¡¡¡Buenos días!!!
Estoy
viendo cada día como cada vez con más frecuencia se están tomando decisiones
con el corazón cuando se tienen que tomar con el cerebro. Ya sé que los
sentimientos son muy importantes, pero no tienen que ocupar el terreno de la
razón. Está claro que es bueno tener un gran corazón, siempre que no se dedique
a pensar en lugar de la cabeza.
Vemos
a muchas personas que son de la opinión de que dejarse llevar por los
sentimientos los hacen más sinceros y auténticos, y este es un malentendido muy
peligroso. Puede ser o no puede ser que sean más sinceros y auténticos, pero el
camino para buscar la verdad y la sinceridad nunca es el sentimiento.
Es
muy corriente que la gente piense que cuando uno está enfadado es cuando es
sincero de verdad. Y no hay nada más lejos de la realidad. Cuando uno está
enfadado dice precisamente lo que no piensa porque no piensa lo que dice. Echa
mano de lo primero que le viene a la mente y, si es posible, que sea lo que
más haga daño, porque el sentimiento se ha impuesto a la razón y decide por
ella sin pensar en las consecuencias.
Otro
falso dogma en esto de los sentimientos es la idea de que los sentimientos
tienen que salir. Una cosa es que se tenga que hablar de todo y otra muy
diferente es que se tenga que hacer en un estado sentimental determinado.
Hablar
de todo, sí, pero una vez se haya pasado el enojo, cuando haya paz y
tranquilidad. Entonces, sin enojos, sin levantar la voz, con mucho de respeto,
sin humillar y con espíritu autocrítico se puede y se aconseja vivamente hablar
de todo.
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