“-El amanecer no está lejos- dijo
Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo
Aragon.”
“El señor de los anillos”.
J.R. Tolkien.
Veo por vuestros comentarios
que no estáis muy convencidos de lo que os dije el sábado, vamos a ver; pero
antes os diré que ahora hay una temperatura en mi balcón de 24,2 grados, el
otoño empieza caluroso, pero ya se le pasará.
La pretensión de alguna de vosotras de que no sólo
la veracidad, sino incluso la transparencia, tutelen siempre las relaciones
humanas y la organización de la sociedad es vista a menudo con recelo por
muchas personas, que suelen descalificarla como un ideal adecuado quizá para la
Madre Teresa de Calcuta, pero no para quienes vivimos en una sociedad tan
compleja como la nuestra. Con toda seguridad no habéis caído en la cuenta de
que la transparencia no sólo no está reñida con la discreción, sino que en
última instancia la exige.
Esa mezcla de transparencia y discreción se
advierte, por ejemplo, en los sistemas actuales para acceder a través de
Internet a nuestra cuenta bancaria: necesito que el sistema informático sea del
todo transparente para mí, pero pido también a mi banco que no haga público el
estado de mi cuenta corriente a otras personas, pues es cosa privada. Por el
contrario, todos tenemos derecho a conocer en qué invierten los gobernantes
nuestros impuestos, pues la transparencia en todos los actos de la
administración pública es uno de los requisitos esenciales de una sociedad democrática.
Como veis, la transparencia en el servicio público
se complementa con nuestro legítimo
derecho a nuestra privacidad. Cuando
cada año voy a hacer mi declaración de renta y en el banco me muestran todos
los ingresos sobre los que se me ha practicado la retención establecida, me
llevo la impresión de que Hacienda me ha hecho una radiografía sin previo
aviso. Afortunadamente no se hacen públicas las declaraciones a Hacienda, pues
eso sólo suscitaría envidias, agravios y rencores.
No hace falta ni es deseable que todos sepamos todo
de todos.
Feliz y Dulce Día.
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