“El puritanismo fue un sentimiento honorable y una moda noble. En otras palabras, un error de mucha consideración.” (G. K. Chesterton)
¡¡¡ Buenos días!!!
Muchas veces empezamos el día con
preguntas a las que solemos poner respuestas intuitivas, que no son siempre las
verdaderas soluciones y es que las buenas soluciones no son siempre evidentes. Las
grandes y profundas preguntas requieren respuestas integrales.
Ante los grandes problemas, se suele
pensar en soluciones que intuitivamente resolverán la parte más evidente y
visible. Lo vemos en los verdaderos especialistas en hacerlo, los políticos,
que usan aparentes soluciones para conseguir nuestro voto. Pero pronto nos
damos cuenta de que una buena solución no es sólo la que arregla un problema,
sino la que al menos lo mejora sin empeorar otros que ya estaban solucionados.
Lo podemos apreciar normalmente es esos asuntos que afectan a grandes grupos de
personas, muchas de esas soluciones tienden a generar consecuencias en las que
no se había reparado.
En estos últimos decenios nos estamos
moviendo con un cierto desencanto sobre los grandes ideales de pensamiento,
sistemas que a pesar de haber conseguido sus logros nos han mostrado también
sus limitaciones, a veces catastróficas. Pero en estos días el riesgo es que se
tiene un pensamiento fragmentado sobre la mayoría de las cosas, lo que nos hace
ir como un péndulo de una parte de los problemas a otra sin encontrar nunca
respuestas integrales, que sean capaces de construir algo sólido.
A nivel más personal nos sucede lo mismo,
no encontramos ese sueño por el que dejaríamos todo lo demás, por el que dejaríamos
todos los sucedáneos. No sabemos cómo conocerlo y tampoco dedicamos tiempo a
descubrirlo.
Si pensamos un poco en nuestra vida, en
cómo funciona, nos daremos cuenta de que tiene diversas dimensiones que están
comunicadas, no son compartimentos estancos. Y, todas se rigen por la misma
pregunta: ¿qué nos mueve a cada uno hacia delante?. Ya se que esa pregunta puede
variar un poco de persona a persona sin embargo en todas se encuentra en lo más
profundo de su ser. Es una pregunta que es, al mismo tiempo, una invitación, un
misterio que encierra más misterio y un salto al vacío. Ser valientes para
descubrir cuál es esa pregunta y, a la vez, ir respondiéndola a lo largo de la
vida es lo más temible y, a la vez, lo mejor que hay.
Recuerdo cuando aún era joven que mi
pregunta iba más o menos en saber ¿Qué se espera de mí en la vida?. Hoy ha
cambiado, o mejor dicho, he ido avanzando hacia la respuesta adecuada y lo que
ha sucedido es que han ido apareciendo otras que me dan vueltas a día de hoy. Lo
que continua igual es el lugar al que quiero llegar y las directrices que tengo
que seguir.
Y es que de lo que se trata no es el de
tener todas las respuestas, sino saber cómo descubrirlas. Si no fuera así, me
perdería constantemente, es como tener una caja de herramientas para ir usándolas
según sea el problema y así poco a poco al conocer mejor cada llave, cada
destornillador, llegas más tranquilo ante cualquier clase de problema.
Y ahora, de nuevo, otra pregunta: ¿De
qué serviría que nuestro camino fuera recto? ¿Qué aprenderíamos si no nos
equivocáramos?
Esta claro que vamos a cometer errores, que
tenemos muchas herramientas y aún no las conocemos todas, que nos iremos por el
camino equivocado y que sólo nos daremos cuenta cuando miremos hacia adelante y
no veamos en el horizonte el lugar al que queremos ir. Si en algún momento no veo,
no siento que me acerco, es que por ahí no es. Al final, sólo espero adivinarlo
en el horizonte en cada curva del camino.
No se trata de vivir nuestra vida a
tontas y a locas. No se trata de recorrer un camino dando palos de ciego. Se
trata de ir dando pequeños pasos, y en cada paso, saber que, lo que pensábamos
en un principio que iba a ser un camino recto, es una carretera llena de curvas
que nos llevará sin duda al lugar donde realmente deseamos.
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