“La riqueza y el poder es lo que consideran respetable aquellos que no tienen otra cosa que respetar”. G. K. Chesterton)
¡¡¡Buenos días!!!
Hay un tema que he visto que me resulta
muy recurrente por las mañanas, me pregunto muchos días si realmente en el
mundo occidental las elecciones son libres. La pregunta, aunque recurrente no
deja por eso de ser retórica. ¿Cuándo votamos somos libres al elegir?
Parece a primera vista que nuestra
libertad es real, pero en cambio nuestra capacidad para ejercer nuestra
libertad no lo es tanto, ya que la capacidad de nuestra mente para conocer y
comprender todas las leyes y cuestiones que nos rodean no lo es tanto. Hay
quien insinúa que no tenemos capacidad para provocar nada pues somos una
consecuencia de todo lo que nos rodea, como puede ser nuestra infancia o los
factores medioambientales que nos rodean y que explican nuestro comportamiento.
Por lo que resulta que nuestras elecciones no son en realidad elecciones, son
consecuencias necesarias de situaciones previas.
Pero eso no impide constatar que las
decisiones que se toman en una misma situación no se limitan a responder de una
forma previsible. Tomamos decisiones a veces de forma impulsiva, otras las
meditamos con cuidado y, es verdad que a veces nos viene predeterminada por
alguna circunstancia especial. Tomamos muchas decisiones en función de lo que
los entendidos suelen llamar “necesidades electivas”, o sea en función del
deseo que pensamos que es más importante o prometedor por lo que hemos vivido,
por nuestra experiencia ya sea por nuestras alegrías o nuestras penas. Lo que
pienso es que no somos como las máquinas que respondemos automáticamente ya que
comprendemos significados y sobre todo porque somos capaces de ayudar a otras
personas con nuestras decisiones.
Si lo pensamos, nos daremos cuenta de
que tomamos nuestras decisiones por lo que conocemos y lo que amamos. Y, amamos
lo que nos satisface. Nuestra decisión se basa en lo que aparece ante nuestra
libertad como deseable, buscamos aquello que ya nos ha producido satisfacción,
buscamos lo que nos puede dar satisfacción. Resumiendo, deseamos.
Si queremos que nuestra respuesta a la
primera pregunta sea positiva, vamos a tener que ser irreductibles, es decir
personas que se muevan en la búsqueda de los significados, que sepan cooperar y
sobre todo personas que tengan los deseos bien educados.
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