“Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga
nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”.
(G. K. Chesterton).
A las 06:49 horas el sol hará su aparición por el
horizonte, aunque desde bastante antes ya habremos adivinado su presencia, después,
hasta las 21:05 horas nos alumbrara en el que será un espléndido día.
Las Elecciones para la Comunidad Europea es un tema
que al menos para mí se me esta pasando por alto, no he dedicado prácticamente
nada de tiempo a ellas, y creo que es una lastima pues son importantes para ver
hacia donde nos dirigimos, y cuáles son las posibles diferencias entre los
países que pusieron tanta ilusión en esta histórica aventura.
No voy a repetir la historia de la formación de Europa
tal como la vemos ahora, pero hay que recordar y admitir que, en los últimos
siglos raras veces Europa dejó de estar en guerra. Y que la Unión Europea es un
factor importante en la pacificación del continente, pero aún sigue quedando
mucho por hacer, y que, intentar interrumpir o poner en discusión el proceso
europeo significa, de hecho, evocar fantasmas que ya habíamos olvidado.
Es interesante que no se nos olvide que los
ciudadanos y ciudadanas que fundaron Europa resistieron y sobrevivieron a las
dos grandes dictaduras del pasado siglo, que muchos de sus familiares murieron,
tanto al oeste como al este del continente, para que los valores que ponen a la
persona humana en el centro del proyecto social europeo fueran una realidad, no
solo a nivel nacional sino también supranacional.
Otra cosa que se nos olvida y que muchos de
nosotros no sabemos es que en 2012 la UE ganó el premio Nobel por su
contribución a la paz, a la reconciliación, a la democracia y a los derechos
humanos en Europa. El premio, según mi opinión, era más que merecido, pero no
olvidemos que estos 60 años de paz en Europa no han discurrido como un remanso
de tranquilidad.
Pues han sido años de confrontación ideológica, de
muchas decisiones que me atrevo a decir que contrarias a los derechos humanos,
intervenciones militares que violaban la autodeterminación de los pueblos. Sin
embargo, no se me debe olvidar que hemos vivido acontecimientos que supusieron
momentos para el despertar de muchas naciones y de transformación para la sociedad
europea.
Uno de ellos, sin duda, fue la caída del Muro de Berlín en 1989, que
fue un punto de inflexión en la historia del continente y de la comunidad europea,
poniéndola frente a sus responsabilidades, obligándola a abrirse para recibir a
los estados del antiguo bloque del este, facilitando así la recuperación y
difusión de los valores de la Europa libre.
Tengo que decir que todavía hoy, muchos en la
Europa occidental se preguntan si fue prudente aceptar tal ampliación. Lo
cierto es que aquello favoreció el nacimiento de una Europa que tiene que
respirar con dos pulmones. Por eso es necesario que ahora profundicemos en su
significado. La “casa común europea” necesita más que nunca ser el resultado de
ciudadanos fuertes en su identidad cultural, responsables de sus comunidades, y
al mismo tiempo conscientes de que la solidaridad con el resto de Europa es
esencial.
Nosotros no podemos retirarnos de nuestro deber de conseguir
una Europa mejor, tenemos una responsabilidad histórica respecto a su futuro, tenemos
que “repensar Europa”, creo que conviene en vísperas de las próximas elecciones,
pararnos a pensar lo que significa la construcción europea en la historia y el
lugar de Europa en el mundo. Tenemos que buscar una idea de Europa capaz de generar
un nuevo humanismo, fundado en nuestra gran capacidad de integrar, dialogar y
generar.
Para ello tenemos que ser conscientes que estamos
en medio de un largo proceso de construcción europea. Europa nos necesita, necesita
ahora ciudadanos y no solo habitantes. Europa es unión de pueblos y no solo de sus
instituciones. Y son los ciudadanos los que debemos ponernos en condiciones de
tomar parte en las decisiones y sentirnos protagonistas, sobre todo para
mejorar el proceso europeo ahora.
Por tanto, el momento actual requiere decisiones
políticas concretas por parte de nosotros, que no podemos limitarnos a ser
meros espectadores, sino personas preocupadas por el destino de nuestro
continente y por la paz que el proceso europeo ha garantizado en todo caso
hasta hoy.
Feliz Día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario