¡Buenos días, amigos!
Una
cosa que parece que esta bastante clara es que todos buscamos en nuestra vida
la felicidad. Si entiendo esta igual a como lo hace la Real Academia de la
Lengua que se trata de un “Estado de grata satisfacción espiritual y física”.
La cosa parece que es más que evidente. ¿Quién de nosotros no desea esto? ¿Quién
no quiere estar satisfecho con su vida?
Hasta
aquí no he descubierto nada y todos sabemos que alcanzar la felicidad es un
camino difícil y que no todos lo vamos a conseguir. La mayoría de las religiones,
así como todas las ideologías nos dan caminos que pretenden ser los mejores
para llegar a ella. También lo hace tal como comentábamos el otro día la
doctrina economicista que también nos ofrece un camino de salvación, una senda
que recorrer para lograr esa ansiada felicidad. El bienestar es la clave de
este recorrido y en la medida que lo logremos la felicidad estará a nuestro
alcance.
Y
en el bienestar se puede encontrar la clave, si miro otra vez el diccionario me
encuentro con que se trata de: “vida holgada o abastecida de cuanto conduce a
pasarlo bien y con tranquilidad”. O sea que el bienestar se alcanza gracias a
que tenemos un abastecimiento de bienes que sea suficiente para tener esa vida
tranquila que nos permita pasarlo bien. ¿Es esto o no la base de la felicidad?
Cuando
nuestra sociedad nos dice que ese bienestar es el camino acertado para alcanzar
la felicidad, está diciéndonos que lo que tenemos que hacer para ser felices es
tener más cosas. Solamente así podremos incrementar nuestro bienestar ya que
este depende de aquello que tenemos. Esta creencia intenta lograr un deseo
infinito, como es la felicidad, con bienes y servicios que son finitos, con
aquello que tenemos o que podemos adquirir o disfrutar.
Sin
embargo, esa propuesta de la felicidad a través del bienestar es embaucadora.
Si bien un mínimo de bienestar es necesario para poder llevar una vida llena y
feliz, pues si no tenemos ni para comer, difícilmente vamos a poder tener una
vida espiritual y físicamente grata. Buscar la satisfacción solamente en tener
más cosas, resulta un esfuerzo perdido por dos motivos. El primero porque siempre vamos a poder tener
más y esto provoca una insatisfacción continua que nunca nos saciara.
El
otro tiene que ver con la vida espiritual. Encontrar el sentido de la vida,
sentirse a gusto con uno mismo, llevar una vida integrada entre lo que hacemos
y lo que pensamos, no puede lograrse con propiedades, con cosas, con
experiencias… Solamente se logra con un camino de interiorización que poco
tiene que ver con nuestras rentas y propiedades.
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