“El hombre es superior a todo lo que le rodea, pero está a su merced” (G. K. Chesterton)
¡Buenos días!
Siguiendo un poco con lo de ayer, solo
me quedaría añadir que tener una visión de la realidad sin haberla visto no me
parece un buen sistema, es como ver una cosa sin mirarla y defenderla con los
ojos cerrados.
Si recordáis el ejemplo de ayer, se
trataría de llevar siempre las gafas con la forma de un triángulo y no querer quitárselas,
con lo que todo se vería enmarcado en un triángulo, o sea todo, desde como se
ve el mercado económico, la lucha de clases, el racismo… Este hombre que no se
quiere quitar las gafas ni cambiar su posición para ver, el cilindro de ayer,
desde otra perspectiva estaría seguramente atrapado en esta posición y por lo
tanto será muy complicado convencerle de su error, él, por pereza intelectual,
no puede ver otra cosa y no la verá mientras siga con esas gafas puestas.
Estamos en una época llena de
ideologías, y eso pone las cosas muy difíciles. No es nada fácil conseguir que
una ideología se atreva por un momento a quitarse sus gafas, pues hace falta
mucha paciencia y mucho amor para que pueda empezar a escuchar nuestros argumentos.
La cuestión es que si queremos enseñar
la verdad no es necesario ir con ella por delante, sino intentar que se puedan
mover de su posición para que tengan varias perspectivas y así después poder sacar
juntos nuestras conclusiones mirando las cosas desde distintos lugares.
Un buen lugar desde el que poder
comenzar es reconocer que la verdad de la vida es mucho más grande que
nosotros, que se encuentra por encima de nuestra capacidad, de la amplitud de
nuestro horizonte. Es mucho más.
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