lunes, 3 de septiembre de 2018

Lunes 3 de septiembre de 2018

“Podemos creer lo que queramos. Somos responsables de aquello en que elegimos creer.” (J.H. Newman) 


Ayer por la mañana estuvimos corriendo en la Vall d’Alcala y durante el almuerzo me fui dando cuenta que cada vez más hay más personas que defienden una idea equivocada y radical de la democracia que la equipara con el poderío mecánico de las mayorías. Pero eso, yo pienso que no es democracia sino tiranía de la mayoría.
Vamos a ver, si la mayoría de un pueblo desea la tiranía, es casi seguro que logrará implantarla, pero nunca tendrá derecho a hacerlo, creo yo, en el nombre de la libertad y de la democracia. Cada día vemos más ejemplos de la posibilidad de que la democracia sea destruida democráticamente por la voluntad de la mayoría de los ciudadanos. Y es que, si se cree que la mayoría siempre tiene razón, también la tendrá cuando opte por la tiranía.
Según mi parecer la democracia solo puede surgir allí donde los hombres aman la libertad, ¿Cómo puede surgir entonces una mayoría antidemocrática? Eso tal vez quiera decir que la democracia sería entonces, en cualquier caso, imposible.
Hay conceptos que tenemos que tener claros; no se puede destruir la libertad en nombre de la libertad. Si alguna vez una mayoría optara por la tiranía, no debería poder hacerlo en nombre de la democracia. Una cadena que nos inmoviliza no deja de serlo por muchos que sean quienes la reclamen.
Por muy felices y contentos que se sientan unos esclavos no dejan de ser esclavos, por eso entiendo que resistirse a la opresión de la mayoría nunca es antidemocrático. No es lícito utilizar la libertad de los más para abolir la libertad de todos.
Hay que tener muy claro cuando nos llamemos demócratas que la democracia no es la tiranía de la mayoría sino la defensa de la libertad de cada uno. El griterío de una muchedumbre de esclavos fanáticos no debe valer más que la voz de un hombre libre. Por lo demás, todos nosotros estamos de acuerdo en que la libertad es un valor fundamental, pero nada garantiza el buen uso que se haga de ella, salvo la moralidad y la responsabilidad.
Hay que tener siempre presente, y actuar en consecuencia, que la libertad no se identifica con el bien sino con la condición de la posibilidad del bien y del mal.
Mucho se puede hablar de la democracia, por lo que seguro que lo haremos.

Feliz y Dulce Día.

No hay comentarios: