“Podemos creer lo que queramos. Somos responsables de aquello en que elegimos
creer.” (J.H. Newman)
Después del lío que hay
montado con la dimisión de la ministra de sanidad por plagio y del problema que
parece que también tiene Pedro Sánchez con el posible plagio de su tesis algo
hay que decir sobre todo esto.
Si nos vamos al diccionario de
la Real Academia de la Lengua veremos que nos dice; “1. tr. Copiar en lo
sustancial obras ajenas, dándolas como propias.”
A los que nos gusta lo medieval
sabemos que en aquellos siglos ser copiado o plagiado era un honor. Pues, que
alguien copie lo que yo he hecho implica que lo habré hecho bien y eso me debe
enorgullecer.
Aunque claro, en aquella época
el saber se consideraba un bien público, universal sin que tuviera importancia
lo que ahora se llaman derechos de autor, por ejemplo la mayoría de las obras románicas
no están firmadas.
Pero, claro, ahora las cosas
han cambiado, ya no se piensa igual, nos hemos hecho más egoístas y queremos
que se nos reconozca públicamente nuestros logros, todo esto ya empezó en el
renacimiento por lo que no es nuevo. Nos hemos convertido en unos defensores a ultranza
de los derechos de autor y sin embargo mucha gente en Twitter cuando algo le
gusta pulsa retuitear y en whatsapp se “reenvía”
sin añadir el nombre del autor o de donde procede.
No estoy diciendo que estoy a
favor de que en la universidad se plagie en una tesis pues esto es otra cosa,
es un examen, y en un examen no se debe copiar, lo que creo es que reproducir
las buenas ideas o las cosas positivas que nos encontramos en esta vida es más
bien enseñar y educar.
Feliz y Dulce Día.
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