud tiene que salir de nuestro interior. Sentirse feliz muchas veces no es otra cosa que ser capaces de superar nuestros problemas y volver a nuestro estado anterior. O sea, a pesar del sufrimiento, cuando somos capaces de superarlo y levantarnos, ya sea cansados, heridos, pero si nos levantamos, seremos felices.

Por lo tanto, la felicidad no es carecer de problemas, sino que esos problemas no lleguen a trastocar nuestra serenidad interior. De ahí la importancia de tener una base sólida en la que se apoye nuestra alegría interior. Cuando uno tiene los cimientos bien hechos, cuando uno se apoya en esa base sólida llena de la seguridad de que sabe adónde va su vida y para qué sirve, entonces, ningún dolor, ningún sufrimiento van a conseguir derribarla.

¿Cómo construimos esos cimientos? Puede parecer complicado, pero en realidad no lo es tanto, para empezar, hay que quererse, hay que amarse en cualquier momento. A pesar de estar herido, de estar sufriendo sabes que lo has hecho lo mejor que sabías, con el conocimiento que tenías en ese momento, no podías hacer más. Así que levántate y sigue caminando.

Otra cosa interesante es mirar y admirar la enorme cantidad de cosas buenas que nos encontramos en este mundo, la multitud de personas buenas que nos rodean y que nos pueden ayudar y a las que también podemos ayudar.

En fin, sonreírle a la vida a pesar de las dificultades y de los problemas. 

miércoles, 10 de abril de 2024

¡Buenos días! Un dilema enorme.

     “El verdadero rebelde es el optimista, que vive y muere en un esfuerzo desesperado y suicida de persuadir a los demás de lo buenos que son”. (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

Ayer fue un día interesante, del que me quedo una pequeña preocupación, que según voy pensando en ella me doy cuenta de que es muy interesante ya que nuestra sociedad no responde a ella con facilidad. Nuestra sociedad se enfrenta en demasiadas situaciones a una enorme disyuntiva.

Veamos, por una parte, se apoya la tolerancia y la diversidad y por otro vemos, como ayer, que crece una preocupante polarización. Se nos dice sin parar que tenemos que respetar las diferencias y estar abiertos a ellas y, sin casi mover la cabeza vemos como existe una gran intolerancia hacia las ideas que no se alinean con la ideología dominante.

Estoy seguro de que a más de uno le habrá sucedido, al menos a mí sí. Hace nada que termino la Semana Santa y la Pascua, y claro, a un católico se le nota, no se puede ocultar, y en más de una ocasión me han dicho: “son tus creencias, no me hables de ellas”. ¿Qué hay de malo en defender mis creencias? Si lo hago con respeto en una conversación y sin imponerlas ni obligando a seguirlas.

Y claro cuando te encuentras con frases como esta: “Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre”, que dejo escrita Platón, te pones a pensar. Si creo en mis ideas, si sirven, yo no quiero ser el que no sirva. Tengo que defender mis ideas y arriesgarme en un mundo donde la intolerancia te etiqueta y estigmatiza.

Nos encontramos en unos días donde la ideología reinante nos muestra una intolerancia disfrazada de tolerancia que se pude sentir si nos identificamos con las ideas católicas y, que no hay que tener miedo a defenderlas y expresarlas si lo hacemos con respeto y empatía.

Lo reconozco, a veces te sientes cansado de esta intolerancia que esconde su cara detrás de una máscara de tolerancia.

martes, 9 de abril de 2024

¡Buenos días! Hay que elegir entre lo bueno y lo mejor.

     “He visto muchas cosas con mis propios ojos que no creeré nunca”. (G. K. Chesterton)

¡Buenos días! 

Es frecuente, tengo que decir que, por ser un poco cotilla, me sorprendo con algunas decisiones que toman personas cercanas y que no puedo comprender de ninguna manera. Y, terminar con el tema justificando su comportamiento diciendo que; ¡bien, ha sido una decisión que él ha tomado¡

Tengo claro que tomar una decisión implica una responsabilidad. Esto para muchas personas no parece tan claro, pero es interesante tenerlo claro. Lo que sí parece claro, aunque se nos diga muchas veces lo contrario, es que por el mero hecho de tomar una decisión no tiene por qué ser la decisión correcta. Tenemos que tomar decisiones continuamente y eso es bueno, y nos hacer crecer como personas, pero podemos elegir bien y se pueden tomar malas decisiones. Muchos de nosotros hemos elegido, y a veces hemos elegido mal, o muy mal.

