jueves, 21 de noviembre de 2019

Jueves 21 de noviembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton).  

Buenos Días: Empezamos este jueves, como debe ser normal un 21 de noviembre, con frío, 9,8 grados en el balcón. Con el sol adivinándose en el horizonte y con la esperanza que nos acompañe hasta las 17:43 horas, vamos a intentar que este sea un día inolvidable.
Con el frío vuelve el café de media tarde, y con él, otra oportunidad para la charla y la conversación, así que, ayer tuve la ocasión de aclarar un poco más algunos aspectos del ultimo “Buenos Días” que, parece ser, tiene algunas cosas por esclarecer.
Me comentaban en la conversación que no es fácil encontrar la verdad de las cosas pues cada uno de nosotros puede tener una “verdad”, su “verdad”. Pero claro, para que esto suceda se tiene que pensar que el ser humano es la máxima autoridad que existe, que no tenemos que responder ante nadie superior a nosotros y que en consecuencia no existen reglas generales, por lo que deben existir una gran variedad de posiciones sobre un tema todas ellas legítimas e igualmente válidas.
Es decir, no hay una “verdad” objetiva, el Bien y el Mal son intercambiables, como vemos en tantos casos. Se trataría de vivir nuestra vida sin obligaciones y gozar sin trabas. Pero, todo esto tiene un gran problema, como mi libertad choca con la libertad de los demás, en muy poco tiempo se acaban imponiendo las leyes de los más fuertes y las tiranías totalitarias, como hemos visto, también, tantas veces.
Lo que significa, si pensamos un poco, que la idea que hace nacer mis derechos de las leyes que nos dictamos, deja al individuo sin defensa frente a los posibles abusos del Estado. Y si hay dinero por medio, tonto soy si no lo reparto con quien me de la gana o me lo apropio, como hemos visto en Andalucía con el dinero destinado a los parados.
En cambio, para mucha gente, entre la que me incluyo, existe una moral original que permite al hombre discernir mediante la razón lo que son el bien y el mal, la verdad y la mentira. El primer principio ético con el que nos encontramos es el de que hay que hacer el bien y evitar el mal. ¿Pero cómo distinguir el bien del mal? Esta es una respuesta que no la tiene clara mucha gente.
La dignidad de la persona o sea la dignidad humana exige que se tenga una fidelidad a unos principios fundamentales de la naturaleza, unos principios que sean comprensibles por la razón. Pero esto es algo que mucha gente, la rechazar la Ley Natural y una parte de la Declaración de los Derechos Humanos, no pueden aceptar.
Ello no significa, ni mucho menos, que siguiendo la Ley Natural vayamos a ser perfectos ni que la sociedad será ideal, ni que no tengamos fallos y escándalos. Por el contrario, quien no tiene principios, quien no sabe distinguir el Bien del Mal, la Verdad y la Mentira, y si lo saben, todavía peor, son capaces de hacer leyes olvidándose del derecho a la vida o declaraciones olvidándose del derecho de los padres a educar a sus hijos según sus propias convicciones.

Feliz Día.

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