“Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga
nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”.
(G. K. Chesterton).
A las 06:39
horas ha salido el sol y con él daremos por empezado este martes que,
estoy seguro, nos deparará buenos momentos. Después, a las 21:17 horas cuando empiece
la noche empezará a ser hora para repasarlo, y ver si ha sido un buen día, pero
hasta ese momento vamos a intentar que así sea.
Siempre he pensado que la política tiene como principal
finalidad buscar las mejores soluciones para el bien común, o sea, el bien de
los andaluces, de los extremeños, de los catalanes o de los gallegos, pero
tengo la impresión de que los gobernantes de cada parte de España lo que están
tratando es imponer sus ideas, sus intereses, su manera de ver la vida a todos
los que se hallen dentro de su ámbito de acción utilizando para ello los medios de adoctrinamiento que tengan a su
alcance.
En vez de colaboración entre las diversas formaciones
políticas para superar los problemas, parece que siempre tiene que haber
enfrentamiento, acoso al que piensa diferente al que se le coloca una etiqueta
o una marca como a los judíos bajo el nazismo, se le señala con algún adjetivo
denigratorio: facha, nazi, extrema derecha, franquista y otros por el estilo
buscando su destrucción.
La forma más efectiva de manipulación ya está
inventada: destruir las instituciones que sostienen al individuo, la familia,
la religión, la propiedad para dejarlo indefenso frente al poder.
La familia, a la vista está, ha sido casi
destruida, sus funciones van quedando en suspenso. Si no hay familia estable
los hijos es un estorbo, mejor no tenerlos utilizando todos lo medios posibles.
Si a pesar de todo hay familias con hijos, pues se evita que los eduquen en sus
propios valores, ya los educará el gobierno, de uno u otro color, para que sean
ciudadanos de este mundo tan moderno.
El problema que tiene este mundo tan moderno con la
religión es parecido, la religión es la relación del hombre con Dios y si se toma
en serio, puede poner en entredicho la validez de las ideas y valores que difunde
este mundo tan moderno, motivo por el cual se trata de vaciarla de contenido y
convencer a las personas de que los hombres somos nuestros propios dioses y que
no hay mas leyes que las que emanen del parlamento.
En esos parlamentos y ayuntamientos también se
decide sobre nuestro trabajo, sobre nuestras actividades, sobre nuestras
propiedades y tendremos que soportar las crisis que la mala administración de
los que nos gobiernan nos cause. Cada vez estamos más desamparados ante una
economía que no podemos controlar, ni nuestros políticos tampoco. ¿Qué impuestos
gravarán nuestros ingresos? ¿Qué ingresos podremos obtener? ¿Seguirán pagándose
las pensiones? ¿Qué futuro nos espera? ¿Seguirá existiendo la España de hoy?
¿Estaré equivocado? ¿Y las cosas van mejor de lo
que pienso? Difícil buscar la respuesta adecuada viendo como ese cáncer de la
política que es la vanidad se adueña, no solo de los políticos ganadores, si no
de alguna forma también de los que les han votado.
El problema tal vez se encuentre en las campañas
electorales, porque todos ya sabemos lo que conllevan: promesas electorales,
donaciones interesadas, adquisición de compromisos ocultos, negación partidista
de lo bueno que pueda tener el adversario, publicidad engañosa…
No existen en este mundo gobernantes perfectos. Lo
que existen son gobiernos mejores o peores. Ojo, porque quien prometa un gobernante
infalible miente. Pero me resulta tremendamente atractiva la idea de que el gobernante
no haya alcanzado el poder a fuerza de empeñarse en alcanzarlo. ¿No tenemos
todos, de una u otra forma, acaso esa misma experiencia personal? ¿No hemos
sido mejores guías cuando no pretendíamos serlo?
Me atrevo a soñarlo también para los políticos normales
¿no sería estupendo aspirar a un acceso al poder que no dependiera directamente
del pavoneo electoral?
Feliz Día.
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