martes, 2 de abril de 2024

¡Buenos días! ¿Qué hacemos tan tranquilos?

     “No se puede tener una granja familiar sin una familia”. (G. K. Chesterton) 

    ¡Buenos días!

No sé ya cuántos casos de corrupción llevamos en la política española, pero sí que sé que no hay forma de que nuestros políticos se conformen solo con administrar los bienes públicos sin beneficiarse de ellos. Los españoles estamos sufriendo una falta de memoria general ante los innumerables casos. Son casos que afectan a todas las formaciones políticas, no tenemos ningún partido político, que sea un poco relevante, que no haya tenido ningún caso y, lo que me preocupa es esa sensación que me rodea de que existe tal grado de impunidad que no se tiene ningún miedo a seguir con las corruptelas.

Lo curioso del caso es que los partidos políticos siguen como si nada, incluso en aquellos casos en que salen beneficiados ya sea económica o electoralmente. Lo normal, debería ser de que si se hacen trampas se les priva de los beneficios conseguidos. Pero sucede lo contrario, en la política española se sanciona al peón, pero se salva toda la cuota de poder que se ha adquirido por medios ilegales. Parece claro que el beneficio que se consigue compensa el posible riesgo. Sucede también que el enorme poder propagandístico de los grandes partidos, con poderosos socios en los medios de comunicación, es capaz de convertir el vicio en virtud presentando el pecado propio como mal menor o como mal ajeno.

Tampoco se intenta solucionar el tema de esta degradación de la política con el orden jurídico, ya que este se basa para tomar sus decisiones en la lógica de las mayorías parlamentarias para determinar la verdad y la justicia, y este se elige principio rector de la vida política, por eso se ha convertido la soberanía en un fin en sí misma.

Si recordamos aquello de “no hay árbol bueno que pueda dar fruto malo, ni árbol malo que pueda dar fruto bueno” nos encontramos ante un problema de difícil. Cuando no se respeta la dignidad de la vida, el primero de los derechos humanos, se generalizan la injusticia, el abuso o la arbitrariedad en la vida política en una relación causa y efecto. Y es que una democracia sin valores degenera siempre en totalitarismo.  

Según mi opinión se tiene que asumir la conveniencia de un equilibrio entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Es preferible que un poder mantenga límites en otras esferas de competencia, para que la ley justa sea soberana frente a la voluntad arbitraria de los hombres. De lo que se trata es de evitar el poder absoluto del gobierno con unos límites jurídicos e institucionales, evitando así el absolutismo en la ley con límites en el orden moral. Por eso, según mi forma de pensar, la simple división de poderes nunca será suficiente. Muchas veces falta lo uno y lo otro. ¿Qué nos esta pasando en España? Pues que el poder legislativo elige al poder ejecutivo, y ambos poderes determinan la composición del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional.

Al final, nos guste más o menos, la realidad nos muestra que una crisis moral es el origen de una crisis política. Es verdad que el riesgo de una concepción totalitaria del mundo prácticamente ha desaparecido, sin embargo, existe ahora un riesgo de una unión entre democracia y relativismo ético y esto es un problema serio. Si estamos de acuerdo con todo lo anterior, ¿qué hacemos tan tranquilos?

En fin, solo quiero recordar que la moral se debe basar en la verdad y que por medio de ella llegamos a la auténtica libertad y, si esto es así para cada uno de nosotros, también lo será para nuestra sociedad y para su desarrollo.

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