“Podemos creer lo que queramos. Somos responsables de aquello en que elegimos
creer.” (J.H. Newman)
Supongo que a Encarna no le
debe sorprender el caos circulatorio, pues es una de las atracciones turísticas,
un desbarajuste circulatorio que les gusta y que esta unido a la imagen que
todos tenemos de Vietnam, junto con su exotismo y de una belleza natural solemne,
pero que sea Encarna la que nos lo cuente.
Lo que si que puede notar en
falta es, como os decía ayer, una democracia como a la que estamos
acostumbrados aquí, aunque en Vietnam también hay democracia, y posee algunos
de los vicios que también tiene la nuestra.
Por ejemplo, creo que también tendrán
el problema de la erótica del poder, o sea cuando alguien llega al poder le
coge gusto, porque manda. Es fácil que también sus políticos o gobernantes se
vayan convirtiendo en soberbios con el tiempo y que necesiten una dosis de
humildad para volver a la idea clásica del servicio público.
Ya se que desde aquí, desde
nuestro punto de vista o por lo menos del mío la democracia no se reduce a un
sistema político de gobierno, sino que se trata de una forma de vida, de educación,
de realización personal.
Si profundizamos sobre la
persona como un sujeto político nos encontramos en que en ella está el
fundamento de este salto hacia adelante, frente al cual se encuentran la
democracias, un fundamento que consiste en el derecho de todo ser humano de
vivir su vida en este mundo conforme a su conciencia en materia política.
El meollo del asunto tal vez
se encuentre en que la razón humana, como tal, es limitada, y por ello tiene
más posibilidades de equivocarse que de acertar. De aquí que cada persona deba
tener una actitud de “plaza abierta” al diálogo con el fin de acercarse más,
entre todos, a la verdad.
Feliz y Dulce Día.
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