¡¡¡Muy buenos días, amigos!!!
Se
suele pensar que la economía no tiene espíritu, decimos que algo tan materialista
no lo puede tener, sin embargo, si considero que el espíritu es algo que no
tiene materia y que se encuentra en nuestro interior, y además nos lleva a actuar
de una forma u otra, entonces sí que se puede entender que puede influir en la
economía.
Todo
lo anterior viene a cuento por la relevancia que está tomando en nuestra
sociedad el economismo y para comprender esta tendencia se tiene que decidir si
pensamos que puede existir o no ese espíritu. Según la Real Academia por economicismo
entendemos el “criterio o doctrina que concede a los factores económicos
primacía sobre los de cualquier otra índole” y creo que es claro que esto se
da, no solo en muchas instituciones, sino en el interior de una gran cantidad
de personas que, con frecuencia de manera inconsciente, ponen la economía y sus
elementos por encima de cualquier otra variable.
Por
ello, tenemos que comprender esa espiritualidad ya que la economía ha pasado para
mucha gente de ser una ciencia económica con unos objetivos como cualquier
clase de ciencia para transformarse en un objetivo que asegura una salvación
para aquellos que la siguen y que les ofrece una manera de vivir que les debe
llegar a ese objetivo.
El éxito
que está teniendo hoy en día esa espiritualidad economicista se encuentra en
que no sigue los consejos de la mente sino de los corazones. El economicismo
tiene su credo, un credo que encanta a las personas y las seduce. No tiene la
necesidad de convencerlas siguiendo un proceso racional, sino que utiliza un
proceso emocional que consigue llegar a lo más profundo de las personas y
consigue que estas lleven un estilo de vida basado en las ansias de tener más
como la forma de alcanzar un bienestar material que no los puede llevar a otro
sitio que a la felicidad.
Ante
esa fuerza tan fuerte de la espiritualidad economicista no basta el esfuerzo de
pensar y razonar sobre los problemas que nos puede traer el modo de vida que se
basa en ella, sino que es necesario mostrar y deslumbrar con otras
espiritualidades que contribuyan realmente a una vida plena a las personas.
No va
a ser un trabajo fácil, pero se debe intentar.
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