No estoy tratando de que se vaya a tener miedo cuando nos enfrentemos a una decisión, y que dejemos de tomarla por miedo a equivocarnos, que puede pasar. De lo que se trata ahora es de poner atención y no reducir nuestra vida solo a defender nuestra libertad a no elegir solo porque el bien y el mal son variables que entran en juego, y nosotros no las podemos controlar. Y, sobre todo, no olvidemos, pues, que nuestro objetivo no está en elegir entre el bien y el mal, sino elegir entre lo bueno y lo mejor.

Así pues, hay que buscar lo mejor; pero no solo porque sea la opción más loable en sí, sino también porque no deberíamos de tener otra alternativa. Nuestra intención debería de ser, claro está, ser buenos, en el sentido de modélicos y sólo discretamente correctos, por dos motivos: porque es lo que realmente quiere nuestra conciencia y, a la vez, porque acaso sea lo único que se puede hacer si pretendemos conducirnos con arreglo a ella.

Ya sé que nos podríamos quedar en una posición intermedia que podría representar la idea de conformarse con aspirar a un perfil tibio o mediocre, en lugar de proponernos un objetivo ejemplar y admirable. No es sólo que esa posible alternativa intermedia represente una opción menos segura y en conjunto más pobre, menos digna y peor; además, tampoco habría margen o espacio para ella si nuestro norte o punto de referencia es alcanzar lo mejor, pues en no debería de existir otro objetivo.

Y esto nos lleva aún más lejos. No nos podemos quedar con llegar a un objetivo aceptable, es que no cabe esa clase de objetivo. El esfuerzo que dediquemos a tratar de conseguir ese objetivo aceptable es baldío en tanto equivocado, viciado y paradójico, también en el sentido de contraproducente. Aquella posible línea de separación entre lo bueno y lo malo, entendida como frontera a no traspasar entre todas las opciones disponibles y clasificables de mejor a peor, no existe ni por tanto puede tenerse en cuenta.

En resumen, hay que buscar siempre lo mejor, por toda una serie de motivos: a saber, es mejor por definición ser muy bueno o muy justo que bueno o justo sólo a medias; además, hay que apuntar alto para compensar el eventual error que sin duda muchas veces cometeremos para así poder controlar las consecuencias no deseadas de nuestras acciones; y por fin, el objetivo de ser bueno o justo tan sólo a medias no funciona, no es práctico, con lo cual tampoco vale ni está disponible.

Puede que la clave de la cuestión se encuentre en la decisión de conducirnos por el hábito de preguntamos siempre, para obrar en consecuencia, cuál es la mejor opción desde el punto de vista ético, qué es lo que haría en nuestras circunstancias una persona ideal y modélica, en lugar de si tal comportamiento o tal otro llega o no a alcanzar el umbral de lo tolerable; y, en definitiva, en la decisión general de optar por tratar de ser verdaderamente buenos, que es de hecho, por fuerza, mirarse en el espejo de las actitudes y conductas ejemplares, en lugar de decantarnos por una actitud más pasiva: la de dejarnos llevar por esa especie de deriva más cómoda que cree evitar los problemas por la vía de huir siempre hacia adelante tirando por la calle de enmedio... como si eso fuese posible, queriendo creer que es posible.

sábado, 6 de abril de 2024

¡Buenos días! No conformarse.

     “Solo recuerdo una o dos cosas, no esas que puedo recordar, sino aquellas que no puedo olvidar”. (G. K. Chesterton)

¡¡¡ Buenos días!!!

Hace unos días mientras me tomaba un café con un compañero, me comentaba que estaba pasando una mala racha, que estaba cambiando, que en realidad el no era así. Había estado intentando buscar la causa de ese cambio y tenia la impresión de que dedicaba demasiado tiempo a pensar en él, en lo poco que se sentía reconocido y valorado. Y, aun habiendo encontrado el motivo, eso conocimiento, en vez ayudarle, le estaba hundiendo, estaba más triste, infeliz y ensimismado.

