martes, 10 de enero de 2023

¡¡¡ Qué gran martes se nos presenta!!!

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Empezamos este día con la esperanza de que este sea un día especial. Veremos si nos aclaramos un poco y vemos con un poco de claridad por qué la idea de patria es un acto de voluntad que nos nace desde dentro y que nos lleva a ser sus servidores y no sus esclavos. Si comprendemos esto comprenderemos que el nacionalismo de derecha no se opone como podríamos pensar y a veces suponer al antipatriotismo de izquierda.

El que yo me considere un servidor de mi patria resulta tan extraño y sorprendente para un militante de izquierdas como a uno de derechas. Según cómo lo ven uno y otro, la nación no es la patria, es el Estado. Que yo me considere enamorado de mi tierra natal o adoptiva es un sentimiento que consigue que quiera servirla, ayudarla, hacerla más bella. Es ese el espíritu que genera el lugar de nacimiento, sus gentes y su territorio el que cuesta entender, se trata de un sentimiento que tiene que nacer desde dentro del mí hacia fuera no al contrario.

La izquierda sabe muy bien, en un momento dado, como servirse del Estado como de un aparato indispensable para controlar y vencer la resistencia de las personas porque sienten la obligación de estimar a su nación, por lo cual es tan nacionalista como lo pueda ser un nacionalista de derecha. Lo que se detesta de la idea de patria es que sea tan humana que solo se someta a la ley de la caridad. Tomemos nada más un ejemplo, el principio del reclutamiento obligatorio, es a mi manera de ver monstruoso y a la vez ridículo. Al decretar el reclutamiento obligatorio, se traiciona a la civilización y se inaugura el mundo totalitario. Desde el momento en que es necesario un decreto para que todos los ciudadanos pertenezcan en el Estado, ¿por qué no pertenecer a él por siempre jamás, desde el nacimiento hasta la muerte? He aquí por qué un antipatriota puede muy bien convertirse fanáticamente en nacionalista, sin dejar de ver en la patria más que una superstición peligrosa, capaz de limitar los derechos del Estado.

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