¡Buenos días, amigos!
Ayer
no me quede del todo satisfecho, no creo que quedase claro el objetivo final
del bien común o al menos debería de haber aclarado un poco más que el
desarrollo de la persona y de la sociedad en la que vive no se reduce al simple
desarrollo económico. Para que ese desarrollo sea auténtico debe ser integral,
o sea, debe favorecer a todos los hombres y a todo hombre.
No
se puede pensar en desarrollo y asociarlo de una manera directa con un
crecimiento económico. No se debe, nos estaríamos equivocando. Si ahora miramos
la renta per cápita de los países, por lo general asociamos su desarrollo a una
renta per cápita más alta. Sin embargo, esto no es necesariamente así. Tener
más no siempre equivale a estar mejor.
Además,
no hace falta pensar mucho para llegar a la conclusión de que el crecimiento
indefinido es imposible. No podemos creer que la producción mundial puede
seguir creciendo todos los años hasta el fin de los tiempos con unos recursos
naturales que no son infinitos. Y menos cuando el crecimiento en la utilización
de estos recursos está siendo tan elevado a pesar de la mejora en la
productividad.
Qué
una sociedad tenga más entre todos no da por sentado que todos tengamos más,
puede suceder que haya un gran crecimiento económico y que además tengamos un
aumento de la pobreza. Tenemos que dejar atrás el crecimiento económico y
buscar propuestas de desarrollo económico que no solo sean posibles a largo
plazo, sino que además mejoren realmente a todas las personas.
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