Mi compañero, que antes disfrutaba reuniéndose con los demás, ayudándoles en lo que podía, ahora, se encontraba dentro de un circulo de malas sensaciones, disgustado.

Y, esta mañana pensando en ello, me he dado cuenta de que nos encontramos rodeados de demasiadas propuestas de felicidad, de muchas iniciativas que nos ofrecen libertad y que pretenden abrirnos los ojos, romper nuestras ligaduras y, lo que consiguen, es hacerlas más resistentes obligándonos a estar más enfrentados. No curan nuestras heridas, sino que las hacen más grandes para que reaccionemos con más fuerza. En realidad lo que se consigue es crear descontento y malestar.

No hay persona que no se encuentre continuamente buscando, que no desee encontrar felicidad y amor, que no este llena de inquietud para conseguir una vida mejor. Esta inquietud tal vez se encuentre muy escondida, dormida, en reposo, pero ahí está dentro de nosotros.

El problema se encuentra en que muchas veces en esa búsqueda, nos equivocamos de camino y cometemos grandes errores, pero, en el fondo, estamos buscando el bien, la felicidad. Mi compañero de café buscaba lo mismo, tal vez con un entusiasmo fuera de control. Incluso los que echan a perder su vida con las drogas o el alcohol, están buscando momentos de felicidad, de evasión y de consuelo. Pero lo están haciendo por caminos equivocados.

Es muy fácil, ahora, decir: Hay que vivir, nos tenemos que conformar con esta vida que nos ha tocado vivir. ¿Y los que no se conforman?”.

Desde siempre hemos considerado la rebeldía sólo como un defecto, lo hemos hecho así por considerar una de sus acepciones como la más significativa, la que nos la presenta como una insumisión, un desacato y un desafío a la autoridad. Y, nos olvidamos de su otra acepción: la de indócil, fuerte, tenaz y duro. Entendiendo que estas actitudes son vinculables a un bien que se quiere defender.

Por eso la rebeldía se puede ver de dos formas y muchas veces opuestas; con causa o sin causa; por algo que vale la pena o por algo intrascendente; para ayudar o para conseguir un bien personal o también como una reacción ante nuestra inseguridad o en función de algún valor.

La rebeldía o el inconformismo al que me refiero es el del que se atreve a vivir, pero quiere vivir dignamente; del que sabe soportar el peso de la realidad, pero no el de la injustica; del que acepta las reglas, pero las discute y critica para mejorarlas. Todos sabemos que con los años nos hacemos más permisivos con las injusticias y terminamos por aceptar lo que hace unas décadas era incomprensible, por eso nuestra rebeldía debe estar constantemente actualizándose y renovándose, tanto en la  vida privada como en nuestras actividades públicas.

En fin, una dosis de sana rebeldía siempre nos vendrá bien y nos sentiremos mejor.

viernes, 5 de abril de 2024

¡Buenos días! ¿El insulto cómo derecho?

     “Imparcialidad es un sinónimo pomposo de “indiferencia”, que es un sinónimo elegante de “ignorancia”” . (G. K. Chesterton)

¡¡¡ Buenos días!!! 

Tenemos que reconocer que en nuestra sociedad se esta utilizando mucho el insulto, no solo en la política y en las redes sociales sino que ha llegado al deporte en general y especialmente en el fútbol. En general se está utilizando el insulto como una manera de dirigirse a un personaje público que no te cae bien.

 En algunos casos se podría hablar de racismo y en otros muchos de provocación, que tampoco es justificable de ninguna manera, pero esto es más profundo y me atrevería a decir que aún más grave. Lo que hoy quisiera resaltar es el hecho de que el deporte y la vida pública, y el espectáculo que genera ha creado una especie de derecho en las personas en el que se permite insultar. De manera que amparado en este paradigma puedes dirigirte a una persona pública con un tono denigrante, no recordando que por mucho dinero que una persona gane, por muy conocido que sea o por muy mal que nos caiga, es una persona igual que las demás, tiene su dignidad y nos merece un respeto como tal.

