“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton)
Ya está todo preparado para
empezar el sábado a pedalear, me voy a Roma en lo que parece un viaje más de un
cicloturista, pero es algo más. Resulta que este año vamos a ser muchos los
cristianos que vamos a llegar a Roma con motivo del Jubileo 2025.
Creo que debería de
explicar un poco de que se trata eso del Jubileo 2025, para hacerlo fácil y
sencillo podría decir que se trata de un año, este del 2025, de gracia, de
alegría y de perdón para los cristianos. No es una cosa nueva de hace unas décadas
ni una idea del papa Francisco, fue en el año 1300 cuando después de que muchos
cristianos fuesen a Roma a celebrar los centenarios del nacimiento de Cristo,
cuando el papa Bonifacio VII instituyo el Jubileo cada cien años, concediendo
el perdón de los pecados a aquellos que se acercaban a Roma.
Rápidamente, en el año
1342 fue el papa Clemente VI quien redujo el período a 50 años y el papa Juan
Pablo II lo dejó en los 25 años actuales, con la intención de que fuera más
fácil para un cristiano participar de un Jubileo.
Este año 2025 es por lo
tanto un año de Jubileo, de gracia, por tanto, de júbilo, y como podemos leer
en la convocatoria somos Peregrinos de Esperanza. Y esto bien merece una
explicación, pero tiempo habrá.
El Jubileo siempre
comienza con la apertura de la Puerta Santa. Esto tiene un significado
interesante, la puerta representa a Cristo. Cristo es la Puerta. Se habré la
Puerta para que podamos volver a casa. La primera vez fue el papa Martin V que
lo hizo en el año 1425 en San Juan de Letrán. Esa acción de ver la puerta
abierta significa que nos encontramos en un tiempo de regreso, cruzando la
puerta entramos en Cristo.
Existe una particularidad,
no es necesario acudir a Roma, ya que, durante todo el año, aquellas
comunidades que no puedan asistir a Roma pueden peregrinar a la iglesia que en su
diócesis se ha marcado como templo jubilar. Eso sí, hay que hacerlo en comunidad.
La característica de un
Jubileo es el perdón de los pecados, se puede obtener el don de la indulgencia,
el perdón de los pecados. A primera vista parece claro, según mi parecer hay
que hacer una aclaración pues con el Sacramento de la Confesión también se nos
perdonan los pecados, entonces ¿qué tiene de especial la indulgencia y el perdón
de los pecados en un Jubileo?
Ya lo aclararemos más
adelante pues van a ser un poco más de dos meses de pedaleo y tiempo habrá, de
momento, lo interesante es que el sábado me pongo en marcha.
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