miércoles, 17 de abril de 2024

¡Buenos días! ¿Exagero?

     “Antes de condenar algo hay que comprenderlo”. (G. K. Chesterton)

¡Buenos días!

Uno de los objetivos con los que solemos empezar el día es el de ser libres, alcanzar esa libertad que nos permita vivir sin restricciones. Esperamos cada mañana que una determinada persona, una determinada circunstancia, un determinado problema no nos impida ser libres. Nos podemos pasar el día quejándonos de esa circunstancia, de esa persona, de ese problema.

Sin embargo, esa forma de entender la libertad es limitada. El planteamiento de base es falso. Tenemos que entender que la libertad perfecta a pesar de todos esos inconvenientes es accesible, pues no depende de condiciones externas, sino que brota de nuestro interior.

Para ser realmente libre debemos tener una inclinación hacia lo real. Aceptar la vida tal como es, a mí mismo tal como soy. Nos daremos cuenta de que con bastante frecuencia lo que está limitando mi libertad no es, de hecho, lo real, sino mi idea de cómo debería ser lo real. Son estas ideas las que me encierran en mí mismo y encerrado no se puede ser libre, mientras que aceptar lo real me abre a todo el un mundo real y verdadero.

Ver, juzgar y actuar es un instrumento que tenemos que utilizar en todo momento para poder elegir libremente. Ya sé que puede resultarnos más fácil dejarnos llevar por lo que nos llega por otros medios y que tengamos miedo de poder ser etiquetados como contrarios al llamado progresismo que campa a sus anchas por todas partes.

Pero ¿somos realmente libres aceptando todo lo que se nos propone? ¿Exagero si digo? que no hemos recapacitado mucho sobre cambiar de pareja cuantas veces se me ocurra, o sobre decidir si tengo el hijo concebido o lo mato antes de nacer, o sobre elegir el sexo que se me ocurra, negando el biológico, o sobre el derecho a vivir sin trabajar, o sobre el derecho a ocupar por la fuerza propiedades ajenas, o sobre el derecho a inventarse y enseñar una nueva historia de España, el derecho a proponer juegos eróticos a los niños, el derecho a enseñar a la gente joven a usar los métodos anticonceptivos para que gocen sin freno ni responsabilidad del sexo en todas sus variantes, etc. etc.

¿De verdad nos hemos puesto a pensar tranquilamente sobre todo lo anterior? si lo hemos hecho, y estamos de acuerdo, deberíamos seguir pensando el por qué vivimos en una sociedad con más viejos que niños, en una sociedad empeñada en suicidarse mientras pierde el tiempo contemplando el teléfono móvil, la pantalla del televisor o cualquier escena pornográfica. ¿Exagero?

Ya sé que se me puede contestar que estamos avanzando en conocimiento, en creación de alta tecnología, en PIB, en esperanza de vida, pero, aunque sea verdad, nada de esto elimina todo lo negativo que he señalado antes y que se nos trata de ocultar.

Cualquier momento es bueno para que examinemos con nuestra razón, todos esos nuevos “derechos” que están apareciendo, y no lo hacemos porque hemos llegado a la conclusión de que no vamos a poder detener esa tendencia. No creemos que detener esa tendencia está en nuestras y en nuestra voluntad.

Nos quejamos de los políticos, de la economía, del ayuntamiento, etc. etc. Pero la realidad es que podríamos alzar nuestra voz en contra y nos podríamos hacer oír. La verdadera cuestión es que solo sabemos quejarnos, pero aportar, lo que se dice aportar, aportamos poco.

Muchas veces da la impresión de que solo deseamos que las cosas funcionen un regular, pero tenemos una vida, solo una, y hay que llenarla de contenido, de proyectos, de ideas, de ilusiones, aunque nos cueste trabajo hacerlo.

Al final los que controlan el mundo son personas como nosotros, es verdad que a lo mejor tratan de enriquecerse a nuestra costa, de imponernos sus ideas y que utilizan cualquier medio para que no les creemos problemas. Pues por eso, nos tenemos que hacer presentes con nuevas ideas y nuevos proyectos que muestren que se puede construir un mundo nuevo y diferente, un mundo más humano en el que no entren los aprovechados ni los que piensan que sobran millones de personas a las que hay que eliminar ya sea no dejándolos nacer o aplicándoles la eutanasia sin son viejos.

No nos podemos dejar engañar por más tiempo por los medios de comunicación que están al servicio de las élites políticas y económicas, abramos nuestros ojos. Tenemos crueles guerras que no cesan de provocar muerte y destrucción, ¿ A dónde queremos llegar?

Pienso que aún estamos a tiempo de reaccionar, de tomar las riendas de nuestras vidas, de usar nuestra voluntad para buscar la verdad y la justicia, de no aceptar las sugerencias de los aprovechados de turno que nos quiere obedientes a los que mandan, sometidos a los amos del dinero…

 

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