Es decir, una persona pública no se convierte en un objeto y ser consumidor de un espectáculo como el fútbol no nos da ningún derecho a insultar.

No es un mal de nuestra sociedad actual, lleva mucho tiempo con nosotros, la mala educación se encuentra demasiado unida a las personas y parece que no hemos encontrado la manera de erradicarla y, por desgracia, mucha gente continuará yendo a un campo de deporte a despacharse con total impunidad. Sin embargo, a pesar de ello, debemos aspirar a una sociedad donde el respeto a los demás se sienta como una norma, porque un deporte, aunque se convierta en un espectáculo, es y debería de ser una escuela de vida, en especial para los más jóvenes, y las palabras que se oyen pueden hacer mucho daño a los más pequeños.

Si continuamos reflexionando sobre el tema veremos que lo que se encuentra en el fondo es el modo de dialogar y de tratarnos los unos a los otros como sociedad.

jueves, 4 de abril de 2024

¡Buenos días! ¿qué nos mueve a cada uno hacia delante?

     “El puritanismo fue un sentimiento honorable y una moda noble. En otras palabras, un error de mucha consideración.” (G. K. Chesterton) 

¡¡¡ Buenos días!!!

Muchas veces empezamos el día con preguntas a las que solemos poner respuestas intuitivas, que no son siempre las verdaderas soluciones y es que las buenas soluciones no son siempre evidentes. Las grandes y profundas preguntas requieren respuestas integrales.

Ante los grandes problemas, se suele pensar en soluciones que intuitivamente resolverán la parte más evidente y visible. Lo vemos en los verdaderos especialistas en hacerlo, los políticos, que usan aparentes soluciones para conseguir nuestro voto. Pero pronto nos damos cuenta de que una buena solución no es sólo la que arregla un problema, sino la que al menos lo mejora sin empeorar otros que ya estaban solucionados. Lo podemos apreciar normalmente es esos asuntos que afectan a grandes grupos de personas, muchas de esas soluciones tienden a generar consecuencias en las que no se había reparado.

En estos últimos decenios nos estamos moviendo con un cierto desencanto sobre los grandes ideales de pensamiento, sistemas que a pesar de haber conseguido sus logros nos han mostrado también sus limitaciones, a veces catastróficas. Pero en estos días el riesgo es que se tiene un pensamiento fragmentado sobre la mayoría de las cosas, lo que nos hace ir como un péndulo de una parte de los problemas a otra sin encontrar nunca respuestas integrales, que sean capaces de construir algo sólido.

A nivel más personal nos sucede lo mismo, no encontramos ese sueño por el que dejaríamos todo lo demás, por el que dejaríamos todos los sucedáneos. No sabemos cómo conocerlo y tampoco dedicamos tiempo a descubrirlo.  

Si pensamos un poco en nuestra vida, en cómo funciona, nos daremos cuenta de que tiene diversas dimensiones que están comunicadas, no son compartimentos estancos. Y, todas se rigen por la misma pregunta: ¿qué nos mueve a cada uno hacia delante?. Ya se que esa pregunta puede variar un poco de persona a persona sin embargo en todas se encuentra en lo más profundo de su ser. Es una pregunta que es, al mismo tiempo, una invitación, un misterio que encierra más misterio y un salto al vacío. Ser valientes para descubrir cuál es esa pregunta y, a la vez, ir respondiéndola a lo largo de la vida es lo más temible y, a la vez, lo mejor que hay.

Recuerdo cuando aún era joven que mi pregunta iba más o menos en saber ¿Qué se espera de mí en la vida?. Hoy ha cambiado, o mejor dicho, he ido avanzando hacia la respuesta adecuada y lo que ha sucedido es que han ido apareciendo otras que me dan vueltas a día de hoy. Lo que continua igual es el lugar al que quiero llegar y las directrices que tengo que seguir.

Y es que de lo que se trata no es el de tener todas las respuestas, sino saber cómo descubrirlas. Si no fuera así, me perdería constantemente, es como tener una caja de herramientas para ir usándolas según sea el problema y así poco a poco al conocer mejor cada llave, cada destornillador, llegas más tranquilo ante cualquier clase de problema.

