“Nunca ha habido tan poca discusión sobre la naturaleza del hombre como ahora, cuando, por primera vez, cualquiera puede discutirla”. (G. K. Chesterton)
¡Buenos días!
Es normal que cada uno de nosotros nos
pongamos delante de la realidad y la veamos según nuestro punto de vista, y esa
forma de verla es la que nos guía durante nuestras conversaciones o nuestros
comentarios en las redes sociales y, queramos o no, eso va a condicionar
nuestra forma de ser y una parte importante de nuestros pensamientos. Podemos tener
un punto de vista basado en algunas ideologías que por clasificar a las
personas y dividirlas según su pensamiento político o religioso, no sea el mejor punto de vista. Es posible
también que nuestros afectos y obsesiones nos hagan mirar la realidad de una
forma sesgada.
Se puede ver la realidad de distintas
formas, parece claro, pero nosotros como cualquiera de los mortales tenemos la
nuestra, la que nos hace particulares y que no es otra, como comenté ayer, de verla desde el punto de vista de la misericordia. Y esa mirada nos hace ver a
las personas más allá de las modas y de las clases. Sabemos reconocer que la
dignidad humana tiene un valor crucial y que nos afecta el dolor ajeno, una
mirada que no sé queda parada y que nos lleva a movernos y a actuar.
Eso sí, hay que aprender a entrenar la
vista. Hay que afinar la mirada. Hay que pararse, cambiar de perspectiva, escuchar
cada palabra y estar atento a los gestos de los demás, percibir el silencio y
saber mirar más allá.
Sólo así nos daremos cuenta de cómo
actuar y entender la realidad y, tal vez descubramos de donde nos llega esa habilidad.
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