martes, 7 de noviembre de 2023

¡¡¡Buenos días!!! ¡Feliz martes!

 “Por qué es educado ser impío pero impío ser descortés”. (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!!

No he podido averiguar el motivo, pero esta mañana me he levantado pensando en el tema del amor y los errores que cometemos al querer y ser queridos. Tengo pocas dudas de que necesito amar, todos lo necesitamos y queremos que nos amen, sin embargo, nos equivocamos muchas veces o al menos yo lo hago.

Cuando observo a mi alrededor veo que la cantidad de desamor es preocupante. Y, me surge la pregunta; ¿qué pasará cuando sean muchas las personas que no se hayan sentido queridas nunca? Es verdad que también veo amor y a personas que se sienten queridas. Pero, no veo que se esté cultivando ese terreno, o lo trabajamos o no vamos a sacar nada de ahí. Existen demasiados enemigos del auténtico amor para que confiemos en que sin un poco de ayuda pueda continuar existiendo.

No voy a enumerar todos los tipos de situaciones, que veo, en las que encuentro muy difícil querer y ser querido, ni como están de desestructuras muchas familias o rotas e incluso la gran cantidad de personas que viven solas, muchas son esas situaciones.

Mientras todo esto sucede, nos encontramos con que estamos hechos para amar. Es lo que deseamos, lo que tenemos en nuestro ADN. No podemos ser verdaderamente humanos si no amamos, y tal vez este sea el motivo por el cual, a pesar de todos los avances tecnológicos y médicos, el mundo está tan deshumanizado, pues no sabe muy bien que significa amar y lo necesario que es.

No es tan fácil aclarar lo que es el amor, ya que nos encontramos con varias formas de entenderlo, por ejemplo, las dos formas más comunes que nos encontramos podrían ser el amor cristiano; al que muchos consideran demasiado angelical, descarnado y poco humano, pues se trata de dar sin recibir, y por otra parte nos encontramos con el eros que mirando a nuestro alrededor es el que más triunfa, se trata de ese amor vehemente y posesivo. Yo añadiría la amistad como una clase más de amor.

No hay que olvidar que el amor se trata de una emoción, un sentimiento que está al margen de la razón o de la voluntad. Algo que viene lo disfruto y desaparece. Si lo identificamos como el eros lo entenderemos como una pasión, un simple goce de nuestro cuerpo y que nada tiene que ver con nuestro espíritu o sea algo simplemente animal que solo está buscando utilizar al otro para quedárselo para sí, lo podría rebajar a un mero mercantilismo de ayuda mutua: mientras me sirvas, te aguanto.

Lo característico del amor, según mi parecer, es salir de uno mismo para enriquecer al amado, busca el bien del otro y así me alegra y enriquece, me hace feliz. Nada tiene que ver con el egoísmo, con el simple sentimiento. Hay un revoltijo entre esos amores que nombraba unas líneas atrás y que lo eleva, lo sube de nivel. No se trata solamente un salir de uno mismo, entregarse y solamente buscar el bien del amado; es también eros, disfrute, enriquecimiento. Para dar amor debemos, a su vez, recibirlo como un don. El amor verdadero nos va a enriquecer al igual que lo hará con el otro y además es paciente y lleno de esperanza pues sabe que acabará recibiéndolo.

Para hacer este tema más interesante si cabe los cristianos nos encontramos con ese: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas.» Todo lo anterior nos lo encontramos los cristianos en el evangelio y que nos viene a decir que el amor es el origen y el fin de todo. El amor es único: el divino y el humano.

Veamos pues, esto nos viene a decir que el amor implica a toda la persona, compromete cuerpo y alma, a los sentidos y a las emociones. Afecta al hombre entero. A diferencia del simple enamoramiento, de la mera pasión, el amor implica a toda la persona. Nos exige estar preparados por lo que debemos capacitarnos para amar. Exige estar preparado, debemos capacitarnos para amar, aprender el arte de amar.

Visto lo anterior resulta que no parece tan complicado, lo hemos leído hace un momento: “El amor es único: el divino y el humano” o sea, si amamos a Dios podemos decir que nos va a capacitar para querer a los demás. Ese amor a Dios nos va a llevar al próximo. Hay que creer en el amor. 

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