Y ahora, de nuevo, otra pregunta: ¿De qué serviría que nuestro camino fuera recto? ¿Qué aprenderíamos si no nos equivocáramos?

Esta claro que vamos a cometer errores, que tenemos muchas herramientas y aún no las conocemos todas, que nos iremos por el camino equivocado y que sólo nos daremos cuenta cuando miremos hacia adelante y no veamos en el horizonte el lugar al que queremos ir. Si en algún momento no veo, no siento que me acerco, es que por ahí no es. Al final, sólo espero adivinarlo en el horizonte en cada curva del camino.

No se trata de vivir nuestra vida a tontas y a locas. No se trata de recorrer un camino dando palos de ciego. Se trata de ir dando pequeños pasos, y en cada paso, saber que, lo que pensábamos en un principio que iba a ser un camino recto, es una carretera llena de curvas que nos llevará sin duda al lugar donde realmente deseamos.

martes, 2 de abril de 2024

¡Buenos días! ¿Qué hacemos tan tranquilos?

     “No se puede tener una granja familiar sin una familia”. (G. K. Chesterton) 

    ¡Buenos días!

No sé ya cuántos casos de corrupción llevamos en la política española, pero sí que sé que no hay forma de que nuestros políticos se conformen solo con administrar los bienes públicos sin beneficiarse de ellos. Los españoles estamos sufriendo una falta de memoria general ante los innumerables casos. Son casos que afectan a todas las formaciones políticas, no tenemos ningún partido político, que sea un poco relevante, que no haya tenido ningún caso y, lo que me preocupa es esa sensación que me rodea de que existe tal grado de impunidad que no se tiene ningún miedo a seguir con las corruptelas.

Lo curioso del caso es que los partidos políticos siguen como si nada, incluso en aquellos casos en que salen beneficiados ya sea económica o electoralmente. Lo normal, debería ser de que si se hacen trampas se les priva de los beneficios conseguidos. Pero sucede lo contrario, en la política española se sanciona al peón, pero se salva toda la cuota de poder que se ha adquirido por medios ilegales. Parece claro que el beneficio que se consigue compensa el posible riesgo. Sucede también que el enorme poder propagandístico de los grandes partidos, con poderosos socios en los medios de comunicación, es capaz de convertir el vicio en virtud presentando el pecado propio como mal menor o como mal ajeno.

Tampoco se intenta solucionar el tema de esta degradación de la política con el orden jurídico, ya que este se basa para tomar sus decisiones en la lógica de las mayorías parlamentarias para determinar la verdad y la justicia, y este se elige principio rector de la vida política, por eso se ha convertido la soberanía en un fin en sí misma.

Si recordamos aquello de “no hay árbol bueno que pueda dar fruto malo, ni árbol malo que pueda dar fruto bueno” nos encontramos ante un problema de difícil. Cuando no se respeta la dignidad de la vida, el primero de los derechos humanos, se generalizan la injusticia, el abuso o la arbitrariedad en la vida política en una relación causa y efecto. Y es que una democracia sin valores degenera siempre en totalitarismo.  

Según mi opinión se tiene que asumir la conveniencia de un equilibrio entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Es preferible que un poder mantenga límites en otras esferas de competencia, para que la ley justa sea soberana frente a la voluntad arbitraria de los hombres. De lo que se trata es de evitar el poder absoluto del gobierno con unos límites jurídicos e institucionales, evitando así el absolutismo en la ley con límites en el orden moral. Por eso, según mi forma de pensar, la simple división de poderes nunca será suficiente. Muchas veces falta lo uno y lo otro. ¿Qué nos esta pasando en España? Pues que el poder legislativo elige al poder ejecutivo, y ambos poderes determinan la composición del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional.

Al final, nos guste más o menos, la realidad nos muestra que una crisis moral es el origen de una crisis política. Es verdad que el riesgo de una concepción totalitaria del mundo prácticamente ha desaparecido, sin embargo, existe ahora un riesgo de una unión entre democracia y relativismo ético y esto es un problema serio. Si estamos de acuerdo con todo lo anterior, ¿qué hacemos tan tranquilos?

