miércoles, 5 de septiembre de 2018

Miércoles 5 de septiembre de 2018.

“Podemos creer lo que queramos. Somos responsables de aquello en que elegimos creer.” (J.H. Newman)


Ayer no termine de explicar o de mostrar cual debería ser el ámbito adecuado para la formación de verdaderos ciudadanos, y no lo hice porque no lo tenia del todo claro, aunque ahora me encuentro en la misma situación. 
Por lo que he podido leer, muchas personas creen que es la sociedad civil el lugar perfecto para ello. Pues, la sociedad civil es el lugar de la asociación libre y voluntaria, curiosamente la práctica denota que es en los grupos que se consideran parte de la sociedad civil donde los individuos desarrollan no sólo su sensibilidad ciudadana sino también la política, en el sentido más propio de la palabra.
Si analizamos un poco la cuestión nos daremos cuenta que lo público seduce al individuo privado no a través de los organismos estatales sino de los de la sociedad civil, que abre así una franja de gran densidad entre lo público y lo privado. La dicotomía empieza a resultar inadecuada para la realidad contemporánea.
La vivencia de pertenencia se aleja cada vez más del Estado para encajarse en la sociedad civil. En ésta se desvela un sentimiento de comunidad, de formar parte de algo junto con otros, de los placeres de la actividad conjunta lejos de la esclavitud del trabajo asalariado.
Incluso el sentido de la justicia, individual y social, se desarrolla en el ámbito de la sociedad civil. Porque, ser un buen ciudadano no tiene que ver con la cortesía, sino con la responsabilidad. De ahí que podamos afirmar con rotundidad que tan incívico es destrozar el mobiliario urbano como militar en organismos políticos con ambición de poder y beneficio personal. Ambas cosas agreden al sistema.
Necesitamos los tiempos y espacios para desarrollar el civismo en nosotros, individual y socialmente. El «equilibrio ecológico» de los sistemas democráticos pasa por reconocer y potenciar el papel de la sociedad civil en ellos. Cuando ésta es una verdadera escuela de ciudadanos, la calidad del sistema político mejora sin duda.

Feliz y Dulce Día.

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