“El moderno escritor no sabe lo que piensa y supone que lo averiguará si habla de cómo se siente.” (G. K. Chesterton)
¡Buenos días!
Nos encontramos desde hace tiempo con
acontecimientos que nos persiguen y con los que tenemos que posicionarnos, nos
los encontramos en todos los lugares, medios de comunicación y redes sociales
que surgen continuamente en nuestras tertulias. Las guerras que tenemos activas
ahora mismo son uno de ellos y posiblemente el más doloroso, y ante el que
tenemos que tomar posición.
Sin duda en el que más nos cuesta tener
una postura clara es lo que se vive en Tierra Santa, cuesta mucho analizar todo
lo que sucede allí y sus consecuencias, sin embargo, existe un criterio que
suele ser claro y a la vez más profundo de entre los que nos podemos encontrar cuando
buscamos las respuestas.
Lo que pretendo decir es que tenemos que
mirar el problema desde la misericordia. Esa misericordia que se compadece y
que sufre por todas las personas que padecen en este mundo y que no hace
distinciones entre ellas ni por supuesto sigue unos criterios políticos,
económicos ni ideológicos. Esa misma misericordia que nos indica que toda vida
humana vale, por lo que una guerra no debe ser la solución para ningún
conflicto. Pues bien, es sufrir con el que sufre, todo lo demás, aunque
necesario, es política.
Hablar del problema de Tierra Santa, es
recordar un lugar donde las religiones tienen una gran importancia, tienen un
peso específico en el problema y que, por lo tanto, nosotros como cristianos al
saber que todos somos hijos de Dios debemos verlo como una relación amorosa, que
nos dice que el enemigo por muy distinto y malvado que pueda llegar a ser se
convierte automáticamente en hermano. Al fin y al cabo, nuestra posición es la
de la fraternidad, y para que esto sea posible es preciso comprender que
nuestra propuesta pasa por vivir todos como hijos de un mismo Dios. Pero de un
Dios que es amor y que padece por el sufrimiento de cada uno de sus hijos.
Es así de sencillo, de un Dios que es
Amor, pero también es así de complicado.
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