En fin, solo quiero recordar que la moral se debe basar en la verdad y que por medio de ella llegamos a la auténtica libertad y, si esto es así para cada uno de nosotros, también lo será para nuestra sociedad y para su desarrollo.

lunes, 1 de abril de 2024

21 de marzo de 2024. Ericeira – Cascáis.

 21 de marzo de 2024.

“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton)

Ericeira – Cascáis.

Distancia: 54,40 km. Media: 11,15 km/m. Altura: 984 m.

Último día de este miniviaje por tierras de Portugal. Si el primer día recorrimos una parte del parque natural de Sintra-Cascáis, hoy hemos estado en la otra mitad, podemos decir que prácticamente lo hemos recorrido en su totalidad, aunque siempre utilizando los caminos asfaltados.

Unas de las cualidades que se desarrollan cuando viajamos en bicicleta es la de saber adaptarnos, lo hacemos con la meteorología, con el recorrido, con las personas con las que nos encontramos, en fin, nos adaptamos para seguir pedaleando.

Si lo pensamos un poco veremos que la misma palabra lo dice, adaptarse no es otra cosa que acomodarse, ajustarse a las diversas circunstancias y condiciones de todo lo que nos rodea.

Recuerdo en mi ciclo-viaje al Nordkapp, al sobrepasar el círculo polar Ártico, como me preguntaba: ¿Cómo es posible que esta gente se haya adaptado a estas condiciones tan duras? Supongo que lo mismo se preguntaría un lapón si pasase un mes de julio en Pego.

Las personas nos adaptamos mejor de lo que creemos a las diferentes circunstancias y condiciones que nos plantea un viaje en bicicleta, por eso viajar en bicicleta es mucho más sencillo de lo que la gente piensa.

Pero no quería pararme en el nivel general de adaptación, sino en el pequeño, en el individual, en el de las relaciones entre personas concretas. Si empezamos con que ninguna persona es igual que otra, cualquier relación que tengamos, se produce entre dos personas no iguales. Esa diferencia implica ya un cierto modo de adaptación, acomodación en algo que no somos “yo”, pero que facilita nuestras relaciones sociales con el prójimo, con el nosotros.

Ahora mismo, en estos días la adaptación esta descuidada, se trata de un valor que se encuentra casi denostado en nuestras relaciones. Nos encontramos tan unidos a las redes sociales y al móvil que nuestras relaciones son cada vez menos presenciales y más virtuales. Es más sencillo y fácil que nos adaptemos a unas circunstancias y a unas condiciones en un entorno “inmaterial” donde para terminar una conversación nos basta con bloquear un contacto, excluir a alguien de un grupo, prescindiendo así de las personas con las que tendría una mínima necesidad de adaptación. Si repasamos nuestros contactos en las redes veremos qué hay muchos con quienes necesitaría adaptarme, pero gracias a lo virtual, no es necesario utilizar el valor de la adaptación.  

Y, todo lo anterior se produce porque además muchas personas confunden lo que significa adaptarse con anularse, y existe una diferencia tan grande que quien no la ve tiene un serio problema. Para la persona que cualquier cesión de su yo al entorno se trata de una retracción, humillación o postergación de su ego, no puede tener el más mínimo nivel de adaptación y tiene muy difícil poder sostener relaciones con personas reales. Siempre se sentirá anulada y sentirá su ego amenazado.

No solo en un ciclo-viaje nos toca convivir, lo hacemos constantemente, nos relacionamos, y en esa convivencia física no entran los bloqueos o exclusiones, es necesario adaptarse, avenirse a las circunstancias concretas, cediendo la soberanía de mi “yo” para facilitar el encuentro con el otro, para crear un nosotros que éste cohesionado. 

Esa adaptación es la que crea sociedades evolucionadas, menos fragmentadas en bandos de personas afines que no se adaptan a los contrarios, sociedades que no se anulan con las diferencias, sino que crecen en la diversidad, con la riqueza de los valores que nos aporta el prójimo y construye familias, comunidades, barrios, ciudades y naciones plurales y adaptadas, en lugar de redes sociales con continuo grito de guerra.

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