¡Buenos días, corredores!
Supongo
que cada uno de nosotros corremos por un motivo, y es de suponer que no tiene porque
ser para todos el mismo y que cada uno lo hace por algo diferente al corredor
que tiene al lado.
No
habéis sentido nunca la curiosidad de saber el ¿Por qué de cada uno?
Hay
un motivo que siempre he encontrado interesante y que ha hecho que ese corredor
sea especial, y es que cuando me han respondido: ¡para sentirme libre! O ¡para
conocer la libertad! Me han cautivado.
Pensad
ahora que sois capaces de llegar solamente con vuestras piernas al mismo lugar
que llegan vuestros ojos, mirar al horizonte y saber que vais a conseguir
alcanzar lo que estáis contemplando.
Ante
vosotros un camino. Sabes que puedes echar a correr por él sin miedo a que te
lleve a ninguna parte. ¿10 km? O ¿20,
tal vez? Da igual.
Si
no tienes prisa, elegirás un ritmo lento y llegarás hasta donde quieras.
Formaras parte de un paisaje solo reservado a los intrépidos. Vas a conocer
sensaciones de auténtica libertad; ¡tú eres el dueño del tiempo, del espacio y
de tus límites!
El
éxtasis se consigue si el día es primaveral y ves salir el sol en el marjal. Imagínate
un cielo azul oscuro, ¡un sol que empiezas a notar suavemente en los brazos, el
olor del campo... Ábrete a los sentidos! ¡Disfruta! ¡Eres libre! Te sientes
poderoso integrado en la fuerza descomunal de una naturaleza floreciente.
Formas parte de ella. Tu plenitud de facultades te permite el milagro. No hay
nada que pueda contigo.
Hoy
no podremos, esta nublado, pero seguro que la sensación va a ser la misma.
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