sábado, 9 de noviembre de 2019

Sábado 9 de noviembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton). 

La temperatura a estas horas en las que empiezo a escribir este “Buenos Días” vuelve a estar por debajo de los 15 grados. 13,7 es lo que leo en el termómetro que me dice qué temperatura hace en el exterior. Veo por la ventana que en cuanto el sol aparezca a las 07:37 horas va a poner las “cosas en su sitio”, subirá la temperatura seguro, al menos hasta las 17:52 horas en que nos abandonara el sol. Hoy no solo es el día de reflexión si no que además se celebra la fiesta de Nuestra Señora de la Almudena, disfrutémoslo como se merece.
Mañana nos toca votar, hoy nos toca reflexionar, y es interesante que nos digan y que nos den un día para que pensemos lo que vamos a hacer, y, es que votar no es como hacer un examen o una oposición en la que se nos presenta una especie de cuestionario en el que se nos formulan una serie de cuestiones a las que hay que responder con una simple señal de verdadero o falso.  No se le pide al examinando que redacte ningún razonamiento que apoye su decisión de considerar la verdad o falsedad del enunciado. Para el examinador basta con el número total de aciertos que le facilitará el ordenador.
Pero el acto de votar es muy distinto, es razonar y argumentar acerca de la verdad o falsedad de unas propuestas y para esto se necesita cierto entrenamiento en la tarea de pensar, de discurrir, de reflexionar. Aquello de votar sin pensar y estar dispuestos a aceptar lo que nos digan los medios de comunicación, las consignas del partido, las pancartas que podemos leer estos días o los carteles electorales, debería de dejar de estar vigente en nuestra sociedad a la hora de votar. Deberíamos utilizar la cabeza para distinguir la verdad de la mentira.  
Me estoy dando cuenta que las ideas y consignas que circulan por ahí estos días se aceptan si se presentan con la etiqueta de progresistas y se rechazan si son etiquetadas de conservadoras, tradicionales o religiosas, sin más examen para distinguir lo verdadero de lo falso, pues tal cosa exigiría pensar y esto es peligroso para los que buscan adhesiones inquebrantables, seguidores sumisos y fieles votantes.
Creo que de una forma un tanto pesimista aceptamos una “vida real” que nos dan prefabricada, con la socorrida frase “estamos en otro tiempo” que parece justificar, por ejemplo, que la familia no es lo que era, que ahora hay diversos tipos de familia, aunque más bien lo que ocurre es que todo se disuelve: hay más parejas que matrimonios o se habla más de “mi pareja” que de mi esposo o esposa. Lo bueno y lo malo, el bien y el mal, no tienen consistencia permanente, depende de lo que opine la cambiante mayoría que vamos a elegir mañana y de lo que legislen los políticos que saldrán de las urnas. Nos limitamos a vivir las sensaciones que circulan a nuestro alrededor y a esto lo llamamos realidad, sin aceptar que existan otras realidades a la podríamos llegar si nos preguntáramos como hacia por ejemplo Kant: ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer?, ¿qué me cabe esperar?, ¿qué es el hombre?
Nos dicen que solo nos cabe buscar el placer, disfrutar y consumir. No es nuevo aquello de «comamos y bebamos que mañana moriremos». ¿Es esto verdadero o falso? Hay que pensarlo con todo cuidado, pues nos jugamos mucho en nuestra respuesta. Si no puedo esperar más que la muerte ¿qué sentido tiene la vida? ¿Verdadero o falso?
¿Tengo algo que hacer y decidir por mí mismo? ¿Tendré que dar cuenta de mi vida, de mis acciones, de mis omisiones? ¿Qué son los demás para mí?
Responder a tantos interrogantes es más duro y complicado que poner la “V” de verdadero o la “F “ de falso en un cuestionario, exige aprender a pensar, cosa que no se enseña en nuestro más que mejorable sistema de enseñanza.
Descartes decía «pienso, luego existo», que me lleva a la conclusión que quien no piensa puede que no exista. Siguiendo esta línea leí hace tiempo una pintada que decía: “Pienso, luego estorbo”. Posiblemente, si pensamos, estorbemos a los que se empeñan en manipularnos.
Pensemos hoy, para no votar mañana manipulados.

Feliz Día. 

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