miércoles, 13 de noviembre de 2019

Miércoles 13 de noviembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton). 

Buenos Días: en la fiesta de san Leandro parece que nos va a costar un poco ver el sol, de momento a las 07:41 horas no a sido posible, espero que hasta las 17:49 horas tengamos tiempo de poderlo disfrutar.
Cuando era joven, recuerdo que, antes de comenzar a tratar o discutir cualquier tema nos gustaba aclarar que era lo que entendíamos por tal palabra cada uno de nosotros, y recuerdo que era muy importante para que la discusión avanzase y llegase a ser productiva. Digo todo esto porque es lo que voy a hacer ahora.   
Hace días que estoy oyendo y leyendo, sobre todo ayer, como se utiliza sin hacer ninguna aclaración más la palabra; “progresista”, “gobierno progresista” o “ideas progresistas”. Frases o palabras que sin una aclaración dicen muy pocas cosas salvo que se falsifiquen su significado y se altere su concepto.  
Según mi opinión, por progresista entiendo una persona que está a favor del avance de la humanidad, es decir que está a favor de la promoción y del respeto a los derechos humanos. También entiendo que retrógrado es quien no respeta o combate estos derechos. Me parece una precisión importante.
Como cristiano que soy me gustaría saber porqué, ya que soy un decidido partidario de los derechos humanos, por definición soy reaccionario o carca y no progresista. Y si me estáis diciendo que el progresismo consiste, como oigo constantemente, en defender el aborto, la eutanasia, el divorcio exprés, la ideología de género y todas las formas de familia menos la natural, pensaré, por no emplear ninguna expresión hiriente, que mi interlocutor o no se ha leído la Declaración de Derechos Humanos o no le sobra el sentido común.
Últimamente veo que entre el relativismo moral tan de moda y la disciplina de partido, resulta que es un grupo muy reducido de personas, determinan lo que está bien y lo que está mal, y es a ellos, quienes presuntamente hablan en nombre de la mayoría que les vota, quienes deciden cuáles son los valores que hay que aplicar.
Precisamente porque siempre trato de defender los derechos humanos, pienso que es intolerable y claramente totalitario que se trate de interpretar la Declaración de Derechos Humanos como se quiera, incluso dando una bofetada a la gramática y al sentido común.
Por eso no me gusta que me vengan diciendo, por ejemplo, que el aborto es un derecho. No lo es ni para el hijo que no nace ni para quien participa en él. Por ello pienso que sus defensores no pueden denominarse progresistas pues consideran que la vida humana no tiene valor.
Lo mismo creo de quienes se declaran de hecho a favor de los terroristas contra las victimas, como algunos partidos o políticos que se van a sentar en el Congreso, no pueden ser progresistas, son retrógrados porque van en contra de los Derechos Humanos.
Lo tengo que volver a decir, mi ideal político es la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU. En efecto, como cristiano, no puedo amar a mi prójimo si no empiezo por respetarle. Por ello lo que tengo que decir es que podéis tener las ideas políticas que os dé la gana, siempre que respetéis y defendáis los derechos humanos. Con el paso del tiempo cada día estoy más convencido no sólo de la verdad, sino también de lo acertado de este consejo.
Y, por supuesto, la persona, sindicato, partido o grupo religioso que no se proponga defender los derechos humanos que no cuente conmigo, mejor dicho que cuente que me va a tener enfrente.

Feliz Día.

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