jueves, 30 de mayo de 2019

Jueves 30 de mayo de 2019.

“Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G. K. Chesterton).  


Igual que todos los días, hoy también el sol nos alumbrará, aunque no suele repetir casi nunca el mismo horario, lo hace siempre con un objetivo, o bien aumentando su tiempo como ahora o reduciéndolo. Hoy desde las 06:38 horas hasta las 21:18.
Casi todos estamos convencidos de que en esta vida tenemos que hacer sacrificios; para correr una maratón necesito entrenar muchas horas, lo que no solo me afecta a mí sino que muchas veces también estoy de alguna manera vulnerando la “libertad” de algunas personas que tienen que hacer algún sacrificio para que yo pueda entrenar.
Este es un tema interesante si nos paramos un poco a reflexionar pues las personas no siempre podemos hacer lo que queramos en la vida y no veo nada malo en no hacerlo ni tampoco en pedir a la gente que haga algún sacrificio por una buena causa. Lo que quiero decir, es que siempre nos tropezaremos con otras personas que limitarán su libertad y viceversa.
La cuestión es qué motivo debemos tener para hacer sacrificios por los demás y limitar nuestra libertad.
Hay una visión muy extendida hoy en día que nos dice que la limitación de nuestra libertad no se debe basar en lo que es bueno para la sociedad, lo que es bueno para los demás o lo que es bueno para la persona involucrada. Nos dice que solo debemos limitar nuestra libertad, simplemente, porque alguien más impuso su voluntad por encima de la nuestra, ya sea un miembro de la familia con mayor fuerza de voluntad, una corporación más grande, un grupo de gobernantes políticos o incluso la mayor parte de la sociedad que votó en contra de nuestros valores e intereses.  El freno a la libertad no se vincula con el crecimiento de los demás como personas o con lo que es mejor para nuestra comunidad, sino que se basa en los intereses egoístas de otra persona, y ese no es un motivo suficiente para que tengamos que limitar nuestra libertad.
Sin embargo, el llamamiento para limitar nuestra libertad debe estar en un contexto más amplio. No hay duda que buscar el bien común requiere determinadas limitaciones de nuestra libertad. Nos olvidamos de nosotros mismos para hacer el bien a otra persona.  Pero esta limitación no se debe considerar como algo negativo.  Cuando nos ofrecemos al servicio de los demás hay que buscar una realización más profunda para nuestra vida, hay que entender que nuestro esfuerzo y sacrificio no sólo es un beneficio para los demás, sino que también es bueno para nosotros.
El ejemplo de unos padres con su hijo nos debería servir para comprenderlo, cuando una mujer atiende a su recién nacido y sufre la privación crónica del sueño durante varios meses, también descubre una realización más intensa en su vida dado que vive su vocación como madre. Ese sacrificio no es una bendición sólo para el recién nacido, si no que lo es para ella también. Los sacrificios no deben ser solamente limitantes sino que deben enriquecer nuestra vida permitiéndonos crecer como personas.

Feliz Día.

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